lunes, 31 de octubre de 2022

solmaz sharif / ahora qué










Y entonces me senté en una mesa alta
en un hotel de Ohio
comiendo comida para llevar:
pan de queso

con mantequilla de ajo, sólo que no era
mantequilla sino, parcialmente,
soya hidrogenada,
aceite de frijol

y aceite regular de soya
y venía en un pequeño contenedor parecido
a una crema que tampoco es
lácteo.

Estados Unidos en 2019
significa un poema que tendrá que
tener lácteos que, en realidad,
no es

un lácteo. En Instagram: un hombre
ha comprado una foto que mide
diez pies por cuatro, del puente
que está a un costado

de donde vive, puente que puede ver afuera
desde su ventana, ventana que sirve como
un marco de diez pies
por cuatro.

No puedo sacudir mi
mente materialista. Dentro de la perfecta
y pequeña barra de mantequilla
de ajo,

sustitutos de obreros, de hoces,
campos de soya. Éramos curtidores
alguna vez empujados hasta el borde de
la ciudad,

por el hedor, las burbujas del recipiente
de carne y piel desprendiéndose,
antes cuando la ciudad tiró,
cubo

de cuero por cubo de cuero, su propia
agua de los pozos. Entonces trabajamos
en las cafeterías
de las

oficinas petroleras de
British. Entonces, la revolución—

Sencillo.

***
Solmaz Sharif (Estambul, 1983)
Versión de Adalberto García López

/

Now What

*

And so I sat at a tall table
in an Ohio hotel,
eating delivery:
cheese bread

with garlic butter, only it was
not butter, but partially
hydrogenated soy
bean oil

and regular soybean oil and it
came in a little tub like
creamer that’s also not
dairy.

America in 2019
means a poem will have to
contain dairy that is,
in fact,

not dairy. On Instagram: a man
has bought a ten foot by four
foot photo of a bridge
he lives

beside, bridge he can see just outside
his window, window which serves
as a ten foot by four
foot frame.

My materialist mind, I can’t
shake it. Within a perfect
little tub of garlic
butter,

a relief of workers, of sickles,
fields of soy. We were tanners
pushed to the edge of the
city

once, by the stench, the bubble of vats
of flesh and loosening skin,
back when the city pulled,
leather

bucket by leather bucket, its own
water from wells. Then we worked
the cafeterias
at the

petroleum offices of the
British. Then, revolution—

Simple.

domingo, 30 de octubre de 2022

antonio cisneros / contra la flor de la canela













Para hacer el amor
debe evitarse un sol muy fuerte sobre los ojos de la muchacha,
tampoco es buena la sombra si el lomo del amante se achicharra
para hacer el amor.
Los pastos húmedos son mejores que los pastos amarillos
pero la arena gruesa es mejor todavía.
Ni junto a las colinas porque el suelo es rocoso ni cerca de las aguas.
Poco reino es la cama para este buen amor.
Limpios los cuerpos han de ser como una gran pradera:
que ningún valle o monte quede oculto y los amantes
podrán holgarse en todos sus caminos.
La oscuridad no guarda el buen amor.
El cielo debe ser azul y amable, limpio y redondo como un techo
y entonces
la muchacha no verá el Dedo de Dios.
Los cuerpos discretos pero nunca en reposo,
los pulmones abiertos,
las frases cortas.
Es difícil hacer el amor pero se aprende.

***
Antonio Cisneros (Lima, 1942-2012)

sábado, 29 de octubre de 2022

chus pato / un poema













Me esfuerzo por recordar un sueño

la piedra comida por la sal, por el frío

es invierno
o bien son las aguas torrenciales de los equinoccios

o mejor la luz es reflejada por la piedra
el sueño, el espejo (ría)

en la juntura de las pizarras
vertiginosa

en el bordillo, atizada (nadie podría vivir aquí)
Resistencia
igual que resisten las palabras

una flor
una flor imposible
un níscalo
marino

un relato nupcial
de amor
de intercambio
una transferencia

mercurio, azogue, algo relacionado con la luz
con las metamorfosis del espíritu
cobre diluido
disolución
espejo y brasa

encuentro la palabra «solimán» en los escritos de Kratevas
en la versión que de Kratevas me hace llegar Antonio Gamoneda

ecos
en los atrios
el poder benéfico del hongo
(obsesión por el mar, por la pérdida)

fragmentos de Ingeborg
la canción que se pronuncia
¿quién pronuncia la canción, sin comprender
las palabras, el significado?
marco en esa lengua que desconozco la pulsión
—quiero ser jinete
imán

—No podría precisar si busco la definición canónica de metáfora
o si ya aquí, en este fragmento, reflexiono o no sobre la metáfora
sobre un nuevo concepto de metáfora que no puedo aceptar
respecto del lenguaje poético

naturaleza, esta, la única que puedo reconocer

el deseo, un escritorio de castaño
la herencia del padre
Mefisto frente a la herencia paterna
cápsula nupcial
son yo quien se desposa
imposible flor marina
fuera de la perpetuación

mi tránsito en el frío.

***
Chus Pato (Ourense, 1955)
Versión de Gonzalo Hermo
Fotografía de Eloy Rubio Carro

/

Esfórzome por recordar un soño

a pedra comida polo sal, pola friúra

é inverno
ou ben son as augas torrenciais dos equinoccios

ou mellor a luz é reflectida pola pedra
o soño, espello (ría)

na xuntura das lousas
vertixinosa

no beiril, batida (ninguén podería vivir aquí)
Resistencia
igual que resisten as palabras

unha flor
unha flor imposíbel
un níscaro
mariño

un relato nupcial
de amor
de intercambio
unha transferencia

mercurio, azougue, algo relacionado coa luz
coas metamorfoses do espírito
cobre diluído
disolución
espello e brasa

atopo a palabra “solimán” nos escritos de Kratevas
na versión que de Kratevas me fai chegar Antonio
Gamoneda

ecos
nos adros
o poder benéfico do fungo
(obsesión polo mar, pola perda)

fragmentos de Ingeborg
a canción que se pronuncia
quen pronuncia a canción, sen comprender
as palabras, o significado?
marco nesa lingua que descoñezo a pulsión
—quero ser xinete
imán

—non podería precisar se busco a definición canónica
da metáfora
ou se xa aquí, neste fragmento, reflexiono ou non sobre
a metáfora
sobre un novo concepto de metáfora que non podo aceptar
a respecto da linguaxe poética

natureza, esta, a única que podo recoñecer

o desexo, o escritorio de castiñeiro
a herdanza do pai
Mefisto fronte á herdanza paterna
cápsula nupcial
son eu quen se desposa
imposíbel flor mariña
fóra da perpetuación

o meu tránsito no frío.

viernes, 28 de octubre de 2022

max blecher / pastoral









Hay una extensión de plantas con dedos de agua
Bébetela y mira
Las sayas de encaje de la leche cruda
Los gigantes subterráneos se han ahogado en el azul
Y los lagos bocas abiertas se han petrificado
Cuatro bueyes debajo de un árbol, desafiando la realidad
Se ponen de rodillas y se adornan los cuernos
Con flores de mandrágora
Pasa por las nubes la perfección del llanto
Y los corderillos maman en las ubres de la lluvia
El planeta del sueño se extiende por los campos
Por la onda del manantial corren los últimos reflejos
Como las últimas palabras lúcidas de un moribundo
Mientras tú embrujas, veo
Con los huesecillos ornamentales y fatales de
Nuestro amor.

***
Max Blecher (Botoșani, 1909-Roman, 1938)
Versión de Joaquín Garrigós

/

Pastorală

*

E’ntindere de plante cu degete de apă
Bea asta și privește
Jupele dantelate ale laptelui crud
Uriașii subpământului s’au înecat cu azur
Și lacurile guri deschise rămas-au încremeni
Patru boi sub un copac, sfidând realitatea
Îngenunche și’și împodobesc coarnele
Cu flori de mătrăgună
Trece prin nori perfecțiunea plânsului
Și mieii tineri sug țâțele ploii
Planeta somnului se așterne peste câmpuri
Pe unda isvorului curg ultimele reflexe
Ca ultimele cuvinte lucide ale unui muribund
În timp ce tu vrăjitorești, văd
Cu osicioarele ornamentale și fatale ale
Iubirii noastre.

jueves, 27 de octubre de 2022

xosé luís méndez ferrín / sorga









He aquí el río en el que quienquiera que intente
formar raptos, sostenimiento, signos,
no cogerá otra cosa que una coz en el estómago
y la tristeza antiquísima de sentirse disuelto.

He aquí el río Sorga
que corre por el medio de Petrarca y de Char
y al cual mi verso le pone como un puente viejo
a su paso por la parroquia de Mourillós.

***
Xosé Luís Méndez Ferrín (Ourense, 1938)

miércoles, 26 de octubre de 2022

clemente riedemann / el mar de la desolación








Soy capaz de asesinar por abrir a mis codos
un espacio en el mesón de las tabernas,
donde bebo sólo por el placer de ver en cada nube
velas nuevas para mi barco.
 
La desolación es para mí la distancia que existe
entre lo que vivo y lo que sueño;
las semanas de espera entre uno y otro decomiso.
 
Estoy solo, es verdad. Pero la situación es menos triste
que vivir entre cacatúas y papagayos,
o dedicarme a contar las cabezas que ruedan
de uno a otro lado sobre la cubierta.
 
O quedarme pensando si vale la pena
tener hijos que no se pueden criar;
o si, dándoles de comer, no puedes explicarles
que la carta mayor es una estafa;
el catecismo un camino se sumisión;
y la honradez un cazabobos
que permite a los poderosos vivir a nuestra costa.

***
Clemente Riedemann (Valdivia, 1953)

martes, 25 de octubre de 2022

jane kenyon / la pera










Hay un momento en la madurez
en que te aburres, encolerizado
por tu mente mediocre,
aterrorizado.
 
Ese día el sol
deslumbrante te quema
y te hace sentir más desolado.
 
Pasa sutilmente como cuando una pera
se pudre de dentro afuera
y tú tal vez no lo adviertes
hasta que es demasiado tarde.

***
Jane Kenyon (Ann Arbor, 1947-Wilmot, 1995)
Versión de Hilario Barrero

/

The Pear

*

There is a moment in middle age
when you grow bored, angered
by your middling mind, afraid.

That day the sun
burns hot and bright,
making you more desolate.

It happens subtly, as when a pear
spoils from the inside out,
and you may not be aware
until things have gone too far.

lunes, 24 de octubre de 2022

carlos de rokha / tres poemas













Transito solo

*

Quiero decir que grito y me sale un sollozo.
Me sale un corcel muerto por la espiga
y por las estrella me abundan dinosaurios.
Me da miedo la lluvia cuando pienso
que habré de entrar desnudo entre sus arcos.
Me duele el abedul de hoja egipcia
y el grito de mi mar por ser espuma.
Me duele tanto todo y siempre digo
que he de volver, pero me acalla un eco.
Quiero decir que grito y me sale un sollozo.

~

La vida vuelve a su más puro alcohol

*

A ese labio de esfinge a su mosaico
A un desierto de abanicos de pestañas de insectos
Donde este otro mundo ríe sin cesar
Sobre la ciudad de los arlequines de humo
El mar abre su cofre
Me hacer ver en una playa de caimanes hermosas mujeres de hielo
Ellas espantadas corren por la selva como un atado de ojos
Mujeres sin boca grupo de hielos enloquecidos
Persiguen la noche con sus ramas de amor
Cantan de bahía en bahía
Mujeres con arañas con hachas llameantes
Jóvenes de espaldas de gaviota
Ávidas de sed y por cuyos ojos pasa un mundo alucinado y de terror
Ella arrojan alacranes a la garganta de la esfinge
Ellas predican alianzas con alas y olas
Ellas asaltan la realidad con su delirio
Y con su rosa de hielo domestican la playa
Y con sus ojos transfiguran el cielo
Todo se transforma en un génesis de olas y alas
De vértigo de espléndidas pirámides
Ya más allá de todo de la virtud y del encanto
Donde perderse por un desierto de pinos flotantes
Hacen sonar las llaves oír la risa de la esfinge
La vida vuelve a su más puro alcohol
Ella es este deseo de proseguir
De destruir todo lo que está demás
El otro mundo encadenado a mi delirio

~

De profundis

*

Desde este amargo té me vuelvo hacia el demonio
apenas entrevisto por el insomne huésped
que soy cuando de noche entro en mi ser visible
cansado de mi viaje y de la larga
locura que hace tiempo absorbe mis dos sienes.
Me vuelvo a la ceniza y al vaso de mi sangre
con las venas ardiendo y el rostro amortajado,
más la espalda llagada, doliéndome el costado,
dando perdón al denodado
enemigo que soy de mí mismo y de mi alma.
Solitario por dentro, fatigado,
sin esperanzas como
un Cristo de abismal perspectiva
sobre el madero de mi columna vertebral crucificado
por los días que vivo buscando una respuesta
a la angustia que asalta mis ojos cuando duermo.
Oh deudo, oh desolado
centinela del tiempo, vigía sumergido
en la sangre, en el vino y la tierra: ese soy,
esa es mi sed, esa mi hambre, esa mi soledad, esa mi angustia,
y en mí mismo me acabo
por dentro como un viento que hacia el cielo se impulsa.
Desterrado por siempre, solemne, vertical, desterrado
como un águila ebria sobre una isla en llamas,
ya sin ansias de todo lo vivido
me vuelvo a la vigilia de mi cáliz,
y nada, nada espero de los días que vienen,
sino una azul espada que me destroce el alma.

***
Carlos de Rokha (Valparaíso, 1920-Santiago de Chile, 1962)

domingo, 23 de octubre de 2022

joseba sarrionandia / volver a casa










Con los mapas del tesoro bajo el brazo
dejé mi casa y caminé
por los escondrijos del miedo en busca
del canto de las sirenas

No encontré en mi viaje más que grises
piedras de pedernal
e infectos nidos de mirlo en lo más recóndito
de las selvas negras
Cuando el tiempo agotó el camino
y regresé a casa
era nueva la madera de la puerta y
estaba cambiada la cerradura.

***
Joseba Sarrionandia (Iurreta, 1958)

sábado, 22 de octubre de 2022

antoni marí / yo no creía que pudiera volver













Yo no creía que pudiera volver.
No creía que nunca más pudiera volver
a ver estos campos, donde la soledad
y el abandono gobiernan,
ni estos cerros pequeños que caen 
hacia el mar, ni este aire quieto,
que parece detenerlo todo,
ahora que están todos en cama, y duermen.
 
No creía que pudiera volver
a ver esta luz que da cuerpo
a la sombra, y a la claridad, aturdimiento.
Y creía que no volvería a saber
que la quietud que nos libera
y el silencio que nos nutre
no son la quietud ni el silencio de la muerte,
ni un lugar de la tristeza,
ni el miedo de quien se sabe solo
en medio de la extrañeza del mundo.
 
No creía que pudiera volver
a sentir que todo es uno y que toda cosa cierta
se muestra en lo que es
si uno está cerca y nada lo acompaña.
No creía que pudiera volver
a estarme quieto, envuelto
por la oscuridad y la sombra de aquella nube
que todo entenebrece y nos deslumbra.
Ni creía que pudiera volver a este desierto
que el alma ha creado a imagen nuestra.
No creía que pudiera volver nunca más,
ni que fuera yo, tan sólo, aquel
que otra vez, aquí,
volvía.

***
Antoni Marí i Muñoz (Ibiza, 1944) 

/

Jo no creía que pogués tornar

*

Jo no creía que pogués tornar.
No creía que pogués tornar mai més
a veure aquests camps, on la solitud
i l´abandonament governen,
ni aquests petits pujols que cauen
cap al mar, ni aquest aire quiet,
que sembla detenir-ho tot,
ara que tots són al llit, i dormen.
 
No creía que pogués tornar
a veure aquests llum que dóna cos
a l´ombra, i a la claror, atordiment.
I creia que no tornaria a saber
que la quietud que ens allibera
i el silenci que ens nodreix
no són la quietud ni el silenci de la mort,
ni el lloc de la rencaça,
ni la por de qui se sap sol
enmig de l´estranyesa del món.
 
No creía que pogués tornar
a sentir que tot és u i que tota cosa certa
es mostra en el que és
si un hi és a prop i res no l´acompanya.
No creía que pogués tornar
a restar quiet, envoltat
per la foscor i l´ombra d´aquest núvol
que tot ho entenebraix i ens enlluerna.
Ni creia que podría tornar en aquest desert
que l´anima ha creat a imatge nostra.
No creía que pogués tornar mai més,
ni que fos jo, tan sols, aquell
que altre cop, aquí,
tornava.

viernes, 21 de octubre de 2022

joão vário / de los "exemplos"













Pero hemos de sumar el himno al himno,
el signo al signo, la muela a la muela
como el pan se gasta para atenuar
la vetustez del mundo. Ah decimos bien.
No hay expectativa que invente
la medida para esta bebida
entre hoz y hierba, entre la multitud y el desdén,
y, con todo, la vocación
bebe donde el mundo no quiere
ni ha predicho, porque bebe dios
y parte de su caos, esa parte
que escapa a la causalidad y a la profecía.

*

Y todas las cosas yaciendo sobre el pavor de la boca,
hoy finitas o nuestras, mañana paralelas al cordero
de dios, magníficas,
como sabemos soplar sobre estos leños mientras viejos,
todas estas cosas que llegan y no saben cómo partir,
como sabemos nosotros evitar el agriar de la leche,
ah todas estas fábulas incluso con la rama mojada
este pan o esta rama con su esperma,
tal como no sabemos cómo la cabeza tocará el polvo,
si al este, si al oeste, si lentamente o
despedazándose, rápida, sobre el pasado de Edipo,
y vimos los mismos días pero sin los mismos óbolos,
huyendo de techos malignos o de arenas viles,
y, porque vamos perdiendo este don de la tierra,

no hay mejor fidelidad en toda esta prueba
qua la que viene con la simple vehemencia,
la desdicha de quedarse con la boca de otro,
impasible entre dos llegadas,
mudando la piel de las rodillas
o dejando al sexo abrir
esa angustia divina, ese sarcófago bento.
Somos, por cierto, lo que esperan todas las cosas:
ni esto ni aquello, apenas las mejores tinieblas.

*

Hombre de poca fe, ¿por qué temes al peso de tus pasos?
Vamos por la vida arrastrando esas nociones
de nación, de cultura, de civilizaciones
- cosas extrañas, sin duda, a la índole del mundo,
De la fraternidad o de la naturaleza,
aunque cosas tal vez del orden de las cosas,
de las fábulas ordinarias,
pero ¿será que somos de esto o de aquello, que la verdad es esa,
que no escuchamos sino por dos oídos
y hay un país para la lectura
de nuestros mitos propios
y que el alma no enciende más que el madero recibido
las parábolas que el auxilio sugiere
y las devuelven, cuando dios muere, mejor árbitro do mundo?

*

Se sabe que los hombres son débiles, volubles,
que esta tierra es pequeña y molesta,

y el bien y el mal sólo son ese tedio de las Euménides,
porque, en realidad, los justos no se sublevan,
las musas son imperturbables
y no pode haber Sodomas y Gomorras indefinidamente,
porque el hombre mira y es Dios el que se hace estatua.
Tal, si nos interrogamos sobre el sentido del desvelo
o de la violencia, como él las dos mitades
de nuestro cuerpo separa, dando la mitad
a nuestras camas y la otra mitad distribuyendo
entre extraños como moneda pobre o hierba de Constantinopla,
el fondo tocamos de tal imprevisión y la abundancia
que la vida reduce a esa cuenta divina: la médula irreconocible,
la casa, la mujer y tal don de la inmaterialidad, del desciframiento.

Hombre de poca fe, ¿por qué temes al peso de tus pasos?

*

De la muerte nos quedó ese don de pensarla
como cosa suya, cosa por la que la pensamos
y acaso no la expresa, porque la
designamos.
Bizarro no es, pues, estar muerto, sino lograr
que el tiempo en si consigo no actúe,
y yerga la mano como quien sabe que la mano es
nuestra
y no expresa
lo que ambos expresan,
una, por mano, otro, por tiempo que
aprende,
expresan y juran alrededor de la mesa.

Para lo que ha sido el modo, la cualidad
de una infinita aparición
o lo que hay de exilio en el ejemplo que la
disemina,
deciden la tradición y la carencia
la especie de facilidad que rememoraremos.
Sobre todo, deciden cuando debemos
morir
para pagar
la legitimidad o lo que ha sido anomalía.

Porque de todo nos quedó ese donde no el sentir, de quedarse con él
sólo cuanto sea la cosa que no tuvimos.
La madurez o la alegoría que la tiene
de otra cosa, oh la madurez
no niega lo que tememos.
Lo que queríamos decir está ya muerto;
¿qué podríamos, pues, ahora
añadir a esa alegría?
De la condición de la muerte, lo que muere
es nuestro, y, más allá de él, de los bienes nuestros.

*

Y entonces subimos aquel gran río
y las puertas do Ródão, llamadas. Era en abril
dos días después de la nieve
y de la ciudad de las nevadas, en la sierra.
Y miramos los peñascos a la orilla del río,
los olivos, la pizarra, la cebada

las hierbas de los límites, y las colinas.
Y, junto a la vía férrea, los hombres del país
Nos miraban como si fuéramos nosotros
y no ellos los muertos de esta tierra,
hombres del miedo y del tiempo de la discordia
que llevan a la cima de las carreteras
la malicia que se les va pudriendo
los pies en este mundo y en tierras de otro.
¿Qué hacéis del mundo y de su llama imponderable, los hombres,
perdidos que estáis, hoy como ayer,
entre a casa y el umbral?
Y evocamos, una vez más, ese proverbio sessouto.
Y, en realidad, ¿por qué regresaremos,
tras tantos años, a este tema?
¿Será que la muerte nos enseñó
a mirar al hombre con pavoroso éxtasis?

*

Hay mucho pasado en el estar aquí con el tiempo,
Fin y reconocimiento, y no sufriendo nada más que el tiempo concede,

Fin de nuevo y reconocimiento de nuevo
Y todo es crimen, o crimen siempre, crimen o crimen,
Criminosisímamente crimen,
Cuando arriesgamos la intensidad, conmemorando.
Aumento y fiesta, o cilicio, y tiempo de caer y tiempo de seguir,
Tiempo de mal caer y tiempo de mal seguir,
Oh amamos tanto, amamos tanto estar aquí con el tiempo
Y sabiendo que hay en eso poco pasado.

Porque mayores que los designios de la vida
Son los designios de la medida y, divididos
En dos por ellos, con ellos yendo, si por ellos
Ganamos el tiempo, pedimos la forma más fácil
De indagar que vamos a morir y, un día, si
El tiempo fuese de elles y, la memoria, de otros,
Habremos de ser útiles como muertos hace mucho,
Sin que la causa, el delirio, la designación,
El juicio nuestra medida abandonen,
Dividida en dos por ellas, y ganando constancia.

Después, después haremos o hará el tiempo, a su vez,
Aquel blasfemísimo comentario,
Y entonces consta que amamos.


***
João Vário (Mindelo, 1937-2007)
Versiones de Raquel Madrigal Martínez

/

Excertos Dos Exemplos

*

Mas hemos de acrescentar o hino ao hino,
o signo ao signo, a mó à mó
como o pão se gasta para atenuar
a vetustez do mundo. Ah dizemos bem.
Não há expectativa que invente
a medida para esta bebida
entre foice e erva, entre a multidão e o desdém,
e, contudo, a vocação
bebe onde o mundo não quer
nem predissera, porque bebe deus
e parte de seu caos, essa parte
que escapa à causalidade e à profecia.

*

E todas as coisas jazendo sobre o pavor da boca,
hoje finitas ou nossas, amanhã paralelas ao cordeiro
de deus, magníficas,
como sabemos soprar sobre estas achas enquanto velhas,
todas estas coisas que chegam e não sabem como partir,
como sabemos nós evitar o azedar do leite,
ah todas estas fábulas mesmo com o galo molhado
este pão ou este galho com o seu esperma,
tal como não sabemos como a cabeça tocará o pó,
se de leste, de oeste, se lentamente ou
despedaçando-se, rápida, sobre o passado de Édipo,
e vimos os mesmos dias mas sem os mesmos óbolos,
fugindo de tectos malignos ou de areias vis,
e, porque vamos perdendo este dom da terra,

não há melhor fidelidade em toda esta prova
qua a que vem com a simples veemência,
a desdita de ficar com a boca de outrem,
impassível entre duas chegadas,
mudando a pele dos joelhos
ou deixando o sexo abrir
essa angústia divina, esse sarcófago bento.
Somos, por certo, o que esperam as coisas todas:
nem isto nem aquilo, apenas as melhores trevas.

*

Homem de pouca fé, por que temes o peso dos teus passos?

Vamos pela vida arrastando essas noções
de nação, de cultura, de civilizações
- coisas estranhas, sem dúvida, à índole do mundo,
da fraternidade ou da natureza,
porém coisas talvez da ordem das coisas,
das fábulas ordinárias,
mas será que somos disto ou daquilo, que a verdade é essa,
que não escutamos senão de dois ouvidos
e há um país para a leitura
dos nossos mitos próprios
e que a alma não acende além do madeiro recebido
as parábolas que o auxílio sugere
e as volvem, quando deus morre, melhor árbitro do mundo?

*

Sabe-se que os homens são fracos, volúveis,

que esta terra é pequena e molesta,
e o bem e o mal apenas são esse tédio das euménides,
porque, em verdade, os justos não se revoltam,
as musas são imperturbáveis
e não pode haver Sodomas e Gomorras indefinidamente,
porque o homem olha e é Deus que se faz estátua.
Tal, se nos interrogamos sobre o sentido do desvelo
ou da violência, como ele as duas metades
do nosso corpo separa, dando metade
às nossas camas e a outra metade distribuindo
por estranhos como moeda pobre ou erva de Constantinopla,
o fundo tocamos de tal imprevidência e a abundância
que a vida reduz a essa conta divina: o âmago irreconhecível,
a casa, a mulher e tal dom da imaterialidade, da decifração.

Homem de pouca fé, por que temes o peso dos teus passos?

*

Da morte nos ficou esse dom de a pensarmos
como coisa sua, coisa por que a pensamos
e acaso não a exprime, porque a
designamos.
Bizarro não é, pois, estar morto, mas lograr
que o tempo em si consigo não aja,
e erga a mão como quem sabe que a mão é
nossa
e não exprime
o que ambos exprimem,
uma, por mão, outro, por tempo que
aprende,

exprimem e juram em redor da mesa.
Para o que há sido o modo, a qualidade
de uma infinita aparição
ou o que há de exílio no exemplo que a
dissemina,
decidem a tradição e a carência
a espécie de facilidade que rememoraremos.
Sobretudo, decidem quando devemos
morrer
para pagar
a legitimidade ou o que há sido anomalia.

Porque de tudo nos ficou esse donde não o sentir, de ficar com ele
só quanto seja a coisa que não tivemos.
A maturidade ou a alegoria que a tem
de outra coisa, oh a maturidade
não nega o que tememos.
O que queríamos dizer está já morto;
que poderíamos, pois, agora
acrescentar a essa alegria?
Da condição da morte, o que morre
é nosso, e, além dele, dos bens nossos.

*

E então subimos aquele grande rio
e as portas do Ródão, chamadas. Era em abril
dois dias depois da neve
e da cidade dos nevões, na serra.
E olhamos para os penhascos da beira-rio,

as oliveiras, o xisto, a cevada
as ervas de termo, e as colinas.
E, junto da via férrea, os homens do pais
miravam-nos como se fossemos nós
e não eles os mortos desta terra,
homens do medo e do tempo da discórdia
que trazem para o cimo das estradas
a malícia que vai apodrecendo
seus pés neste mundo e em terras de outrém.
Que fazeis do mundo e da sua chama imponderável, os homens,
perdidos que estais, hoje como ontem,
entre a casa e o limiar?
E evocamos, mais uma vez, esse provérbio sessouto.
E, na verdade, porque regressaremos,
após tantos anos, a este tema?
Será que a morte nos ensinou
a olhar para o homem com pavoroso êxtase?

*

Há muito passado no estar aqui com o tempo,
Fim e reconhecimento, e não sofrendo nada mais do que o tempo concede,

Fim de novo e reconhecimento de novo
E tudo é crime, ou crime sempre, crime ou crime,
Criminosissimamente crime,
Quando arriscamos a intensidade, comemorando.
Aumento e festa, ou cilício, e tempo de cair e tempo de seguir,
Tempo de mal cair e tempo de mal seguir,
Oh amamos tanto, amamos tanto estar aqui com o tempo

E sabendo que há nisso pouco passado.
Porque maiores que os desígnios da vida
São os desígnios da medida e, divididos
Em dois por eles, com eles indo, se por eles
Ganhamos o tempo, pedimos a forma mais fácil
De indagar que vamos morrer e, um dia, se
O tempo for deles e, a memória, de outros,
Havemos de ser úteis como mortos há muito,
Sem que a causa, o delírio, a designação,
O julgamento nossa medida abandonem,
Dividida em duas por elas, e ganhando constância.

Depois, depois faremos ou fará o tempo, por sua vez,
Aquele blasfemíssimo comentário,
E então consta que amámos.

jueves, 20 de octubre de 2022

iryna vikyrchak / un poema











Eres poeta, dicen, esperamos
que nos des respuestas
eres poeta, dicen, explícanos
todo con un poema
doloroso, intenso, refleja tu pérdida
y llora a tus muertos
con unas cuantas metáforas nuevas
haz que las palabras de tu lengua se encuentren
en el orden en el que nunca antes se han encontrado
eres poeta, dicen.

¿Qué puedo responderles como poeta, como mujer,
amiga que ha perdido a sus amigos
por culpa del monstruo de la guerra?
Una que tiene amigos y amigos de los amigos
que nunca regresarán?
Quienes dejaron sus bibliotecas domésticas en llamas
en los edificios destruidos por armas letales
para que ellos mismos pudieran escapar y vivir?
Sin casas, sin libros, sin palabras, sin embargo, aún vivos.

Quién soy yo como poeta que no viene de las regiones afectadas,
una impostora, falsa víctima de la guerra, una empática
con imaginación cinematográfica
y versos libres en mi cabeza,
negándome a mí misma el derecho a hablar
sobre una guerra que ni siquiera es mía.

Eres poeta, dicen,
vienes de ESTE país
esperamos de ti que estés dando respuestas
escribas poemas, ya sabes.

¿Cómo puedo responderles con un poema,
cuando la ansiedad me corta la voz,
toca mis cuerdas vocales, se traga mis palabras?
¿No lo habéis leído todo en the
New York Times, en The Guardian e incluso
en la prensa local?
¿No habéis empleado la empatía ni
imágenes de las películas que habéis visto?
¿Queréis que os mande un enlace?

Ni siquiera escribo este poema
en la lengua de las víctimas*
aunque debería
porque son ellos los que buscan respuestas,
porque no soy yo quien debe conocerlas.

***
Iryna Vikyrchak (Zalishchyky, 1988)
Versión de Ada Trzeciakowska

/

You are a poet, they say, we expect you
to give us answers
you are a poet, they say, explain us
everything with a poem
a painful one, strong, render your loss
and grieve over your dead
with some new metaphors
make the words in your language meet
in the order they’ve never met before
you are a poet, they say.

What can I answer them, as a poet, a woman,
a friend who lost their friends
to the monster of war?
Who has friends and friends of friends
who will never return?
Who left their home libraries burn
with the buildings destroyed by the lethal arms
so they themselves can fleet and live?
Homeless, bookless, wordless, but yet alive.

Who am I as a poet, not coming from the regions affected,
a war victim impostor, an empath
with cinematographic imagination
the free verses in my head,
not giving myself the right to speak
on the war that is not even mine.

You are a poet, they say,
you come from THAT country
we expect you to be giving answers
to write poems, you know.

How can I answer them with a poem,
when anxiety cut off my voice,
played on my vocal cords, ate up my words?
Haven’t you read it all in the
New York Times, in The Guardian and also
your local press?
Haven’t you used your empathy and
some visuals from movies you’ve seen?
Would you like me to send you a link?

I am not even writing this poem
in the language of victims
although I should
for it’s all them who are seeking the answers,
for it’s not up to me to know any.

miércoles, 19 de octubre de 2022

montserrat álvarez / cuatro poemas













Electroshock

*

Osea, en un electroshock hay harta poesía
Yo no computo aún por qué nadie le ha escrito un
poema al electroshock
Al principio, claro, es una mierda, pero todo
principio es una mierda
la primera vez que lo haces, por ejemplo,
cuando eres hembrague
o la primera vez que te zambulles desde el
trampolín de una piscina
Inclusive, piensa en el infierno: al principio debe
ser insoportable
ese incendio eterno que jamás te consume para que
tu dolor sea infinito
pero luego tiene que ser bacán moverte
indestructible en todas esas llamas
sorprendentes,
lenguas de fuego de textura incógnita igual que un
baño de cristales rojos
Y, si lo piensas bien, en el fondo el infierno debe
de ser lo más placentero del mundo
Entonces, yo te digo que un electroshock es tan
placentero como el mismo infierno
El primer momento es espantoso: sentir cómo te
están separando tus huesos hasta hacerte
perder tu forma humana
o cómo te destruye poco a poco por dentro una
fuerza sin cara
Pero luego detienes tu consciencia una vez que ya
estás dentro de la cosa
Primero es como si una serie de telones que nunca
habían sido levantados
se empezarán a alzar en tu cerebro, igual que en
un teatro que al mismo tiempo fuera muchos
otros teatros sucesivos
-si bien estos telones no son rojos, sino de un
azul furiosamente rojo,
y su tacto no es el del terciopelo, sino helado y
marítimo, como el de una malagua de
ultratumba-
Entonces te comienza a parecer que los límites de
tu caja craneana son los límites del Cielo y
de la Tierra
y tus ojos se estiran sin romperse hasta llegar al
borde superior de todo el universo conocido
-o sea, hasta la punta de tu frente-
Ta que en ese momento tienes omnipotencia,
omnipresencia, todas esas huevadas
teológicas
Si dices fiat lux, te apuesto a que la luz se
hace
Y eso hice yo, pues, Adán, entre otras muchas
cosas -tú, por ejemplo-

~

Portrait of the Artist as a Young Pound

*

Me sorprende que me comparen tanto
con Ezra Pound últimamente
En verdad no conozco a este sujeto
ni he leído una sola línea suya
No sé quien sea este tal Ezra Pound
pero sospecho que era mal encarado,
viejo, de áspera barba,
cáustico, feo, sardónico, bilioso
No comprendo por qué me comparan con él
No sé si se han dado cuenta, señores,
de que yo soy una joven-mujer-muy-atractiva
I’m a soft, sweet child
Una criaturita
Y no ese viejo
al que imagino que encontraban, borracho,
durmiendo en alguna escalera
envuelto en un mugroso abrigo verde-hormiga
Supongo que era tosco y mal encarado
y que no hubiera sabido tratarme
Ni siquiera hubiera sabido, supongo,
abrirme la puerta del coche cuando fuera necesario
Supongo que no habría sabido cómo
apartar la silla para que yo me siente
ni cómo cederme el paso
ni cómo contestarme
Supongo que nos habríamos divertido enormemente

~

Criollazo

*

A mi nadie me da orégano cuando bajo a comprar
grifa
nadie me marca los naipes nadie me carga los
dados nadie me mete la mano
a un gesto mio los zambos del billar cogen mi saco
me arremangan la caisa me lustran los zapatos
con la lengua
Soy el criollo bacán, el que hace las carambolas
Soy un hombre, y a mi paso todas las hembras se
arrechan
A mi cuando me dejo caer de madrugada
por La Victoria nadie me hincha los huevos
Ningún cholo me jode, porque yo soy el men
A esta loquita impúdica y alcohólica y viciosa
que se cree muy viva porque bebe a mi costa
me la tiro esta noche
A mi no hay hembra que se me resista
Y nadie me ve la cara, porque yo no creo en nadie
Ni en mi ni en los demás; por nada ni por nadie
muevo un dedo
De la necesidad hago virtud, a las humillaciones
forzosas llamo astucias,
triunfo de mi fracaso río de mi vergüenza sé que
sólo los lornas se rebelan,
que para rebelarse hay que tomar en serio alguna
cosa – lo cual siempre es ridículo –
Que este mundo se quede como está, para que
vivan
los que en él a su orgullo le hacen un agujero
confortable
con vista panorámica
Yo soy el que puede chupar y joder cuando y
cuanto quiera
Soy el criollo bacán, la risa en la oscuridad, la
negación de la risa, la sombra sin el asombro
Soy el criollo bacán, el tiro por la culata, la moneda
de tres caras, el gato en vez de la liebre

~

Monólogo de Luis Hernández cuando iba caminando hacia el tren que lo arrolló

*

Súbitamente hastiado del plato quebradizo, del peligro,
observo que he corrido como Tántalo tras su racimo de uvas
He subido la tierra hasta los cielos y bajado los dioses a esta tierra
hice defecar a las estatuas griegas y metí en el Parnaso a las prostitutas que me apetecían
Busqué la libertad en el hacer que sea lo que no es en el hacer que no sea lo que es
Trazo mis líneas firmes como un niño las suyas y espejismos tantálicos me mueven
Súbitamente hastiado de ser la carne frágil las frágiles costillas
de tratar de dejar el cigarrillo de cruzar por los pasos peatonales
Súbitamente hastiado, con una carcajada camino en dirección contraria a la que indican
las flechas de las leyes de los hombres
Estoy hastiado y francamente hastiado de la mesura de las fronteras de la prudencia y de los límites
Renuncio
Enfrento la violencia con violencia, sin apartar la vista y por voluntad propia
y no me haré a un lado si no me viene en gana
Yo soy el poeta, el hombre a quien los dioses
han condenado a la insatisfacción,
a morirse de vida y no de muerte.

***
Montserrat Álvarez (Zaragoza, 1969)

martes, 18 de octubre de 2022

arthur yap / no hay futuro en la nostalgia













& ciertamente no hay nostalgia en el futuro del pasado.
ahora, el vendedor de cigarros de la esquina se ha ido, quizás murió.
no, definitivamente murió, de otro modo no se habría marchado.
ha sido reemplazado por una máquina expendedora,
el viejo chef por una olla a presión,
el viejo conductor de trishaw frenado por un grifo,
la lavandera por una centrifugadora

& y así sucesivamente
en varias variaciones & permutaciones
no hay futuro en la nostalgia

***
Arthur Yap (Singapur, 1943-2006)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

there is no future in nostalgia

*

& certainly no nostalgia in the future of the past.
now, the corner cigarette-seller is gone, is perhaps dead.
no, definitely dead, he would not otherwise have gone.
he is replaced by a stamp-machine,
the old cook by a pressure-cooker,
the old trishaw-rider’s stand by a fire hydrant,
the washer-woman by a spin-dryer

& it goes on
in various variations & permutations.
there is no future in nostalgia.

lunes, 17 de octubre de 2022

pablo de rokha / de "escritura de raimundo contreras"









bandera de luto

*

    Aquí, en este vértice, Tomás, hago un abismo, trazo un vacío imponente, paro mi vida. 
    Aún escucho crujir la naturaleza y el corazón de tu madre, aún veo el sonido de mundo, de tiempo que se derrumba, de sol, de mar, de luz partida de la última gota de aceite alcanforado, aún siento que la pequeña lengua lame la eternidad ensangrentada. 
    Oloroso y campesino de estatura, alegre como los ganados. 
    Ahora te come la tierra, más glotona que tú, hijo mío, niño mío, Tomás, y yo te lloro. 
    Eras muy hombre, Tomás. Minero, soldado, marino, explorador, se quebraron los vientos de la muerte en tu frente de dos años, y era como una gran tempestad, arrasando pinares de noche, tu actitud agonizante. 
    Morías como un héroe del absoluto. 
    Fuerte, libre, gloriosamente cósmico, el dramatismo te agrandaba las entrañas. 
    Hoy aromo de albahacas de Chile tu memoria. 
    Oh! amigo mío, Tomás, bebo mi jarra de espanto a la salud de tu alma, y te consagro Raimundo, a quien tú, TOMÁS DE ROKHA, entristeciste “por los siglos de los siglos”, con tu alegría incalculable.

~

todos los caminos

*

    entra pisando niebla tocando tambores de piel de fantasma sonando y tronando enriqueciendo lo imaginario con aquella tal hechura de castaño nublado cargado de pólvora y sol Raimundo

    apenas le cuelga el poema mismamente que la enfermedad a los terrenos

    arrastra la creencia muerta rodeando a una escuadra de velámenes americanos y el dios podrido del triste le envuelve en humaredas de difuntos ese tremendo traje de laureles derrotados

    huele a duraznos artificiales esqueleto de naftalina parecido a la muñeca muerta de los manicomios


    viejos gansos rojos echan a volar desde la cruz emigran en situación de banderas difíciles arbolando los extenuados ocasos entonces y además tiene toda la vida metida adentro del sexo ¡oh! adentro del sexo de todas las mujeres él Raimundo Contreras como una dual lengua crecida que anda lamiendo el suceder de ese pez alegre incandescente entremedio mojada la cara en jugos de frutas grandemente negras como quebrándose huevos de tinta azul en la espada indominada o como pasado a cosas viscosas redondas en redondez de vinos en desnudez que se repite de alegría incombustible

    alguien desde antes de la infancia le llama llorando: ¡Raimundo!… él se responde él le responde a la mujer desaparecida quebrando los actos en razones con heliotropos llovidos despertándose agarrándose a las tinajas del instinto 

    va gimiendo adentro de su actitud de mujeres abiertas mordiendo y oliendo sombras que parecen que le parecen grandes matas de plátanos de obscuridad acorralado de terrores genitales semejante a aquellos a quienes les crece una uva única y enorme demorosa más solapada que reloj de ladrón y les traslada la energía desproporcionándolos haciéndoles un órgano rama de viento que se retuerce arrancándose del vacío

    vigila su condición Contreras su corazón rural como un huevo de perdiz con miedo eterno 

    es una especie de canto de gallo amarillo en día lluvioso o de quejido de paloma de cementerio o de lamento de enfermos pero de 

    bastantes  bastantes enfermos ese que él expele y le envuelve apartándole encerrándole aislándole e independizándole a heridas digamos que deviene cargado con pensamiento con un pozo o con un hoyo cargado con la ausencia de la carga y eso es infame cargado con abismos metafísicos con religión caída fe hedionda a tumba abstracta con libertad con soledad muy errante que abre ciudades cortadas a pico de espanto en espanto horizontes verticales y lamentables que zanjan tanta situación a cuchillo y no obstante oscilan como antenas

    continúa la huasa amarga que lo dejó cubierto de mujer dolorido y pegajoso de mujer empapado de mujer e inmensamente atónito enfermo a ombligo a intimidad a sobaco al pobre Raimundo Contreras que amanece desflorido que amanece deshojado solo entre las rosas manchadas

    Corina González rajada culo de potranca azul con los pechazos libres cimbrando carcajadas de material caliente como dos insultos o dos zapallos de substancia tremenda y un sexo pujante y oceánico que arrastra retrotrayendo bielas de suplicio a horcajadas encima de Raimundo hilando sus ganas enajenándolo aún a setenta leguas con tanta evidente forma turbia montada en Raimundo tendida en Raimundo desde los lenocinios talquinos atornillándole la belleza desaforada de la inmundicia besándolo y manchándolo en la orgía de llanto

    ahora un onanismo que embriaga como los cigarros malos tiritándolo y estucándolo de borrachera borrachera de cuba de vino volcada en incendios de ciruelos nuevos

    niña rubia rima de lluvia de los poetas románticos que confunde al cazador entre los guairabos al domador de bestias alegres al joven soberbio y moreno cabeza de potro que nada cantando a la siga de las felices truchas y le entrega la ceniza de los primeros libros un color funeral de choclo muy maduro o diario muy antiguo
    
    trenzas de colegio en oración de madreselvas provincianas marchita la vecina de Raimundo y piernas gruesas de tonta 

    sin embargo la chiquilla a pata pelada meando los naranjos del conventillo puchas que levanta entusiasmado a Raimundo Contreras en ese entonces enladrillado como con ópalos de historia de bandido

    porque las noches de Raimundo no se estiran encima de los cuatro silencios parecidas a inmensas yeguas nó echan agua negra enervándolo dominándolo ahogándolo 

    ahora él quiere situarse existir haciendo palanca del hecho y del sueño obrar en dirección e iguales a guindas maduras se le pudren los actos se le pierden los gestos copiosos quiere todo viaje agarra la posibilidad de todos los prólogos toma todas las fórmulas y se le abre la mano ardiente como cacho de granada crece un ateo en la ansiedad forma de vidrio de grandes cristales pálidos que ascienden desde la llaga y antiguos acordeones le enternecen el porvenir 

    o anda brillante a topadas rodeado de locura mordiendo tics funestos adentro de La Capital desenfadado aeroplano de artista hiriendo otoños pintados de prostitutas todo solo

~

el descubrimiento de la alegría

*

    un día Raimundo siente que quiere y entra entra en la tierra aquella e igual al zorzal de ojos escucha la arveja del siglo abiertamente creciendo en lo infinito distingue las aguas de las aguas se abotona el cinturón de la rosa épica justamente que vestirse de río o sol adelantado y enorme

    parecido a una caricia de árboles al bramido del automóvil apuñaleado en las tinieblas altas a un ataúd que tiene raíces y además al militar del horizonte el corazón de Raimundo Contreras sí

    ahora al caminar va levantando los pájaros colorados pisa y revientan grandes hongos dulces que tienen bastante mundo en las pupilas arrumoradas de esteros eternos habla y sonríen todas las materias ¡oh! habla habla y setecientos camarones entusiastas emergen del elemento del universo embanderados los cuadrados lomos 

     dando olorosos saltos de potrancas en soledad
    Raimundo entonces Raimundo abraza la vida la monta y le revientan loros de tinta peras de gritos agrícolas
    entran las guitarras y un gran chacolí rancagüino llora la cueca llorada del roto choro la llora pero la llora realegremente remolienda de la empanada y la aceituna y el carajo de Raimundo Contreras gritando y cantando como un arrollado picante repuchas la naranjada de invierno que anda mamando el guaina 
    ¿en dónde llevará entonces esa tal canasta oceánica de tortillas de rescoldo y aquella cachada de aguardiente y aquel ancho poncho guacho que declama en la proa de las noches fomentando grandes vientos fuertes corriendo a la orilla del molino del mundo siguiendo el color arterial de un cielo ausente pero alegre y de carácter rubio y éste y ése bastón para muchos hombres poderosos que afirma el tiempo y sus techumbres y es un río fragante a pataguas andando y saliendo de la naturaleza encima del minuto?

    diariamente le corresponde la niña cartucha del establo el mate de vino que tiene el vientre agreste entusiasma la situación subterránea de Raimundo Contreras concursos de huasitas se desgarran los potitos de olla o de fruta ño Raimundo empuña la pinga de santo ño Raimundo ño Raimundo ño Raimundo

    canonizado de cebollas el corredor de Raimundo recuerda bodegas de otoño uncidas a esa gran humedad olorosa y elevada del año que siempre sucede alrededor de las vasijas 

    un contentamiento que esplende soberbiamente su elocuencia de copihues en trapos negros
     sus anchos barriles de chicha de maqui sus ardientes enormes tunas agobiando lluviosos muros caídos a la tonada del verano en aspecto de animales profundos y su mar que levanta un pabellón de gritos azules que esplende soberbiamente un contentamiento que esplende soberbiamente felices pavos reales encima de Pelarco
    y revienta en Raimundo su huevo de agua saliendo de los síquicos cósmicos subterráneos
    como chorro de inocencia incontestable

    Raimundo se formula de dónde emana la tristeza y entiende y adquiere su carcajada
    entusiasmo de tomates colocados encima del cielo sobresaliente la sociedad blanca del río que lame noches verdes erguida de pescados infantiles alzada de labios y cosas en significado de circunferencia brillante el día trenzado de goteras de boqui la vihuela morena de las lavanderas  batiendo su desnudez feliz orillas del estero — ¡qué te parece Raimundo! — y Raimundo arremangándoles las polleras a las lechugas besándole las tetas a la tarde mordiéndole los pechos a la muerte y de vez en vez durmiendo en la guatita de las cabritas lamiendo duraznitos que parecen meloncitos que parecen es que que parecen montoncitos de miel sobre hojuelas la vida ¡ay! Rosa gritazos de animal satisfecho y vagabundo flojera de gañán bostezo de peón hartura de gañán desvergonzado como los zapallos y la Julieta y la María que imponen sus potos calientes y muy buenos en las arenas tan maduras por debajo del fruto de sombra del sauce humilde y la Carmen Gómez que parece lloica y tiene gruesas y negras las trenzas sobre la pechuga de diamante y oloroso a jarcia naviera el melón de las berijas y la rubia Lucía lánguida como yegua gorda y Rosalía la colorina la que es semejante a una frutilla de julio la pequeñita  que se esconde en Raimundo desnuda y mimosa y la negra Marina pálida como mula nueva y la bruta rabona de la Pancha arruinándole a culazos revolcándose lomismo que golondrina salvaje en los cementerios de la porquería hermosa y babosa como dios borracho hasta la cacha 

    miren cómo va cantando el reputas de Raimundo a la grupa de las carretas costaneras arando la obscuridad cerebral con la yunta gradiosa 
    y todavía la putita fina de “las parralinas” la de los senos chiquitos y parados campanas del mundo hablando en el jardín amoral sus luces ingenuas e ingenuas la de los ojos honrados arriba de las proxenetas la flaquita que maneja un pescado de rubí y es como gata de invierno

    entonces maduran las callampas hacia el sol desnudo prudentes vidrios celestes y un olor nacional a hoja podrida un olor genital a noria tranquila o viñedo transatlántico

    encumbra el volantín de las provincias la bola profunda del astrónomo y del encendedor de naciones de naciones el globo del juez testarudo y educa astros claros con ese filo fuerte para siempre que amarra mundos y muertos tira carcajadas contra el cielo y un mar antiguo ciñe su cintura alegremente como idea de cadáver 
    honorable alegremente alegremente danzando en pelotas Raimundo a horas tremendas Chile retumba en los bramidos en las palancas de Raimundo Contreras el bruto

~

el hombre que se olvidó de todas las cosas antiguo dios abandonado

*

    lomismo que el crujido a la rueda aquella niebla cierta y aquel ademán vago e indescriptible a Raimundo Contreras
    tiene la cara torcida hacia el otro lado del mundo
    parece que hubiese pájaros muchos pájaros muchos pero muchos pájaros alrededor de Contreras o que oyese diálogos cósmicos y aún  que hubiese muerto y que hubiese muerto antiguamente en la Mesopotamia llorando de estrellas caldeas y animales

    aquesta gran humareda es Raimundo es Raimundo aquel incendio sin fuego y sin leños aquel problema de humo poesía derrotada que espande altas olas confusas en azules incalculables
    porque Raimundo está redondo nó cóncavo es decir sonando es decir cubriendo toda su actitud como la gallina echada o Dios en el primer día del misterio cóncavo muy cóncavo
     semejante a la distracción del cielo que es completamente cóncava en aquel parecer distraído que emerge de las cuatro esquinas del mundo gritando azul ardido y está situado en ausencia

    toma a Lucina en condición de recuerdo sin material humano como un hecho o como un sueño de ella en él o viceversa y la toma íntegra
    es como si a la tinaja que contiene vino le preguntasen qué contiene y contestase oliendo verificando la verdad primordial de ese alegre rumor de años haciendo vino hirviendo vino siendo eso: un sonido de abejas formidable
    hay una sonrisa recordando en Contreras la marea en los peñascos no es que sonría es sonrisa todo él sí a la manera del sol que no canta es canto canto del canto inamovible
    “Lucina” “Lucina” balbuce como quien llama a una paloma de olvido y Lucina lo está besando como quien llama a una paloma gimiendo poniendo miel a la llegada y la tiene adentro en el sentido del sonido en la campana  
    y como si un hombre cualquiera se pusiese a tomar tragos de cielo grandes tragos de cielo y se volviese invisible a la luz y como el pan la cual tonada es de las eras
    caminarán mil años mil años cien mil años ciertamente Raimundo Contreras y Lucina

~

a la manera de los sentidos desparramados

*

    conciencia dispersa nó construcción de niebla en niebla de niebla arquitectura despedazada hay voluntad en aquella congoja deshecha 
     un principio útil de superfluidades lo que amarra lo que orienta la disgregación celular del difunto aquel fluído feliz de formas porque se construye lomismo parando que tendiendo es decir canto o llanto o nudo obscuro ordenamiento…

~

matemática del destino

*

    como hombre que recoge piedras así Raimundo reconquista su estilo 

    estaba enfermo del problema sicológico

    ahora le conviene lo contrario de lo contrario  los obreros engrandeciendo murallas partidas  indiscutiblemente la manía dominadora la trayectoria industrial del hecho

    

    furioso entusiasmado acapara esperanzas disgregadas gobierna su barco salvaje tira un grito riéndose y lo agarra en la punta de la espada desenvainada y cuando se le caen los pantalones al universo patea la tierra reputas! carajo! hay que ver a Raimundo libre grande  fuerte en pelotas desensillando estrellas desnudas y soles chúcaros en este instante que huele a quillay descuerado mierda enderezando la berija como toro oliendo las montañas sudorosas
    porque empuña la vida y los cuchillos de la vida en majestad de guaripola único 

    ¿emperador? exacto emperador de leones rey cavernario y trotamundos hijo de fiera padre de fiera nieto de fiera en las tribus errantes peludo chivato moreno entre ovejas antiguas cohabitando

    ¡hurra! su libertad ¡hurra! su corazón ¡hurra! su porvenir su tal pana chilena 
    
    la guagüita idolatrada lo mira y lo quiere al animal divino del marido a ese Raimundo que anda saltando épocas de continente a continente con tranquilidad sin ley posible imaginable 

    aquella tan polvareda que hierve metales amarillos en todas las gargantas de las montañas es Raimundo Contreras que arrea piños de vacas azules rebramando puchas el macho remundial de Raimundo puchas el jodido puchas el niñazo “le zumban las babas le cuelgan los mocos” entrecrestas si parece topeadura de colchagüinos riña de gallos riña de potros pelea a cuchillo riña de perros borrachera de asesinos remolienda de ahorcados trutruca de indio horriblemente rojo y negro en la amarilla araucanía astro que revienta en sangre

    igualmente a alguna cual pulguita oceánica que sucede en la arena de la arena emerge del subconsciente la tristeza geométrica ecuménica del himno ese cistal verde de parecer absoluto

    comienzan a despuntar ciertamente a madurar las cordilleras ensangrentadas debajo del ciprés del ocaso los gallos casados de los pueblos el caracol azul y agreste de la mar chilena en la superficie expresiva e inaudita de Raimundo y los designios estupefactos de la raza le aran la cara de responsabilidades vagabundas barros de almas gritos de almas inminentes

    como ratones en nidos viejos o como lagartos como culebras en nidos viejos así se crían en Raimundo esos obscuros esos peludos esos inmundos poemas de santo suciamente humanos  suciamente amargos vergas de helecho indecorosas 

    él no es un conjunto de perros aullando ni un conjunto de yeguas relinchando ni cien leones emocionantes rugiendo adentro de la noche  nó caramba nó él es un gran ademán educado un carro enorme y ardiente de animales salvajes pero con gobierno esa inmensa fuerza de lo regido el tren que emerge desde lo obscuro hacia lo obscuro enarbolando la luz obscura de las catástrofes por dirección única y álgida egregiamente la bala que arde y cruje y va lanzada éso lo férreo lo geométrico la música pitagórica de las matemáticas que son la libertad dirigiendo la libertad el hombre entonces

    determina su deseo lo enseña lo agranda y le concede lomismo que la escopeta a esa bandera tan blanca que enarbolan las palomas llorando 

    Raimundo es Raimundo

    si por compasión un riel le partiera la cabeza agarraría la cabeza y la iría acumulando la iría edificando pacientemente como un verso o como un templo día a día
    
    va montando un potro terrible pero él es más terrible él es mucho más terrible que un potro terrible 
    escarba la tierra como los toros gozosos llena de bramidos de bramidos la tinaja ultramarina de su país natal saca la pinga y la besa “entonces” se ríe inmensamente antiguamente como los esteros desaforados entre las quebradas como el vino en el chuico como las segadoras entre las sementeras tragando a carcajadas aquel sol frutal que las agarra de las tetas aquel sol frutal que las levanta de las mechas mordiéndoles las berijas

    ¡chupallas la huasquita que anda trenzando Contreras! mango de luna florecido en albahacas rebenque de pellejo de buey salvaje hecho a setenta tientos argolla de hueso de muerto

    Raimundo Contreras el chileno

    pateados de cebolla con harto ajo y chacolí de Pocoa del Parral de Pelarco patas de chancho y aceitunas

    “achitas el gallo pueta ¡oh! y tan güenazo pa la copa por las reconchas!…”

    rodean a Contreras sus hijitos Lucina se hace la chiquita entre sus besos implacables de campeón  ¿de campeón? de campeón del tiempo Santiago de Chile le ofrece un poncho de dudas como dos lobos hermosos Dionysos le saluda desde los viñedos y las bodegas de la antigüedad

    ¡y eres bien hombre Raimundo Contreras!

***
Pablo de Rokha (Licantén, 1895-Santiago de Chile, 1968) Escritura de Raimundo Contreras. Santiago de Chile: Editorial Cuarto Propio, 2001 [1929]

domingo, 16 de octubre de 2022

maria grazia calandrone / dos poemas








jardín de la alegría original


tu carne naciente como una llama en la llama verde del campo
no le creo a mis ojos

Veo el bronce dorado
del cuerpo que se acerca
no le creo a mis ojos

extraes oro volátil
de tu pecho capaz de sentir amor y me dices entre besos es un milagro
no le creo a mis ojos

toda la hierba y el entero perfume del campo son asombro

este pan abandonado en la hierba es asombro y lo es la botella que hace espuma en las flores

no te seques la boca
tu belleza no tiene barrera

en mi sangre hay espacio sin dominio, y desde el centro de toda la vida me brota un abrazo tan grande como el mundo

Te lo había dicho ya
en la ciudad, ¿te acuerdas? mira, el mundo es enormees tu amor que se ha hecho espacio

semidesnuda, la toalla en el hombro
caminas
con la carne revivida por mis besos

con pies de niña
subes las escaleras
subes para sentir a dónde comienza el alma de una creatura viva

en el lugar crucial
hay un gran silencio
y un zumbido de mosquitos
el oro de tus labios
la blanca oscilación de tu sangre

del cuerpo amado aflora
un claro que se desborda,
todo el cuerpo hace un sonido de mar
cómo late tu corazón
y en mi sangre brilla la misma luz


de vez en cuando nos reímos de mi dolor
que no hay palabras más grandes

Si yo pudiera, abriría mi pecho, ¿te acuerdas?

invento las palabras
yo invento el mundo entero
para hacerte feliz

entonces te dejé partir como quisiste

no te vayas, dije, me falta
lo que soy contigo, esta cosa
capaz, este espacio soleado que se convierte en tu bien

no solo el músculo me dolía, sino toda la zona
circundante dolía
y el silencio raspaba como una lima y completaba la obra espontánea del dolor

cuál eco, cuál luna, cuál terrón, cuál cráter, cuál
entre las altas estrellas de la noche que han vuelto a iluminar tu boca
feliz por el amor, ¿qué piadoso planeta
se ha movido por compasión? ¿Qué cosa ha tenido bondad?

tu cuerpo ancestral ha dejado su cuerpo astral

alba que oscilas sobre las cosas mortales cuando despiertan
como si no tuvieran que morir
esto es lo que sé del amor: las heridas que tardan años en volver
carne que aún quiere ser bendecida a besos, jamás la dejes sola

Roma, 9 de Julio de 2014

~

Interiores de invierno
a Gaetana, mi abuela

Cada vez que pienso en ti, pero no es exacto
escribir que pienso en ti, simplemente
consiste
en el pecado
de amar la vida – veo la cocina
de invierno, el piso ajedrezado con granito blanco
y verde, el carrito cargado
de brócoli y naranjas, las hojas generosas
y oscuras sobresalen en el borde
de las bolsas, el aire frío, la escarcha en el cristal
y el sol del mediodía
calentar el umbral
de mármol, los jarrones
de geranios en el alféizar, las naranjas en la bandeja, los pisos
encerados. Un interior perfecto. Y tu muda
presencia sentada
como una piedra a lo largo de los años en la orilla del río,
tu existencia concentrada en la esquina
de la cocina. Mientras que el mundo cambiaba (la guerra
de Vietnam, Pasolini, Moro,
la caída del Muro
de Berlín) tú como los animales
estabas sin preguntas. Sin dolor. Simplemente
existir. Existir
y basta. Ser casa como son casa
los cuerpos, los abandonos, las curaciones.

Y tu cuerpo al final más allá del límite humano se destacó claramente
al borde de la vida como las hojas
de naranjo en el carrito. Existías más allá del límite,
para no dejarme sola. Curabas el desamor
que hubiese llegado a mi vida
como en cada vida, con tu ser
como la piedra angular
de la realidad, aquella que frena
el inquebrantable vacío
de la materia, el árbol justo antes del desierto.

Roma, 28 de agosto de 2018

***
Maria Grazia Calandrone (Milán, 1964)
Versiones de Marisol Bojórquez Godoy

/

giardino della gioia originaria

la tua carne nascente come una fiamma nella fiamma verde della campagna
io non credo ai miei occhi

vedo il bronzo dorato
del corpo che si accosta
io non credo ai miei occhi

estrai oro volatile
dal tuo petto capace di provare amore e mi dici tra i baci è un miracolo
io non credo ai miei occhi

tutta l’erba e l’intero profumo della campagna sono stupore

questo pane lasciato nell’erba è stupore e lo è la bottiglia che schiuma sui fiori

non ti asciughi la bocca
la tua bellezza è senza sbarramento

nel mio sangue c’è spazio senza dominio, e dal centro di tutta la vita mi zampilla un abbraccio grande come il mondo

te l’avevo già detto
in città, ti ricordi? guarda, il mondo è grandissimo, è il tuo amore che si è fatto spazio

nuda a metà, l’asciugamano in spalla
cammini
con la carne rinata dai miei baci

con piedi da bambina
sali le scale,
sali a sentire dove comincia l’anima di una creatura viva

nel luogo cruciale
c’è un grande silenzio
e un ronzio di zanzare
l’oro delle tue labbra
la bianca oscillazione del tuo sangue

dal corpo amato affiora
un chiaro che trabocca,
tutto il corpo fa un suono di mare
come batte il tuo cuore
e nel mio sangue splende la stessa luce


ogni tanto ridiamo della mia pena
che non esistano parole più grandi

se io potessi aprirei il mio petto, ti ricordi?

invento io le parole
invento tutto il mondo
per farti felice

poi, ti ho lasciata andare come volevi

non andare, dicevo, mi manca
cosa sono con te, questa cosa
capace, questo spazio assolato che diventa il tuo bene

non solo il muscolo provava sofferenza, ma tutta la zona
circostante doleva
e il silenzio raschiava come una lima e completava l’opera spontanea del dolore

quale eco, che luna, quale zolla, quale cratere, quale
fra le alte stelle della notte che hanno illuminato la tua bocca ancora
felice per l’amore, che pietoso pianeta
si è mosso a compassione? cosa ha avuto bontà?

il tuo corpo ancestrale ha rilasciato il suo corpo astrale

alba che oscilli sulle cose mortali quando si svegliano
come se non dovessero morire
questo è quanto conosco dell’amore: le ferite che impiegano anni a tornare
carne che vuole essere ancora benedetta dai baci, non lasciarla mai sola

Roma, 9 luglio 2014

~

Interiore invernale
a Gaetana, mia nonna



Ogni volta che ti penso – ma non è esatto
scrivere che ti penso, semplicemente
consisti
nel peccato
di amare la vita – vedo la cucina
d’inverno, l’ammattonato a scacchi di graniglia bianca
e verde, il carrello carico
di broccoli e arance, le foglie generose
e scure sporgere all’orlo
delle buste, l’aria fredda, la brina sui vetri
e il sole di mezzogiorno
intiepidire la soglia
di marmo, i vasi
di gerani al davanzale, le arance sul vassoio, i pavimenti
passati a cera. Un interno perfetto. E la tua muta
presenza seduta
come un sasso negli anni sulla riva del fiume,
la tua esistenza concentrata all’angolo
della cucina. Mentre il mondo cambiava (la guerra
del Vietnam, Pasolini, Moro,
la caduta del Muro
di Berlino) tu come gli animali
stavi senza domande. Senza dolore. Semplicemente
esistere. Esistere
e basta. Essere casa come sono casa
i corpi, gli abbandoni, le guarigioni.

E il tuo corpo alla fine oltre il limite umano sporgeva chiaro
all’orlo della vita come le foglie
d’arancio dal carrello. Esistevi oltre il limite,
per non lasciarmi sola. Curavi il disamore
che sarebbe arrivato, nella mia vita
come in ogni vita, con il tuo essere
come la pietra d’angolo
della realtà, quella che argina
l’incrollabile vuoto
della materia, l’albero appena prima del deserto.

Roma, 28 agosto 2018