Nací en Neuquén, oasis del desierto.
Inmenso reino del potente viento,
millonario de arenas y de piedras,
Arauco triste de gente nueva:
tengo el alma aborigen y labriega.
Nací en Neuquén, nostálgico del indio
para quien fue "el audaz y el atrevido";
el extranjero lo pobló de arados,
de frutales, de viñas y de álamos,
pero él siguió soñando con las tribus.
Nací en Neuquén y por las noches hondas,
cuando todo se acalla, mi alma loca
trepa las bardas, atraviesa el río,
y tras la Cruz del Sur halla el camino
que conduce al secreto primitivo.
Y cuando lejos parta no habrá olvido
para mi valle, mi arenal, mis ríos,
ni el salvaje furor del viento terco:
nací en Neuquén, sonrisa del desierto
y en él quiero dormir el largo sueño.
Irma Cuña (Neuquén, 1932-2004)
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