lunes, 30 de noviembre de 2020

antonia pozzi / dos poemas













Nostalgia

*

Hay una ventana entre las nubes:
podrías hundir
en los cúmulos rosas los brazos
y asomarte
de ese lado
al oro.
¿Quién te lo impide?
¿Por qué?
De ese lado está tu madre
–lo sabés–,
tu madre con el rostro tendido
que espera tu rostro.

~

Largo

*

Déjenme, dejen que yo sea
una cosa de nadie
por estas viejas calles
donde la noche se ahonda.

Déjenme, dejen que me pierda,
sombra en la sombra,
dos cálices mis ojos
que se elevan
hacia la última luz.

No me pregunten, no me pregunten
qué es lo que quiero,
qué es lo que soy,
si para mí en la multitud está el vacío
y el vacío es la arcana multitud
de mis fantasmas.
Y no busquen, no busquen
lo que busco
si el más pálido cielo
ilumina la puerta de esta iglesia
y me hace entrar.

No pregunten si rezo
y a quién rezo
y por qué rezo.

Entro solamente
para tener un respiro
y un banco y el silencio                
donde las cosas hablen hermanadas.
Porque soy una cosa,
una cosa de nadie
que vaga por las calles antiguas de su mundo,
dos cálices mis ojos
que se elevan
hacia la última luz.

*** 
Antonia Pozzi (Milán, 1912-1938)
Versiones de Macarena Balagué y Gabriel Caldirola

Fuente

/

Nostalgia

*

C’è una finestra in mezzo alle nubi:
potresti affondare
nei cumuli rosa le braccia
e affacciarti
di là
nell’oro.
Chi non ti lascia?
Perché?
Di là c’è tua madre
– lo sai –
tua madre col volto proteso
che aspetta il tuo volto.

~

Largo

*

O lasciate lasciate che io sia
una cosa di nessun
per queste vecchie strade
in cui la sera affonda –

O lasciate lasciate ch’io mi perda
ombra nell’ombra –
gli occhi
due coppe alzate
verso l’ultima luce –

E non chiedetemi – non chiedetemi
quello che voglio
e quello che sono
se per me nella folla è il vuoto
e nel vuoto l’arcana folla
dei miei fantasmi –
e non cercate – non cercate
quello ch’io cerco
se l’estremo pallore del cielo
m’illumina la porta di una chiesa
e mi sospinge a entrare –

Non domandatemi se prego
e chi prego
e perché prego –

Io entro soltanto
per avere un po’ di tregua
e una panca e il silenzio
in cui parlino le cose sorelle –
Poi ch’io sono una cosa –
una cosa di nessuno
che va per le vecchie vie del suo mondo –
gli occhi
due coppe alzate
verso l’ultima luce –

domingo, 29 de noviembre de 2020

jane hirshfield / la poeta









Ahora está trabajando, en una habitación
no distinta de esta
en la que yo escribo o tú lees.
Su mesa está cubierta de papel.
Una pantalla podría atenuar
la luz de la lámpara, disolviendo la potencia
de la única bombilla,
pero no; la ha quitado.
¿Sus poemas? Nunca los conoceré,
aunque son los que más necesito.
Ni siquiera puedo descifrar
el alfabeto en que escribe. Su silla...
Supongamos que es de cuero
o de lona, de plástico o de mimbre. Dejemos
que tenga una silla, su lámpara sin pantalla,
la mesa. Dejemos que en la habitación contigua
haya uno o dos a los que ama. Dejemos que la puerta
esté cerrada, que los que duermen estén sanos.
Dejemos que tenga tiempo, y silencio,
papel suficiente para equivocarse y continuar.

***
Jane Hirshfield (Nueva York, 1953)
Versión de Jonio González


/

The poet

*

She is working now, in a room
not unlike this one,
the one where I write, or you read.
Her table is covered with paper.
The light of the lamp would be
tempered by a shade, where the bulb's
single harshness might dissolve,
but it is not; she has taken it off.
Her poems? I will never know them,
though they are the ones I most need.
Even the alphabet she writes in
I cannot decipher. Her chair --
let us imagine whether it is leather
or canvas, vinyl or wicker. Let her
have a chair, her shadeless lamp,
the table. Let one or two she loves
be in the next room. Let the door
be closed, the sleeping ones healthy.
Let her have time, and silence,
enough paper to make mistakes and go on.

sábado, 28 de noviembre de 2020

paul eluard / libertad










En mi cuaderno de escolar
En mi pupitre y los árboles
En la arena y en la nieve
Escribo tu nombre

En las páginas leídas
En las páginas en blanco
Sangre papel o ceniza
Escribo tu nombre

En las estampas doradas
En las armas del guerrero
En la corona del rey
Escribo tu nombre

En la selva en el desierto
En el nido en las retamas
En el eco de mi infancia
Escribo tu nombre

En el fulgor de las noches
En el buen pan cotidiano
En la estación de las novias
Escribo tu nombre

En mis jirones de cielo
En el estanque sol verde
En el lago luna viva
Escribo tu nombre

En el lejano horizonte
En las alas de los pájaros
En el molino de sombras
Escribo tu nombre

En cada soplo del alba
En el mar en los navíos
En la montaña demente
Escribo tu nombre

En la espuma de las nubes
En el sudor del mal tiempo
En la lluvia espesa y tonta
Escribo tu nombre

En las formas centelleantes
En la esquila del color
En la certidumbre física
Escribo tu nombre

En los senderos abiertos
En las rutas desplegadas
En las plazas que desbordan
Escribo tu nombre

En el candil que se enciende
En el candil que se apaga
En mis moradas reunidas
Escribo tu nombre

En el fruto dividido
Del espejo y de mi cuarto
En mi caracol vacío
Escribo tu nombre

En mi can glotón y tierno
En sus orejas erguidas
En su pata contrahecha
Escribo tu nombre

En el umbral de mi puerta
En las cosas familiares
En el calor consagrado
Escribo tu nombre

En los cuerpos que concuerdan
En la faz de mis amigos
En las manos que se tienden
Escribo tu nombre

En el vidrio del asombro
En los labios espectantes
Por encima del silencio
Escribo tu nombre

En mis refugios destruidos
En mis faros derrumbados
En los muros de mi tedio
Escribo tu nombre

En la ausencia sin deseos
En la soledad desnuda
En las gradas de la muerte
Escribo tu nombre

En la salud recobrada
En el riesgo disipado
En la espera sin recuerdos
Escribo tu nombre

Y en virtud de una palabra
Vuelve a comenzar mi vida
Nací para conocerte
Y nombrarte
Libertad.

***
Paul Eluard (Saint Denis, 1895-1952)
Versión de Raúl Gustavo Aguirre

/

Liberté

*

Sur mes cahiers d’écolier
Sur mon pupitre et les arbres
Sur le sable de neige
J’écris ton nom

Sur les pages lues
Sur toutes les pages blanches
Pierre sang papier ou cendre
J’écris ton nom

Sur les images dorées
Sur les armes des guerriers
Sur la couronne des rois
J’écris ton nom

Sur la jungle et le désert
Sur les nids sur les genêts
Sur l’écho de mon enfance
J’écris ton nom

Sur les merveilles des nuits
Sur le pain blanc des journées
Sur les saisons fiancées
J’écris ton nom

Sur tous mes chiffons d’azur
Sur l’étang soleil moisi
Sur le lac lune vivante
J’écris ton nom

Sur les champs sur l’horizon
Sur les ailes des oiseaux
Et sur le moulin des ombres
J’écris ton nom

Sur chaque bouffée d’aurore
Sur la mer sur les bateaux
Sur la montagne démente
J’écris ton nom

Sur la mousse des nuages
Sur les sueurs de l’orage
Sur la pluie épaisse et fade
J’écris ton nom

Sur les formes scintillantes
Sur les cloches des couleurs
Sur la vérité physique
J’écris ton nom

Sur les sentiers éveillés
Sur les routes déployées
Sur les places qui débordent
J’écris ton nom

Sur la lampe qui s’allume
Sur la lampe qui s’éteint
Sur mes maisons réunies
J’écris ton nom

Sur le fruit coupé en deux
Du miroir et de ma chambre
Sur mon lit coquille vide
J’écris ton nom

Sur mon chien gourmand et tendre
Sur ses oreilles dressées
Sur sa patte maladroite
J’écris ton nom

Sur le tremplin de ma porte
Sur les objets familiers
Sur le flot du feu béni
J’écris ton nom

Sur toute chair accordée
Sur le front de mes amis
Sur chaque main qui se tend
J’écris ton nom

Sur la vitre des surprises
Sur les lèvres attendries
Bien au-dessus du silence
J’écris ton nom

Sur mes refuges détruits
Sur mes phares écroulés
Sur les murs de mon ennui
J’écris ton nom

Sur l’absence sans désir
Sur la solitude nue
Sur les marches de la mort
J’écris ton nom

Sur la santé revenue
Sur le risque disparu
Sur l’espoir sans souvenir
J’écris ton nom

Et par le pouvoir d’un mot
Je recommence ma vie
Je suis né pour te connaître
Pour te nommer
Liberté.

viernes, 27 de noviembre de 2020

lorenzo garcía vega / cuatro poemas











Oda

*

Mesiánica, vencedora de cristales, la noche regodea su sed de toques quedos. Aprestos de su nave surca la estrella alígera, en ondas de concierto vencidas de sueño. (Los pasos que insinúa la orquesta, no es clarín, son ritmos de mudanza el velo de tu cara desteñida) y en círculos presiento el rito de mis pasos –corredor de peldaño- arañando la nuca de la noche invadida. Hablemos de jinetes de entrecortados pasos, su lento galopar insinúa el tacto de la perdida esfinge portuaria. Su lento devaneo… -frío- recorre las callejas y la voz del amigo –punto- sigue su onda y onda en labios extinguidos. La Oda es brisa, copo, premura del ser en sus vacíos. ¿Vacíos? Nevar, agujero en sordina, en relámpago, acusa la vecina enseña de tus gestos. ¡La Oda quiso ser el pie de los jinetes que antaño remontaron lo alígero del sueño!

~

El calígrafo

*

Sobre el cuaderno, preciso, el calígrafo descorre su escritura. Ojo, en un remoto pasado, el dibujo trazó que ahora copia su manso. Ofrece el dibujo una imagen. Años atrás se ha desplomado la imagen. Sobre sus inertes elementos, en disposición, de ser inventariada. Mediodía, árbol inmutable. Pero con su ilusión de un eterno instante sólo copia, el calígrafo, la copia de lo copiado el día anterior.

~

Ilusión venida a menos

*

Para el texto estoy persiguiendo abetos y árboles encantados para el texto, como también para el texto la sutil e irónica sonrisa de un congelado vacío. Pero esto, esta labor, sólo llegaría a ser tangible si lograra alcanzar, yo, eso que es superficie de una sibilina astucia verbal.

~

Un mandala

*

Como que se encendió en un circo, pues tiene el esplendor falso de una luz neón. Me muerdo las uñas para ello, situado en la misma diagonal donde el pasado, por el lado de una madrugada, fracasó. Así que, también, me limpiaré de cualquier conjuro, pues sólo el viento, ya híbrido, deberá recorrerse.

***
Lorenzo García Vega (Jagüey Grande, 1926-Miami, 2012)

jueves, 26 de noviembre de 2020

amelia rosselli / de "la libélula"









La santidad de los santos padres era algo tan
mudable que yo decidí apartar cualquier duda
de mi cabeza por desgracia demasiado clara y dar
el salto hacia un adiós aún más arriesgado. Y fue
entonces
cuando la santa sede se tomó la molestia de saltar
los fosos, no sé cómo, pero me dejó alucinada.
Y fue entonces cuando los miserables despojos de
nuestros muertos
rimaron en el todo en un retumbar iracundo,
oh yo canto por las calles pero sólo el santo padre
sabe adónde conducirá todo esto. Y tú las santas
molestias llevarás de rosillas hasta ese confesor tuyo
y él te dará a ti esa bendita bendición
que yo desearía que fuese de pan y de aceite. Así que
como decíamos yo estaba tendida sobre la hierba
pútrida
y las canciones de amor sobrevolaban mi cabeza
aquejada de amor, y mascullaba tempestades y
plegarias, y todas las luces del santo padre estaban
encendidas. Sí, la santa sede mascullaba canciones
pueriles también ella y todos los automóviles de los
artistas más ricos eran acogidos dentro de sus muros;
oh desdén, ni siquiera el cauto examen de conciencia
logra
que podamos disimular nuestros más fangosos
defectos
como por ejemplo el desvarío de los manoseados
versos o el lagrimeo sobre los muros inclinados de
nuestras
ambiciones: colores aromáticos, de cera, remarcados
en el aromático establo de los gourmets. Pero ningún
odio preparo en mi cocina excepto
la cansada bestia oculta. Y si el mar que
fue aquella lejana bestia oculta me preguntara
qué ha sido de mi deseo desmesurado, le respondería
pero déjame tranquila, estoy más que harta de
tus demoras. Pero él sabe mejor que yo cuáles
son las virtudes del ser humano. Yo le digo que más
feliz es la tarántula en su propio jardín,
él me contesta pero tú no sabes capturar. Las riendas
se me escapan si no respeto el poder de la
racionalidad lo sé tú lo sabes lo saben algunos pero
de la misma manera la querida tienda de los
descontentos a veces
perfora también mis sueños. Y tú lo sabes. Y yo
lo sé pero todavía llevo a la vanguardia a cuestas
sobre mis hombros y ríe y escupe como una vieja
bruja, y ni siquiera sé dónde tengo que
coger el tranvía que acrecienta tus sueños,
y mis estrellas. Pero tú ves que yo también he perdido
la irisada gracia de quien sabe pasar por encima
de esas menudencias. Debo comer. Tú debes correr.
Yo debo levantarme. Tú debes correr con el rabo
colgando.
Yo me levanto, tú extiendes los brazos en un largo
penoso adiós, con la sonrisa rígida y forzada en
tu boca más bien poco atractiva. ¿Y qué es esa
luz de la verdad cuando ironizas? Nada más
que esa pobre prensa obtuviste de mi corazón herido.
Ya nunca sabré mirarte a la cara; lo que
deseaba decir se ha marchado por la ventana,
lo que tú eras era otro batallón contra el que
ya soy incapaz de enfrentarme; ¿entonces qué nueva
libertad
buscas entre las cansadas palabras? No la blanda
ternura
de quien está en casa bien protegido entre sus altas
paredes y piensa en sí mismo. No el cansado
descuido
del gigante que sabe que no puede rimar nada más
que dentro
del círculo cerrado de sus apesadumbrados conocidos;
la luz es un premio de Dios, y él prefirió venderla
antes que verla sucia entre las manos descuidadas.

***
Amelia Rosselli (París, 1930-Roma, 1996)
Versión de Esperanza Ortega Martínez

miércoles, 25 de noviembre de 2020

héctor hernández montecinos / dos poemas








La mente es sueño (el tiempo no existe)

*

Para no tener que escribir yo sueño
como al cerrar los ojos tendido en mi cama
como al abrirlos en el túnel del metro.
Soñar con la profundidad de que todo no existe
ni siquiera ustedes que ahora me oyen o creen hacerlo
mientras yo los contemplo desnudos
y hago memoria de unas fotografías mentales
que perecieron en un incendio también mental.
En el principio la luz era agua seca
cayendo desde el cielo e iluminando
la sequedad de los desiertos
y los huesos convertidos en leyendas.
Seguiré soñando
creeré en las montañas
de esos mapas en blanco
creeré en esos mares
que son silencio en estado líquido
creeré en esta mano
que escribe bajo mis ojos que no tienen donde ir
lo que significa que están muertos.
Este poema va y viene como la tinta
con que es escrito antes de congelarse bajo la lluvia
o derretirse sobre las piedras mayas
que he soñado en estos momentos
para probar la falta de gravedad de las palabras
aunque nadie haya leído el Popol Vuh en el espacio
o tal vez sí
pues es más barato enseñar
que la Tierra es cuadrada
y que las personas de otros países se llaman extranjeros.
La mera neta del planeta es que no
pensando en que la ebriedad no es un estado
sino un pequeño pueblito donde se inventó el alcohol
y todos sus sinónimos
y donde hay una doble casa que es morada
rodeada de aves que sólo descansan sobre el horizonte
lleno de jirafas que recuerdan
armadillos que andan en círculos y tigres
que sueñan con la nieve que nunca han visto.
No hay un circo allí pero sí una mala noche
de ese alguien que duerme en mí mientras escribo
y murmura que le reventarán los ojos
con una espada ardiente y que la maldición egipcia
de la ceguera paulatina se extenderá hasta la eternidad.
La R es un puente
un intento de llenar el vacío que es la boca del cielo.

~

La noche cósmica

*

I

Entonces acompañó mi rostro
y me preguntó qué es el alba

Estira tu brazo, le dije.
Estira tu brazo lo más que puedas y obsérvalo.
Sobre él aún es de noche
pero donde termina el más largo de tus dedos
comienza una luz.
Observa el color de tu piel y el de esa luz,
es el mismo.

Eres el inicio del amanecer.

Cada nuevo día será la anunciación
que escribirás y lloraré.

Cada nuevo día será la aproximación
a un libro que leeré cuando anciano y lloraré.

Cada nuevo día
será este amanecer en tus ojos.

El término de decenas de noches blancas
en las líneas del horizonte,
el alumbramiento de dioses
que sueñan volver a bailar sobre los barcos.

Entre la noche y el día
tu dedo difumina
lo que fue la tierra
y lo que el cielo será.

Las estrellas se convertirán en flores magnéticas
y las constelaciones congeladas
en nubes llenas de nubes y nubes más.
El Cosmos está en tu mano.
El Cosmos acaricia mi cabeza.

Y de entre sus dedos una luz creció y tuvo miedo,
luego ya no era una luz sino cinco.

Son los cinco soles, le dije.
Los cinco soles del Cosmos.

Soñarás con un sol de fuego que se apagará como yo
con un sol de agua que secará tus lágrimas
con un sol de aire que refrescará las vocales de tu lengua
con un sol de tierra donde podrás pronunciar tu espalda.

El último sol
es el sol de soles,
Inti Lupi lo llamarán
y cada uno de esos soles está en tu mano.

Entonces aparecieron
los primeros rayos del sol de fuego.

Oriente se llamará este dedo.
Es el hálito de todas las formas. Brilla.
El triunfo de la primera muerte,
su resurrección cayéndose a pedazos.

Ha muerto la noche y estamos solos.

¿Qué es tanta belleza?, me preguntó.
Por favor dime ¿qué es tanta belleza?.

Guardé el silencio y cada partícula de luz de su voz.
Guardé el silencio.
Lo guardé.

Era uno, luego siete,
luego decenas de millones de rayos
que golpearon los últimos retorcijones de oscuridad.

Enseguida cada uno de ellos se dobló en medio
y se balancearon,
uno a uno y a la vez.

Toma mi mano, le dije,
vamos al columpio del cielo.

Puso sus dedos entre los míos
y sentí que los rayos del sol de fuego
salían despavoridos por mis hombros.

Se sienten como alas, le dije.
Eran como alas.

Su segundo dedo se llamará Norte.
Es donde vive la bóveda celeste.
Allá tan lejos
que sólo las montañas, los árboles y los pájaros
pueden soñar con ella.

Nos balanceamos de cenit a nadir
en un abrir y cerrar de ojos
la tierra se hizo polvo
y luego voló hasta el fondo del mar,
las constelaciones se desnudaron
y el día y la noche eran un solo vaivén.

¿Qué es eso debajo de mis pies?, me preguntó.
Son las nubes
¿Y qué son las nubes?
Volví a mi mente y hablé.

Antes vivían allí unos animales enormes
que de tan enormes nadie veía,
salían a devorar los olores de los planetas
tanto el olor del incienso como el de la sangre,
el olor del vino, las flores y el sudor.

Catedrales les llamaban a las nubes
y ellos mismos se llamaban dioses.

Pero no temas.
Están muertos.

¿Y eso que está debajo de las catedrales?
¿Y eso que está debajo de las catedrales casi tocando mis dedos?

Son las galaxias, le dije.
Son lindas.

Me miró y sonrió.
Sus orejas se llenaron de recuerdos.
Las conozco, me dijo,
están hechas de excremento.

Así es, le respondí,
mientras nos seguíamos balanceando,
perdiéndonos en su forma espiral.

Mira, le dije.
Mira adentro de ese caracol.
Ese se llama Tecciztecátl y está muerto,
no el caracol sino el dios encerrado ahí.

Sí, el dios encerrado ahí es la luna.
Tócala con tus pies,
verás que se siente húmeda y blanca.

Así lo hizo y la liebre, la rana y el toloache
saltaron a sus rodillas.

No, no tengas miedo
son sólo constelaciones abandonadas en la eternidad.

El vaivén ya no era del columpio
sino que de un barco,
el barco que lleva las semillas de todo lo que está vivo.

¿Es ese el sonido de todo lo que está vivo?
No, le respondí.
Eso que oyes es un eclipse que está naciendo.

Entonces la brisa desapareció
y los pájaros se recogieron a morir.

El frío,
el frío de que la serpiente, el dragón y el jaguar
devoren cada uno de los rayos del sol de fuego.

Oscureció y el barco ya no se movía.

Tus ojos están brillando, me dijo.
Brillan como tú y yo.

Ya no brillan. Se derriten
¿Por qué lloras?

Su mano se acercó a mi rostro
y mi rostro se reflejaba en su mano.

Su tercer dedo se llamará Poniente.
Las islas caminarán en paz sobre las tormentas solares
pues están hechas para eso
para que desaparezcan bajo cada mirada.

Los caballos del fondo del mar
te observarán mientras te bañas
y escribirás en la arena pegada a tu cuerpo.

Tus ojos están brillando, me dijo.

Ya no brillan. Se derriten
¿Por qué lloras?

No lloro.
Es el océano.

El barco volvió a moverse.
Se elevó a través de nubes de hipopótamos e insectos.

Este es el campo de juncos, le dije,
debajo de este pantano hay un bosque,
un bosque repleto de rocas desolladas.

No las toques.
Es el futuro del futuro
lleno de sal y piedras proféticas.

Una de ellas habló,
Akwanshi era su nombre y a su alrededor
cientos de montañas permanecían en silencio.

Las cabras y las abejas salieron de las cuevas
con los ojos ensangrentados a escuchar.

No tengas miedo, le dije.
Aprende del silencio de las constelaciones.

Ten en ti las palabras de Akwanshi
que es el huevo del Cosmos.

No respirarás
hasta que tus pulmones se llenen de luz
luego exhalarás el polvo de esas estrellas
sobre el negro más oscuro que el negro.

Dije eso y un nuevo rayo apareció.
El cuarto dedo se llamará Sur.
Ese lugar donde la nieve
quemará las ranas de los árboles
y la niebla devorará todo lo que se parezca a la piel,
de rocío se atragantarán los peces
y de peces los espíritus de la noche.

El sol de fuego comenzó a decaer
y se quedó enredado en el cabello de las flores.

¿Muere el sol? me preguntó.

Estira tu brazo, le dije.
Estira tu brazo lo más que puedas y obsérvalo,
pero no quiso hacerlo y lloró

¿Moriré yo? me volvió a preguntar.

No, le dije,
no morirás.

Resucitarás de entre las luciérnagas.

II

Ciertamente había muerto.

Le hablé,
le respiré en sueños
y no volvió.

Responderán las estrellas con su nombre, me dije.

Las busqué con mis propias manos
una a una
pero su luz era indiferente y fría.

Partículas que tiritaban
ondas que se perdían en el silencio del espacio.

Me dijeron que haría un largo viaje
y el largo viaje era él.

No te enamores de los países
tienen miedo, me dijo el sol de soles.

Tenía razón.
Tienen miedo.

Que desaparezca entonces para siempre
la nueva Tenochtitlan sobre este lago de minerales chicos.

Que desaparezca entonces para siempre
la capitanía general del nuevo extremo de mi corazón.

Que desaparezcan entonces para siempre
Andrómeda Alejandro Magno y el Valle de Elqui.
 
Que desaparezcan entonces para siempre
el estrecho de Panamá Nostradamus y el Vellocino de Oro.

Que desaparezcan entonces para siempre
Tauro los Andes y todas las malditas noches como ésta.

Dije esto
y yo no era yo.

Era el interior de mis ojos
donde se apagaba
una fogata redonda al amanecer
bajo una tenue llovizna también redonda.

Restos de Cosmos
pedacitos de Universo
rastrojos de Galaxias
sobras de mí.

Los caballos y las flores
iban a perder el camino juntos
cuando se acabara la última brasa.

Los remolinos secretos y las burbujas
se esconderían en el fondo del lago
donde vive Utnapishtim cantando.

Los pulmones y los murciélagos
iban a correr entre los meteoritos
donde se calentaban las líneas del destino.

Sus antepasados y los míos
iban a besarse
esta noche de todas las noches.

Su quinto dedo se iba a llamar Tiempo
y ese rayo sería el que iluminara
el pasado del futuro
el final de los libros  y el comienzo de los árboles.

El renacimiento de todo lo que brilla.

Nada de eso terminó de ocurrir.

Los países industrializados se fueron en ácidos
y agonizaron hasta el amanecer.

El kali yuga.
Yo salí a caminar con la oscuridad.

Hola, oscuridad ¿tienes hambre?

Vimos como las hierbas se desnudaron
y se pusieron de rodillas
al igual que las ramitas quebradas
que temblaban de frío y deseo.

Este lago habla me dijo un sapo,
habla porque es un ojo invertido.

Las montañas dolían en el estómago
y los riachuelos desembocaban en las vénulas

La niebla se acumulaba en la vejiga
y las gotas de lluvia en las articulaciones.

Este lago habla porque morirá.

Todo era rito
rito para despedirse
rito para renunciar
rito para dejar que los continentes se acabaran.

Así son las cosas, me dije
y ciertamente así eran.

Me sentí triste
en medio de los arbustos,
los oía murmurar
unos pasos delante de mí.

Es el miedo.

Abrí los ojos
pero esas cosas ya no existían.

Osetia del Sur Sikkim Abjasia
Rhodesia Somalilandia República de Užice
y el resto de los países eran constelaciones
que me susurraban al oído:
Cálmate, hijo de las ciudades destruidas,
no sigas incendiando todo a tu alrededor.

Entonces pensé, es el fuego.
La boca de mi espíritu.

Cálmate, hijo de las ruinas de la vida de tus antepasados.

Acabas de nacer
y estás muerto.

¿Dónde soy?

¿Cuánto fui?

¿Quién haré?

Me miré en el lago
tenía cuatro años
y con un junco dibujaba letras sobre la superficie
luego escribí un cielo
con treinta y tres estrellas
guardadas cada una en un frasquito.

Soy yo, me dije.
Estoy vivo ahí.

Tenía una mirada tan triste
que quise volver a llorar.

Una mirada tan triste
como la noche que traía a cuestas.

Era un niño de la Tierra.

Alguien puso su mano en mi cabeza y escuché:

¿Qué es el Sol?
Un ojo, le dije.

¿Qué es la Luna?
Un ojo y una lágrima.
¿Qué son las estrellas?
Los ojos de los niños de Marte.

¿Hay vida en Marte?
Sí, son millones de niños que sueñan
con millones de niños de la Tierra.

Tus ojitos brillan para los niños de Marte.

Cada vez que un niño llora
en Marte aparece una estrella.

Cada vez que un niño ve una estrella
un nuevo planeta nace.

Un planeta vagabundo.

Los niños de Marte hablan con los ojos
brillan,
se abren y cierran
como el Universo.

Cada vez que un niño de la Tierra
se imagina a un niño de Marte
el sol de agua resplandece cada vez más fuerte.

¿Qué es un eclipse?
Dos niños jugando.

¿Qué es un cometa?
Un niño que corre por el jardín de su casa.

¿Qué son las constelaciones?
Todos los niños tomados de la mano
pensando en los niños que lloran.

Un niño no debe llorar
las estrellas no deben morir
sin embargo todo es luz
todo vibra
todo se mueve.

Las lágrimas de los niños de Marte
son países

Las lágrimas de los niños de la Tierra
son países que lloran.

Cuando llora un niño llora un país.

Cuando un niño llora debe mirar las estrellas
allá un niño de Marte pensará en él
y lo invitará a jugar en sueños.

¿Qué es un cuerpo celeste?
Es el lugar donde los niños
de la Tierra y los de Marte juegan juntos.

Los países dejan de existir
los niños crecen hacia dentro
las lágrimas se transforman
pero la luz de un niño
jamás debe desaparecer
porque cuando desaparece su luz
el Universo se hace de día
y de día los ojos parecen cuencas de colores.

Esta noche, niño de la Tierra,
no vuelvas a llorar.

Retiró su mano de mi cabeza
y me fui a mirar en el lago otra vez.

Tenía treinta y tres años
estaba solo y cadáver.

Soy yo, me dije.
Escribo y es de noche.
Nada más existe.

Estoy solo y cadáver.

*** 
Héctor Hernández Montecinos (Santiago de Chile, 1979)

martes, 24 de noviembre de 2020

john cage / cuatro poemas










89

Uno de los libros de Suzuki
termina
con el texto
poético de un monje japonés
que describe su alcanzar
la iluminación.
El último poema dice:
“Ahora que estoy
iluminado,
soy tan desdichado como siempre. “
 
~

143

Cuando Vera Williams se enteró
de que coleccionaba
hongos salvajes,
les dijo a sus hijos
que no tocaran nada
porque todos eran
mortalmente venenosos.
Algunos pocos días después
compró bifes
en Martino’s y
decidió servirlos
cubiertos con hongos.
Cuando
empezó a cocinar los hongos,
los chicos
dejaron de hacer lo que
estaban haciendo y la miraron
atentamente.
Cuando sirvió
la cena,
todos se pusieron a llorar.
 
~

62

Schöenberg siempre se quejaba de que
sus alumnos americanos no trabajaban
lo suficiente.
Había una chica en
particular en la clase que,
en verdad,
casi no
hacía absolutamente ningún trabajo.
Un día el
le preguntó por qué ella
no hacía nada más.
Ella respondió,
“No tengo
tiempo.” Él dijo,
“¿Cuántas
horas tiene el
día?” Ella respondió,
“Veinticuatro.”
Él dijo,
“Absurdo:
un día tiene
tantas horas
como las que pongas en él.”
 
~
 
44

Durante una clase de contrapunto en
U.C.L.A., Schöenberg
envió a todos al pizarrón.
Teníamos que
resolver un problema particular que
nos había dado y recién darnos vuelta
cuando hubiéramos terminado para
que él pudiera comprobar la
exactitud de la solución.
Lo hice como indicó.
Dijo,
“Está bien.
Ahora encontrá otra
solución.” Lo hice.
Dijo,
“Otra.” De nuevo encontré
una. De nuevo
dijo, “Otra.”
Y así.
Finalmente yo dije,
“No hay más
soluciones.” Él dijo,
“¿Cuál es el principio
que subyace a todas las soluciones?”

***
John Cage (Los Angeles, 1912-Nueva York, 1992)
Versiones de Patricio Grinberg

/

89

One of Suzuki’s books
ends
with the poetic
text of a Japanese monk
describing his attainment of
enlightenment.
The final poem says,
“Now that I’m
enlightened,
I’m just as miserable as ever.”
 
~

143

When Vera Williams first noticed
that I was interested
in wild mushrooms,
she told her children
not to touch any of them
because they were all
deadly poisonous.
A few days later
she bought a steak
at Martino’s and
decided to serve it
smothered with mushrooms.
When she
started to cook the mushrooms,
the children
all stopped whatever they
were doing and watched
her attentively.
When she served
dinner,
they all burst into tears.

~

62

Schöenberg always complained that
his American pupils didn’t do
enough work.
There was one girl in
the class in particular who,
it is true,
did almost
no work at all.
He asked her
one day why she
didn’t accomplish more.
She said,
“I don’t have
any time.” He said,
“How many
hours are there in the
day?” She said,
“Twenty-four.”
He said,
“Nonsense:
there are as many
hours in a day
as you put into it.”

~

44

During a counterpoint class at
U.C.L.A., Schöenberg
sent everybody to the blackboard.
We were to
solve a particular problem he
had given and to turn
around when fi nished so that
he could check on the
correctness of the solution.
I did as directed.
He said,
“That’s good.
Now fi nd another
solution.” I did.
He said,
“Another.” Again I found
one. Again
he said, “Another.”
And so on.
Finally, I said,
“There are no more
solutions.” He said,
“What is the principle
underlying all of the solutions?

lunes, 23 de noviembre de 2020

gunnar ekelöf / un poema













Poder alegrarme aun estando ciego
con lo que otros me cuentan que han visto
Esto es lo que he ganado
Sentir esta mano en la mía
callosa de recoger hierbas comestibles
pero todavía muy joven
quizá demasiado
¡Qué tristeza! ,
A veces cuando ella se ausenta
-sé bien porqué-
y yo me quedo aquí sentado en una piedra esperándola
toco con los dedos
las hojas y hierbecillas de mi alrededor
y siento sus diferentes aromas:
Me devuelven algo de lo que yo solía ver. Sí-
en una época montaba yo un semental
de raza Shammar
cuya genealogía se remontaba a tiempos del Profeta
y no me interesaban las chicas

Todavía puedo oír
el gran cencerro de bronce de la cabra guía
y los cencerros de los camellos
desde el grande del primero
hasta el pequeño del octavo que cierra la marcha-
Oigo los pasos de los hombres
que transitan por aquí
Recuerdo y sé
Por eso no soy ciego
Solamente he sido cegado
Yo he visto
y siento
la mano de la joven
al coger la mía,
unas veces firme, entonces sé que ella sabe,
otras menos firme,
entonces sé que está preocupada.

***
Gunnar Ekelöf (Estocolmo, 1907-Sigtuna, 1968)
Versión de Francisco J. Uriz

domingo, 22 de noviembre de 2020

gonzalo muñoz / de "este"












1

Anteriores cadenas de quebrantos, la memoria desastres contra escarpadas en esas costas como espadones, quiebres. así de rasgadas se liberan concéntricas alcanzando la pagina granulada de la duna -esas- las ondas del naufragio. salpicaduras de luz intensa en el fervor de la salada lengua que recorta -y cosmética loca- de profundas algas esos besos, dibujan los muslos guerreros de la salvada de las aguas (hija del pueblo) rodeada por su descendencia del chorreo, su piel conserva el brillo de la tela en sus puntos de anudamiento. acorazada y desnuda esa amante en pose de relajo yogui ya esa nueva hora en que su tensa nalga refleja el cobre como en su anillo hundido -franja de carne abierta por la sal- asaltada por el neón del cielo, en el paisaje de la inmolación, suelta como sus velos dejados descender de la carne en el rasguño ultimado que surca la granulada cama de su humedad, prefigurada la espesura o el lento peso de esos miembros. y bajo arenas -el santuario interior- latido de la rabia oculta, pues asumida la violencia, todo es material de trabajo. sus rodillas como la nueve en alto, el cuchillo suspendido.

2

Descubrimos la luna multiplicada también en los adornos que le clausuran todas las entradas del cuerpo -perlas falsas del este- su rostro vuelto hacia dentro, lanzado al primer piano por el ardor de los nuevos tambores. ya no la paran, no su propia carne disparada. ahora de la calle al culto a la reunión pornográfica, donde en obscuros anfiteatros embaldosados nuestros vicios comunes, solidarios, se muestran las rayas -sin ley- rajándose entre apretones que empapen las piernas ya desatadas, escribiendo su lujo en las banderas, aplastando a su paso la hierba larga, los juntos nuevos, erectos, del futuro.

3

Abiertas columnas que su fiebre extiende paralelas, reflejando el ascenso de la línea de su vientre hasta su pequeño diente. y desliza en esa pérdida del equilibrio, un hilillo de plata bordado desde la boca encamada hasta la voz perdida en el laberinto de su gruta mas oscura, que ruge cuando el cuerpo la abandona a su suerte de conquista por otros cuerpos, que vienen a caer volumen, allí fue volteada, deshecha, la arrastraron a adorar ídolos a besarlos arrodillada, y llorando abrazados los barriobajeros leyeron en la historia de ese cuerpo obsequiado, su propio porvenir: ella desbordo la piel y el marco. ríos de lava desenfrenados a esa hora, bajaron de sus hoyos atravesados de jóvenes cuerpos combatientes y pintada la cara, pintadas las manos, no hubo identidad que la contuviera: dejó que su carne tomara la forma de turno

-han derramado sobre mí, pues soy su mejor
bandera

*** 
Gonzalo Muñoz (Santiago de Chile, 1956)

sábado, 21 de noviembre de 2020

amos oz / tres poemas









Chandartal

*

Mana. Se detiene. Fluye.
Sale y de nuevo se detiene.
Un manantial vacilante
en el patio del monasterio.

Es la región de Ladakh, «la tierra
de los hijos de la luna». Has llegado aquí
por el río de la luna, el Chandar,
a través del lago Chandartal.

Tiksa se llama el pueblo,
Tiksa Gumpa se llama el monasterio,
y la mujer se llama María. Eres
al único que recuerda.

El que besó sus pies.
Y se refiere a ti.
Tú. Acércate a mí.
¿Sabías que aquí en Ladakh

existe la costumbre
de casar a una novia
con dos o tres hermanos?
Eres al único que recuerda.

Fluye. Vacila. Se para
y vuelve a salir. Un manantial
en una esquina del patio del monasterio.

La piedra aquí no está tallada
está revocada de blanco y rojo
el monasterio se llama Tiksa Gumpa
y María se llama la mujer. Acércate

a mí. No temas. Te estoy
hablando a ti. Esta noche
mis labios abrirás. Esta noche
estaré contigo. Tiksa Gumpa
se llama el monasterio y el lago se llama
Chandartal.

~

Pero cómo

*

Abandonarla, dices, es fácil decirlo,
abandonarla como un piloto de combate
que abandona un avión
sin control o en llamas. ¿Pero cómo se salta
de un avión caído, hecho pedazos y oxidado
o hundido en las profundidades del mar?

~

Se despierta en mí el deseo

*

Atardecer. Llueve en las colinas vacías del desierto.
Cal y roca y olor a tierra mojada
después de un árido verano. Se despierta en mí el deseo
de ser lo que sería de no haber sabido lo que es sabido.
De ser anterior al conocimiento.
Como las colinas. Como una piedra en la superficie
de la luna. Inerte, silencioso y seguro
de que estaré tiempo en exposición.

*** 
Amos Oz (Jerusalén, 1939-Tel Aviv, 2018)
Versiones de Raquel García Lozano

viernes, 20 de noviembre de 2020

fernando pessoa / autopsicografía













El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que llega a fingir que es dolor
el dolor que en verdad siente.

Y los que leen lo que escribe
en el dolor leído, bien sienten
no los dos dolores que él tuvo
sino sólo el que ellos no tienen.

Y así, en las vías del tren
gira, gira para entretener a la razón.
Este tren de cuerda
que se llama corazón

*** 
Fernando Pessoa (Lisboa, 1888-1935)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

Autopsicografía 

*

O poeta é um fingidor
Finge tão completamente
Que chega a fingir que é dor
A dor que deveras sente

E os que lêem o que escreve
Na dor, lida, sentem bem
Não as duas que ele teve
Mas só a que eles não têm

E assim, nas calhas de roda
Gira, gira a entreter a razão
Este comboio de corda
Que se chama coração

jueves, 19 de noviembre de 2020

elfriede jelinek / tres poemas











 

Poema de nombre pan

*

pan
macho cabrío taconeador
en mi jardín
ven
pan
de los árboles ordeña
las peras por
su punta
pan
ven
las peras amarillean enjardinadas
una charlota pura sencillamente bastó
para desprenderlo allí cayó él
pan
algo en mí
se protege como seto
no sé lo que es
ven pan
no creas que yo misma
cerco sólo algo
 
el cielo sobre nosotros es un círculo del que cortas sectores nos cubrimos con segmentos del círculo
del cielo entre nosotros yo el seto o mejor algo en mí una parte tangentes del circulo llueven sobre
nosotros pan febril respira la primera hoja de mi tallito respira la parte más pequeña en mi…
el cielo es diámetro por el que competimos escalando de ahí que amarilleas y ordeñadas las peras
susurren menudo traqueteo entre pan y yo una parte de mí es una parte del seto
 
el resto es
escalador
por el diámetro cielo
delante de pan
pan va detrás de mi resto
el cielo será radio él
traqueteo de las peras te delatan
pan
nosotros escalamos radio arriba
el cielo se encoge tras
nuestros pies las peras
rugen clamor de muerte tu pata macho cabrío
hace un hoyo a patadas en mi resto
mi otro seto (la parte) se agacha.
 
el cielo es un punto arbitrario del perímetro del círculo ciel o el cielo es el fin del radio
cielo mi resto se aferra al punto pan se encoge en mí y damos una patada amarilla la
leche las peras se derrama pan será o río en mí en el punto cielo………
 
es un clamor de muerte de las peras
es un seto sin resto abajo.
 
 
recuerdos


a través
de los confines del mundo
como cáscaras de huevo
penetran recuerdos
resuena
en mí
las nupcias
del cuervo
otra ronda más
de vino
estoy en las nubes
torres claras
revolotean
siempre
en círculo
recuerdos
los ves
atravesar
todas las paredes
no lo
soporto
tomad
sin miedo
la lavadora
de mis
memorias
penetran
un enorme
mayo negro
se ha vuelto
primaveral
grita vociferando
un diminuto
niño
soy
solamente
cortadas
mis venas
son bellas y bien
rojas
lucen gigantescentes
como escaleras de cuerda
cuesta arriba
atrápame
ya alejada
de ti
recuerdos
 
~

expectativa

*

quien en los
puentes
no quede al descubierto
no puede
ser leído…
otra muerte
que lo ha desechado todo
perdona
por error
a la propia muerte
(recorten por favor
y envíen)
se arrastra
tras ella
como masa pegada a las
amas de casa al mediodía…
quieren
sorprender siempre
como niños
ante puertas vacías
o arañas que
encalada lloviznan
desde todas las santas esquinas…
(comprad calidad
por el amor de Dios)
con mi amor
quiero
habitar
en el timbre de la puerta
hasta caer
fuera de mí
como saúco preñado.
(recolecta de cupones)
en torno a mí
se oscurecen
los anuncios luminosos
y el maquillaje…
suplicantes
se elevan mis manos.

*** 
Elfriede Jelinek (Mürzzuschlag, 1946)
Versiones de Ramón Mañes y Sara Medina

miércoles, 18 de noviembre de 2020

ursula k. le guin / cuando la unión soviética se estaba desintegrando













La razón por la que estoy aprendiendo español
para leer a Neruda palabra por palabra
mirando la mayoría de ellas en el diccionario
y la razón por la que estoy leyendo
a Dickinson poema por poema
y que sigo sin entender
o gustarme mucho, y la razón
por la que sigo pensando en que
podría ser una historia
y la razón por la que estoy sentada
escribiendo esto, es porque estoy tratando
de hacer esto.
Soy tímida para nombrarlo.
A mi papá no le gustan las palabras como “alma”.
Él se afeita con la navaja de Occam.
¿Por qué inventar cosas
cuando ya hay suficientes?
Aunque yo hago ficción. La compongo.
Nunca hay suficientes cosas.
Entonces supongo que puedo decirle como quiera.
De todas maneras, aún no está hecha.
Estoy tratando de una y otra manera
todas las palabras. Entonces, está hecha de palabras, ¿o no?
No. Creo que las mejores ficciones
deben ser hechas de actos valientes y amables,
y pertenecer a las personas que cuidan a las cosas
con todo su corazón
y esto incluye el océano al atardecer.
Esa es la mejor calidad
de esta cosa que hago:
amabilidad, coraje, crepúsculo, y el océano.
Este tipo de cosas es seda pura.
Lo mío es sintético. Las palabras no limpiarán.
No durarán mucho.
A mi edad, debería haberlo logrado
hace mucho tiempo, debí ser yo
aplaudiendo y cantando a cada andrajo
como dijo Willy. Pero el “vestido mortal”,
hombre, soy yo. Eso no es ropa.
Esa so yo hecha andrajos.
Ese es mi yo mortal.
Esto que estoy haciendo es la ropa de mi alma.
Me gustaría que fuera una armadura inmortal,
claro que sí, pero no tengo los materiales.
Solo tengo trozos de andrajos.
Sé que terminaré desnuda
o en el suelo o en el viento.
Entonces, ¿por qué aprender español?
Por la belleza de las palabras de los poetas
y si no sé español
no puedo leerlas. Porque el elogio
es lo que estoy haciendo.
Y cuando me deshaga
me gustaría que ser lo que queda,
un trapo de ropa barata,
un color en la tierra
un susurro en el viento.

Una palabra, un aliento.

ii

Así que ahora daré media vuelta
y le quitaré el peso a una mente amargada
que se regocijará en el regocijo
de la segunda revolución en Rusia,
pero no puede, porque se ha vuelto vieja
sabia, ruin, femenina
y dije: Entonces. Los hombres
han pasado setenta años en el nombre de algo
matando hombres, mujeres y niños
torturando, dirigiendo campos de esclavos
diciendo mentiras y obteniendo ganancias,
ahora han decidido
que eso no era lo correcto,
para que hagan otra cosa de la misma manera.

Setenta años para nada.

Y el sueño que vino antes de la traición,
la justicia entrevista antes de los asesinos,
la verdad que brilló antes de las mentiras,
todo eso ha sido abandonado.
De todos modos, no importa
porque todo lo que importa
es quien tiene la palabra.

Una vez canté libertad, libertad
dulce como un ruiseñor.
Pero aprendí Real Politics.
No hay libertad para nuestros hijos
en el mundo de la palabra.
Solo la escucha.
El silencio alrededor de la palabra.
El nunca dejar de escuchar.
Entonces voy a oír
a las mujeres, a nuestros niños
y a las personas sin poder,
mi gente. Y voy a honrar solo
a mi gente, la sin poder.

*** 
Ursula K. Le Guin (Berkeley, 1929-Portland, 2018) 
Versión de Nicolás López-Pérez

/

When the Soviet Union Was Disintegrating

*
 
i

The reason why I’m learning Spanish
by reading Neruda one word at a time
looking most of them up in the dictionary
and the reason why I’m reading
Dickinson one poem at a time
and still not understanding
or liking much, and the reason
why I keep thinking about
what might be a story
and the reason why I’m sitting
here writing this, is that I’m trying
to make this thing.
I am shy to name it.
My father didn’t like words like “soul.”
He shaved with Occam’s razor.
Why make up stuff
when there’s enough already?
But I do fiction. I make up.
There is never enough stuff.
So I guess I can call it what I want to.
Anyhow it isn’t made yet.
I am trying one way and another
all words — So it’s made out of words, is it?
No. I think the best ones
must be made out of brave and kind acts,
and belong to people who look after things
with all their heart,
and include the ocean at twilight.
That’s the highest quality
of this thing I am making:
kindness, courage, twilight, and the ocean.
That kind is pure silk.
Mine’s only rayon. Words won’t wash.
It won’t wear long.
But then I haven’t long to wear it.
At my age I should have made it
long ago, it should be me,
clapping and singing at every tatter,
like Willy said. But the “mortal dress,”
man, that’s me. That’s not clothes.
That is me tattered.
That is me mortal.
This thing I am making is my clothing soul.
I’d like it to be immortal armor,
sure, but I haven’t got the makings.
I just have scraps of rayon.
I know I’ll end up naked
in the ground or on the wind.
So, why learn Spanish?
Because of the beauty of the words of poets,
and if I don’t know Spanish
I can’t read them. Because praise
may be the thing I’m making.
And when I’m unmade
I’d like it to be what’s left,
a wisp of cheap cloth,
a color in the earth,
a whisper on the wind.

Una palabra, un aliento.

ii

So now I’ll turn right round
and unburden an embittered mind
that would rejoice to rejoice
in the second Revolution in Russia
but can’t, because it has got old
and wise and mean and womanly
and says: So. The men
having spent seventy years in the name of something
killing men, women, and children,
torturing, running slave camps,
telling lies and making profits,
have now decided
that that something wasn’t the right one,
so they’ll do something else the same way.

Seventy years for nothing.

And the dream that came before the betrayal,
the justice glimpsed before the murders,
the truth that shone before the lies,
all that is thrown away.
It didn’t matter anyway
because all that matters
is who has the sayso.

Once I sang freedom, freedom,
sweet as a mockingbird.
But I have learned Real Politics.
No freedom for our children
in the world of the sayso.
Only the listening.
The silence all around the sayso.
The never stopping listening.
So I will listen
to women and our children
and powerless men,
my people. And I will honor only
my people, the powerless.

martes, 17 de noviembre de 2020

robert desnos / soñé tanto contigo













Soñé tanto contigo que perdiste tu realidad.

¿Todavía es posible tocar ese cuerpo vivo y besar en esa boca el nacimiento de la voz que adoro?

Soñé tanto contigo que mis brazos, acostumbrados a cruzarse sobre mi pecho al abrazar tu sombra, no se plegaron al contorno de tu cuerpo, tal vez.

Y ante la apariencia real de lo que me obsesiona y me domina desde hace días y años, me convertiré sin dudas en una sombra.

Oh, balances sentimentales.

Soñé tanto contigo que sin dudas ya no es hora de despertarme. Duermo de pie, el cuerpo expuesto a todas las apariencias de la vida y del amor, y a ti, la única que hoy importa para mí, menos podría tocarte la frente y los labios que los primeros labios y la primera frente que llegasen.

Soñé tanto contigo, caminé tanto, hablé, me acosté con tu fantasma, que ya tal vez no me quede más, sin embargo, que ser un fantasma entre los fantasmas y cien veces más sombrío que la sombra que se pasea y se paseará alegremente por el cuadrante solar de tu vida.

***
Robert Desnos (París, 1900-Campo de concentración de Theresienstadt, 1945)
Versión de Silvio Mattoni

/

J'ai tant rêvé de toi

*

J'ai tant rêvé de toi que tu perds ta réalité.
Est-il encore temps d'atteindre ce corps vivant et de baiser
sur cette bouche la naissance de la voix qui m'est chère?

J'ai tant rêvé de toi
que mes bras habitués en étreignant ton ombre
à se croiser sur ma poitrine
ne se plieraient pas au contour de ton corps, peut-être.
Et que, devant l'apparence réelle de ce qui me hante et me gouverne
depuis des jours et des années,
je deviendrais une ombre sans doute.
O balances sentimentales.

J'ai tant rêvé de toi
qu'il n'est plus temps sans doute que je m'éveille.
Je dors debout, le corps exposé à toutes les apparences de la vie et de l'amour et toi,
la seule qui compte aujourd'hui pour moi, je pourrais moins toucher ton front et tes
lèvres que les premières lèvres et le premier front venu.

J'ai tant rêvé de toi,
tant marché, parlé, couché avec ton fantôme
qu'il ne me reste plus peut-être,
et pourtant, qu'à être fantôme parmi les fantômes et plus ombre cent fois que l'ombre qui se promène et se promènera allégrement sur le cadran solaire de ta vie.

lunes, 16 de noviembre de 2020

louise glück / cisnes









Los dos estaban callados, contemplando las aguas.
No fue ahora. Fue hace años,
antes de que se casaran.
El cielo sobre el mar se volvió
al color de atardecer, un pálido y extraño durazno
desde donde el mar se replegaba bañando
a sus botes tallados: sus cuerpos eran como eso.
Pero la cara de ella estaba sobre la tuya,
a contrapelo de las olas sordas, simplificada
por la pasión. Entonces, levantaste la mano
y desde el más allá del margen del sueño
los cisnes vinieron para quedarse en el agua escamosa.
El mar yacía templado como una piscina. En sus bordes,
la miraste a ella, diciéndole
Estos son tuyos, para que los guardes. El horizonte ardió,
liberando la luz que retenía.
Y entonces desperté. Pero por días
cuando he tratado de imaginarte dejando a tu esposa
la he visto inmóvil antes de tu regalo:
siempre los cisnes se deslizan sin amenaza a través
del rígido azul del océano Pacífico, luego levantándose
en una simple ola, de blancura pura y devoradora. 

***
Louise Glück (Nueva York, 1943)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

Swans

*

You were both quiet, looking out over the water.
It was not now; it was years ago,
before you were married.
The sky above the sea had turned
the odd pale peach color of early evening
from which the sea withdrew, bearing
its carved boats: your bodies were like that.
But her face was raised to you,
against the dull waves, simplified
by passion. Then you raised your hand
and from beyond the frame of the dream
swans came to settle on the scaled water.
The sea lay mild as a pool. At its edge,
you faced her, saying
These are yours to keep. The horizon burned,
releasing its withheld light.
And then I woke. But for days
when I tried to imagine leaving your wife
I saw her motionless before your gift:
always the swans glide unmenacing across
the rigid blue of the Pacific Ocean, then rise
in a single wave, pure white and devouring.

domingo, 15 de noviembre de 2020

juan ramírez ruíz / dos poemas











Paradero

*

Está lloviendo ahora sobre toda esta ciudad y
son las 12.30 p.m. a lo largo y ancho del Meridiano de Greenwich
y yo he crecido entre gente que es joven y gente que no es joven
entre autos, papeles bond o bulky,
artefactos y escaleras
artefactos y clientes. Y avisos de la desesperación o la locura
He crecido sobre esta ciudad
y hace 24 años esta ciudad sabe mi peso
(Aquí la noche del 14 de mayo me enteré que he tenido un aire puro
porque alguien lo dijo entre botellas de Pisco de Ica
con rabia y para insultarme)
Y yo salgo a la calle a repartirme como obsequio.
Por las calles de mi país camino con un sonido.
Y soy un lugar con mucha luz,
soy un aullante canto ambulatorio,
mi cuerpo está lleno de poemas y
salgo a la calle a repartirme como obsequio.
Y he demostrado que soy este cuerpo
estremecido por la rala luz que se confía a mis congéneres,
este cuerpo amargo sobre el que lloro:
Mis brazos han crecido increíblemente
y reconozco que mi semblante me ha traído complicaciones,
reconozco que mi cariño infinito me lastima
ahora que yo se regala incontenible, y cuando la lluvia
en la plaza Manco Cápac no es lluvia en la Plaza Manco Cápac.
Y cuando el individualismo se enreda y me llega a las pelotas
aquí estoy yo, vivo y fogoso
y Latinoamérica devuelve mi cara cuando la miro,
el Día se abre para que este cuerpo pase,
el viento roza mis orejas; y voy fogoso y limpio
a través de estas avenidas silenciosas.
Aquí estoy yo.
Y óyeme tú, amadísimo padre,
oye al que está fatigado de hablar para el viento,
ya es Agosto, llueve hace 24 años esta ciudad sabe mi peso:
Yo entrego mi vehemencia y mi amor
a esta vía que se ensancha hacia toda la extensión del universo:
(Aquí lograr lo justo,
ser inmaculados
y brillar como focos de 12,000 voltios:
esa es nuestra única alternativa.
Ahora aquí haré lo extraordinario
y alguien ha de decir que no está bien).
Pero escúchame tú, padre, escúchame, yo jamás podré mentir
yo he crecido en esta ciudad del sur-este
con mil dificultades para cargar con mi exceso de ternura,
con mi energía de animal salvaje amando,
amando siempre a las manzanas, amando siempre a lo que conmigo vive
con estas ansias,
con esta limpidez que se levanta
desde mis extremidades inferiores
amo, amo furiosamente mi fortaleza
y elogio a gritos mi salud.

~

Hechos que no deben olvidarse

*

1) Imponte la tarea de escribir los poemas que jamás se hayan escrito.
2) Llena de palabras el sentimiento. Y llena de intensidad las palabras
3) Los poemas deben tener el olor del mundo y deben respirar como un ser vivo, un poema integral es siempre un operativo cultural.
4) Es necesario escribir el color azul, escribir la angustia, escribir la lucha, escribir el rectángulo, la violencia.
5) Nada reemplazará tu obra. Y nadie te reemplazará a ti.
6) Desprecia convenientemente todo lo antihistórico y escupe a la rigidez y a lo insulso.
7) Eres todo lo que supones y aun eres mucho más.
8) Ámate como amas a la audacia.
9) Di la primera palabra. Y no te preocupes por la última.
10) No tienes el “no me toca” para nada.
11) Nunca serás demasiado joven para todo lo que se puede lograr.
12) Tu condición, tu edad, tu circunstancia no es una disculpa para nada.
13) Piensa como dos. Ama como tres. Y trabaja como cuatro.
14) Sé audaz pero mantente fiel a tu respiración.
15) Es posible lograr lo imposible. Hay el 100 % de posibilidades.
16) Edita por lo menos una revista de poesía joven en tu vida.
17) Ten el coraje de ir a la mierda y ten el valor de regresar.
18) Si no hay un hombro donde apoyarse, apóyate en tu hombro.
19) El poema no quiere que lo saquen, el poema salir.
20) El que camina va en un solo pie. El problema es donde poner el otro. El que se detiene pone los dos pies y no es fiel a su respiración.
21) Eres indispensable como el aire.
22) Pon en dos minutos de palabras, los hechos de dos años de experiencia.
23) Evádete de tu nombre.
24) Tú siempre serás lo que se necesita.
25) Nunca se te va a terminar el amor. Prodígalo en tu mujer y bendícela, prodígalo en tu amigo y bendícelo.
26) Regálate y atrévete. Tú puedes. Poesía es.

***
Juan Ramírez Ruíz (Chiclayo, 1946-Lima, 2007)

sábado, 14 de noviembre de 2020

william carlos williams / solo para decirte













Solo para decirte
que me comí
las ciruelas
del freezer

y que
probablemente
guardabas
para el desayuno

Perdóname
estaban deliciosas
tan dulces
y tan heladas

***
William Carlos Williams (Rutherford, 1883-1963)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

This is just to say

*

I have eaten
the plums
that were in
the icebox

and which
you were probably
saving
for breakfast

Forgive me
they were delicious
so sweet
and so cold

viernes, 13 de noviembre de 2020

winétt de rokha / tres poemas













Escenario 

*

De pie sobre llamas, tu zapato negro oprime una campanilla de plata,
grupos de palabras dejan caer su saludo feliz, mensajeras del Sur, mariposas;
levantas tu velamen de pájaro marino sobre las colinas ardidas de sol,
arrastrando una sombra azul, como cabellera.
 
Así, dadivosa de los pensamientos y su flor mineral,
hecha dolor por tu voz que es moneda de cristal sombrío y caballo de oro:
los niños sangrientos, las mujeres y el rojo corazón de los soldados,
rayan en tus rodillas el emblema solemne de sus estandartes.
 
El otoño ha templado tu lengua de cuerdas profundas,
tus ojos adivinan la polémica del futuro, parada en el hombro del transeúnte:
los puños rojos de la idea alumbran tu mano y tu índice,
tu mano, vela ciega en alta mar, conducida por vientos náufragos.
 
Mi canción de espigas trenzadas con auroras,
se desborda de rosas de vidrio y peces pálidos, bestias y diamantes de amaneceres,
recógela en tus labios que siembran mitos
para devolverla al corazón monumental de las multitudes.

~

El sueño de las algas
 

En mi abanico de coral están pintadas las rutas perdidas del mar,
en mi abanico de coral.
 
Los recuerdos que duermen en los cajones de caoba,
peinan sus cabellos de algas submarinas con una peineta de humo,
grabada por un duende amarillo
que fue poniendo, en cada diente, un beso de la aurora.

Luminosa está la arena y los pies desnudos de la luna la aumentan dulcemente.

Las palabras del mar suben con la marea:
algas, peñón, gaviotas, faro, barcos, espumas y olas,
soberanas, femeninas e infinitas olas!
 
EL SUEÑO DE LAS ALGAS, guarda un secreto
escrito en siete perlas color de cuento azul,
cuando las mujeres entran desnudas a la seda del océano.

~

Lenguaje sin palabras

*

Venía escribiendo tu nombre en hojas de amaranto,
tu nombre espada y cruz y océano de cadencia y tumulto marino,
cuando perdí la llave única,
entre reliquias, espejos, palomas y corazones rotos...
y ahora, escrito está en el correr de muchas aguas.
 
¡Salir del sueño, pisar lozas quebradas y arañas que escriben los muros,
beber rocío amargo de albas despeinadas,
volverse como las monedas con sello eterno en la espalda,
y después, de nuevo, con tentáculos de alma enferma
ir acariciando la apariencia del mundo muerto y de la muerte!...
 
Sobre la idea el YO, como oscuras hojas de yedra,
a pesar de mí misma, a pesar del dolor variable de las estaciones,
construyendo realidades indescriptibles, brotadas tan solo como quitasoles sin historia,
en el regazo ardiente de mi conciencia.
 
Monólogo defensivo, gota de alma que cae desde un telón de fondo,
piedra de río negro y tardío entre azules cóncavos,
piedra que viene a caer y a chocar contra mi esqueleto,
precisamente, en este instante en que las ventanas no existen.
 
Giro a la ribera de mi organismo,
porque las golondrinas escuchan mi pensamiento,
invadido y sangrante de aquella historia
de rosa de fiebre que se liquidan entre los labios.
 
Palabras que, por cabalgar la verdad,
alcanzan la ficción y se anticipan, amargas,
a la verificación de los olvidos;
(yo quisiera llevaros por mis palabras,
que se hacen palabras entre las palabras,
y con las cuales voy queriendo hacer este nudo
de cadenas e interrogaciones).
 
Detener la marea, que inunda, sola y oscura,
encauzar el espíritu disperso,
aprender' a mirar cómo el águila es posible que mire lo invisible.
 
Cuando el dolor justifica el papel rojo,
ya es más del mundo y menos del fantasma tenebroso,
que no habrá de hundirse jamás en las tinieblas.
 
¿Habéis sentido alguna vez el ruido en soledad hecho,
de unos recuerdos humanos por las galerías,
esos pasos que a la hora del sol gotean luz, en los castillos que no existieron,
y pasión frente a los tableros redondos,
donde se incendian las pupilas más vencidas?
 
Mi paisaje por eso es negro:
cortinajes y academias pesadas de tiempo y alfombra polvorosa,
desteñidos sillones de azul muelle, tornasolados,
mariposas de eterno temblor, intactas, en donde el azahar no madura,
ritmo entre la oscuridad y lo oscuro.
 
Describo mi trayectoria,
como música tibia, presencia, pena, pan de visita triste,
lágrimas como uvas de sombra,
detenidas en el extremo sutil de las pestañas,
¡cómo me apodero entonces de la noche sorda,
coagulada de nieblas!
 
Todas las horas asumen un solo color,
una sola temperatura, una sola cadencia, y un solo eco,
clavado en las estrellas.
 
Por eso, abro, también, la ventana
y mi mano,
como un pájaro celeste se equilibra, surge, aletea, cae,
trazando un círculo debajo del ciclo y muere,
¡oh! como el símbolo secreto, abracadabrante y desnudo
de la obsesión ramificada,
personalmente inútil, rota, extendida, con negras perlas de crimen.

El papel recoge tumultuosas visiones
que desmigajan la narración sin hilación aparente...
escudos que son letreros cavernosos
en una superficie incolora, que van agrandando,
el volumen de la desesperación.
 
Vivo, quemándome,
vivo pisando cenizas ardientes.
 
El sol del Verano hiere mi piel contemplativa.

El dolor es una flor de sombra.

Y cierro la ventana a las moscas de metal amarillo que me golpean.
 
Intermitente, agobiada, presurosa,
salí de la niñez dolorida,
a la adolescencia atormentada, en donde el deseo mordía la llama del deseo,
y ahora: hijos en faena.
 
"Había una belleza
de hogar claro, sano, florido de yuyos puros y alondras,
pero un día la manchada,
se revolcó en las auroras del tiempo
y asechó y escarbó
y destiló un veneno de culebra sin título
en el corazón del hombre:
la mentira cubría la estampa pintarrajeada
de engaño."
 
Camina por aquí, por ahí,
la veo, la oigo, veo aquellos ojillos pequeños
debajo del dibujo trunco,
el ademán aceitoso de mulata,
la nariz pinchada,
por los dientes parejos de animal con dientes,
en los que quebraba la sonrisa maldita...
 
¡Oh! tanta ceniza derramada por la satánica ceniza,
pacotilla que enloda las altas montañas del sueño,
nuevo azul de quimera, que emerge, nuevo,
y tu desamor a la siga de los manantiales,
¡oh! girasol frente al muro,
otros hongos, otra aurora de fuego, con otros remotos porvenires,
y tu recuerdo, de codos en el balcón,
frente a frente al camino,
-racimo de aguas negras en clara agua de olvido.
 
TODAS LAS HORAS ASUMEN UN SOLO COLOR,
UNA SOLA TEMPERATURA, UNA SOLA CADENCIA Y UN SOLO ECO,
CLAVADO EN LAS ESTRELLAS.
 
Feliz canción fugaz anida en la ventana,
es el amor que llega de perfil, realizando su estampa aguda,
audaz como otras veces, sombra de sombras,
acurrucado en mis rodillas, solapado, cruel, angustiado.
 
Recuerdos que debieron echar llamas, muriendo;
pero la hermosa mentira, que es verdad,
crece su reserva sentimental en los terrenos devastados,
aventados al vendaval.
 
Mi manuscrito es claro, con los brazos abiertos,
como el cielo por la mañana:
 
"Ya estoy aquí, decías, de nuevo, yo, adentro de ti;"
pero yo veía tu cara y no tu alma,
y no podía creer que podía creer lo que miraba,
porque estaba dividida en dos racimos,
de sol y sombra, en dos racimos dividida.
 
Y las palabras se hacían plumas al caer
sobre mi resignación de manantial herido.
 
Muchos siglos que los ojos dormidos, que son los míos,
guardarán tu ser cambiado,
aquellas noches lúgubres de la Primavera que murió en Primavera,
llenas del horror de tu delirio,
la noche ya doblada y ese interminable coche
que te traía a través del espanto.
 
Lejanamente, en la inútil presencia del pasado,
sonámbula, tratando de salir a la superficie de un sueño.
Nunca ya habré de borrar el asombro
y el amargo y funeral sabor de lo indescriptible.
 
"Nuestro amor venía de antes
y su tiempo debería haberse medido
después de morir."
 
Sólo un presente me invade íntegra,
¿dónde empezó la verdad, esta verdad, y dónde la verdad tronchada?
¿comprendéis lo amargo de la juventud
que envejece el espíritu?
 
"Estabas confuso y oscuro, esperándola,
la inquietud de la culpa del alma te hacía discontinuo,
te gritaba en el rostro, el bruto,
la llamaban tus involuntarios terrores,
y la sorda voz del equivocado;
sin comprender aun, lo que comprendía, como se comprende el llanto,
yo te miraba."
 
"Uncida a la puerta de la puerta,
sentía venir el horror
apretando el corazón contra el muro
que temblaba."
 
"Y caí a la pasada de la desgracia,
porque tiritaba la tierra de adentro,
herida en el vientre."
 
¡Qué extraña la palabra "SOL," el Dios del mundo!
¡siento que resurges desdoblándote, entre tus estadios y ferreterías,
como si te miraras en tus abismos!
 
Escucho cimbrarse en lontananza
mis sueños rotos -velas de un querido navío perdido-
veo los ruidos negros del viento,
absorbiendo los miedos, los muertos entre los cerezos,
y aquel ardiente olor tibio de las abejas,
en el minuto en que mis pies pudieran fotografiar lo último,
cuando los candelabros esmaltan la sombra...

***
Winétt de Rokha (Santiago de Chile, 1892-1951)