Algunas noches, cuando me quedo dormido
mi cama se desliza hacia Rusia;
y entonces me llevan hasta el barranco,
me llevan hasta el barranco a fusilarme.
Me despierto y en la oscuridad, desde la silla
donde reposan las cerillas y el reloj,
una esfera fluorescente
como un cañón fijo, me mira a los ojos.
Me cubro con las manos el pecho y el cuello,
ahora, ahora disparan sobre mí -
no me atrevo a apartar la mirada
de la pálida esfera de fuego.
Se paraliza el tic-tac del reloj
de mi aturdida conciencia,
pero nuevamente vuelvo a sentir
el amparo del afortunado exilio.
Sin embargo corazón, cómo hubieras deseado
que todo hubiera ocurrido de verdad:
Rusia, estrellas, noche de fusilamiento
y el barranco lleno de flores de aliso.
Vladimir Nabokov (San Petersburgo, 1899-Montreux, 1977)
Versión de Macarena Carvajal
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