jueves, 30 de septiembre de 2021

serge pey / tres poemas









Poema de protección de los huaraches ante el coyote Tsamirawi

*

Tengo unos huaraches
cortados de
llantas de camión
y sé que no
podré caminar
mucho tiempo al sol
entre
mis compañeros
de Extremidad

Te lo ruego
dame otros
huaraches
Dame unos
huaraches
de cuero verdadero
porque las
llantas atadas a mis pies
no entrarán en el
vientre del sol

Fuego-Abuelo-Fuego
el día nos
deslumbra con la
luna
bebe primero
y nosotros
beberemos después
de ti

Mira
también puse mis ojos
en la leña
para que bebas
Mis ojos que ven
y que llevan un rostro
sobre el esqueleto de madera

Mira mis ojos
arden en tus
ojos
e inundan la sombra de
millones de piedras

Bebe antes que
bebamos
el agua de la tierra
que pone nuestros pies
en el aire

Wirikuta
Wirikuta

El arco-iris tiene los ojos del
fuego y le doy de beber
a su lluvia
La mariposa incendia la
fuente y le doy de beber
a su color

Y ustedes también todos ustedes
denle sus huaraches
para que Él los bendiga

para que aparten a
escorpiones y serpientes
todos los demonios del
camino

para que nos lleven
a la velocidad del águila
a la tierra de Wirikuta
hacia la sangre verde y
la Estrella

Somos los hermanos
del coyote Samuravi

Quemamos mucho
viento y el camino
es el seguir infinito
de nuestros huaraches

Así lo hicimos
al comienzo
del Mundo
y quemamos mucha
leña

Benditos por el fuego
nuestros huaraches que van
por el camino

Aquí está mi huarache derecho
Aquí está mi huarache izquierdo

Escucha la canción del
coyote
Samuravi
que reza toda la noche y se
salva en el viento

Yo sé enumerar
el color

Camino sobre la punta de
mis ojos
Canto con la lengua de
mis pies

Las estrellas en el cielo son los
ojos visibles del rostro
invisible que nos devora

Escucha al que respira la
visión Samuravi

Canto ritual de la bendición de los huaraches de los peyoteros y poema personal. Noviembre de 1985.

~

Poema de los nombres

*

A veces se encuentran
niños huérfanos
wixárikas
que los maestros de escuela bautizan Pancho Villa o Lázaro
Cárdenas
o Víctor Hugo
o Insurgentes
como un nombre de calle

Cuando nací me bautizaron dos veces

La primera por el padre
de mi padre que me llamó
´Etsíekame
"Maíz-sembrado-cuando-llueve"

La segunda por el padre de mi madre
que me llamó
Hairtsi Matsiwa
"El Rocío"

En mi primer
viaje a la Tierra del Peyote
fui investido con el nombre de Tutumakuyane
"Flor-espinosa-que-crece-en-el-Cerro-Quemado"

Luego otra vez aún
durante mi segundo peregrinaje
cuando me llamaron
Hiri Manakuxaure
"Cerro-de-color-que-se-ve-a-lo-lejos"

Cuando la policía me arrestó
en mis papeles escribieron
mi nombre público
Guadalupe González Carrillo

Así que ya conoces
todos mis nombres

Pero ahora que estoy muerto
si quieres venir a rezar a mi tumba
llámame como quieras
o escoge entre los nombres
que vinieron y los que vendrán
porque el sol en que habito
me bautiza todos los días
con su fuego
y en las grandes tierras donde cazo
mis compañeros
no tienen que hablar para hallarme

Soy un wixárika del Tercer Valle
del Sol

Palabras escuchadas y puestas en escena. 1979.

~

Canto visión de los desmembrados

*

De sus quijadas
nacieron las sandías y el nanche
-sí lo sé

De su lengua
nacieron el maíz amarillo y el maíz azul
-sí lo sé

De su cerebro
nacieron la calabaza y el xepái
-sí lo sé

De sus ojos
nacieron el tuxú y el tsaakuxa
-sí lo sé

De su piel
nacieron los mangos y los chabacanos
-sí lo sé

De sus nervios
nacieron el chile y el catamuchi
-sí lo sé

De sus ijares
nacieron los tomates y las nueces
-sí lo sé

De su corazón
nacieron la caña de azúcar y el camote
-sí lo sé

De su hígado
nacieron los higos el maye tapiri y el tetuí
-sí lo sé

De sus pulmones
nacieron el tabaco y el chicle
-sí lo sé

De su vejiga
nacieron el teu y el cuyaute
-sí lo sé

De sus riñones
nacieron las manzanas y el gualamo
-sí lo sé

De su médula
nacieron las ciruelas las peras y el xiu
-sí lo sé

De sus genitales
nacieron la piña y la papaya
-sí lo sé

De su colon
nacieron el mamey y el pepino
-sí lo sé

De su aparato digestivo
nacieron los hongos y los muitles
-sí lo sé

De sus dientes
nacieron el ecotal y el pimiento verde
-sí lo sé

De sus cejas
nacieron el limón y la naranja
-sí lo sé

De su bazo
nacieron la pitahaya y la guayaba
-sí lo sé

De sus senos
nacieron el durazno y el zapote
-sí lo sé

De sus nalgas
nacieron las tunas y el aguacate
-sí lo sé

De sus piernas
nacieron el chilacayote y la huwaixa
-sí lo sé

Takutsi
Nakawé
Nuestra Bisabuela
Crecimiento
creó el Mundo
-sí lo sé

Después su cuerpo
cayó en pedazos
-sí lo sé

Y cada
pedazo de su cuerpo
se volvió
una nueva
especie de flor y
de árbol
-sí lo sé

Llamamos a
Takutsi Nakawé
la Desmembrada
-sí, sí lo sé

Todos los días
nos comemos su
cuerpo
con el Watákame
-sí, sí lo sé

Canto-cuento para Takutsi Nakawé y Watákame. Las Latas, 1989.

***
Serge Pey (Toulouse, 1950) Nierika. Cantos de visión de la contramontaña. Ciudad de México: UNAM/Conaculta, 2012. 
Versiones de Enrique Flores y Adán Medellín

miércoles, 29 de septiembre de 2021

sonja åkesson / dos poemas










Autobiografía
(respuesta a Ferlinghetti)

*

Vivo una vida tranquila
en Drottninggatan 83 A por el día.
Sueno a los críos y friego el suelo
y saco brillo a las ollas de cobre
y cuezo un puré de nabos y frío morcillas.

Vivo una vida tranquila
cerca del metro.
Soy sueca.
He tenido una formación sueca.
Leí debajo de la sábana el libro de medicina
y fui miembro de las juventudes
baptistas.
Soñaba con poder ser miembro del coro
y cantar acompañada de guitarra
entre llamas de velas.
Soñé con participar
y cantar a la guitarra en la fiesta de Lucía.
Tenía dos discos de Alice Babs
y una cazadora de deporte con cremallera
que había sido el pantalón de mi padre.
Trabajé en un café
con espejos y derecho a servir cerveza sin alcohol
y pocilga en el patio de atrás.
Todavía puedo sentir el olor a ratas
y glaseado de frambuesa y a queso
del propietario que era catador de leche.

Yo fui una mocosa típica.
Hice túneles debajo de la nieve.

Estuve sentada bajo la nieve que dejaba caer un manzano
esperando el Juicio Final.
Me sorprendieron en una apartada habitación de criado
volviendo a casa de la asociación baptista.
Seguí un curso de taquigrafía por correspondencia
y dibujaba chicas de calendario
en el cuaderno.
Fui en un viejo coche con gasógeno envuelto en nieve
que recogía refugiados bálticos.
Hombres con pulmones destrozados
que todavía pedían agua gimiendo.
Una mujer con el ojo colgándole
en la mejilla como un huevo sanguinolento.

He comido tarta presumida con nata montada
en refinados círculos de costura de señoras muy educadas
y he bebido vino tinto caviloso
entre elegantes literatos
con chaqueta cruzada y chaleco.
He asistido a círculos de estudios en Inifrån
y a una cosa en Modern Lyrik
donde la esposa del líder del partido conservador
fue la única que habló.

He estado sentada en una cabina encristalada
de la que el tiempo se negaba a ser expulsado
y he intentado la felicidad en una pequeña cabaña roja
con Amor en el cuarto de invitados
y Marte en el dormitorio.
Nunca he estado en la Costa del Sol
ni he llegado a la Ciudad Santa
y tengo pocas esperanzas
de que un día pueda llegar a hacerlo.

He ido sentada en un autobús acristalado
y he visto niños que jugaban a buenos y malos
entre las lápidas del gueto de Varsovia.

Me han salido sabañones en las pistas de baile.
He escuchado a Jularbo Junior
y la banda Hot de Rune.
No me encuentro muy a gusto aquí
pero tampoco quiero regresar
al lugar de donde vengo.
Yo siempre he viajado de polizón de polizón de polizón.

Yo he descansado en la brizna del dolor
con la pequeña negra Sara.
He tenido a mi mamá en el cielo
allí adonde no se puede comprar entrada.
Y he visto al matarife de mi pueblo
tocar el órgano con sus dedos gordos, sagrados
en una antigua fonda de estación
mientras fuera su novia vagaba
poseída por otro tipo de espíritu.
Yo he tenido una aventura secreta
con mi ídolo
Clark Gable.

Vivo una vida tranquila
en Drottninggatan 83 por el día
escuchando a la vecina que anda dando vueltas
con su espabilada escoba.
Una vez me largué
del cómodo tresillo de un piso de tres habitaciones
pero acabé en otro piso de tres habitaciones.
Las investigaciones fueron demasiadas para mí.

Me he entrenado en la acomodación
la simulación y la astucia.
Yo no tengo alas
pero sí una joroba fuertemente desarrollada.
Husmeo en todas las grietas
como si por allí hubiese una salida.
Aleteo y aleteo pero la joroba
me dificulta los movimientos.

Las mujeres no deben investigar nada.
Deben quedarse donde están.
Mi mamá me recuerda en todo momento
todo de lo que tengo que estar agradecida.

Inquietud en el vientre.
Yo descanso.
He participado.
He andado currando por todos los sitios
con mi pequeña vida.
He entreabierto puertas equivocadas.
He visto a un ser sensiblero violar a una empleada de lechería.
He visto como vaciaban
de sangre a una cocinera
sobre un pozal de matanza.
He oído a mi hijo moribundo reírse
ajeno
bajo mi mano ajena.

He yacido insomne en la cama en una pequeña ciudad
donde los árboles no hacían más que suspirar.
He oído árboles muy inquietos
mugiendo como boyas de sirena.
Me han llevado de un sitio a otro moqueando
por todos esas malditas instituciones de caridad.
Me han metido en lugares donde los corazones
están reducidos a bombas impelentes.
¡Qué silencio qué tictaqueo qué andar de puntillas!
Qué mujeres con manos pálidas
enredadas entre madejas de lana.

He visto esculturas de carne y sueños.
He visto piedras vivas.
Una vieja abuela guiar a los pescadores a tierra
iluminándolos con un farol levantado.
Un joven poeta marcado por una grave enfermedad.
Y una chica en una clínica abortista
con un desproporcionado
rostro de yeso.
No dudo que Suecia
sea un país de vikingos.
He visto a mujeres trabajar dieciocho horas al día
por un televisor con adornos de latón.
Su sueño es Hylands Hörna.
Nunca lograron entrar en el coro.

Vivo una vida tranquila
en Drottninggatan 83 A por el día
practicando mi inglés.
He leído The Catcher in the Rye
con ayuda de un diccionario desechado
y he notado la triste similitud
entre un escolar de Nueva York
y un ama de casa de Estocolmo
olvidada en modales trastocados
en movimientos convulsivos
ningún salvador.

Todos los días leo por encima los editoriales
y hago serios intentos
para estar al día en el debate cultural.
Veo que la Academia Sueca
ha tenido que tragarse sus premios.
Veo que han asesinado a un niño
con tranquilizantes.
Veo que se está acercando una nueva guerra
y paso las hojas de largo haciendo conjuros.
Leo las esquelas
y siento alivio
por aquellos que se ahorran estar incluidos en ellas.

Busco un alma sana
en un cuerpo sano.
He guardado por lo menos cien Dagens Nyheter
y pienso de verdad que un día
podré seguir bien el debate.

Veo que una nueva guerra avanza
por las páginas en blanco y negro.

Salí corriendo en el temprano crepúsculo
y quise extender la mano hasta traspasar el cielo
pero volví apresuradamente a casa
para que no se me quemasen las patatas.
Veo una similitud
entre las patatas
y yo.
A la menor luz en el sótano los brotes buscan a tientas.
Pero cuidado con los golpes.
Cuidado con el frío.

He vivido en un callejón
demasiado angosto para una respiración ya reducida.
He fregado platos en un tren cruzando Ångermanland
detrás de una ventanilla de retrete cerrada.
He escrito cartas apasionadas
a destinatarios desconocidos.
He escuchado el oratorio En el Salón de los Espejos.

He visto niños silenciosos
en multitudes hambrientas
arrellanada en una butaca de cine.
Los he visto.
Soy madre.
Estaba allí.
Pero no sufrí
lo suficiente.

Soy sueca.
Tengo tarjeta sanitaria.
Lloro en mi cuarto.
Moriré de cáncer.

Me han formado las circunstancias.
Combato una guerra de posiciones conmigo misma
en el mapa sobrante.
¡Y tengo ciertos planes!
Tengo una hija
que tendría que tener el futuro por delante.
Tal vez me compre una tumba.
Yo soy sólo ocasionalmente
un utilizable enser doméstico.

Nunca cumplo lo que prometo.

Veo una expectativa
en mi espejo infantil
como si pudiera tener un árbol de Navidad.

Vivo una vida tranquila
en Drottninggatan 83 por el día al otro lado del patio
mirando mis vigas.
Pienso en mi hermana
que teje meticulosamente agarradores
con las circunvoluciones cerebrales
devanadas del cerebro de mi cuñado.
Pienso en mi hermano
que es caníbal.
Frío mis filetes.
Me lavo las manos.
He oído el grito solitario
de la consumida a medias en la región agreste.
Soy mujer.
Yo era ella.
Pero no sufrí
lo suficiente.

Entré y cerré mi puerta.
Estoy sentada en mi cómoda butaca.
Visito los sobrios grandes almacenes
donde compro mis estériles
caramelos de la decencia.
He escrito poemas dignos de consideración
con pausas y comas.
Convierto el pan en piedras.
Me parece que tengo las manos atadas a la espalda.
Me parece que tengo una piel muda
tensada sobre mi  rostro
y fantaseo sobre un cuchillito
entre los dientes.

He sentido
cómo vomité mi garganta
y cómo también la lengua salió detrás
un jirón de piel inutilizable.
¿Dónde encuentro un instrumento
para todo el aire que tengo encerrado?
Soy un zapato sucio
en una calle abarrotada.
Soy un perro sin dueño
lleno de amor pegajoso
entre indiferentes zapatos sucios.

Veo una similitud entre las patatas
y yo.
He notado la pudrición desde dentro
en la lluvia otoñal.

He oído matrimonios
en colchones de gomaespuma hechos a medida
quejarse de experiencias no vividas.
Entiendo su tedio.
Yo he sentido caricias
pegadas como chicle.
Dormito en el borde de mi estanque.
Espero
con las madres aburridas.
Y veo a sus maridos
venir rodando en sus Volkswagen
por las roderas acostumbradas.
Llevan resplandecientes camisas de nylon
y pequeños cojines de piel ahí en el trasero.
Tienen cronometradores muy seguros
y miradas llenas de carne muerta
y yo lo siento
en mi propio rostro que roe.

Vivo una vida tranquila
leyendo homenajes a la existencia
de alguien que no ha sufrido lo suficiente.
Mastico mis chistes.
Forcejeo con mi correosa piel.
Yo era el patito feo
que nunca se transformó en cisne.
¿Tuve yo entonces una especie de alas?
Siento las consecuencias de las quemaduras.
Me voy curando mi malherida joroba.
Busco mi cuchillito
corroído hace tiempo por el óxido
y destrozado a pisotones en la hierba amarilla.

~

Una carta

*

¡Hasse! 
¡Hans Evert! 
¿Te acuerdas de mí? 
No fui tu primera chica 
claro 
pero tu fuiste mi primer chico. 
Ibas constantemente en la bici, una Rambler, 
y llevabas la gorra en la nuca
y yo iba en la barra con mi abrigo rojo
y a veces en la parrilla.

Una tarde nos caímos en la cuneta.
Qué canciones cantabas.
Ya entonces eran viejas:
“A casa de mi chica
tarde o temprano
me lleva el camino
a casa de mi chica
que escribe
que me quiere”
aún oigo tu voz con precisión:
azafrán y canela y unos granos de mostaza
y tú desafinabas un poquito en todos los tonos.
Tu hermana estaba gorda y se llamaba Jenny
Cuando empezamos tú tenías 17 años y yo —
no, no me atrevo a decirlo.
Podrías acabar en la cárcel.
Tú estabas siempre bronceado por el sol.
Luego llegó la movilización.
¿Recuerdas aquella cabaña de la orilla del lago azul
con el gallo y el gato y los abedules?
Imagínate que viviésemos allí ahora.
Yo hubiese tenido un montón de críos
que se lavarían en una palangana
en la cómoda
antes de ir a la catequesis dominical.
Tu hermana, la gorda Jenny,
hubiese sido mi cuñada.
Pero no hubiese tenido suegra.
Tu padre la había matado de un tiro
y luego se había cortado el cuello
con una navaja de afeitar.
Una vez me enseñaste una foto de ellos.
A veces te emborrachabas un poco.
Entonces ponías en el manillar
ramilletes de jazmín
o ramitas de peral en flor.
Una vez te lo hiciste
con otra chica.
Cuando enloqueció tu padre te escondiste en un
armario.
Él también había pensado matar a tiros a los hijos.
Yo mentía todas las noches.
Nunca había mentido antes.
Cuando mentía hacía como
si yo no fuese yo.
Simulaba que era un sueño.
Pretendía que ni siquiera era yo
la que soñaba.
Mi madre tenía un olor ligeramente acídulo.
Se le había caído el pelo.
Ella lloraba
y yo también lloraba convulsivamente
aunque sólo era un sueño,
y aunque tampoco era yo la que soñaba.
Todos los días eran un solo sueño.
Una noche mi madre se sentó con abrigo y sombrero.
Imagínate que lo hubiesen hecho,
quiero decir si me hubiesen echado de casa.
Imagínate, yo que lloraba reclamando a mi madre
desesperadamente
cuando sólo llevaba una semana en casa de la prima Ruth.
Tú eras bueno con los niños.
Y no quiero decir nada irónico.
Yo no era un niño.
Tú eras muy bueno con los hijos del campesino.
Tú eras también bueno con la vieja señora de la
limpieza.
La gente decía que eras bueno con los hijos del
campesino
y con la vieja señora.
“Un saludo con el viento quiero yo enviar
a mi padre y a mi madre y la chica de mi lugar”
Cuando cantabas te subía y bajaba la nuez.
Tú padre llevaba mucho tiempo sin levantarse,
paralítico,
creo que a raíz de un accidente.
Tu madre estaba muy guapa en la foto.
Luego estalló la guerra
y durante varios años
no fui la chica de nadie en particular.
Durante algunos años no mentí nunca.
Más adelante te hiciste de los de Pentecostés
y te casaste, bastante rico
con una chica, con finca, también de Pentecostés.
Te encontré una vez.
Le habías pedido perdón a Dios, dijiste.
Me sonó bastante estúpido.
Sabía que me deseabas.
¿Cuántos años puedes tener ahora?
¿45?
¿Sigues en la congregación redimido?
¿Crees que tu padre estará en el infierno?
¿Hueles todavía un poco a caballo?
Aunque seguramente tendréis tractor.

***
Sonja Åkesson (Buttle, 1926-Estocolmo, 1977)
Versiones de Francisco J. Uriz

martes, 28 de septiembre de 2021

josé lezama lima / dos poemas










Pensamientos en La Habana

*

Porque habito un susurro como un velamen,
una tierra donde el hielo es una reminiscencia,
el fuego no puede izar un pájaro
y quemarlo en una conversación de estilo calmo.
Aunque ese estilo no me dicte un sollozo
y un brinco tenue me deje vivir malhumorado,
no he de reconocer la inútil marcha
de una máscara flotando donde yo no pueda,
donde yo no pueda transportar el picapedrero o el picaporte
a los museos donde se empapelan asesinatos
mientras los visitadores señalan la ardilla
que con el rabo se ajusta las medias.
Si un estilo anterior sacude el árbol,
decide el sollozo de dos cabellos y exclama:
my soul is not in an ashtray.

Cualquier recuerdo que sea transportado,
recibido como una galantina de los obesos embajadores de antaño,
no nos hará vivir como la silla rota
de la existencia solitaria que anota la marea
y estornuda en otoño.
Y el tamaño de una carcajada,
rota por decir que sus recuerdos están recordados,
y sus estilos los fragmentos de una serpiente
que queremos soldar
sin preocuparnos de la intensidad de sus ojos.
Si alguien nos recuerda que nuestros estilos
están ya recordados;
que por nuestras narices no escogita un aire sutil,
sino que el Eolo de las fuentes elaboradas
por las que decidieron que el ser
habitase en el hombre,
sin que ninguno de nosotros
dejase caer la saliva de una decisión bailable,
aunque presumimos como las demás hombres
que nuestras narices lanzan un aire sutil. 
Como sueñan humillarnos,
repitiendo día y noche con el ritmo de la tortuga
que oculta el tiempo en su espaldar:
ustedes no decidieron que el ser habitase en el hombre;
vuestro Dios es la luna
contemplando como una balaustrada
al ser entrando en el hombre.
Como quieren humillarnos, le decimos
the chief of the tribe descended the staircase.

Ellos tienen unas vitrinas y usan unos zapatos.
En esas vitrinas alternan el maniquí con el quebrantahuesos disecado,
y todo lo que ha pasado por la frente del hastío
del búfalo solitario.
Si no miramos la vitrinas charlan
de nuestra insuficiente desnudez que no vale una estatuilla de Nápoles.

Si la atravesamos y no rompemos los cristales,
no subrayan con gracia que nuestro hastío puede quebrar el fuego
y nos hablan del modelo viviente y de la parábola del quebrantahuesos.
Ellos que cargan con sus maniquíes a todos los puertos
y que hunden en sus baúles un chirriar
de vultúridos disecados.
Ellos no quieren saber que trepamos por las raíces húmedas del helecho
-donde hay dos hombres frente a una mesa; a la derecha, la jarra
y el pan acariciado-,
y que aunque mastiquemos su estilo,
we don't choose our shoes in a show-window.

El caballo relincha cuando hay un bulto
que se interpone como un buey de peluche,
que impide que el río le pegue en el costado
y se bese con las espuelas regaladas
por una sonrosada adúltera neoyorquina.
El caballo no relincha de noche;
los cristales que exhala por su nariz,
una escarcha tibia, de papel;
la digestión de las espuelas
después de recorrer sus músculos encristalados
por un sudor de sartén.
El buey de peluche y el caballo
oyen el violín, pero el fruto no cae 
reventado en su lomo frotado
con un almíbar que no es nunca el alquitrán.

El caballo resbala por el musgo donde hay una mesa que exhibe las espuelas,
pero la oreja erizada de la bestia no descifra.

La calma con música traspiés
y ebrios caballos de circo enrevesados,
donde la aguja muerde porque no hay un leopardo
y la crecida del acordeón
elabora una malla de tafetán gastado.
Aunque el hombre no salte, suenan
bultos divididos en cada estación indivisible,
porque el violín salta como un ojo.
Las inmóviles jarras remueven un eco cartilaginoso:
el vientre azul del pastor
se muestra en una bandeja de ostiones.
En ese eco del hueso y de la carne, brotan unos bufidos
cubiertos por un disfraz de telaraña,
para el deleite al que se le abre una boca,
como la flauta de bambú elaborada
por los garzones pedigüeños.
Piden una cóncava oscuridad
donde dormir, rajando insensibles
el estilo del vientre de su madre.
Pero mientras afilan un suspiro de telaraña
dentro de una jarra de mano en mano,
el rasguño en la tiorba no descifra.

Indicaba unas molduras
que mi carne prefiere a las almendras.
Unas molduras ricas y agujereadas
por la mano que las envuelve
y le riega los insectos que la han de acompañar.
Y esa espera, esperada en la madera
por su absorción que no detiene al jinete,
mientras no unas máscaras, los hachazos
que no llegan a las molduras, 
que no esperan como un hacha, o una máscara,
sino como el hombre que espera en una casa de hojas.
Pero al trazar las grietas de la moldura
y al perejil y al canario haciendo gloria,
l'etranger nous demande le garçon maudit.

El mismo almizclero conocía la entrada,
el hilo de tres secretos
se continuaba hasta llegar a la terraza
sin ver el incendio del palacio grotesco.
¿Una puerta se derrumba porque el ebrio
sin las botas puestas le abandona su sueño?
Un sudor fangoso caía de los fustes
y las columnas se deshacían en un suspiro
que rodaba sus piedras hasta el arroyo.
Las azoteas y las barcazas
resguardan el líquido calmo y el aire escogido;
las azoteas amigas de los trompos
y las barcazas que anclan en un monte truncado,
ruedan confundidas por una galantería disecada que sorprende
a la hilandería y al reverso del ojo enmascarados tiritando juntos.

Pensar que unos ballesteros
disparan a una urna cineraria
y que de la urna saltan
unos pálidos cantando,
porque nuestros recuerdos están ya recordados
y rumiamos con una dignidad muy atolondrada
unas molduras salidas de la siesta picoteada del cazador.
Para saber si la canción es nuestra o de la noche,
quieren darnos un hacha elaborada en las fuentes de Eolo.
Quieren que saltemos de esa urna
y quieren también vernos desnudos.
Quieren que esa muerte que nos han regalado
sea la fuente de nuestro nacimiento,
y que nuestro oscuro tejer y deshacerse 
esté recordado por el hilo de la pretendida.
Sabemos que el canario y el perejil hacen gloria
y que la primera flauta se hizo de una rama robada.

Nos recorremos
y ya detenidos señalamos la urna y a las palomas
grabadas en el aire escogido.
Nos recorremos
y la nueva sorpresa nos da los amigos
y el nacimiento de una dialéctica:
mientras dos diedros giran mordisqueándose,
el agua paseando por los canales de los huesos
lleva nuestro cuerpo hacia el flujo calmoso
de la tierra que no está navegada,
donde un alga despierta digiere incansablemente a un pájaro dormido.

Nos da los amigos que una luz redescubre
y la plaza donde conversan sin ser despertados.
De aquella urna maliciosamente donada,
saltaban parejas, contrastes y la fiebre
injertada en los cuerpos de imán
del paje loco sutilizando el suplicio lamido.
Mi vergüenza, los cuernos de imán untados de luna fría,
pero el desprecio paría una cifra
y ya sin conciencia columpiaba una rama.
Pero después de ofrecer sus respetos,
cuando bicéfalos, mañosos correctos
golpean con martillos algosos el androide tenorino,
el jefe de la tribu descendió la escalinata.

Los abalorios que nos han regalado
han fortalecido nuestra propia miseria,
pero como nos sabemos desnudos
el ser se posará en nuestros pasos cruzados.
Y mientras nos pintarrajeaban
para que saltásemos de la urna cineraria, 
sabíamos que como siempre el viento rizaba las aguas
y unos pasos seguían con fruición nuestra propia miseria.
Los pasos huían con las primeras preguntas del sueño.
Pero el perro mordido por luz y por sombra,
por rabo y cabeza;
de luz tenebrosa que no logra grabarlo
y de sombra apestosa; la luz no lo afina
ni lo nutre la sombra; y así muerde
la luz y el fruto, la madera y la sombra,
la mansión y el hijo, rompiendo el zumbido
cuando los pasos se alejan y él toca en el pórtico.
Pobre río bobo que no encuentra salida,
ni las puertas y hojas hinchando su música.
Escogió, doble contra sencillo, los terrones malditos,
pero yo no escojo mis zapatos en una vitrina.

Al perderse el contorno en la hoja
el gusano revisaba oliscón su vieja morada;
al morder las aguas llegadas al río definido,
el colibrí tocaba las viejas molduras.

El violín de hielo amortajado en la reminiscencia.
El pájaro mosca destrenza una música y ata una música.
Nuestros bosques no obligan el hombre a perderse,
el bosque es para nosotros una serafina en la reminiscencia.
Cada hombre desnudo que viene por el río,
en la corriente o el huevo hialino,
nada en el aire si suspende el aliento
y extiende indefinidamente las piernas.
La boca de la carne de nuestras maderas
quema las gotas rizadas.
El aire escogido es como un hacha
para la carne de nuestras maderas,
y el colibrí las traspasa.
Mi espalda se irrita surcada por las orugas
que mastican un mimbre trocado en pez centurión,
pero yo continúo trabajando la madera,
como una uña despierta, 
como una serafina que ata y destrenza en la reminiscencia.
El bosque soplado
desprende el colibrí del instante
y las viejas molduras.
Nuestra madera es un buey de peluche;
el estado ciudad es hoy el estado y un bosque pequeño.
El huésped sopla el caballo y las lluvias también.
El caballo pasa su belfo y su cola por la serafina del bosque;
el hombre desnudo entona su propia miseria,
el pájaro mosca lo mancha y traspasa.
Mi alma no está en un cenicero.

~

Llamado del deseoso

*

Deseoso es aquel que huye de su madre.
Despedirse es cultivar un rocío para unirlo con la secularidad de la saliva.
La hondura del deseo no va por el secuestro del fruto.
Deseoso es dejar de ver a su madre.
Es la ausencia del sucedido de un día que se prolonga
y es la noche que esa ausencia se va ahondando como un cuchillo.
Es esa ausencia se abre una torre, en esa torre baila un fuego hueco.
y así se ensancha y la ausencia de la madre es un mar en calma.
Pero el huidizo no ve el cuchillo que le pregunta,
es la madre, de los postigos asegurados, de quien se huye.
Lo descendido en vieja sangre suena vacío.
La sangre es fría cuando desciende y cuando se esparce circulizada.
la madre es fría y está cumplida.
Si es por la muerte, su peso es doble y ya no nos suelta.
No es por las puertas donde se asoma nuestro abandono.
Es por un claro donde la madre sigue marchando, pero ya no nos sigue.
Es por un claro, allí se ciega y bien nos deja.
Ay del que no marcha esa marcha donde la madre ya no le sigue, ay.
No es desconocerse, el conocerse sigue furioso como en sus días,
pero el seguirlo sería quemarse dos en un árbol,
y ella apetece mirar el árbol como una piedra,
como una piedra con la inscripción de ancianos juegos.
Nuestro deseo no es alcanzar o incorporar un fruto ácido.
El deseoso es el huidizo.
Y de los cabezazos con nuestras madres cae el planeta centro de mesa
y ¿de dónde huimos, si no es de nuestras madres de quien huimos
que nunca quieren recomenzar el mismo naipe, la misma
noche de igual ijada descomunal?

***
José Lezama Lima (La Habana, 1910-1976) Llamado del deseoso. Buenos Aires: Ediciones Colihue, 2013.

lunes, 27 de septiembre de 2021

jamaica kincaid / chica











Lava la ropa blanca el lunes y ponla en el montón de piedras; lava la ropa de color el martes y ponla a secar en el tendedero;

no camines con la cabeza descubierta al sol;
cocina frituras de calabaza en aceite dulce muy caliente;
remoja tus trapitos justo después de quitártelos;
cuando compres algodón para hacerte una bonita blusa, asegúrate de que no tenga chicle, porque no aguantará bien después de un lavado

deja en remojo el pescado salado toda la noche antes de cocinarlo;
¿es cierto que cantas benna en la escuela dominical?;
come siempre de forma que no se le revuelva el estómago a nadie;

los domingos trata de caminar como una dama y no como la maraca en la que te empeñas en convertirte;
no cantes benna en la escuela dominical;
no debes hablar con los chicos del muelle, ni siquiera para dar indicaciones;

no comas frutas en la calle - las moscas te seguirán;
pero yo no canto benna los domingos en absoluto y nunca en la escuela dominical;

así es como se cose un botón;
así se hace un ojal para el botón que acabas de coser;
así es como se hace la basta de un vestido cuando se ve que la basta se está bajando y para evitar que te veas como la zorra que tanto te empeñas en ser;

así es como se plancha la camisa caqui de tu padre para que no tenga arrugas;
así es como se planchan los pantalones caqui de tu padre para que no tengan arrugas;
así es como se cultiva el quimbombó: lejos de la casa, porque el quimbombó alberga hormigas rojas;

cuando cultives taros, asegúrate de que reciban mucha agua o de lo contrario te picará la garganta cuando los comas;
así es como se barre una esquina;
así es como se barre una casa entera;
así es como se barre un patio;

así es como se sonríe a alguien que no te gusta demasiado;
así es como sonríes a alguien que no te gusta nada;
así es como le sonríes a alguien que te gusta completamente;

así es como se pone una mesa para el té;
así es como se pone una mesa para la cena;
así es como se pone una mesa para cenar con un invitado importante;
así es como se pone la mesa para el almuerzo;
así se pone la mesa para el desayuno;

así es como hay que comportarse en presencia de hombres que no te conocen muy bien, y así no reconocerán inmediatamente a la maraca en la que te he advertido que te conviertas;

asegúrate de lavarte todos los días, aunque sea con tu propia saliva;
no te desplaces para jugar a las bolitas: no eres un niño, ya lo sabes;
no recojas las flores de la gente - podrías recoger algo;
no tires piedras a los mirlos, porque podría no ser un mirlo;

así se hace un budín de pan;
así se hace el doukona;
así se hace el pimentero;
así se hace una buena medicina para el resfriado;
así es como se hace una buena medicina para tirar a un niño antes de que sea un niño;

así es como se atrapa un pez;
así es como se devuelve un pez que no te gusta y así no te cae algo malo;
así es como se intimida a un hombre;

así es como un hombre te intimida;
esto es cómo amar a un hombre, y si esto no funciona hay otras maneras, y si no funcionan no te sientas tan mal por rendirte;
esto es cómo escupir al aire si te apetece, y esto es cómo moverse rápido para que no te caiga encima;

así es como se llega a fin de mes;
aprieta siempre el pan para asegurarte de que esté fresco;
¿pero qué pasa si el panadero no me deja tocar el pan?;
¿quieres decir que después de todo vas a ser el tipo de mujer a la que el panadero no deja acercarse al pan?

***
Jamaica Kincaid (Saint John, 1949)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

Girl

*

Wash the white clothes on Monday and put them on the stone heap;wash the color clothes on Tuesday and put them on the clothesline to dry;

don't walk barehead in the hot sun;
cook pumpkin fritters in very hot sweet oil;
soak your little cloths right after you take them off;
when buying cotton to make yourself a nice blouse, be sure that it doesn't have gum on it, because that way it won't hold up well after a wash;

soak salt fish overnight before you cook it;
is it true that you sing benna in Sunday school?;
always eat your food in such a way that it won't turn someone else's stomach;

on Sundays try to walk like a lady and not like the sl*t you are so bent on becoming;
don't sing benna in Sunday school;
you mustn't speak to wharf-rat boys, not even to give directions;

don't eat fruits on the street - flies will follow you;
but I don't sing benna on Sundays at all and never in Sunday school;

this is how to sew on a button;
this is how to make a buttonhole for the button you have just sewed on;
this is how to hem a dress when you see the hem coming down and to prevent yourself from looking like the sl*t you are so bent on becoming;

this is how you iron your father's khaki shirt so that it doesn't have a crease;
this is how you iron your father's khaki pants so that they don't have a crease;
this is how you grow okra - far from the house, because okra tree harbors red ants;

when you are growing dasheen, make sure it gets plenty of water or else it makes your throat itch when you are eating it;
this is how you sweep a corner;
this is how you sweep a whole house;
this is how you sweep a yard;

this is how you smile to someone you don't like too much;
this is how you smile at someone you don't like at all;
this is how you smile to someone you like completely;

this is how you set a table for tea;
this is how you set a table for dinner;
this is how you set a table for dinner with an important guest;
this is how you set a table for lunch;
this is how you set a table for breakfast;

this is how to behave in the presence of men who don't know you very well, and this way they won't recognize immediately the sl*t I have warned you against becoming;

be sure to wash every day, even if it is with your own spit;
don't swat down to play marbles - you are not a boy, you know;
don't pick people's flowers - you might catch something;
don't throw stones at blackbirds, because it might not be a blackbird at all;

this is how to make a bread pudding;
this is how to make doukona;
this is how to make pepper pot;
this is how to make a good medicine for a cold;
this is how to make a good medicine to throw away a child before it even becomes a child;

this is how to catch a fish;
this is how to throw back a fish you don't like and that way something bad won't fall on you;
this is how to bully a man;

this is how a man bullies you;
this is how to love a man, and if this doesn't work there are other ways, and if they don't work don't feel too bad about giving up;
this is how to spit up in the air if you feel like it, and this is how to move quick so that it doesn't fall on you;

this is how to make ends meet;
always squeeze bread to make sure it's fresh;
but what if the baker won't let me feel the bread?;
you mean to say that after all you are really going to be the kind of woman who the baker won't let near the bread?

domingo, 26 de septiembre de 2021

carlos lópez degregori / cuatro poemas









Un buen día

*

1

Un buen día
Nos descubrimos en el agua
Y decidimos nacer muy lentamente
 
Y estamos o no estamos
Nos buscan
Nos preguntan
Presencia sospechosa una visita
Alguna llamada para nadie en el teléfono
Y dónde
Dónde nos habremos metido acaso sin saberlo
Tal vez en el jardín jugando a las estatuas
O extraviando nuestros cuerpos en la calle más lejana
Un destino mejor
Una palabra
 
 
2

Un buen día
Nos descubrimos en el agua
Y elegimos una mano
Un ojo un cabello
 
Hablamos con Casandra
 
 
3
 
Casandra
El juego ha concluido
Y ya la hiedra guerreros unos años
Subieron hasta la ventana más alta de la torre
Tejiste profecías que aprendimos a leer
En la dura persistencia de tu cuerpo
Y a cada cual su propia historia
Su propio mar oscuro
Engaño enfermedad
Destierro y gallo negro
 
Resulta que ahora el fuego nos aturde
El agua no nos limpia
Ni convierte
 
~
 
Canción de la taza de leche
 
*

En alguna parte queda algo que la leche me recuerda
Y nunca porque es limpia
o es blanca
Y nunca porque puede derramarse
 
Gotas y gotas litros un charco
Una taza anterior a toda boca
Una elegía incomprensible
 
De algo que no recuerdo estoy cantando:
                                                    de la leche
Y nunca pude ignorarla cuando hervía
 
Desayunar salir al fin

~

El talento y el poeta

*

un poema parco incidental
me cueste como tres
y atónito inútil imperfecto
nunca termine de costarme
y acudan rostros lenguas animales
acudan
en una sola sombra
un solo viento verdadero
reine el desorden
sueñe antes de soñar
coma antes de comer
viva un terrible simulacro
hable
y nunca derrote a la palabra
desventurado
hoy 14 de septiembre
nazca por tres veces
tenga tres padres nombres acertijos
crezca torcido
llegue a este punto estéril
y lo llame
talento inferior
reguero anónimo de pasos
tres años vi a la cierva
nadie la conoció así
pero arrastraba ese nombre memorable
dama parca mezquina
me arrancaba un cabello
lo enhebraba
y cosía hasta sangrar
horas y horas
mientras sus quejidos ahogaban
el ruido de la aguja
cierva
hazme unos guantes
una venda
el vestido sacrificado del amor
entender es difícil
tornarse vulnerable transgredir
cose ya mi ano
mis párpados mi boca
encierre todo murmullo para siempre
aísle cualquier rescoldo de verdad
y exiliado
fue mi primera muerte
y nacimiento
reine el desorden
tres venzan los años
y me canse de contar
pierda mi sombra
un alacrán me recuerde a los dragones
monje fui
exterminador
mercader en estas calles desoladas
y errante ofrecía
a cada quien lo necesario
te vendo aquello que imaginas
esta gubia esta soga
y las vendí a c l d
un 14 de septiembre
tres meses antes de nacer
págame sino te pesará
no hallarás sosiego
conjuro capaz de derrotarme
nunca quiso entender
una tarde lo colgué
y debí deshacerlo con la gubia
entonces nací para el poema
nada que temer
que esperar
una vida confabulando con despojos
mezcles destinos
hállese un centro de aflicción
te maravilles ante una bóveda inútil
tres los abismos
el talento
las razones ocultas del poema
tres mis santos tutelares
san jorge
sal gil con una cierva
san blas
antes que se pudra mi garganta

~

Después del diluvio
 
*

                                Aussitôt que l´idée du Déluge se fut rassise
                                                                                        Rimbaud
                                              
El mundo está lleno de mundos. Imagina, por ejemplo, un palomar colmado de pequeñas casas que esconden la existencia incomprensible de las palomas.

Supón ahora que conjuramos el brillo del sol, la dimensión de las ventanas circulares de las pequeñas casas desde las que pueden verse empollando a las hembras. Luego continuamos con la fuerza de las alas, el contorno de los granos de maíz, el movimiento de los gusanos, la voracidad de los diminutos parásitos que se hinchan en la carne de las aves. Y seguimos conjurando los huevos que contienen mundos en sus mares de albúmina, el hambre insaciable de los pichones. 

Conjuramos para contrarrestar el horror y los días despiadados de las palomas. 

Conjuramos para llamar al diluvio, para que estos seres nos traigan en el pico una prueba de indigencia. 

Imagina que el cielo se llena de grietas y empieza a llover. 

El palomar es tu único destino y entras en él como si toda tu vida te hubieras preparado para hacerlo. El excremento y las plumas dificultan tus pasos. Recorres los senderos intrincados que rodean las pequeñas casas inundadas. Los nidos flotan como cestas arrojadas a un Nilo de aguas rojas; cada uno contiene un pichón niño que pía mientras se ahoga. 

Tus zapatos parecen barcas: se desarraigan para nunca más volver. Pateas los huevos llenos de mundos, los picos y los huesos de los pichones. Giras incansable en la lluvia y bailas sin detenerte. 

Solo bailas con todas las palomas y el diluvio es tu pareja.

***
Carlos López Degregori (Lima, 1952)

sábado, 25 de septiembre de 2021

mark strand / tres poemas










Los muertos

*

Las tumbas se hacen más hondas.
Los muertos más muertos cada noche.

Bajo los olmos y la lluvia de hojas,
las tumbas se hacen más hondas.

Las oscuras redes del viento
cubren la tierra. La noche es fría.

Las hojas barridas contra las piedras.
Los muertos más muertos cada noche.

Una oscuridad sin estrellas los envuelve.
Sus rostros se anublan.

No podemos recordarlos
claramente. Nunca podremos.

~

El nuevo manual de poesía

*
 
                                para Greg Orr y Greg Simon

1 Quien comprenda un poema,
tendrá dificultades.

2 Quien viva con un poema,
morirá solo.

3 Quien viva con dos poemas,
engañará a uno.

4 Quien conciba un poema,
tendrá un hijo menos.

5 Quien conciba dos poemas,
tendrá dos hijos menos.

6 Quien se ponga una corona al escribir,
será descubierto.

7 Quien no se ponga una corona al escribir,
no despistará a nadie.

8 Quien se enoje con un poema,
será despreciado por los hombres.

9 Quien siga enojándose con un poema,
será despreciado por las mujeres.

10 Quien denuncie públicamente a la poesía,
se orinará en sus zapatos.

11 Quien trueque poesía por poder,
tendrá la mar de poder.

12 Quien alardee de sus poemas,
será pasto de necios.

13 Quien alardee de sus poemas y rumie con necios,
ya no escribirá más.

14 Quien niegue placer a sus poemas,
embotará su ingenio.

15 Quien ansíe reconocimiento por sus poemas,
será como un burro bajo el claro de luna.

16 Quien escriba un poema y elogie un poema ajeno,
tendrá una querida preciosa.

17 Quien escriba un poema y elogie mucho un poema ajeno,
espantará a su querida.

18 Quien reclame un poema ajeno,
tendrá su corazón dos veces.

19 Quien deje sus poemas al desamparo,
temerá a la muerte.

20 Quien tema a la muerte,
será salvado por sus poemas.

21 Quien no tema a la muerte,
será o tal vez no será salvado por sus poemas.

22 Quien termine un poema,
se bañará en la hueca estela de su pasión
y será besado por papel blanco.

~
 
Artículos de capitulación

*

Entrego mis ojos que son huevos de cristal.
Entrego mi lengua.
Entrego mi boca que es el sueño invariable de mi lengua.
Entrego mi garganta que es la manga de mi voz.
Entrego mi corazón que es una manzana en llamas.
Entrego mis pulmones que son árboles que jamás han visto la luna.
Entrego mi olor que es el de la piedra lanzada contra la lluvia.
Entrego mis manos que son diez deseos.
Entrego mis brazos que de todos modos han querido dejarme.
Entrego mis piernas que sólo de noche son amantes.
Entrego mis nalgas que son las lunas de la niñez.
Entrego el pene que discretamente alienta a los muslos.
Entrego mis trajes que son paredes sacudidas por el viento y al fantasma que vive en ellos.
Me entrego. Me entrego.
Pero nada te tocará a ti porque ya comienzo de nuevo sin nada.

***
Mark Strand (Summerside, 1934-Nueva York, 2014)
Versiones de Adalber Salas Hernández

/

The Dead

*

The graves grow deeper.
The dead are more dead each night.

Under the elms and the rain of leaves,
The graves grow deeper.

The dark folds of the wind
Cover the ground. The night is cold.

The leaves are swept against the stones.
The dead are more dead each night.

A starless dark embraces them.
Their faces dim.

We cannot remember them
Clearly enough. We never will.

~

The New Poetry Handbook

*

1 If a man understands a poem,
he shall have troubles.

2 If a man lives with a poem,
he shall die lonely.

3 If a man lives with two poems,
he shall be unfaithful to one.

4 If a man conceives of a poem,
he shall have one less child.

5 If a man conceives of two poems,
he shall have two children less.

6 If a man wears a crown on his head as he writes,
he shall be found out.

7 If a man wears no crown on his head as he writes,
he shall deceive no one but himself.

8 If a man gets angry at a poem,
he shall be scorned by men.

9 If a man continues to be angry at a poem,
he shall be scorned by women.

10 If a man publicly denounces poetry,
his shoes will fill with urine.

11 If a man gives up poetry for power,
he shall have lots of power.

12 If a man brags about his poems,
he shall be loved by fools.

13 If a man brags about his poems and loves fools,
he shall write no more.

14 If a man craves attention because of his poems,
he shall be like a jackass in moonlight.

15 If a man writes a poem and praises the poem of a fellow,
he shall have a beautiful mistress.

16 If a man writes a poem and praises the poem of a fellow overly,
he shall drive his mistress away.

17 If a man claims the poem of another,
his heart shall double in size.

18 If a man lets his poems go naked,
he shall fear death.

19 If a man fears death,
he shall be saved by his poems.

20 If a man does not fear death,
he may or may not be saved by his poems.

21 If a man finishes a poem,
he shall bathe in the blank wake of his passion
and be kissed by white paper.

~

Giving Myself Up

*

I give up my eyes which are glass eggs.
I give up my tongue.
I give up my mouth which is the contstant dream of my tongue.
I give up my throat which is the sleeve of my voice.
I give up my heart which is a burning apple.
I give up my lungs which are trees that have never seen the moon.
I give up my smell which is that of a stone traveling through rain.
I give up my hands which are ten wishes.
I give up my arms which have wanted to leave me anyway.
I give up my legs which are lovers only at night.
I give up my buttocks which are the moons of childhood.
I give up my penis which whispers encouragement to my thighs.
I give up my clothes which are walls that blow in the wind
and I give up the ghost that lives in them.
I give up. I give up.
And you will have none of it because already I am beginning
again without anything.

viernes, 24 de septiembre de 2021

olvido garcía valdés / seis poemas









[Formas rapaces volaron en el lienzo]

*

a M. von Trotta

Formas rapaces volaron en el lienzo
antes de la quietud.
La quietud: el mundo se ha dormido.
Has estado pintando -ahora sólo copias-
la barca, el castillo en la playa,
el lago -¿el mar?-.
Ambrogio Lorenzetti en blanco y negro.
Es gris el mar, es gris en tu pintura
el agua verde que dura ya seis siglos,
negra la barca, negro
el castillo y los viñedos al fondo.
El mundo se ha dormido y tú lo pintas;
es todo como un cuento,
pero no existe una bella durmiente
y está lejos el bosque;
no es un mundo de sueño el que describes
sino un mundo de ausencia:
ni una figura humana, nada animal o móvil
en el quieto paisaje.
Formas rapaces volaron en el lienzo
antes de la quietud. La quietud
de la vida, de lo que permanece
en lo deshabitado.

~

La caída de Ícaro

*

1

Los atardeceres se suceden,
hace frío
y las casas de adobe en las afueras
se reflejan sobre charcos quietos.
Tierra removida.

Cézanne elevó la nature morte
a una altura
en que las cosas exteriormente muertas
cobran vida, dice Kandinsky.
Vida es emoción.
Pero quedará de vosotros
lo que ha quedado de los hombres
que vivieron antes, previene Lucrecio.
Es poco: polvo, alguna imagen tópica
y restos de edificios.
El alma muere con el cuerpo.
El alma es el cuerpo. O tres fotografías
quedan, si alguien muere.

También un gesto inexplicable,
díscolo para los ojos, desafío,
erizado. Cuerpo es lo otro.
Irreconocible. Dolor.
Sólo cuerpo. Cuerpo es no yo.
No yo.

Lo quieto de las cosas
en el atardecer. La quietud,
por ejemplo, de los edificios.
El ensombrecimiento
mudo y apagado.

Como ojos,
dos piedras azules me miran
desde un anillo.
Los anillos
cuidadosamente extraídos
al final.
Como aquel de azabache y plata
o este otro de un pálido, pálido rosa.
Rostros y luces
nítidamente se reflejan en él.

En la noche corro por un campo
que desciende, corro entre arbustos
y choco con algo vivo
que trata de ovillarse, de encogerse.
Es un niño pequeño, le pregunto
quién es y contesta que nadie.

Esta respiración honda
y este nudo en la pelvis
que se deshace y fluye. Esto soy yo
y al mismo tiempo
dolor en la nuca y en los ojos.

Terminada la juventud,
se está a merced del miedo.


2

Verde. Verde. Agua. Marrón.
Todo mojado, embarrado.
Es invierno. Es perceptible
en el silencio y en brillos
como del aire.
Yo soy muy pequeña.

Un cuerpo caminando.
Un cuerpo solo;
lo enfermo en la piel, en la mirada.
El asombro, la dureza absoluta
en los ojos. Lo impenetrable.
La descompensación
entre lo interno y lo externo.
Un cuerpo enfermo que avanza.

Desde un interior de cristales muy amplios
contemplo los árboles.
Hay un viento ligero, un movimiento
silencioso de hojas y ramas.
Como algo desconocido
y en suspenso. Más allá.
Como una luz
sesgada y quieta. Lo verde
que hiere o acaricia. Brisa
verde. Y si yo hubiera muerto
eso sería también así.

~

[Este conocido temblor]

*

Este conocido temblor
de las hojas con la brisa y este verde
de abril como un vómito
en la luz. Suficientes
aún las antiguas palabras:
no percibe el cadáver
dulzura ni calor y sí, en cambio,
el silencio y el frío,
puesto que se percibe lo que se es.
Discontinua vivencia, porque todas
aquí somos iguales. Como mirlos
y mirlos esbeltos en el canto y en el negro
intercambian sonidos:
acepta la vida, el acorchamiento
de la vida, desecha
la vieja hybris, nada
pierde quien muere, nada gana
tampoco. Es nítido
el sonido tras la lluvia,
se percibe ahora el tren
con violencia veloz, el obsesivo
zureo de palomas.

~

[escribir el miedo es escribir]

*

escribir el miedo es escribir
despacio, con letra
pequeña y líneas separadas,
describir lo próximo, los humores,
la próxima inocencia
de lo vivo, las familiares
dependencias carnosas, la piel
sonrosada, sanguínea, las venas,
venillas, capilares

~

[La distancia entre quien habla]

*

La distancia entre quien habla
y por ejemplo dice mi pecho y quien sirve
de soporte a esa habla
y dice por ejemplo yo es la que atraviesa
la retórica, toda la lengua. El sonido
que bandadas producen
es externo, el encharcamiento
estacional de las tierras
llanas, ese espejo, pecho desnudo,
graznidos para lo vulnerable.

~

[Sólo lo que hagas y digas]

*

Sólo lo que hagas y digas
eres, incierto lo que piensas, invisible
lo que sientes dentro de ti.
¿Qué significa
dentro de ti? Nada eres si, como dicen,
no es intersubjetivamente comprobado
(al menos comprobable). Juan de la Cruz no es
más que unos poemas, Emily
Dickinson, Edgar Allan Poe, sólo palabras.
¿Qué significa
intersubjetivamente? ¿Cuántos sujetos
hacen falta? ¿Cuántos que digan
a la vez: Juan de la Cruz, Emily
Dickinson, Edgar Allan Poe son cimas
de la vida humana, cimas
de la miseria humana en este hermoso
mundo?

***
Olvido García Valdés (Santianes, 1950)
Fotografía de Manuel Ferro

jueves, 23 de septiembre de 2021

denise levertov / dos poemas













Al lector

*

Mientras lees, un oso blanco orina
tranquilo, tiñe la nieve
de azafrán,

y mientras lees, muchos dioses
yacen entre lianas: ojos de obsidiana
observan las generaciones de hojas,

y mientras lees
el mar pasa sus páginas oscuras,
pasa
sus páginas oscuras.

~

Sobre el Misterio de la Encarnación

*

Es que cuando nos enfrentamos por un momento
lo peor que puede hacer nuestra especie, se hace estremecedor conocer
la mancha en nuestro propio ser, que el asombro
rompa el caparazón de la mente y entre en el corazón:
no a una flor, no a un delfín,
a ninguna forma inocente
sino a esta criatura vana y segura
que ella y ninguna otra es divina, Dios
(por compasión de nuestro feo
fracaso en la evolución) confía,
como huésped, como hermano,
el Verbo.

***
Denise Levertov (Essex, 1923-Seattle, 1997)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

To the Reader

*

As you read, a white bear leisurely
pees, dyeing the snow
saffron,

and as you read, many gods
lie among lianas: eyes of obsidian
are watching the generations of leaves,

and as you read
the sea is turning its dark pages,
turning
its dark pages.

~

On the Mystery of the Incarnation

*

It's when we face for a moment
the worst our kind can do, and shudder to know
the taint in our own selves, that awe
cracks the mind's shell and enters the heart:
not to a flower, not to a dolphin,
to no innocent form
but to this creature vainly sure
it and no other is god-like, God
(out of compassion for our ugly
failure to evolve) entrusts,
as guest, as brother,
the Word.

miércoles, 22 de septiembre de 2021

maría auxiliadora álvarez / tres poemas













el objeto del arte

*

morir
es el término
de un minucioso
trabajo
de arte

su punto
de perfección

:Déjalo
ser:

llegado
un momento
el objeto
del arte
ya no
se puede
volver
a tocar

~

física y total

*

La noche
se impone:

advertencia
del vacío
exento
de luz

Contra ella
el pensamiento
no se puede
sustentar

~

desacuerdo

*

A mi hermana Marisol

(el rugido
ensordecedor
del mar
se interpone
entre
las dos)

yo le digo:
creo
que estamos
ahogadas

ella responde:
no
No estamos
ahogadas

yo le digo:
yacemos
a la par
en el fondo
del mar

ella responde
no
Estamos
de pie
en la orilla

yo le digo:
de verdad
creo
que ya
nos ahogamos

ella responde:
no
Estamos
respirando
muy bien

yo le digo:
a mí
no
me entra
aire

ella responde:
yo tengo
aire
para
las dos

***
María Auxiladora Álvarez (Caracas, 1956)

martes, 21 de septiembre de 2021

osip mandelstam / cuatro poemas










Y estuve vivo

*

Y estuve vivo en la tempestad del peral en flor,
Yo mismo me erguí en la tormenta del cerezo aliso.
Todo era natura y lluvia de estrellas, certero y autodestructivo poder
Y todo me apuntaba a mí.
 
¿Qué es esta extrema delicia fluyendo, huyendo siempre de la tierra?
¿Qué es ser? ¿Qué es verdad?
 
Los florecimientos rompen y arrebatan el aire
Todo flotar y el martillo,
Tiempo que se intensifica y tiempo intolerable, decaimiento del deshilarse del dulzor.
Es ahora. Ahora no.

(Mayo 4, 1937)

~

Leer sólo libros infantiles...

*

Leer sólo libros infantiles,
Acariciar sólo pensamientos incautos,
Disipar todo lo que huela a solemne,
Sublevarse contra la honda tristeza.

Yo estoy mortalmente cansado de la vida,
No admito nada de ella,
Pero aún así amo esta pobre tierra
Porque no conozco otra.

De niño, en un jardín remoto, solía mecerme
Sobre un columpio de madera sencilla,
Y recuerdo los altos y oscuros abetos
En medio del delirio brumoso.

1908

~

¿Qué puedo hacer con este cuerpo mío irrepetible...

*

¿Qué puedo hacer con este cuerpo mío irrepetible,
que me ha sido dado?
¿A quién, dime, debo agradecer,
por la apacible alegría de respirar y vivir?

Yo soy el jardinero y soy la flor,
En la mazmorra del mundo no estoy solo.

En la eternidad del cristal ya se ha esparcido
Mi aliento y mi calor.

En él está impreso un signo,
Irreconocible hasta hace poco tiempo.

Ojalá la bruma se diluya en los instantes
Para que no borre el signo amado.

1909

~

Yo he regresado a mi ciudad, que conozco...

*

Yo he regresado a mi ciudad, que conozco
       hasta las lágrimas,
Hasta las venas, hasta las inflamadas glándulas
       de los niños.

Tu regresaste también, así que bébete
       aprisa
El aceite de los faros fluviales
       de Leningrado.
Reconoce pronto el pequeño día decembrino,
Cuando la yema se mezcla a la brea
       funesta.

Petersburgo, todavía no quiero morir.
Tú tienes mis números telefónicos.

Petersburgo, yo aún tengo las direcciones
En las que podré hallar las voces de los muertos.

Vivo en la escalera falsa, y en la sien
Me golpea profunda una campanilla agitada.

Y toda la noche, sin descanso, espero la visita anhelada
Moviendo los grilletes de las puertas.

***
Osip Mandelstam (Varsovia, 1891-Gulag, 1938)
Versiones de Gustavo Osorio de Ita y Jorge Bustamante García