Era una foto que tuve después de la guerra.
Una iglesia inglesa bombardeada. Yo era demasiado joven
para conocer la palabra "inglesa" o "guerra",
pero conocía la foto.
La ciudad en ruinas aún parecía aristocrática.
La catedral no era menos santa
porque le hubieran volado el techo. Los pájaros entraban y salían
de los agujeros que el puño de Dios había hecho en las paredes.
Todo nuestro deseo de amor o niños
es considerado una broma por el enemigo.
Yo sabía tanto, y de todos modos cantaba.
Como un pájaro que cantará hasta
que lo derriben. Cuando quitan
los árboles, el niño recoge una rama
y dice, esto es un árbol, esto es la casa
y la familia. Como querríamos nosotros. A través de una puerta
de lo que ha sido una casa, en un terreno
cubierto de escombros, camina un cordero solitario, con la cabeza
inclinada, husmeando, sin miedo, hambriento.
Linda Gregg (Suffern, 1942-Nueva York, 2019)
Versión de Jonio González
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