viernes, 31 de agosto de 2018

paulo leminski / cuatro poemas












Abajo el más allá

*
        de día
cielo con nubes
        o cielo sin

        de noche
no habiendo nubes
        salen siempre
las estrellas

        qué daría
por un cielo vacío
        azul libre
de celo
        y de sentimiento

~~

   UN BUEN POEMA
lleva años
   cinco jugando fútbol
cinco más aprendiendo sánscrito,
   seis cargando piedras,
nueve de novio con la vecina
   siete con una vida de perro
cuatro andando solo
   tres mudándose de ciudad,
diez cambiando de tema,
   una eternidad, tú y yo,
caminando juntos

~~~

Profesión de fiebre

*
      cuando llueve,
lluevo,
      hace sol,
hago,
      de noche,
anochezco,
      hay dios,
rezo,
      no hay,
me olvido,
      llueve de nuevo,
de nuevo, lluevo,
      silbo en el viento,
de aquí me veo,
      allá voy,
gesto en el movimiento

~~~

El silencio de Buda

*

el cristianismo nació
de las palabras de Jesús

el zen nació
de un silencio de Buda

un día el iluminado
en lugar del sermón
presentó a los discípulos
una flor
sin decir nada
un solo discípulo entendió
mahakasyapa
primer maestro zen
la doctrina de la meditación silenciosa
de la concentración relajada
de la danza no danzada
de la voz sin voz
de la iluminación súbita
de la luz interior
de la superación dialéctica de los contrarios
en la vida diaria

***
Paulo Leminski (Curitiba, 1944-1989)
Versiones de Iván García

/

Abaixo o além

*
        de dia
céu com nuvens
        ou céu sem

        de noite
não tendo nuvens
        estrela
sempre tem

        quem me dera
um céu vazio
        azul isento
de sentimiento
        e de cio



    UM BOM POEMA
leva anos
   cinco jogando bola
mais cinco estudando sánscrito
   seis carregando pedra,
nove namorando a vizinha
   sete levando porrada
quatro andando sozinho
   três mudando de cidade,
dez trocando de assunto,
   uma eternidade, eu e você,
caminhando junto



Profissão de febre

*
      quando chove,
eu chovo,
      faz sol,
eu faço,
      de noite,
anoiteço,
      tem deus,
eu rezo,
      não tem,
esqueço,
      chove de novo,
de novo, chovo,
      assobio no vento,
daqui me vejo,
      lá vou eu,
gesto no movimento



O silêncio de Buda

*

o cristianismo nasceu
das palavras de Jesus

o zen nasceu
de um silêncio de Buda

um dia o iluminado
em lugar do sermão
apresentou aos discípulos
uma flor
sem dizer palavra
um único discípulo entendeu
mahakasyapa
primeiro patriarca do zen
a doutrina da meditação silenciosa
da concentração descontraída
da dança não dançada
da voz sem voz
da iluminação súbita
da luz interior
da superação dialética dos contrários
na vida diária

jueves, 30 de agosto de 2018

estela lamat / de "sangre seca"











Todas no íbamos a ser reinas
a mí me tocó el cepillo sucio
las pilas descompuestas
a mí me tocó la avaricia congénita
la pasión por lo innecesario
la imprudencia de viajar sin mapa
conozco a lo sumo un par de reinas
pero a mí me tocó sangrar 28 días seguidos
a mí me tocó la espera al pie del cañón
a mí me tocó comerme el pan que tu mascaste
a mí me fue imposible levantarme de la cama esta noche
a mí me tocó mirarte por el espejo
a mí no me ha tocado follar hace rato
no, no todas íbamos a ser reinas
a mí se me quedaron las palabras en una muela
a mí se me cayó un hijo por el baño un 18 de septiembre
ami me pillaron espiando a mi memoria
a mí me decían ella no va a ser reina
no, no me digas que todas son reinas
a mí me tocó con la cara en la muralla
a mí me tocó rapidito y con violencia
a mí me tocó en cama de fierro
a mí me tocó con los dientes apretados
a mí me tocó sin príncipe
sin rey y
sin reina
con sangre hasta las rodillas
así que yo a las reinas
me las paso por la raja.

***

miércoles, 29 de agosto de 2018

rolando martínez / de "yeguas del kilimanjaro"













Marilyn Chambers

1
nada más tierno que esa fotografía
/ de marilyn chambers
posando en la azotea de un edificio
con una flor a la altura de su hombro derecho

nótese la imagen está en blanco & negro
analogía perfecta de quien fuese protagonista
de la primera escena interracial
/ del cine triple equis

(en diagonal a su rodilla
puede verse un letrero que dice porno films
mientras la calle retrata
una larga sucesión de obreros
/ y empleados públicos
/ que vuelven del trabajo
y que transmiten la erosión de su rutina
como una esférica y romántica versión
de la pobreza)

a simple vista nadie pensaría
/ que esa tierna rubia
—cubierta sólo
de una pulcra toallita blanca—
alguna vez
recibiera en su interior la tranca
/ del bien dotado johnny keyes

pero es en esta imagen seráfica o sublime
donde aflora el rigor
con que el espacio
/ se hace dueño de las cosas:

la luz de toda una galaxia
es capaz de penetrar
/ la escasa forma de un televisor

(como todo el ruido de una gran ciudad
irrumpiendo como pez en nuestras córneas)


2
cosas que no sabemos
de una muchacha
que alguna vez
hizo porno:

debutó
en la gatita y el búho
película convencional
(como el mago de oz
como top gun
como cocodrilo dundee
como rabid)

fue la imagen
el rostro
la luz
de la conocida marca de detergentes
ivory snow

intentó abrirse camino en el mercado musical
grabando un disco titulado
benihana

hizo carrera política
en el partido personal
choice party

sin saber
procuró eyecciones
entre seres incapaces de ponerse duros

inspiró un poema
titulado con su nombre
(cuando en el cielo hubo millones
de galaxias
y grafemas)

~~~

Candie Evans

1
mil novecientos ochenta y nueve

el verano nunca fue otra cosa
/ que su cuerpo desnudo en el televisor
sol mediante mancebo erecto y al acecho de sus poros
/ luminosos
su rostro que en otro lenguaje parecía decir:

ok / muchacho
escribirás para mí

aprendí del hambre reflectada
/ al fondo de sus piernas de aluminio
un poema de tu fu
(la tráquea de cela emanando fuego
/ espeso sobre el horizonte)

porque al fin y al cabo su sexo
/ fue también literatura:

la sensación térmica de un frío
/ que obnubilado redacta su muerte
/ en la canícula

porque delante de mí estaban
/ sus pechos como balas que rozaron la boca
su lengua como un peligroso papiro
en el cual sigo sediento

2
ella dijo:

muchacho
esto es la poesía:

la forma del semen tibio por encima del vientre
el movimiento en low motion de mis nalgas
            / cuando en ellas cae el peso de la anatomía ajena

3
el tiempo mudo no suele manifestar objeciones

sin embargo hasta hoy arden los pájaros
sobre su carne que es un jardín
/ donde echarse a imaginar palabras
/ en las nubes torpes del verano:

lo dice el hálito de espuma que deviene
/ de sus cavidades:

candie evans en escena escribía
/ poemas
y yo en estos versos tan sólo
/ una fugaz pornografía

~~~

Kay Parker

1
desde su creación
al mundo le bastaron cuatro mil
/ millones de años para verla debutar
/ en un salón de cine triple equis

(la configuración de la especie
/ humana nunca imaginó
a un personaje que con casi cuatro
/ décadas en el torrente
podía flexionar el escondrijo
con la soltura de una rama de cerezo)

a los treinta y dos años
/ kay parker dijo sí al mundillo
/ y al cougar
(eso que en el argot del inglés significa
/ elige a un tipo cinco años menor y fóllalo)

a los treinta y dos años rodó the hot one
entre tanto quienes luego vimos
/ desfilar sus huesos en el celuloide
añoramos su cariño:
el ruido generoso de sus muecas

para muchos
su rostro es un trazo de cal en el globo
(una fogosa milf
a quien recordaremos por haber
/ despabilado a su vulgar retoño)

2
kay parker
la que fuera de libreto
disfrutó el olor al yugo fresco
cuando sobre el lecho del placer
resaltaban venenosas las estrellas

kay parker
quien recostada en la humedad
fumó desnuda y despachó una carcajada
(y el aliento que dejó fue también
como una mancha de calor en el vacío)

kay parker
la madre que no nos parió
(y que sin embargo nos brindó su oscuridad):

una constelación de espejos sucios

una escena de gastadas contorsiones

a los treinta y dos años
el otoño penaba en sus tripas
/ y en sus manos
aun así / su luz sembró la sed
y la sed:

este poema desde donde surgen
/ como estruendo sus temblores

3
(oración por los hijos de kay parker)

kay parker
llena eres de lámparas
(como aquellos matapiojos que se escapan
/ del cadáver de una vieja y ya
/ descontinuada calavera)
la memoria tuya sea la memoria
contigo esté el relevo de los días
/ y sus artefactos
bendita seas entre tantas felatrices
y en extremo bendito el nombre
/ de barbara scott:
la madre de nosotros pecadores

ahora y en la hora de nuestros
/ inundados sueños:

amén

***
Rolando Martínez (Arica, 1979)

martes, 28 de agosto de 2018

olga orozco / tres poemas










El jardín de las delicias

*

¿Acaso es nada más que una zona de abismos y volcanes en
plena ebullición, predestinada a ciegas para las ceremonias de la
especie en esta inexplicable travesía hacia abajo? ¿O tal vez un
atajo, una emboscada oscura donde el demonio aspira la inocencia
y sella a sangre y fuego su condena en la estirpe del alma?¿ O tan
sólo quizás una región marcada como un cruce de encuentro
y desencuentro entre dos cuerpos sumisos como soles?
No. Ni vivero de la Perpetuación, ni fragua del pecado original,
ni trampa del instinto, por más que un solo viento exasperado
propague a la vez el humo, la combustión y la ceniza. Ni siquiera
un lugar, aunque se precipite el firmamento y haya un cielo que
huye, innumerable, como todo instantáneo paraíso.
          
           A solas, sólo un número insensato, un pliegue en las membranas
de la ausencia, un relámpago sepultado en un jardín.
  
           Pero basta el deseo, el sobresalto del amor, la sirena del
viaje, y entonces es más bien un nudo tenso en torno al haz de
todos los sentidos y sus múltiples ramas ramificadas hasta el
árbol de la primera tentación, hasta el jardín de las delicias y
sus secretas ciencias de extravío que se expanden de pronto
de la cabeza hasta los pies igual que una sonrisa, lo mismo
que una red de ansiosos filamentos arrancados al rayo, la
corriente erizada reptando en busca del exterminio 0 la salida,
escurriéndose adentro, arrastrada por esos sortilegios que son
como tentáculos de mar y arrebatan con vértigo indecible
hasta el fondo del tacto, hasta el centro sin fin que se desfonda
cayendo hacia lo alto, mientras pasa y traspasa esa orgánica
noche interrogante de crestas y de hocicos y bocinas, con
jadeo de bestia fugitiva, con su flanco azuzado por el látigo
del horizonte inalcanzable, con sus ojos abiertos al misterio
de la doble tiniebla, derribando con cada sacudida la nebulosa
maquinaria del planeta, poniendo en suspensión corolas como
labios, esferas como frutos palpitantes, burbujas donde late la
espuma de otro mundo, constelaciones extraídas vivas de su
prado natal, un éxodo de galaxias semejantes a plumas girando
locamente en el gran aluvión, en ese torbellino atronador que
ya se precipita por el embudo de la muerte con todo el universo
en expansión, con todo el universo en contracción para el parto
del cielo, y hace estallar de pronto la redoma y dispersa en la
sangre la creación.

                     El sexo, sí,
                     más bien una medida:
                     la mitad del deseo, que es apenas la mitad del amor.


~~~

Olga Orozco

*

Yo, Olga Orozco, desde tu corazón digo a todos que muero. 
Amé la soledad, la heroica perduración de toda fe, 
el ocio donde crecen animales extraños y plantas fabulosas, 
la sombra de un gran tiempo que pasó entre misterios y entre alucinaciones, 
y también el pequeño temblor de las bujías en el anochecer. 
Mi historia está en mis manos y en las manos con que otros las tatuaron. 
De mi estadía quedan las magias y los ritos, 
Unas fechas gastadas por el soplo de un despiadado amor, 
La humareda distante de la casa donde nunca estuvimos, 
Y unos gestos dispersos entre los gestos de otros que no me conocieron. 
Lo demás aún se cumple en el olvido, 
Aún labra la desdicha en el rostro de aquella que se buscaba en mí 
igual que en un espejo de sonrientes praderas, 
y a la que tú verás extrañamente ajena: 
mi propia aparecida condenada a mi forma de este mundo. 

Ella hubiera querido guardarme en el desdén o en el orgullo, 
en un último instante fulmíneo como un rayo, 
no en el tumulto incierto donde alzo todavía la voz ronca y llorada 
entre los remolinos de tu corazón. 
No. Esta muerte no tiene descanso ni grandeza. 
No puedo estar mirándola por primera vez durante tanto tiempo. 
Pero debo seguir muriendo hasta tu muerte 
porque soy tu testigo ante una ley más honda y más oscura 
que los cambiantes sueños, allá, donde escribimos la sentencia: 
"Ellos han muerto ya. 
Se habían elegido por castigo y perdón, por cielo y por infierno. 

Son ahora una mancha de humedad en las paredes del primer aposento".

~~~

En tu inmensa pupila

*

Me reconoces, noche,
me palpas, me recuentas,
no como avara sino como una falsa ciega,
o como alguien que no sabe jamás quién es la náufraga y quién la endechadora.
Me has escogido a tientas para estatua de tus alegorías,
sólo por la costumbre de sumergirme hasta donde se acaba el mundo
y perder la cabeza en cada nube y a cada paso el suelo debajo de los pies.
¿Y acaso no fui siempre tu hijastra preferida,
esa que se adelanta sin vacilaciones hacia la trampa urdida por tu mano,
la que muerde el veneno en la manzana o copia tu belleza del espejo traidor?
Olvidaron atarme al mástil de la casa cuando tú pasabas
para que no me fuera cada vez tras tu flauta encantada de ladrona de niños,
y fue a expensas del día que confundí en tu bolsa la blancura y la nieve,
                                                                                                                 los lobos y las sombras.
Ahora es tarde para volver atrás y corregir las horas de acuerdo con el sol.
Ahora me has marcado con tu alfabeto negro.
Pertenezco a la tribu de los que se hospedan en radiantes tinieblas,
de los que ven mejor con los ojos cerrados y se acuestan del lado  del abismo
                                                                                                         y alzan vuelo y no vuelven
cuando Tomás abre de par en par las puertas del evidente mediodía.
Tú fundas tu Tebaida en lo invisible. Tú no concedes pruebas.
Tú aconteces, secreta, innumerable, sin formular,
como una contemplación vuelta hacia adentro,
donde cada señal es el temblor de un pájaro perdido en un recinto inmenso
y cada subida un salto en el vacío contra gradas y ausencias.
Tú me vigilas desde todas partes,
descorriendo telones, horadando los muros, atisbando entre fardos de penumbra;
me encuentras y me miras con la mirada del cazador y del testigo,
mientras descubro en medio de tus altas malezas el esplendor de una ciudad perdida,
o busco en vano el rastro del porvenir en tus encrucijadas.
Tú vas quién sabe adónde siguiendo las variaciones de la tentación inalcanzable,
probándote los rostros extremos del horror, de la extrema belleza,
la imposible distancia de los otros, el tacto del infierno,
visiones que se agolpan hasta donde te alcanza la oscuridad que tengo,
hasta donde comienzas a rodar muerte abajo con carruajes, con piedras y con perros.
Pero yo no te pido lámparas exhumadas ni velos entreabiertos.
No te reclamo una lección de luz,
como no le reclamo al agua por la llama ni a la vigilia por el sueño.
O habría de confiar menos en ti que en las duras, recelosas estrellas?
¡Hemos visto tantos misterios insolubles con sus blancos reflejos, aún a pleno sol!
Basta con que me lleves de la mano como a través de un bosque,
noche alfombrada, noche sigilosa, que aprenda yo lo que quieres decir,
                                                                                                              lo que susurra el viento,

y pueda al fin leer hasta el fondo de mi pequeña noche en tu pupila inmensa.

***
Olga Orozco (Toay, 1920-Buenos Aires, 1999)

lunes, 27 de agosto de 2018

ennio moltedo / y contra todo













Y contra todo lo que se crea, no
vamos a recibir indicaciones. Hemos
dispuesto el reloj y ya nada variará el
camino. Puede tocar la banda y elevarse
el globo. Pueden reproducir cascadas de
una altura equivalente a los numerales
acumulados en el cielo y otorgarse premios
oficiales según el orden de llegada de los
nativos alrededor de la palma, el sauce o
el monolito de la plaza: estímulos de papel,
de cartón, de cobre.
No aceptamos invitaciones. No competimos.
No recibimos dádivas; ni copihues ni latas
de conservas. No entretenemos a pescados
muertos. No nos congraciamos con guardias,
funcionarios o vendedores de fruta.
No aceptamos dulces para el perro, cupones
o encuestas. Los encargos verbales, por
armoniosos que parezcan, que los escriban.
Y jamás solicites favor alguno.
Dirígete a la orilla del mar y oirás cómo el
agua suave se retira y resuena la escollera.
No hay autoridad que pueda entrar donde
yo estoy. Sé poderoso.

***
Ennio Moltedo (Viña del Mar, 1931-2012)

domingo, 26 de agosto de 2018

juan gelman / tres poemas













La rueda

*

El arco o puente que va
de tu mano a la mía cuando
no se tocan, abre
una flor intermedia.
¿Qué toca, qué retoca, qué trastoca
ese vacío de las manos
solas en su fatiga?
Nace una flor, sí,
se agosta en mayo como una
equivocación de la lengua
que se equivoca , sí.
¿Por qué este horror?
En la página de nosotros mismos
tu cuerpo escribe.

~~~

Fábricas del amor

*

Y construí tu rostro.
Con adivinaciones del amor, construía tu rostro
en los lejanos patios de la infancia.
Albañil con vergüenza,
yo me oculté del mundo para tallar tu imagen,
para darte la voz,
para poner dulzura en tu saliva.
Cuántas veces temblé
apenas si cubierto por la luz del verano
mientras te describía por mi sangre.
Pura mía,
estás hecha de cuántas estaciones
y tu gracia desciende como cuántos crepúsculos.
Cuántas de mis jornadas inventaron tus manos.
Qué infinito de besos contra la soledad
hunde tus pasos en el polvo.
Yo te oficié, te recité por los caminos,
escribí todos tus nombres al fondo de mi sombra,
te hice un sitio en mi lecho,
te amé, estela invisible, noche a noche.
Así fue que cantaron los silencios.
Años y años trabajé para hacerte
antes de oír un solo sonido de tu alma.

~~~

Ausencia de amor

*

Cómo será pregunto.
Cómo será tocarte a mi costado.
Ando de loco por el aire
que ando que no ando.

Cómo será acostarme
en tu país de pechos tan lejano.
Ando de pobre cristo a tu recuerdo
clavado, reclavado.

Será ya como sea.
Tal vez me estalle el cuerpo todo lo que he esperado.
Me comerás entonces dulcemente
pedazo por pedazo.

Seré lo que debiera.
Tu pie. Tu mano.

***
Juan Gelman (Buenos Aires, 1930-Ciudad de México, 2014)

sábado, 25 de agosto de 2018

mario verdugo / cuatro poemas









Absolutamente moderno
*
Cuando fui a ver Face/Off al cine
y luego conseguí desarrollar esa tecnología
para intercambiar rostros con mi amigo Juan,
poniéndome por primera vez en su pellejo,
pude comprobar lo mucho que él sufría,
cómo le agobiaban las altas temperaturas,
cómo el sol quemaba sus mejillas por dentro,
cómo la luz le arrancaba los ojos.
Cuando sobreponiéndome al sueño y la pena,
pude ver en una misma noche,
la versión original de La Mosca
y el refrito de Cronenberg,
mi mente se agilizó hasta un punto extraordinario,
y fue como si de pronto se me hicieran ostensibles
la paradoja de Zenón,
el teorema de Gödel,
la diferencia derridiana.
Cuando me colé a la avant-premièrede X-Men 2, y movido por su trama,
logré imitar las técnicas metamorfas
del personaje Mystique,
pude cumplir el viejo sueño
de pasear por las calles
con el aspecto de mi amiga Susana,
de manera que experimenté en carne propia
la alegría de ser contemplado
               con gusto y beneplácito,
                               con admiración e impaciencia,
                                                con envidia y solemnidad.
~~~

De los inéditos de pedro nolasco cruz:

9
una corporación de beneficencia sexual 
pudo haber extinguido el linaje
de c. vicuña y j.m. vicuña.

una corporación de beneficencia sexual 
pudo haber recompuesto la estirpe 
de enrique bunster y enrique lihn.

11
conforme a las ideas de guillermo blanco,
ver televisión era como tragarse una lagartija.

conforme al ideario de juan negro
ver televisión era peor que comerse una rata cruda.

~~~

De los inéditos de arturo torres rioseco:

cruchaga rimaba siglos con años, alcayaga rimaba días con horas;
munizaga los amparaba a ambos en su revista,
pues a juicio de munizaga 
todo se podía rimar.

raúl norero construyó toda su fama sobre la siguiente idea:
“volver produce amnesia”; leoncio guerrero, por su parte,
se basó nada más que en el siguiente lema: 
“correr produce parálisis”.

9
siete años después
salgado aún pensaba en los mismos materiales.

diecisiete años después,
collado aún pensaba en los mismos materiales.

veintisiete años después,
morgado aún pensaba en los mismos materiales.

~~~

De los inéditos de roque esteban scarpa:

2
montes miraba a la izquierda y a la derecha, y se sentía asustado.
montecino miraba en derredor y experimentaba un pánico infantil.
montealegre miraba hacia el futuro y gemía como un marsupial sureño.

cada uno entregaba así su aporte 
al desarrollo de un cine pulcro y químicamente puro.

3
méndez confundió la ecología con una dosis de muérdago.
zambra confundió la computación con un golpe de corriente.
bustos confundió su propio mensaje en clave 
con la robótica.

bustos atribuía sus logros a la influencia de huidobro.
zambra atribuía su fortuna a las enseñanzas de parra.
méndez atribuía su destreza a los consejos de neruda.

***
Mario Verdugo (Talca, 1975)

viernes, 24 de agosto de 2018

w. h. auden / dos poemas













La historia de la verdad

*

En aquellos tiempos en que ser era creer,
la Verdad era el súmmum de muchos creíbles,
más previa, más perpetua, que un león con alas de murciélago,
un perro con cola de pez o un pez con cabeza de águila,
en absoluto como los mortales, en tela de juicio por sus muertes.

La Verdad era su modelo mientras se afanaban en construir
un mundo de objetos perdurables en los que creer,
sin creer que la loza de barro y la leyenda,
el pórtico y la canción, eran veraces o embusteros:
la Verdad ya existía para ser cierta.

Esto ahora que, práctica como los platos de cartón,
la Verdad es convertible en kilovatios,
lo último por lo que nos regimos es un antimodelo,
alguna falsedad que cualquiera puede desmentir,
una nada en cuya existencia nadie tiene por qué creer.

~~~

Salta antes de mirar

*

La sensación de peligro no debe desaparecer:
el camino es sin duda tan breve como escarpado,
por muy paulatino que parezca desde aquí;
mira si quieres, pero tendrás que saltar.

Los hombres duros se ponen sensibleros en sueños
y quebrantan las ordenanzas que cualquier necio puede respetar;
no es la convención sino el miedo
lo que tiene tendencia a desaparecer.

Los esfuerzos cavilosos de la masa atareada,
la suciedad, la imprecisión y la cerveza
rinden unas cuantas agudezas todos los años;
ríete si puedes, pero tendrás que saltar.

Las prendas que se considera adecuado vestir
no serán baratas ni prácticas,
mientras consintamos en vivir cual ovejas
y nunca mencionar a quienes desaparecen.

Mucho cabe decir a favor del desparpajo social,
pero alegrarse cuando no hay nadie
es más difícil incluso que el llanto;
nadie mira, pero tienes que saltar.

Una soledad de diez mil brazas de hondura
sustenta el lecho en el que yacemos, cariño:
aunque te quiero, tendrás que saltar;
nuestro ensueño de seguridad debe desaparecer.

***
W. H. Auden (York, 1907-Viena, 1973)
Versiones de Eduardo Iriarte

/

The History of Truth

*

In that ago when being was believing
Truth was the most of many credibles
More first, more always, than a bat-winged lion,
A fish-tailed dog or eagle-headed fish,
The least like mortals, doubted by their deaths.

Truth was their model as they strove to build
A world of lasting objects to believe in,
Without believing earthenware and legend,
Archway and song, were truthful or untruthful:
The Truth was there already to be true.

This while when, practical like paper dishes,
Truth is convertible to kilo-watts,
Our last to do by is an anti-model,
Some untruth anyone can give the lie to,
A nothing no one need believe is there.

~~

Leap Before You Look

*

The sense of danger must not disappear:
The way is certainly both short and steep,
However gradual it looks from here;
Look if you like, but you will have to leap.

Tough-minded men get mushy in their sleep
And break the by-laws any fool can keep;
It is not the convention but the fear
That has a tendency to disappear.

The worried efforts of the busy heap,
The dirt, the imprecision, and the beer
Produce a few samrt wisecracke every year;
Laugh if you can, but you will have to leap.

The clothes that are considered right to wear
Will not be either sensible or cheap,
So long as we consent to live like sheep
And never mention those who disappear.

Much can be said for social savior-faire,
Bu to rejoice when no one else is there
Is even harder than it is to weep;
No one is watching, but you have to leap.

A solitude ten thousand fathoms deep
Sustains the bed on which we lie, my dear:
Although I love you, you will have to leap;
Our dream of safety has to disappear. 

jueves, 23 de agosto de 2018

robert desnos / los espacios del sueño









En la noche están naturalmente las siete maravillas
del mundo y la grandeza y lo trágico y el encanto.
Los bosques se tropiezan confusamente con las criaturas
legendarias escondidas en los matorrales.
Estás tú.

En la noche están los pasos del paseante
y los del asesino y los del guardia urbano
y la luz del farol y la linterna del trapero.
Estás tú.

En la noche pasan los trenes y los barcos
y el espejismo de los países donde es de día.
Los últimos alientos del crepúsculo
y los primeros estremecimientos del alba.
Estás tú.

Un aire de piano, el estallido de una voz.
Un portazo. Un reloj.
Y no solamente los seres y las cosas y los ruidos materiales.
Sino también yo que me persigo o sin cesar me adelanto.
Estás tú la inmolada, tú la que espero.

A veces extrañas figuras nacen
el momento del sueño y desaparecen.
Cuando cierro los ojos,
las floraciones fosforescentes aparecen
y se marchitan y renacen como fuego de artificios carnosos.
Países desconocidos que recorro en compañía de criaturas.
Estás tú sin duda, oh bella y discreta espía.

Y el alma palpable de la extensión.
Y los perfumes del cielo y de las estrellas
y el canto del gallo de hace 2000 años
y el grito del pavo real en los parques en llamas y besos.

Manos que se aprietan siniestramente en una luz descolorida
y ejes que chirrían sobre los caminos de espanto.
Estás tú sin duda a quien no conozco,
a quien conozco al contrario.

Pero que, presente en mis sueños,
te obstinas en dejarte adivinar en ellos sin aparecer.
Tú que permaneces inasible
en la realidad y en el sueño.

Tú que me perteneces por mi voluntad
de poseerte en ilusión
pero que no acercas tu rostro sino cuando mis ojos
se cierran tanto al sueño como a la realidad.

Tú que en despecho de una retórica fácil
donde la ola muere en la playa,
donde la corneja vuela entre las fábricas en ruinas,
donde la madera se pudre crujiendo bajo un sol de plomo.

Tú que estás en la base de mis sueños
y que sacudes mi alma llena de metamorfosis
y que me dejas tu guante cuando beso tu mano.
En la noche están las estrellas
y el movimiento tenebroso del mar, de los ríos,
de los bosques, de las ciudades, de las hierbas,
de los pulmones de millones y millones de seres.

En la noche están las maravillas del mundo.
En la noche no están los ángeles guardianes,
pero está el sueño.
En la noche estás tú.

En el día también.

***
Robert Desnos (París, 1900-Campo de concentración de Theresienstadt, 1945)
Versión de Gonzalo Hernández

/

Les espaces du sommeil 

*

Dans la nuit il y a naturellement les sept merveilles
du monde et la grandeur et le tragique et le charme.
Les forêts s'y heurtent confusément
avec des créatures de légende cachées dans les fourrés.
Il y a toi.

Dans la nuit il y a le pas du promeneuret
celui de l'assassin et celui du sergent de ville
et la lumière du réverbère
et celle de la lanterne du chiffonnier.
Il y a toi.

Dans la nuit passent les trains et les bateaux
et le mirage des pays où il fait jour.
Les derniers souffles du crépuscule
et les premiers frissons de l'aube.
Il y a toi.

Un air de piano, un éclat de voix.
Une porte claque. Un horloge.
Et pas seulement les êtres et les choses et les bruits matériels.
Mais encore moi qui me poursuis ou sans cesse me dépasse.
Il y a toi l'immolée, toi que j'attends.

Parfois d'étranges figures naissent
à l'instant du sommeil et disparaissent.
Quand je ferme les yeux,
des floraisons phosphorescentes apparaissent
et se fanent et renaissent comme des feux d'artifice charnus.
Des pays inconnus que je parcours en compagnie de créatures.
Il y a toi sans doute, ô belle et discrète espionne.

Et l'âme palpable de l'étendue.
Et les parfums du ciel et des étoiles
et le chant du coq d'il y a 2,000 ans
et le cri du paon dans des parcs en flamme et des baisers.

Des mains qui se serrent sinistrement dans une lumière blafarde
et des essieux qui grincent sur des routes médusantes.
Il y a toi sans doute que je ne connais pas,
que je connais au contraire.

Mais qui, présente dans mes rêves,
t'obstines à s'y laisser deviner sans y paraître.
Toi qui restes insaisissable
dans la réalité et dans le rêve.

Toi qui m'appartiens de par ma volonté
de te posséder en illusion
mais qui n'approches ton visage du mien
que mes yeux clos aussi bien au rêve qu'à la réalité.

Toi qu'en dépit d'un rhétorique facile
où le flot meurt sur les plages,
où la corneille vole dans des usines en ruines,
où le bois pourrit en craquant sous un soleil de plomb.

Toi qui es à la base de mes rêves
et qui secoues mon esprit plein de métamorphoses
et qui me laisses ton gant quand je baise ta main.
Dans la nuit il y a les étoiles
et le mouvement ténébreux de la mer,
des fleuves, des forêts, des villes, des herbes,
des poumons de millions et millions d'êtres.

Dans la nuit il y a les merveilles du mondes.
Dans la nuit il n'y a pas d'anges gardiens
mais il y a le sommeil.
Dans la nuit il y a toi.

Dans le jour aussi.

miércoles, 22 de agosto de 2018

delmore schwartz / en la cama desnuda, en la caverna de platón









En la cama desnuda, en la caverna de Platón,
el reflejo de los focos de los autos se desliza lentamente en la pared
los carpinteros martillan detrás de las persianas,
el viento turba las cortinas durante toda la noche,
una flota de camiones aserrucha colina arriba, rechinando,
con sus cargas cubiertas, como siempre.
El cielorraso se ilumina de nuevo, el oblicuo diagrama
se desliza lentamente.
Al son del traqueteo del lechero,
su dificultoso ascenso por la escalera y el tintineo de las botellas,
me levanté de la cama, encendí un cigarrillo
y caminé hacia la ventana. La calle adoquinada
prodiga la paz sobre la cual se levantan los edificios,
la vigilia del farol de la calle y la paciencia del caballo.
El capital prístino del cielo invernal
me hizo volver a la cama con ojos exhaustos.

La extrañeza creció en el aire inmóvil. La borrosa
película se volvió gris. Temblor de carruajes y redoble de pezuñas
sonaban a lo lejos, in crescendo, cada vez más fuerte y más cerca.
Un auto tosió al partir. La mañana, que suavemente
evaporaba el aire, extrajo la silla semi cubierta
desde las profundidades, encendió el espejo,
y separó al vestidor de la blanca pared.
El pájaro tímidamente dice presente, silba, aletea,
borbotea y silba, así. Perplejo, aún húmedo
de sueño, tierno, hambriento y frío. Así, así,
oh, hijo del hombre, la noche ignorante, la ardua labor
de la aurora. El misterio del comienzo,
una y otra vez,
mientras no se tolera perdón para la historia.

***
Delmore Schwartz (Brooklyn, 1913-Nueva York, 1966)
Versión de Sergio Coddou Mc Manus

Fuente

/

In the Naked Bed, In Plato’s Cave

*

In the naked bed, in Plato’s cave,
Reflected headlights slowly slid the wall,
Carpenters hammered under the shaded window,
Wind troubled the window curtains all night long,
A fleet of trucks strained uphill, grinding,
Their freights covered, as usual.
The ceiling lightened again, the slanting diagram
Slid slowly forth.
Hearing the milkman’s chop,
his striving up the stair, the bottle’s chink,
I rose from bed, lit a cigarette,
And walked to the window. The stony street
Displayed the stillness in which buildings stand,
The street-lamp’s vigil and the horse’s patience.
The winter sky’s pure capital
Turned me back to bed with exhausted eyes.

Strangeness grew in the motionless air. The loose
Film grayed. Shaking wagons, hooves’ waterfalls,
Sounded far off, increasing, louder and nearer.
A car coughed, starting. Morning softly
Melting the air, lifted the half-covered chair
From underseas, kindled the looking-glass,
Distinguished the dresser and the white wall.
The bird called tentatively, whistled, called,
Bubbled and whistled, so! Perplexed, still wet
With sleep, affectionate, hungry and cold. So, so,
O son of man, the ignorant night, the travail
Of early morning, the mystery of the beginning
Again and again,
while history is unforgiven.

martes, 21 de agosto de 2018

severo sarduy / cinco poemas



Big bang

*

Las galaxias parecen alejarse unas de otras a velocidades
            considerables.
Las más lejanas huyen con la aceleración de doscientos
            treinta mil kilómetros por segundo,
próxima a la de la luz.
el universo se hincha.
Asistimos al resultado de una gigantesca explosión.

~~~

La cuarta noche

*

Oye, qué acordeones falsos.
La lucidez, el muro blanco,

(la voz gangosa del disco)
rayado, un leopardo arisco
preso entre los hilos rojos.
(las agujas de sus ojos

me miran). La hoja en blanco,
la mano que escribe, temblando

~~~

Poema uno

*

Escritos en el suelo han quedado los signos de la muerte.
Y en los mosaicos de piedra roja
el estampido de los rostros de oro.

La humedad ha cubierto los frescos.
En la escalera
las manchas de los pies rajados.

El polvo ennegrece el resto.

La ventana está abierta.
La ciudad saqueada.

~~~

Poema 3

*

Incrustarte cascabeles en las mejillas
con cal escribirte en la frente
con rayas espirales pintarte el sexo
las nalgas con discos fluorescentes

líneas de puntos blancas
agrimensor de tu cuerpo negro

firmarte la cabeza
cubrirte los pies de yeso
flores de oro en las manos
ojos egipcios en el pecho

ideogramas blancos
un mapa negro tu cuerpo

~~~

¿Qué se hicieron los cantantes?

*

¿Qué se hicieron los cantantes,
los reyes, los Matamoros
de dril nevado y los oros
de las barajas de antes?
¿Quién las tardes del Cervantes
recuerda, y aquel grabado
del Diario, desdibujado,
y los bailables de Sagua?

(Las guitarras llenas de agua
están, y el tambor rajado.)

***
Severo Sarduy (Camagüey, 1937-París, 1993)

lunes, 20 de agosto de 2018

bruno vidal / selección









"Estamos aquí para destruir sistemáticamente
Las matrices de significaciones preverbales"
"Nuestros enemigos deben percibirse a sí mismos
En tanto objetos totalmente destruidos"
"Entiéndase bien:
Fragmentar, dividir, despedazar, borrar"
                   (Entrada Liberada)

~

¡No hay manu militari!

~

Los que van amarrados de pies y manos
empiezan a intuir su mala suerte definitiva
Sueltan lágrimas No sollozan En cierto sentido
mantienen en alto la moral
Van sumamente incómodos los amontonaron
un cuerpo encima de otro
Tratan de acomodarse se dan ánimo
Los jode la incertidumbre
Es una adversidad indescriptible
Cada cierto rato reciben una tanda de golpes por donde venga
La columna motorizada que tuvo partida
en el Regimiento Tacna
Se ve bonita Se desplaza por Avenida Santa Rosa
—camiones Pegaso cubiertos con lona
y jeeps Land Rover-
Al llegar al cruce de Huechuraba se suman al convoy
otros vehículos
Los manejan hombres vestidos de paisanos
En sus ademanes parecen jactarse
de ir incorporándose en el trayecto
Enfilan por Carretera San Martín
Un prisionero logra soltar amarras
Torpe intentona de salir jabonado en una operación
de exterminio selectivo
Los fulanos saben que les espera lo peor
Van directo al despeñadero
Al llegar a los Campos de Peldehue
Mi sargento Espíndola y el Cabo Pefialoza
Ya tenían emplazada la Punto 30
en el montículo N° 7 -cerquita del Polígono-
Mantuvieron la compostura No pidieron clemencia
El más corajudo nos puteó
de lo lindo
Fue bueno que ninguno muriera de susto

~

Estoy en la parte más alta del Estadio Nacional
Ese marcador mítico hace que evoque los triunfos
                                        y las derrotas
En el círculo central aparece la figura de mi padre
No lo veo señero está de rodillas con la vista vendada
—en mis manos un fusil automático-
Veo a mi progenitor en serias dificultades
Su cuerpo se enfría su rostro demacrado es indescriptible
                                              le tiembla la barbilla
Se nota que lo afecta un pavor profundo
           Su mirada se apaga
Hay una soledad devastadora en la cancha
                                        No vitorean ochenta mil almas
En la marquesina veo a una pobre mujer sollozando a mares
            la suerte de su cabrón marital
En el sector Andes un furgón de la Morgue
               a la espera de un resultado incierto
Todas las galerías proletarias: ensangrentadas
Se siente un ruido ensordecedor en el silbato siniestro
Antes de despertar violentamente escucho el tableteo maravilloso
   de esas ametralladoras que fueron emplazadas
              en la víspera por mi Sargento Sotomayor
Yo a toda prisa me voy a la Avenida Maratón
Todo el vecindario de Villa Olímpica duerme profundamente

~

El ambiente no está relajado ni distendido
El oficial a cargo es un tipo cargante
          No perdona una
El recluta con el pulso malo sufrirá lo indecible
          No se pueden echar tallas ni contar chistes
Los cabos los sargentos andan con el alma en un hilo
El Taconazo Urmeneta es un gallazo
Sabe imponerse con su sola presencia
Los rumores Las intrigas hablan de un pasado militar
          en los grados ascendientes
Su autoridad es indiscutible
Cosa curiosa no putea ni garabatea
          a los subordinados
Con el lenguaje es una dama
No se permite palabras maldicientes
               a diferencia de los otros oficiales
Allá viene se ve imponente Se ve inclaudicable
Se cuadra impeque De improviso
                                    pasa revista
               a los cabros de las compañías recién ingresadas
Ojalá no quede una cagada
          Todo el mundo tendrá que pagar el pato
                      Nos deja con el habla en la boca
Por primera vez escuchamos clarito el grueso calibre
             de la chuchada:
Y ud. hijo de puta explique esa morisqueta
          de maricón a la vela:
Todos transpirando de miedo en las filas
           Reina el silencio Campea el miedo
O rogamos:
Dios mío no hagas que hoy día nos falle
                                                   la puntería

~

Alto parlante n° 25:
¡El presente es de lucha
El futuro es nuestro!

~

En la fotografía tomada frente a las Torres de San Borja
Aparecemos quemando libros en plena vía pública
Somos conscriptos del 73 junto a un suboficial de planta
Reconozco a algunos: a Coronta Ortega a Chepo Sepúlveda
A Cacho Naranjo a Ladilla Galindo al Huaso Astica
A Pepe Benavides a Pandereta Zepeda a Pericote Fuenzalida
No nos liberamos de esa mala imagen
Desprestigiándonos en todo el mundo
Seguro nadie sabe la anécdota invisible del "acontecer funesto"
Con actitud decidida salvé de las llamas un libro muy entretenido
La profesora de castellano en el Liceo 12 de Avenida Dorsal
Nos ha hecho leer en segundo medio en ramo de lectura obligatoria
Me identifiqué con el personaje principal embarcado de polizonte
Al ver un ejemplar de El último grumete de la Baquedano
Pudiendo destruirse sin remedio me atreví a arrancarlo del fuego
Lo bonito fue contar con la venia
                               De mi Capitán Armando de la Maza

***
Bruno Vidal (Santiago de Chile, 1957)

domingo, 19 de agosto de 2018

álvaro ruíz / decadencia y demolición de reina victoria 6924












En Reina Victoria nada existe ya
quizás las formas troncales del viejo
nogal
al número 472436 nadie responde ya
la terraza está llena de recuerdos
astronómicos
en Reina Victoria ni los muertos
responden ya.
En Reina Victoria corrió una acequia
en sus aguas navegaron todas mis
improvisadas embarcaciones
todo violáceo lirio era símbolo mío
los perros finalmente fueron perros en
las horas de sus muertes
las fosas eran debidamente paleadas
rectángulos olorosos tierra adentro.
En Reina Victoria toda mi vida corrió
detrás de un canal
una huella me conducía a la carpa de
Violeta Parra
yo nunca entendí qué cosa exacta
ocurría allí.
En Reina Victoria yo nada tenía
contra el quintral en los álamos
Barrales nada alarmante nunca
advirtió
mientras él existiera nada sería para
mal.
Pasaron los años y Barrales no
comprende qué pretendo decir.
En Reina Victoria todos sonaban una
campana
yo quisiera poseer esa puerta
telefonear al número 472436
y asi regresar saltando los muros a
orillas del canal.
En Reina Victoria yo nunca tuve un
amor
las beldades eran todas castas
cabelleras al viento y buenas para
rezar.
En Reina Victoria las pendencias me
hicieron prudente
pero ante las injusticias y la muerte
más vale ser valiente
por eso guardo una pistola calibre 45
como señal victoriosa.
En Reina Victoria los alhelíes sangran
las maderas suenan como en los
poemas de Cárdenas
la noche se levanta y toma por asalto
mi último sueño.
En Reina Victoria los príncipes portan
corvos
mientras los muros del principado son
horadados
así, de este modo, el paisaje fue
ultrajado y prósperamente
pavimentado.
En Reina Victoria mi Honor de
Ciudadano explosionó.
En Reina Victoria cortaron el agua, el
gas y la corriente eléctrica.
En Reina Victoria todos se fueron y
nadie responde al número 472436.

***
Álvaro Ruíz (Ottawa, 1953)

sábado, 18 de agosto de 2018

alden van buskirk / de "lami"










Oakland 1961

*

en otro universo mental cuyas
asociaciones giran fuera de una teoría
infinita, mientras los cuerpos se
desmoronan en Oakland, habitaciones amobladas
explotan sobre los campos de maíz de Nebraska—
En Nueva York
el último reloj deja de funcionar
he terminado de follar con la última
mujer a punto de colgar su ropa,
besando al último bebé chino en la nariz.
Mi ternura va al cine
en Los Ángeles y está pegada al respaldo de un
asiento de terciopelo, el dulce chicle
de mi ternura
se endurece allí con
los envoltorios de dulce de la nostalgia,
las cabritas de la compasión…
el último noticiario corriendo marcha atrás
restaura la última casa ardiendo
y la gente entra de nuevo a través de las ventanas:
veo diez películas de gángsters en un día, callado
masturbándome sobre vestidos de 1920, comiendo
libras de cabritas.
Después mi propia sombra baila sobre la pantalla y
se acaba tras mirarse por última vez.

En cada ciudad lo mismo, esta es alguna cosa de
ciencia ficción—¿estoy entre los
descerebrados? cadáveres hinchándose
en remolinos flotan ahora de regreso al mar,
yo soy arrastrado por la marea, no.
Todavía puedo soñar con el sol, el ojo
indiferente del sol, terremotos de cristal,
montañas, las rodillas de
viejos dioses bramando truenos, este no es
mi fin, tal vez peyote si pudiese
encontrarlo, peyote para el mundo
para matar la mente, aunque la mente ha
prohibido el espíritu, cubriendo todos los
Estados Unidos con cemento,
una gran carretera que no va a otro lugar que el mar.

El musgo marino trepa por el hormigón,
los peces me aman no estoy perdido.
El mar avanza sobre la tierra, y suave
y metódicamente toca con los dedos húmedos
las últimas cenizas calientes.

~~~

Cocina

*

En el frasco de mermelada de damasco, un mar de lava
y la hormiga es Julio Verne rodeando el borde del cráter
en Islandia, sueña su sueño del viscoso y anaranjado
centro de la tierra—

La radio con estática por su garganta anuncia:
“El barco ebrio de Arthur Rimbaud, leído por
el Dr. etc.” él ve Estados Unidos en el título y
por qué no.
Traduzco una línea de nuevo—
(Comme je descendais des fleuves impassibles)
“¿Cuándo yo descendía por ríos impasibles?”
y Rimbaud vuela por mi ventana aprobando
el gesto—una bandada de pinzones—
—aletas guiñen como
monedas arrojadas al sol
sobre Oakland

En agradecimiento, desenrosco la tapa y
Verne desciende por la chimenea impasible
con su traje del espacio del siglo diecinueve,
luce como una hormiga apresurándose—
Cocina—nombre de mi habitación, me niego
a tal tosco nombre —¿por qué no
salón de palomas
—o
cueva de terciopelo?

(Estoy solo, ahora la radio es un viejo profesor
francés, la apago lentamente, su voz astral
navega a través del espacio hacia otro planeta
—habitaciones.

Dejo de escribir por un minuto y examino la
vista desde el pórtico, no del balcón, acantilado o
torrecilla —¡Ja!

Todos los días eso cambia—el personal
de abastecimiento mira al cartero,
sus grandes ojos de cristal explotan con amor—

mi habitación es más discreta—me excita
cuando estoy dormido y me mata en el
día (luego cosquilleo sus murallas con
olores a cocina y bailes de pies descalzos)

Algún día cobrará vida—amante tímida—
no solo suspirarán las hormigas y la voz radial,
sino toda la habitación, y se levantará una silla
temblorosa o una lámpara hacia mi boca
—cantando a través de fauces y tubos
la canción de mi emocionante vida aquí—

Me abandona el cosmonauta extasiado,
una genuina mierda voladora, rumbo a Islandia
o a San Leandro—

Oh habitación, espero con una erección en mi
bolsillo, respirando tu calor de horno y pregunto

¿me alimentaré para siempre de la boca de
todo deseo?

~~~

Poesía ahora—1961

*

indolencia, no arte por amor al arte o (peor) la vida por
amor al arte… o la poesía se reduce a cero.

A la mierda Olson y la multitud. Solo Ginsb., McClure y Wieners
para mí.

Vuelto en sí escribo en todos los tonos, monotonía furiosa y/o dulce.

Robar ideas, en otras palabras, márgenes donde sea posible

(un paseo y Dios es visto o no, etc.)

Rimbaud sí, pero hoy mi propia jerigonza ruda y gringa
___________________________
He caminado a través de los pliegues
de tu vestido que

Podría ver a Dios.

(El atardecer soñado explotó
la ciudad y la manchó con
una mezcla de oro bermejo;
y fue perforado
a través de callejones de ductos
de polvo filtrado, hoy bodegas
___________________________
Asechadas las calles de noche, vestidas
de ella, sigo atrapado en la mancha
de los atardeceres como ladrillo fundido. Pensé:
“la ciudad estalla en una mezcla de
oro bermejo”
sin embargo, el cemento royó los dedos hasta la oscuridad

para que pudiera ver a Dios sin

~~~

Terror silenciado

*

Estoy soñando.
Es un placer soñar.
Sueño con autos agitándose
y esquinas bajo este pórtico.
No son carros de circo
ni letreros bullendo
abiertos por el sol. Sueño
que ellos aparecen como
llagas coloridas, tintineando
desde el disco pare.
Ellos no son agua, a través del
sol bailan en sus lunetas de vidrio.
No puedo precisar la profundidad
de su reflejo liberado desde
las fronteras del cromo,
¿Y soñar con los motores? No es posible
excepto si el sol y las malezas
apalancan sus capuchas en futuros basurales.
Un auto azul muestra su millar de soles destruidos
como puercos, cabeza negra adentro. La ventana
corta cuellos negros, se eleva borracha encima
de los otros como un fuego sangrante.
Este es un auto, no un pájaro.
Hermosamente te aterroriza.

~~~

Última voluntad y

*

Si muero en el sueño será una convulsión cuyo “terror”
y “belleza” demostraron ser finalmente irresistibles. Me levanto,
el capullo tembloroso con miedo a florecer.
viene de los sueños donde la música,
el color y los objetos se intercambian
solo por su llama continua. Es dentro de esa flor-llama
que estoy preparado, transpirado medio despierto
y horizontal. La columna se arquea en espasmos
cortos, no veo nada arriba.
Oscuridad por todos lados o mis ojos se han extinguido.
Hasta ahora: sucumbí a la vida y desperté
temblando —un cobarde
Aunque cada vez más yerto,
cada vez más tenso,
me hiero con el deseo
de explotar y juro que no habrá vuelta atrás.
Dios quiere follarme también
y la muerte será mi último amor,
a ella le daré todo.

***
Alden van Buskirk (Rutland, 1938-San Francisco, 1961)
Versiones de Nicolás López-Pérez

Saposcat

/

Oakland 1961

*

in another mental universe whose
associations orbit outward to infinite
theory while bodies
decay in Oakland furnished rooms
blow over in the cornfields of Nebraska —
In New York
the last clock runs down
I have finished screwing the last
woman about to hang out her wash,
kissing the last chinese baby on the nose.
My tenderness goes to the movies
in Los Angeles and is stuck to the back of a
velvet seat, the sweet gum
of my tenderness
hardening there with
the candy wrappers of nostalgia,
the popcorn of pity . . .
the last newsreel running backward
restores the last burning house
and the people skitter in again thru windows:
I see ten gangster films in a day, quietly
masturbating over 1920 dresses & eating
the pounds of State popcorn.
Afterwards dance my own shadow on the screen &
run out for a last look.

In every city the same, this is some science
fiction thing — am I
there among the senseless? corpses bloating
in eddies float back to sea now,
me carried along in the tide, no
I can still dream the sun, the
indifferent eye of the sun, earthquakes of crystal,
mountains the knees of
old gods bellowing thunder, this is
not my end, maybe peyote if I could
find it, peyote for the world
to kill the mind but the mind has
outlawed the spirit and covers all
America with cement, a huge highway
going nowhere but to the sea.

Sea moss creeps up the concrete,
the fish love me I am not lost.
The sea advances on the earth, and gently
methodically touches with wet fingers the
last warm ashes.

~~~

Kitchen

*

In the jar of apricot jam a lava sea &
 the ant is Jules Verne circling the crater rim in
 Iceland, dreams his dream of the center's
 sticky orange—

The radio with static in its throat announces
"Arthur Rimbaud's Ivory Boat read by
Dr. etc." he sees America in the title &
why not.
I translate a line anew —
 (Comme je descendais des fleuves impassibles)
 "Come didya descend the impassible flues?"
& Rimbaud flies by my window approving —
 the sign — a flock of finches —
 — wingtips wink like
 coins tossed in the sun
 over Oakland —

In thanks I unscrew the lid &
 Verne descends the impassible flue
 with his 19th century space suit he
 looks like an ant hurrying there —
Kitchen — name of my room, I refuse
 such a chewy name — why not
 dove salon
— or
 velvet cave

(I'm alone now the radio is an old French
 professor I turn off slowly, his astral voice
 drifting out thru space to other planet —
 rooms.

Stop writing a minute & examine the
 view from the porch no the balcony, bluff or
 turret — Ha!

Every day it changes — the Movers
 Supplies Warehouse is ogling the mailman, its
 big glass eyes pop with love —

my room is more discreet — it feels me up
 when I'm asleep & plays dead in the
 day (then I tickle its walls with
cooking smells & barefoot dancing)


Someday it will come alive — coy lover —
 not just ants & radio voice but the whole
 room will sigh, raise a trembling chair
 or lampshade to my mouth — sing through
 faucets & pipes the song of my exciting
 life here—

Fly me off the enraptured cosmonaut to
 Iceland or San Leandro a genuine
 flying fuck —

Oh room I wait with hard—on in my pocket
 breathing your oven warmth & ask

Will I then feed forever from the mouth of
 all Desire.

~~~

Poetry now — 1961

*

 indolence, not art for art sake or (worse) life for art
sake. . . or poetry dwindles to Zero.

 Fuck Olson & the crowd. Only Ginsb., McClure, and Wieners
for me.

 I cd write in all tones, mad and/or sweet drones.

Steal ideas, i.e. frames where possible.

 (A walk & the God seen or not seen, etc.)

Rimbaud yes, but now my own tough american lingo
___________________________
Walked through folds of
your dress that

I might see the God.

(Dreamt sunset exploded the
city & smeared it with
red gold mash, lanced
through alleys the shafts of
sifting dust, now warehouses
___________________________
Stalked the nightfold streets of her
gown, still caught in the smear
of setting suns, brick-melt. Thought
"city explodes in mash of
red gold"
but cement gnawed fingers through black

that I might see the God without

~~~

Muted terror

*

I am dreaming.
It is pleasant to dream.
I dream cars churning
corners below this porch.
They are not circus wagons
or signboards boiled
open by the sun. Dreaming
they appear as colored sores
issuing from the stop sign.
They are not water, though sun
dances on their glass backs.
Nor can I ascertain their depths
for their reflection breaks from
the limits of chrome.
To dream the motors? It is not
possible except as the sun and the
weeds pry their hoods off in future junkyards.
A blue one displays its thousand broken suns
swinely, dark head in; the window severs blacknecks,
it soars drunken above
the others, a bleeding fire.
This is a car not a bird.
It terrifies beautifully.

~~~

Last will and

*

If I die in sleep it will be in a convulsion whose “terror”
and “beauty” proved irresistible at last. I rise, the
quivering bud afraid to blossom.
It comes out of dreams where music,
color and objects interchange
but for their continual flame. It is within the flame-
flower I am drawn up sweating half awake and
horizontal. Spine arches in short
spams. I see nothing above.
Darkness everywhere or are my eyes gone out.
Before now: I gave in to life and awoke
trembling- a coward.
But every time more rigid,
every time more pull, I
hurt with desire to
explode and vow no more retreats.
God wants to fuck me too,
and death will be my final lover.
I giver her all.

viernes, 17 de agosto de 2018

víctor munita fritis / versículo 2













Querido poeta:
He sabido que
mi prima Eleisábet
una anciana
sin uso de espermios congelados
ni arriendo de vientre
tendrá un niño al igual que yo
Juan le tienen por nombre
yo al mío Emannuel
-Mientras un ángel
no me cambie los planes
está todo bien-
Eleisábet
se ha empeñado en que Juan
sea locutor en Judea
insulte a los gobernantes de turno
y bautice hombres en el río Jordán
a diferencia de ella
al mío
enseñaré
que asista al estadio y le guste la Católica
que haga su cama a penas se levante
que me diga mami
que estudie una carrera rentable
que antes de acostarse me de la bendición
que se case con una mujer buena
amorosa
que sepa cocinar
que no sea virgen
porque para santa estoy yo
porque en realidad y díganme algo
¡soy sobre protectora y qué!
cuando crezca
lo va agradecer
no quiero que al final
pierda la cabeza
como su primo.
Aún no casada
impregnada por un espíritu
-que no era de José
decían las malas lenguas revueltas-
virgen como
una muchachita que no sangra
sin antecedentes del tema o investigación a fin
quedé liberada
del nocivo poder femenino
y la destrucción de imagen
que ejercen los hombres.
Entre todas las mujeres
he vivido
desde madre del divino
hasta madre de toda la humanidad

***
Víctor Munita Fritis (Copiapó, 1980)

jueves, 16 de agosto de 2018

basil bunting / de "chomei en toyama"













El rocío de mis sesenta años se evapora,
he construido mi última casa, o casucha,
campamento de cazador, la vieja
crisálida del gusano de seda:
diez pies por diez pies, siete de alto: y yo
tomándolo por habitación de paso, no por domicilio,
me salté las tradiciones ceremonias fundacionales.

He sellado los marcos con greda,
puesto bisagras en las esquinas;
fácil de desarmar y partir a otra parte
cuando me aburra de este lugar.
Dos carretillas de basura
y el costo de un hombre para cargarlo,
ningún problema.

Desde que piso la montaña Hino
el mediodía cae a través del toldo
sobre mi balcón de bambú, el atardecer
brilló sobre Amida.
He puesto mis libros sobre la ventana,
el laúd y la mandolina a mano,
apilado helechos y paja para acostarme,
un buen escritorio donde da la luz, cocina a leña.
Junté y acomodé piedras
para una cisterna, instalé
cañerías de bambú. Sin leñera,
hay madera suficiente en el bosque.

Toyama, ¡cómodo entre las enredaderas!
Toyama, profundo en la densa quebrada, abierta
al oeste donde los muerto salen del Edén
agachados sobre las nubes azules de las glicinas.

(...)

Prisionera de ningún paisaje
de ninguna estación
la mente se mueve en una cosecha
ilimitada.

Vine por un mes
hace cinco años.
Hay musgo en mi techo.

***
Basil Bunting (Benwell and Scotswood, 1900-Hexham, 1985) Chomei en Toyama. Santiago de Chile: Lecturas Ediciones, 2017.
Versiones de Kurt Folch

/

Chomei at Toyama

(Kamo-no-Chomei, born at Kamo 1154, died at Toyama on Mount Hino, 24th June 1216)

(...)

The dew evaporates from my sixty years,
I have built my last house, or hovel,
a hunter’s bivouac, an old
silkworm’s cocoon:
ten feet by ten, seven high: and I,
reckoning it a lodging not a dwelling,
omitted the usual foundation ceremony.

I have filled the frames with clay,
set hinges at the corners;
easy to take it down and carry it away
when I get bored with this place.
Two barrowloads of junk
and the cost of a man to shove the barrow,
no trouble at all.

Since I have trodden Hino mountain
noon has beaten through the awning
over my bamboo balcony, evening
shone on Amida.
I have shelved my books above the window,
lute and mandolin near at hand,
piled bracken and a little straw for bedding,
a smooth desk where the light falls, stove for bramblewood.
I have gathered stones, fitted
stones for a cistern, laid bamboo
pipes. No woodstack,
wood enough in the thicket.

Toyama, snug in the creepers!
Toyama, deep in the dense gully, open
westward whence the dead ride out of Eden
squatting on blue clouds of wistaria.

(...)

Neither closed in one landscape
nor in one season
the mind moving in illimitable
recollection.

I came here for a month
five years ago.
There’s moss on the roof.

miércoles, 15 de agosto de 2018

ko un / siete poemas










Una palabra

*

   Tienes prisa
 mucha prisa

Le dice un leño al fuego.

~~~

Olas

*

Mira, ¿acaso todas las olas se mueven
porque una sola empieza a moverse?
No
Simplemente se mueven todas a un tiempo

Todo ha sido una equivocación
desde el principio

~~~

El viento

*

Nunca le pidas clemencia  al viento
altas lilas silvestres y otras
blancas lilas aromáticas y otras
flores sin nombre y otras
una vez que se hayan marchitado sus hojas
brotarán nuevos tallos

No es demasiado tarde

~~~

Bajando de la montaña

*

Al mirar atrás
¡ah!
la montaña de la que desciendo
ha desaparecido.
En el lugar donde estoy
la brisa otoñal agita
indolente
la piel que mudó la serpiente

~~~

Efímero

*

 Una trescientas millonésima de segundo,
              si eso es lo que dura una partícula,
         considera qué interminable es un día

  ¿Piensas que un día es demasiado corto?

                                                           gran codicia

~~~

Un callejón

*

Un callejón sin salida. Me vuelvo
                                                          Vale
                                             Aquí y allá
                                   Luces brillantes

        En un callejón de Chongnung

~~~

Cucú

*

        Al alba tres cucús se sientan juntos
                                                  ni una palabra

                      ni qué bueno es otro mundo
                       ni qué bueno es este mundo

       Los cucús de ayer fueron olvidados
aún es temprano para los cucús de hoy

                           El mejor momento del día

***
Ko Un (Gunsan, 1933)
Versiones de Joung Kwon Tae  - Revisadas por Isabel R. Cachera

martes, 14 de agosto de 2018

robert lowell / el cementerio cuáquero en nantuket









 Para Warren Winslow, muerto en alta mar

 “…y les dijo Dios: Fructificad y multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgadla,
y señoread sobre los peces del  mar, y sobre las aves de los cielos
y sobre todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”

I.

Un brazo de agua baja y salobre en las afueras de Madaket…
El mar rompía aún con violencia y la noche
se había posado brumosa sobre nuestra flota del Atlántico Norte
cuando el marinero ahogado se aferró a la red barredera. La luz
destelló en su pelo revuelto y sus pies de mármol.
Forcejeó con la red
con los agarrotados y obstinados músculos de sus muslos:
el cadáver exangüe era un despojo de rojos y blancos,
sus abiertos e inmóviles ojos
eran pesados ojos de buey carentes de brillo
o ventanas de camarotes en el casco de un barco encallado
lleno de arena. Lastramos el cuerpo, cerramos
sus ojos y lo devolvimos al mar de donde venía,
ahí donde el escualo de cabeza afilada descorteza su nariz
contra el vacío y la frente de Ahab, y tachamos su nombre con tiza amarilla.
Marineros que en este portento surcan el mar
donde los acorazados habrán de confesar
su deidad condenada,
dado que no tienen el poder
de defender este atlántico bastión
del que sacude la tierra, verde, incansable y casto
con sus escamas de acero: no clamen por el laúd órfico
para que le devuelva la vida. Los cañones de la flota de acero
retroceden al disparar y luego repiten
el ronco saludo.

II.

Siempre que los vientos soplan y su aliento
tironea los navíos amarrados a este muelle,
los charranes y las gaviotas se estremecen ante tu muerte
en estas aguas nuestras. Marinero, ¿puedes escuchar
las alas marinas del Pequod batiendo hacia la tierra, cayendo
precipitadamente y rompiendo en nuestro muro atlántico
cerca de Sconset, donde los yates de carrera viran y salpican
la boya de campana con los foques hinchados,
mientras enrrollada y chirriante la vela mayor suelta
las poleas; en las afueras de Madaket, donde los inexpertos marineros
se estrellan contra el fuerte oleaje y arrojan calamares como cebo
para los peces azules? Las gaviotas guiñan sus pesados párpados
mirando el mar. Las alas del viento golpean las rocas,
primo, y claman por ti, y sus garras se abalanzan
sobre la garganta del mar y la retuercen en el fango nevado
de este viejo cementerio cuáquero donde los huesos
aúllan de tristeza en la dilatada noche herida por la bestia
que va y viene junto a los balleneros de Ahab en el Este.

III.

Todo cuanto arrebataste a Poseidón murió
contigo, primo mío, y el agua salobre que surcaste
es nada sobre la barba azul del dios,
extendida desde más allá de nosotros hasta los castillos de España,
el puerto que mira a Nantucket hacia el Oeste. Hacia Cape Cod
los cañones, acunados por las olas,
hacen estallar los sargazos, formando una clepsidra
hecha de estela y aguas del pantoque, enturbian la sal y la arena,
azotan el cadalso de la tierra, y sacuden
nuestros buques de guerra en manos
del gran Dios, donde el remordimiento del tiempo vuelve azul
lo que sea que estos marineros cuáqueros hayan perdido
en la furiosa revuelta de sus vidas. Murieron
cuando el tiempo tenía sus ojos abiertos,
era desgarbado y más infantil; solo los huesos  permanecen
ahí, en la nada, donde sus barcos fueron arrojados
hacia las nubes, donde los marineros fabulaban acerca del
“¿qué es?”, el monstruo blanco.
Lo que esto les costó
es su secreto. En la aceitosa estela del cachalote
veo a los cuáqueros ahogarse, escucho sus gritos:
“Si Dios mismo no hubiera estado de nuestro lado,
si Dios mismo no hubiera estado de nuestro lado
cuando el Atlántico se alzó contra nosotros, ¡vaya!,
entonces nos habría tragado enseguida”.

IV.

Este es el fin de la ruta ballenera y de la ballena
que escupió los huesos de Nantucket contra el oleaje
y arremolinó las turbulentas aguas
mandando al Pequod directo al infierno:
este es el fin de todos ellos, en su mayoría locos,
tratando de aferrarse a pajas para navegar
cada vez más adentro en el mar, siguiendo a la ballena que escapa,
que escupe sangre y agua mientras gira,
mareada como un perro ante los cardúmenes atlánticos:
Clamavimus, oh, abismos. Que las gaviotas graznen
pidiendo agua, añorando las profundidades donde la marea alta
se queja por su esencia herida, se queja y se retira.
Las olas se revuelcan sobre su estela, cada vez más afuera,
dejando solo el estertor de los cangrejos.
La playa crece, su enorme hocico
succiona el flanco del océano.
Hasta aquí llegó el correr sobre las olas;
nos han vertido como agua. ¿Quién elevará
su danza al maestro de los leviatanes atado al mástil
desde este campo de cuáqueros, con sus tumbas sin lápida?

V.

Cuando las vísceras de la ballena se deshagan y el ovillo
de su corrupción infeste este mundo,
¿silbará tu espada, marinero, más allá del talado Nantucket,
y Wood’s Hole, y Martha’s Vineyard,
para luego caer y hundirse en la grasa?
En la inmensa fosa de cenizas del Valle de Josafat
los huesos claman por la sangre de la ballena blanca,
las grasosas aletas de su cola se arquean y le golpean los oídos,
la lanza letal penetra en el santuario y lo revuelve, la espadilla
color de acero se rompe, golpea como un mayal
y acuchilla el espiral de la vida: faena y arrastra
y desgarra haciendo pedazos el vientre del cachalote;
pedazos de grasa se desparraman por los aires,
marinero, y las gaviotas vuelan en círculos sobre los maderos rotos
cuando las estrellas matutinas cantan al unísono
y los truenos sacuden la estela blanca de las olas y despedazan
la bandera roja clavada en el palo mayor. Esconded
nuestro acero, Jonás, Mesías, en vuestro costado.

Nuestra Señora de Walsingham

Una vez ahí los penitentes se quitaron los zapatos
y recorrieron descalzos el tramo final,
donde los arbolitos, un arroyo y los setos enfilan
lentamente por el mugiente sendero inglés,
como vacas hacia el antiguo templo, hasta que pierdes
la noción del dolor que arrastras;
el arroyo fluye bajo el árbol de los druidas,
los remolinos de Siloé borbotean y alegran
el castillo de Dios. Marinero, te regocijaste
y silbaste a Sión junto a dicho arroyo. Pero mira:

Nuestra señora, demasiado pequeña para su baldaquino,
está situada al lado del altar. No hay belleza
ni encanto en ese inexpresivo
rostro de pesados párpados. Como antes,
este rostro, un recuerdo que vivió por siglos,
Non este species, neque decor,
inexpresivo, expresa a Dios: va
más allá de la amurallada Sión. Ella sabe lo que Dios sabe:
ni a la cruz del Calvario ni al pesebre en Belén,
ahora, el mundo tendrá que venir a Walsingham.

VII.

Los vanos vientos crujen y la encina
salpica y salpica el cenotafio,
las ramas tiemblan y un arpón
sube y baja en el inoportuno
romper de la grasienta ola sobre la baliza de un bajío
en las añejas fauces del Atlántico. Está bien:
Atlántico, estás podrido de azules marineros,
monstruos marinos, ángeles ascendentes, y peces sumergidos:
célibe y corroído, escaso de carnes,
alguna vez mercado de altaneros y alados clíperes,
Atlántico, aquí donde tu desagüe traga su presa
podrías cortar los vientos salobres con un cuchillo
aquí en Nantucket, y arrojarnos a la cara el momento
en que Dios formó al hombre del limo marino
y sopló en su rostro el aliento de vida,
y las olas de pulmones azules se abalanzaron dispuestas a matar.
El Señor sobrevive el arcoiris de su voluntad.

*

Notas a “El cementerio cuáquero en Nantucket”: Poema dedicado a Warren Winslow, primo de Robert Lowell, fallecido en el destructor Turner cuando este se hundió en la bahía de Nueva York a consecuencia de una explosión accidental, durante la Segunda Guerra Mundial; su cuerpo nunca fue encontrado. ¡La cita que sirve de epígrafe procede de Génesis 1:26; se da conforme a la versión Reina-Valera (1960). ¡Madaket es el nombre de un puerto de la costa oeste de la isla de Nantucket; cuando era niño, Lowell pasó dos veranos allí. ¡Ahab es el capitán del Pequod, el barco ballenero en el que transcurre la mayor parte de Moby Dick, la célebre novela de Herman Melville que actúa como correlato del poema. ¡El monasterio carmelita de Walsingham (estrofa VI), en Norfolk, Inglaterra, era un popular destino de peregrinaje dedicado a la Virgen María, en la época previa a la Reforma. Fue destruido en 1538. Según E.I Watkin, en su Catholic Art&Culture (1947): “El camino al templo es un apacible sendero campestre flanqueado por árboles, que a un costado tiene hileras de setos, y en el otro un arroyo que fluye bajo los árboles” (p. 177). ¡Non este species, neque decor: ‘No tiene ni forma ni belleza’.

***
Robert Lowell (Boston, 1917-Nueva York, 1977)
Versión de Sergio Coddou McManus

Fuente

/

The Quaker Graveyard in Nantucket

 (FOR WARREN WINSLOW, DEAD AT SEA)

“Let man have dominion over the fishes of the sea
and the fowls of the air and the beasts of the whole earth,
and every creeping creature that moveth upon the earth”.

I.

A brackish reach of shoal off Madaket—
The sea was still breaking violently and night
had steamed into our North Atlantic Fleet,
when the drowned sailor clutched the drag-net. Light
flashed from his matted head and marble feet,
he grappled at the net
with the coiled, hurdling muscles of his thighs:
the corpse was bloodless, a botch of reds and whites,
its open, staring eyes
were lustreless dead-lights
or cabin-windows on a stranded hulk
heavy with sand. We weight the body, close
its eyes and heave it seaward whence it came,
where the heel-headed dogfish barks its nose
on Ahab’s void and forehead; and the name
is blocked in yellow chalk.
Sailors, who pitch this portent at the sea
where dreadnaughts shall confess
its hell-bent deity,
when you are powerless
to sand-bag this Atlantic bulwark, faced
by the earth-shaker, green, unwearied, chaste
in his steel scales: ask for no Orphean lute
to pluck life back. The guns of the steeled fleet
recoil and then repeat
the hoarse salute.

II

Whenever winds are moving and their breath
heaves at the roped-in bulwarks of this pier,
the terns and sea-gulls tremble at your death
in these home waters. Sailor, can you hear
the Pequod’s sea wings, beating landward, fall
headlong and break on our Atlantic wall
off ’Sconset, where the yawing S-boats splash
the bellbuoy, with ballooning spinnakers,
as the entangled, screeching mainsheet clears
the blocks: off Madaket, where lubbers lash
the heavy surf and throw their long lead squids
for blue-fish? Sea-gulls blink their heavy lids
Seaward. The winds’ wings beat upon the stones,
cousin, and scream for you and the claws rush
at the sea’s throat and wring it in the slush
of this old Quaker graveyard where the bones
cry out in the long night for the hurt beast
bobbing by Ahab’s whaleboats in the East.

III

All you recovered from Poseidon died
with you, my cousin, and the harrowed brine
is fruitless on the blue beard of the god,
stretching beyond us to the castles in Spain,
Nantucket’s westward haven. To Cape Cod
guns, cradled on the tide,
blast the eelgrass about a waterclock
of bilge and backwash, roil the salt and sand
lashing earth’s scaffold, rock
our warships in the hand
of the great God, where time’s contrition blues
whatever it was these Quaker sailors lost
in the mad scramble of their lives. They died
when time was open-eyed,
wooden and childish; only bones abide
there, in the nowhere, where their boats were tossed
sky-high, where mariners had fabled news
of IS, the whited monster. What it cost
them is their secret. In the sperm-whale’s slick
I see the Quakers drown and hear their cry:
“If God himself had not been on our side,
if God himself had not been on our side,
when the Atlantic rose against us, why,
then it had swallowed us up quick.”

IV

This is the end of the whaleroad and the whale
who spewed Nantucket bones on the thrashed swell
and stirred the troubled waters to whirlpools
to send the Pequod packing off to hell:
this is the end of them, three-quarters fools,
snatching at straws to sail
seaward and seaward on the turntail whale,
spouting out blood and water as it rolls,
sick as a dog to these Atlantic shoals:
Clamavimus, O depths. Let the sea-gulls wail

for water, for the deep where the high tide
mutters to its hurt self, mutters and ebbs.
waves wallow in their wash, go out and out,
leave only the death-rattle of the crabs,
the beach increasing, its enormous snout
sucking the ocean’s side.
This is the end of running on the waves;
we are poured out like water. Who will dance
the mast-lashed master of Leviathans
up from this field of Quakers in their unstoned graves?

V

When the whale’s viscera go and the roll
of its corruption overruns this world
beyond tree-swept Nantucket and Woods Hole
and Martha’s Vineyard, Sailor, will your sword
whistle and fall and sink into the fat?
In the great ash-pit of Jehoshaphat
the bones cry for the blood of the white whale,
the fat flukes arch and whack about its ears,
the death-lance churns into the sanctuary, tears
the gun-blue swingle, heaving like a flail,
and hacks the coiling life out: it works and drags
and rips the sperm-whale’s midriff into rags,
gobbets of blubber spill to wind and weather,
sailor, and gulls go round the stoven timbers
where the morning stars sing out together
and thunder shakes the white surf and dismembers
the red flag hammered in the mast-head. Hide,
our steel, Jonas Messias, in Thy side.

VI
OUR LADY OF WALSINGHAM

There once the penitents took off their shoes
and then walked barefoot the remaining mile;
and the small trees, a stream and hedgerows file
slowly along the munching English lane,
like cows to the old shrine, until you lose
track of your dragging pain.
The stream flows down under the druid tree,
Shiloah’s whirlpools gurgle and make glad
the castle of God. Sailor, you were glad
and whistled Sion by that stream. But see:

Our Lady, too small for her canopy,
sits near the altar. There’s no comeliness
at all or charm in that expressionless
face with its heavy eyelids. As before,
this face, for centuries a memory,
non est species, neque decor,
expressionless, expresses God: it goes
Past castled Sion. She knows what God knows,
Not Calvary’s Cross nor crib at Bethlehem
Now, and the world shall come to Walsingham.

VII

The empty winds are creaking and the oak
Splatters and splatters on the cenotaph,
The boughs are trembling and a gaff
Bobs on the untimely stroke
Of the greased wash exploding on a shoal-bell
In the old mouth of the Atlantic. It’s well;
Atlantic, you are fouled with the blue sailors,
Sea-monsters, upward angel, downward fish:
Unmarried and corroding, spare of flesh
Mart once of supercilious, wing’d clippers,
Atlantic, where your bell-trap guts its spoil
You could cut the brackish winds with a knife
Here in Nantucket, and cast up the time
When the Lord God formed man from the sea’s slime
And breathed into his face the breath of life,
And blue-lung’d combers lumbered to the kill.
The Lord survives the rainbow of His will.