miércoles, 30 de septiembre de 2020

luis hernández / cinco poemas









Dicen que soy...

*

Dicen que soy
Un soñador que sueña
Y otros dirán de mí

Adiós: me iré
A algún otro lugar

Y si la Melancolía
Me alcanza
Y si la Melancolía
Me alcanza

Me cubriré del agua
De la mar y ya no he
Más de morir

Y ya no he más

~

Mi corazón

*

Se enredó
Y desde entonces
En tu alma
Dormían los paisajes
Y la flor perpetua
De los jardines
Jamás recorridos. Tú
Y una tarde
Que acontece tú
Me hablabas
De algo me hablas
Pero el brillo de tu corazón
Te oculta
Algo me dices
Pero el estruendo
De tu alma
Me impide
Sobre el mar
Veíamos el transcurso
Del verano las flores
Del Estío las joyas
La armonía que
No debe ser quebrada.

~

Invenciones

*
                                                                         Im Abendrot

A través del color y la alegría
Hemos caminado
Déjanos ahora descansar
En esta tierra silenciosa
El atardecer cae en los valles
Se oscurece el aire
Dos aves aún ascienden
Soñando en lo lejano
Pronto será tiempo de reposo
Y no equivocaremos el camino
En esta soledad
Oh paz tan largo deseada
Tan honda en el crepúsculo
Cansados ya de errar
Quizás sea la muerte así

~

Fragmento

*

Yo conozco
De ti
Lo mejor
Tú conoces
De mí
He aquí que te he amado
A través
Del bello tiempo.
Y a través
Del peor.
Y jamás
Con el sueño
Sino con el amor

~

A un suicida en una piscina

*

No mueras más
Oye una sinfonía para banda
Volverás a amarte cuando escuches
Diez trombones
Con su añil claridad
Entre la noche
No mueras
Entreteje con su añil claridad
Por lo que Dios más ame
Sal de las aguas
Sécate
Contémplate en el espejo
En el cual te ahogabas
Quédate en el tercer planeta
Tan sólo conocido
Por tener unos seres bellísimos
Que emiten sonidos con el cuello
Esa unión entre el cuerpo
Y los ensueños
Y con máquinas ingenuas
Que se llevan a los labios
O acarician con las manos
Arte purísimo
Llamado música
No mueras más
Con su añil claridad.

***
Luis Hernández (Lima, 1941-Buenos Aires, 1977)

martes, 29 de septiembre de 2020

elizabeth bishop / el iceberg imaginario











Preferimos tener el iceberg al barco,
aunque eso significara el final del viaje.
Aunque permaneciera inmóvil como una piedra de nube
y todo el mar fuera un mármol en desplazamiento.
Preferimos tener el iceberg al barco;
preferimos poseer esta llanura palpitante de nieve
aunque las velas del barco reposen sobre el agua
mientras la nieve se extiende sobre el mar sin disolverse.
Oh solemne extensión flotante,
¿te das cuenta de que un iceberg descansa con vos,
y que cuando despierte podría pastar en tus nieves?

Un marinero daría sus ojos por esta escena.
El barco es ignorado. El iceberg se eleva
y vuelve a hundirse; sus pináculos vidriosos
corrigen elípticas en el cielo.
Es una escena en la que el que pisa las tablas
es crédulamente retórico. El telón
es lo suficientemente liviano como para alzarse
sobre las cuerdas magníficas que disponen los giros
aéreos de la nieve. La agudeza de estos picos blancos
hace sombras con el sol. El iceberg desafía su peso
en un escenario inestable y se detiene y observa.

Este iceberg corta sus facetas desde adentro.
Como la joyería de una tumba
se conserva perpetuamente y se adorna
sólo a sí mismo, y quizá a las nieves
que tanto nos sorprenden sobre el agua.
Adiós, decimos adiós, el barco se va
hacia donde las olas ceden ante otras olas
y las nubes se deslizan por un cielo más cálido.
Los icebergs tocan el alma
(ambos autoconstruidos de elementos menos visibles)
para verlos tan: encarnados, puros, erectos, indivisibles.


***
Elizabeth Bishop (Worcester, 1911-Boston, 1979)
Versión de Laura Crespi

/

The Imaginary Iceberg 

*

We’d rather have the iceberg than the ship,
although it meant the end of travel.
Although it stood stock-still like cloudy rock
and all the sea were moving marble.
We’d rather have the iceberg than the ship;
we’d rather own this breathing plain of snow
though the ship’s sails were laid upon the sea
as the snow lies undissolved upon the water.
O solemn, floating field,
are you aware an iceberg takes repose
with you, and when it wakes may pasture on your snows?

This is a scene a sailor’d give his eyes for.
The ship’s ignored. The iceberg rises
and sinks again; its glassy pinnacles
correct elliptics in the sky.
This is a scene where he who treads the boards
is artlessly rhetorical. The curtain
is light enough to rise on finest ropes
that airy twists of snow provide.
The wits of these white peaks
spar with the sun. Its weight the iceberg dares
upon a shifting stage and stands and stares.

The iceberg cuts its facets from within.
Like jewelry from a grave
it saves itself perpetually and adorns
only itself, perhaps the snows
which so surprise us lying on the sea.
Good-bye, we say, good-bye, the ship steers off
where waves give in to one another’s waves
and clouds run in a warmer sky.
Icebergs behoove the soul
(both being self-made from elements least visible)
to see them so: fleshed, fair, erected indivisible.

lunes, 28 de septiembre de 2020

rae armantrout / tres poemas











Información de contexto

*

1

Están pasando muchas cosas en
“el”
Apocalipsis zombi.

¿Pero no podría haberse dado cuenta
de que su madre
era un zombi?

Quiero decir los zombis
no son cualquier cosa.

2

Su última acción
fue señalar
una esquina del techo

y mirar con horror.
La enfermera lo llamó “una convulsión”.

Como si las palabras
drenaran experiencia
del contenido y continuaran

acumulando.

Como si las palabras
fueran contenedores sellados
que conservas para mantenerlos a salvo.

3

El contexto
es todo

lo que, por ahora,
con seguridad puede ser

ignorado

~

Y

*

1

Tenso y flojo
vienen de la misma raíz

igual que suave
y sus muchos rostros:

las ácidas gramíneas
la polilla amarilla.

2

No confundiría
al falso
con el espurio.

El falso
es un pulgar adolorido

mientras que el espurio
fluye hacia adelante

como los peces o los circos

~

Personas ausentes

*

Dios y Mamá
se fueron por el mismo camino
*
¿Qué es para nosotros una persona
sino la torcedura
de las crestas de presión
palpables
mucho tiempo después de que ella se hubiera marchado?
*
Un delgado anciano vestido de mezclilla
la espalda encorvada, muecas
en el congelador.
*
Recostada en la tina
les digo—

a las personas ausentes—

que la discrepancia
es una borrachera

y yo soy una Princesa.

***
Rae Armantrout (Vallejo, 1947)
Versiones de Andrés Paniagua

/

Background Information

*

1

There’s a lot going on in
“the”
zombie apocalypse.

But wouldn’t she recognize
that her mother
was a zombie?

I mean zombies
are a thing.


2

The last thing she did
was point
to one corner of the ceiling

with a horrified stare.
The nurse called this “a seizure.”

As if words
drained experience
of content and continued

to accumulate.

As if words
were sealed containers
stored for safe keeping.


3

The background
is everything

that, for now,
can be safely

ignored

~

And

*

1

Tense and tenuous
grow from the same root

as does tender
in its several guises:

the sour grass flower;
the yellow moth.


2

I would not confuse
the bogus
with the spurious.

The bogus
is a sore thumb

while the spurious
pours forth

as fish and circuses.

~

Missing persons

*

God and Mother
went the same way.

     *      *      *

What’s a person to us
but a contortion
of pressure ridges
palpable
long after she is gone?

     *      *      *

A thin old man in blue jeans,
back arched, grimaces
at the freezer compartment.

     *      *      *

Lying in the tub,
I'm telling them—

the missing persons—

that a discrepancy
is a pea

and I am a Princess.

domingo, 27 de septiembre de 2020

hilda doolittle / de "helena en egipto"













4

Helena misma parece casi lista para este sacrificio -al menos, para su inmolación  antes de este amor supremo de Aquiles, su dedicación "a su propio barco" y el mascarón de proa, "un ídolo o eidolon... una sirena, Tetis sobre la proa."


¿Sus ojos se inclinaron en el modo antiguo?
¿ella era griega o egipcia?
¿la había moldeado algún marinero fenicio?

¿era ella madera de roble o cedro?
¿fue cortada de un bloque torpe
de madera de barco en los astilleros

y después remachada allí
o la proa misma fue formada
a su cuerpo de sirena,

ondulada a su pelo de sirena?
había allí un poquito de pintura
en el principio, en el pliegue de la ropa,

¿se desgastó el azul después?
¿tuvieron que retocarle sus brazos, sus hombros?
¿alguien la tocó alguna vez?

¿Ella tenía otro fanático o amante,
o solo él la adoró?
¿ella usó una faja de algas

o una corona pintada? ¿cuántas veces
sus pechos altos conocieron el rocío del mar?
¿cuántas veces se zambulleron abajo?

***
Hilda Doolittle (H.D.) (Bethlehem, 1886-Zürich, 1961)
Versión de Noelia Torres

/

4

Helen herself seems almost ready for this sacrifice--at least, for the immolation of herself before this greatest love of Achilles, his dedication to “his own ship” and the figurehead, “an idol or eidolon . . . a mermaid, Thetis upon the prow.”

Did her eyes slant in the old way?
was she Greek or Egyptian?
had some Phoenician sailor wrought her?

was she oak-wood or cedar?
had she been cut from an awkward block
of ship-wood at the ship-builders,

and afterwards riveted there,
or had the prow itself been shaped
to her mermaid body,

curved to her mermaid hair?
was there a dash of paint
in the beginning, in the garment-fold,

did the blue afterwards wear away?
did they re-touch her arms, her shoulders?
did anyone touch her ever?

Had she other zealot and lover,
or did he alone worship her?
did she wear a girdle of sea-weed

or a painted crown?  how often
did her high breasts meet the spray,
how often dive down?

(Eidolon, Book III)

sábado, 26 de septiembre de 2020

rodrigo verdugo / dos poemas













Después de ese día

*

Cambiaron la ubicación de las cosas
sabían demasiado de una música de tierra
para el viaje enemigo
el aura del mar levantándose, dejando atrás nuestros terribles ejes
nuestra forma de mirarnos a los ojos, de mirar a las piedras.
Sabían demasiado bien como unirse, por eso recibieron el revés de las cosas
y se empezó gota por gota, nombre por nombre
mientras el mito se deshojaba a nuestros pies.
Sabían demasiado bien
y no esperaron retratar a sus muertos
les bastó que el revés del mundo se levantara contra los árboles y las aguas
contra las cosas y las vidas,
contra cualquier herida que no tuviese un arrojo de estrella.
Lo sabían demasiado bien apareando a las sílfides contaminadas,
saldando algo con ellas
poniendo plumas quemadas dentro de las almohadas, reanudando las capturas
para que así llegaran y se ubicaran gota por gota, nombre por nombre
como antes cuando las cosas no limitaban con los hombres
sino que el tiempo limitaba con la piedra, limitaba con la luz
y piedra y sangre por igual buscaban legitimar el rayo
mientras la belleza ahuecaba los mares
y al final dios estaba esperándonos con un ramo de accidentes en las manos.

~

Séptimo anuncio

*

“Prolijos crímenes de momias especiales”
                                                    Jaime Rayo

Aun continúan allí
Tal vez porque se han dejado imantados entre el fuego y las estrellas
Porque saben que el fuego fue desheredado de una hondura a otra
No puedo ignorarlos aunque apenas sean un vuelco más sobre las aguas
El cuerpo que se les dio fue impenetrable hasta para la misma pureza
Sus besos le han arrancado su ancestro a la tormenta impregnada
Y tienen cuellos y articulaciones al descender de esa escisión ventisquera
Que se encarama en los fluidos flechados.
Tengo un vago recuerdo de ellos, tal vez porque me evitaban
Veían mi mano como destinada al sacrilegio volátil
Veían las pústulas y las violetas como únicos estandartes
Se hacían una argamasa con fauces, con meteoros zafados
Para poder poner un pie sobre estas tierras descritas como perdidas
Desde entonces los seguía a todas partes
Llevaban fardos de cigüeñas muertas de roca en roca
Sabían mejor que nosotros que el silencio se aferra al cielo
Y que ciertas piedras nos anunciaban lo que perderemos
Vedlo, vedlo me decían: “Como nos reciben esas parcas con lanzazos ecuatoriales
Esas mismas parcas que un día tendrán que despedirnos en la última torre
Mientras en nuestros lejanos lechos se abren solas las ventanas y se encienden las luces”
No eran nada mío, y yo los seguía, a pesar de que evitaban mi mano
Llegue a pensar que tal vez ella, mi mano, había escrito un epitafio en el cráneo de las bestias
Y si lo hizo sabed que luego le dio a puñados su espesura al rayo
Fue capaz de tocar el polvo, aun cuando este no daba origen a nuestra rapaz circularidad
Solo el día que oímos caer al pensamiento sobre las aguas, me aceptaron como uno de ellos
Poniéndome esos dientes que cruzaron el océano durante las noches, ahora empezamos, decían
Tanteando en los fulgores que el tiempo esta incrustado en el espacio,
Tanteando ese hallazgo que espacia la muerte
Mira me dijeron:” En estos fulgores esta el indicio de alguien que reconoció su forma al final de la ola
Confiando en ese signo diario que avanza de petrificación en petrificación
Como el desangrado que ha llegado al espejo otoñal
Como los alacranes matemáticos que van en busca de brillo a la tumba del marino
Y cuyo brillo resaltamos pasándoles cepillos de diente por encima, en temporadas aciagas
Ve luego y espanta con muletas a esos matapiojos de la morada carne del auriga
Ve cuantos días han sido arrojados al otro lado en un intento de sangre
Toma, esta es la lámpara para no ser apretados por el polvo al momento de nacer”.
Si alguna vez hubo algún derrumbe aquí, si lo hubo, no habrá más paz en el polvo
Si alguna vez hubo noche aquí, si la hubo, no volverán a estar en paz las sombras
Mordían a quien no tenia oscuridad, toda filtración era una boca más para ellos
Así como los reflejos son las hélices de nuestro cuerpo intermedio situado
Como los designios compactos que nos proponen el mar y el cielo
Había fiesta si mandaban sus manchas negras y esas manchas negras regresaban
Después de haber hecho que el cobre le diera la mano a los perros
Mas todavía desconfiaban de mi mano, me decían que cuando el rayo se quedaba sobre las cimas
Era porque veía doble nuestra muerte.
Supe que el dolor inunda la oscuridad, que las alas están unas sobre otras, unas esfumándose sobre otras
Pero a las alas recién llegadas les era dado a ver que lo indisoluble es un espejismo ausente
Yo era el tercero de ellos y como tal podía entrar al hospicio donde pavos reales arrastran biopsias
Tenía acceso a los entierros espirales y a rondar junto a esos chivos
Que tienen enterradas brújulas en el lomo
Una caparazón existía contra lo súbito, póntela me dijeron
A ver si alcanzas a soplar graneros natales sobre las uñas
Si rompes acuarios con la mirada y después los vuelves a llenar de líquidos vaginales
Si cargas en las espaldas aguas inexplicables como si fueran criaturas
Si de tanto asomarte ganas acantilados en alguna humedad del cerebro
Y cae la tarde y comienzan los demonios a comer arena.
Más todavía desconfiaban de mi mano, tal vez porque ella
Le ofreció un yacimiento de dados al insepulto
Me decían: ”Si no puedes roer la roca, debes crecer de ella”
Me mandaban a vender radiografías a la entrada del circo chino
Cuando llovía con sol meábamos sin parar
Jugábamos a los tahúres colgando de las enredaderas
Un insecto me mordía y me hacia envejecer, entonces ellos lo tomaban
Lo ofrendaban a las fecundaciones sordas, lo hacían incienso
Abrían un escondrijo entre las rocas, hacían crecer una felpa inicua
Desde entonces tengo la fiebre de quien abre un escondrijo entre las rocas
La fiebre de la jauría que anda a la siga del trofeo estrellado
Que los súcubos cubiertos de arrayanes darán a quien se bese en su propia boca
La fiebre de quien se cubre de tinturas para ver esas sustancias hermosamente heridas
Que hay en cada constelación
Mira me decían,: “Hacia el mar se ven las mañanas enclaustradas ya por la carne,
Ya por la nitidez de los sepulcros, siempre fue la tinta la que adivinaba quienes tendrán o no rostro
Aquí en la última torre, mientras en nuestros lejanos lechos se abren solas las ventanas
Y se encienden las luces”.
La última vez que los vi decían que los días y las noches se habían colmado sin rebalsar la rueda
Estaban en medio de una capilla que había sido devuelta por el último maremoto
Adornaban sus paredes y ventanas con pelos rubios
Advirtiéndole al resto de la comunidad que ya no serán ceremonias religiosas las que se celebraran allí
Sino cumpleaños de bailarines embalsamados
Ved la caravana que viene trayendo como regalos, alambres de púas, lagartijas reventadas, eclosiones que Los labios de el cosechan en el cuerpo de ella.
Ya el temblor se gozaba a si mismo, se veía como la sangre delineaba el día
Para que el destello no solo surja, sino que pase ante nosotros,
Como ese ser increado que tenemos a favor de nuestra alianza, como ese signo que refuerza al mar
Y ese silencio equilibrándose entre los orígenes.
Esa fue la última vez que los vi, los extraño
Aunque nunca dejaron de desconfiar de mi mano
Ahora en el sitio que dejaron vacío, se ven luces de linternas jugar por las noches
Se ven novicios lavarse la cabeza con gas grisú
Buscar una bolsa para vomitar el pescado podrido del almuerzo
Y el ángelus violáceo viene de las cascadas en busca de una mano inflada.

***
Rodrigo Verdugo (Santiago de Chile, 1977)

viernes, 25 de septiembre de 2020

li po / tres poemas













Visita infructuosa a un taoísta de la montaña Dai Tien

*

En medio del murmullo del arroyo ladra un perro.
Tras la lluvia se abren con vigor flores de durazno.
En lo más hondo del bosque, corre uno que otro ciervo.
Y junto al agua, ya es mediodía, aún no oigo campanadas.
Cortinas de bambúes separan las densas nieblas,
y de la esmeralda cumbre pende una cascada.
Nadie sabe adónde ha ido el ermitaño.
Triste descanso, recostado en un pino.

~

Visita a mi maestro Yong en su ermita



Rodeado de picos que tocan el cielo,
vives en plena libertad, olvidando los años.
Aparto las nubes y busco el antiguo sendero.
Y recostado en un árbol, escucho el susurro del arroyo.

Entre flores primaverales, los búfalos negros se acuestan,
entre pinos erguidos, las grullas blancas reposan.
Con nuestras voces, el crepúsculo cae sobre el agua.
Solo, desciendo en medio de las brumas y el frío.

~

Una noche entre amigos

*

Para ahuyentar las eternas tristezas mundanas,
nos entregamos a beber, por centenas de jarros.
La hermosa noche invita a largas pláticas,
y la brillante luna nos quita el sueño.
Ya ebrios, nos acostamos en la yerma montaña.
El cielo es nuestro cobertor, y la tierra, nuestra cama.

***
Li Po (Suyab, 701-Dāngtú Xiàn, 762)
Versiones de Chen Guojian

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