viernes, 19 de mayo de 2023

jean jacques pierre-paul / cuatro poemas













Nada existe sin un poco de soledad

(Para Damaris Calderón)


hoy descubrí que hay una felicidad eterna,
eterna e incorruptible
dura menos que una rugosa cadencia
 
hoy descubrí que la vida es una nostalgia infinita
cada vez que la primavera se dirige hacia el sur
tenemos todos la posibilidad
de proclamar una vida distinta
aprendí también que detrás de tus ojos
hay poemas desesperados por nacer
las manos solitarias bailan
para defenderse del amor sin fuego
tu mirada nos enseña que la soledad
es desgraciadamente una casa
que nadie habita solo
eres ese verso que nunca pudiste escribir
por eso las grandes aguas del mundo
defienden tu cadencia
como la más impecable de las virtudes
(somos todos nostálgicos de algún delirio)
aquí estoy vecina tratando de ser indeseable
vivir nunca será suficiente
por eso existen los abismos
despertarse consiste en mirar un abismo
hasta abrir los ojos
ningún poeta puede sangrar
más que el río que cruza todos los días
siempre es tarde para hablar
no practicas ninguna táctica de autodestrucción
excepto escribirte
no hay nada más bello
de sobrevivir a nuestra propia autodestrucción
soy el errante cazador de dictadores
eres mi vecina mirando hacia el sur
los dos sabemos que las islas también mueren
los dos sabemos que naufragar
en nuestra propia agua
ya no se llama revolución

~

Puerto-Príncipe on my mind

*

1

Goudougoudou 
cuando una ciudad muere mueren todas las ciudades
goudougoudou
Puerto Príncipe estás en mente 
como un silencio insoportable
estás en mi columna vertebral
en cada uno de mis pelos

goudougoudou
tengo una ciudad de rodillas en el vacío de mis manos
una flor febril
para derribar los colores del mundo
padezco del delirio existencial de las ciudades invisibles

2

Desengaño los caprichos de los cuerpos
olvidados en mi memoria
con la sinfonía de la mano derecha como estrategia
busco tus ojos que todavía desencantan
debajo de los escombros
mi sueño todavía baila desnudo en la calle de los hombres
los perros vagabundos dejan de ladrar
ya no corren detrás de las piedras vertiginosas

el tiempo no tiene sentido
pues en nuestras sienes
se resume todo el deseo de vivir
y las palabras poco a poco se transforman en cataclismos
desde ahora la noche es un seísmo cotidiano

3

Unos hombres de rodillas delante de la puerta del vacío
dan gracias a la vida soñando con palingenesia
mientras que otros maldicen el alba desaparecida
perdiendo poco a poco la fe en la muerte honrada

goudougoudou
Puerto-Príncipe capital de nadie
capital de todo el mundo
capital de todas las artes

el arte hasta el fondo de la nada 
el arte de caer
el arte de levantarse

mientras que los sobrevivientes
exigen el regreso de sus estaciones
mis pasos se pierden en las acequias
y la tierra se vuelve un monstruo 
que devora a sus hijos mis hermanos mis vecinos

mientras que mis islas tratan 
de reponerse de sus metáforas sangrantes
la tierra abre grande su boca
traga a una niña camino a la escuela
una voz desflora la noche debajo de los escombros
para cantar sus lamentos a los dioses

un niño acaba de morir con un sueño azul en sus manos
el poeta esconde en su boca
la canción más antigua de los mundos
“…bella, bella, la vida es bella como un domingo…”

4

Enfurecido contra Dios
contra sí mismo
y principalmente contra los suyos
un sobreviviente deambula sobre los mendrugos del sol
come algunos poemas abandonados en la vereda

luego encuentra a otro sobreviviente 
que apenas le sonríe

con el miedo atrapado en el cuello
espera los primeros delirios del alba
para transformarse en héroe o inocente
la esperanza es el último sueño de un sobreviviente

5

(Puerto Príncipe on my mind: diálogo con una cuidad desesperada)
—¿Has escuchado la ópera de los huesos fracturados? No sé qué hacer, desde el seísmo paso la noche sólo con la muerte. Respiro
constantemente las heridas del silencio. La herida de las heridas.
—Morir es una flor de arritmia que crece irreversible en el camino y la esperanza, una ciudad que desaparece bruscamente
bajo mis pasos de tanto abrazar el vacío. Aquí la muerte es el nombre impronunciable de la vida.
—Los humanos mueren todos los días. Pero un país es un sueño que nunca muere.
—El corazón de la ciudad palpita débilmente porque los horizontes han envejecido. El derrumbamiento de la última catedral
agudiza los últimos gritos. Se acabó el mito de las encantaciones. Se acabaron los cantos ambiguos. Morir es demasiado fácil.
—¿Sabías que el hombre que cada mañana se precipitaba hacia su ventana para asistir al concierto de las nubes no tuvo
tiempo de escribir tu nombre en el libro de las metamorfosis? Se llama Georges Anglade, el iluminado o el incomprendido.
—Entré en una iglesia, había solamente hombres de rodillas. Y pienso: el día que este caos de a luz a la luz tan esperada le
diré al mundo que ya no es mi cobijo.

—Nadie muere por nadie. Nadie muere sin nadie. No hay dolor individual donde la tierra tiembla sin avisar. Oh gran
soñador, algo siempre respira en el fondo de las fallas. Los lugares tienen más memoria, más cantos que los humanos.

6

Mi ciudad vive y muere de pequeñas esperanzas
hoy día vivo en una ciudad sin locura
un sol sin sol
ahora entiendes por qué ya no me asombra
la vehemencia de las estaciones crudas
ahora entiendo porque sangro sin heridas
vivo porque mis sueños viven en mí
porque mi ciudad herida
ha renacido en mis besos

no pienso quedarme
en mi casa de errante nostálgico
esperando que el mundo cambie de nombre y color
tengo que plantar un árbol en tus manos 
debo enseñar a llorar a mis pájaros

sé bien que mi país no es mi destino

soy yo el destino de mi país

los humanos mueren todos los días
sus revoluciones también
pero un país es un sueño que nunca muere.
los inmortales mueren todos los días
los árboles, los ríos también
los edificios, los egos se derrumben todos los días
las soledades se multiplican todas las noches 
pero un país es un sueño que nunca muere
un sueño que nunca muere

goudou-goudou
goudou-goudou- goudou
goudou-goudou
la noche es un seísmo cotidiano

~

La muerte de un país

*

Mi país ha muerto

Y yo también
¿Dónde se guarda el corazón de un país muerto?
¿Qué hacen con sus secretos?
¿Qué se hace con la belleza de las mujeres en un país agonizante?
Mi vida y la vida están llenas de preguntas sin respuestas
Cuando murió mi país
Me fui a llorar en un rincón
A escuchar jazz y morir de vergüenza
Te volviste un hombre sin identidad, sin horizontes
Me gritaron en las calles
Algunos hombres mueren agonizados en el paraíso
Otros recorren naufragios y diluvios sin descansar
Tal vez soy uno de estos
Es difícil aprender a ser alguien
Que viene de un país que ya no existe
Nadie sabe cómo nombrar o descifrar
un país hecho de políticos, escombros y sangre
¿Cuál de tus países ha muerto? Me preguntó el poeta Rendón
Tenemos al menos dos países
Uno externo, físico, aparentemente real
Y muchas veces herido o agotado
Otro íntimo, espiritual, rebelde, soñado e inexplicable

Albergado entre los sueños infinitos
Pegado en las entrañas y llevado hasta el fondo de la nada
Mi pasado ha sido siempre una isla solitaria
Fulgor silente oculto en besos ancestrales
Cuando murió mi país
(y no sabía cuál de los dos)
Era tan profunda
Pero tan y tan profunda mi tristeza
Que ni las palabras
Ni los silencios podían acompañarme
Me preguntaba:
¿Cómo amar un país muerto que sigue soñando?
Yo seguía pensando en la pregunta de Rendón
Más tarde Esquivel me confirmó lo mismo
Los países profundos nunca mueren
Mientras más profundo, más resistente es tu país
Mi mejor opción era entonces transformar este dolor (es decir mi país)
En algo luminoso
Incapaz de sofocarme
Un poema infinito que sabe llorar, bailar, cantar y soñar

Sé que mi corazón no es un país
Pero sus habitantes serán siempre
Grandes luchadores y soñadores
¡Oh mi país infinito ¡
¡Ven a vivir conmigo!

~

Nadie es poeta hasta que la muerte lo confirme

*

Los poetas no nacen ni mueren

Eso parece cierto para algunos lugares
En el litoral central chileno
dicen que el mar habla silenciosamente con el viento
las tumbas son palabras inhabitadas
también cuentan que las mujeres que inventaron las estrellas del sur
no son las mismas que llenan hoy día la catedral del vacío
 
vive hace un siglo bajo una extraña luna
un vecino llamado Nicanor Segundo Parra
cada año él entierra una cruz en el jardín de su casa
para no olvidarse de su teoría vigente
según la cual el humano todo humano que habla es un poeta
el que sangra no tiene nada que contar ni esconder
 
dejó de hablar el idioma de los cultos
eligió el idioma de las hojas secas de su país profundo
como hacen habitualmente los viajeros fracasados
 
ayer mientras él esperaba el nacimiento del nuevo sol
en su jardín lleno de cruces paralelas
le pregunté a Don Nicanor
cuántas vidas habría en una vida
y me contestó que hay dos vidas en la vida:
el capitán y su naufragio
ninguna puede existir sin la otra
pretender elegir entre dos vidas imposibles
es el origen mismo de la desesperación

si prefieres la ausencia de los dioses triviales
si dislocas en tu corazón la profunda música del silencio
si te caes una vez y te levantas cien veces
serás un vecino universal
me dijo el hombre degastado por el viento marino
cien años no son suficientes
para desmitificar tantas locuras
enamorarse del túnel al salir
y reírse de la muerte en su cara
casi todos los naufragios son azules
no todos vemos el sol antes de dormir
mientras el mundo giraba alrededor de su propia cintura
Nicanor se dedicaba a bailar la cueca más alegre de Chile
de pronto vio al último hijo de Cristóbal Colón
dictando leyes en una plaza pública
y se dio cuenta de que toda vida es una patria
o sea un mito que se corrompe por la realidad que engendra
 
ningún país muere antes que su poema
y nadie ama mejor que un poeta que sangra
ningún poeta muere antes que su sombra
de hecho, nadie muere antes que nadie
pues toda muerte es un rumor
 
al que está leyendo o escuchando este homenaje
debo recordar que las palabras no significan nada

si no se reinventan según cada necesidad
mi vecino universal y yo podemos decir
que nadie es poeta hasta la muerte lo confirme
nadie sabe porque está vivo o muerto
hasta que la belleza lo traicione

***
Jean Jacques Pierre-Paul (Jacmel, 1979)

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