domingo, 4 de diciembre de 2022

dylan thomas / poema de octubre










Cumplía treinta años, mi aniversario despertó hacia el cielo
cuando oí cómo hacía señales la mañana
con la oración del agua y el grito de cornejas y gaviotas
y el roce de las barcas en el muro trenzado por las redes
desde el puerto y los bosques vecinos
y los mejillones en sus charcas y la playa con garzas clericales
para que en un segundo me pusiera de pie
y echara a andar en el pueblo todavía dormido.

Mi cumpleaños empezó con los pájaros acuáticos
y con pájaros de árboles alados que volaban mi nombre
sobre las granjas y los blancos caballos
y yo me levanté en el lluvioso otoño
y eché a andar en el chaparrón de todos mis días,
Era en la pleamar y las garzas buceaban cuando tomé el camino fronterizo
y aun estaban cerrados los portales del pueblo
mientras el pueblo se iba despertando.

Toda una primavera de alondras en una nube rodante
y las matas a orillas del camino desbordaban de mirlos silbadores
y el sol de octubre a la manera del verano
sobre el hombro del cerro
fueron climas amigos y hubo dulces cantores
que llegaron de pronto en aquella mañana por la que yo vagaba
y escuchaba cómo se escurría la lluvia;
frío, el viento soplaba
en el bosque, muy lejos, a mis pies.

Pálida lluvia sobre el puerto encogido
sobre la iglesia mojada por el mar, tan pequeña
que semejaba un caracol con sus cuernos a través de la niebla
y del castillo pardo como los búhos;
pero todos los jardines de primavera y de verano
florecían en los cuentos fantásticos
detrás de la frontera y abajo de la nube invadida de alondras.
Allí podía yo maravillarme
mi cumpleaños se iba yendo pero el tiempo giraba alrededor.

Girando me apartaba del país jubiloso
bajaba por el aire cambiado y por el cielo alterado de azul
fluía de nuevo una maravilla de verano
con manzanas y peras y grosellas rojas:
y vi tan claro en el rodar del tiempo
aquellas olvidadas mañanas cuando un niño paseaba con su madre
por entre las parábolas del sol
y las leyendas de las verdes capillas

y por los campos de la infancia ya dos veces contados
porque sus lágrimas quemaron mis mejillas y su corazón se conmovió en el mío.
Estos eran los bosques y era el río y el mar
allí donde un muchacho
en el verano atento de los muertos
murmuraba la verdad de su gozo
a los árboles, las piedras y el pez en la marea.
Y el misterio cantó vivo
en el agua y en el gorjeo de los pájaros.

Y allí podía yo maravillarme
mientras mi cumpleaños se alejaba aunque el clima diera vuelta en redondo
y el gozo verdadero del niño muerto hace tanto tiempo
cantaba ardiendo bajo el sol.
Cumplía treinta años hacia el cielo y en el mediodía del verano
aunque la villa al fondo se cubriera de hojas por la sangre de octubre
oh que en este alto cerro
a la vuelta de un año
la verdad de mi corazón se cante todavía.

***
Dylan Thomas (Swansea, 1914-Nueva York, 1953)
Versión de Elizabeth Azcona Cranwell

/

Poem In October

*

It was my thirtieth year to heaven
Woke to my hearing from harbour and neighbour wood
   And the mussel pooled and the heron
           Priested shore
       The morning beckon
With water praying and call of seagull and rook
And the knock of sailing boats on the net webbed wall
       Myself to set foot
           That second
In the still sleeping town and set forth.

   My birthday began with the water-
Birds and the birds of the winged trees flying my name
   Above the farms and the white horses
           And I rose
       In rainy autumn
And walked abroad in a shower of all my days.
High tide and the heron dived when I took the road
       Over the border
           And the gates
Of the town closed as the town awoke.

   A springful of larks in a rolling
Cloud and the roadside bushes brimming with whistling
   Blackbirds and the sun of October
           Summery
       On the hill's shoulder,
Here were fond climates and sweet singers suddenly
Come in the morning where I wandered and listened
       To the rain wringing
           Wind blow cold
In the wood faraway under me.

   Pale rain over the dwindling harbour
And over the sea wet church the size of a snail
   With its horns through mist and the castle
           Brown as owls
       But all the gardens
Of spring and summer were blooming in the tall tales
Beyond the border and under the lark full cloud.
       There could I marvel
           My birthday
Away but the weather turned around.

   It turned away from the blithe country
And down the other air and the blue altered sky
   Streamed again a wonder of summer
           With apples
       Pears and red currants
And I saw in the turning so clearly a child's
Forgotten mornings when he walked with his mother
       Through the parables
           Of sun light
And the legends of the green chapels

   And the twice told fields of infancy
That his tears burned my cheeks and his heart moved in mine.
   These were the woods the river and sea
           Where a boy
       In the listening
Summertime of the dead whispered the truth of his joy
To the trees and the stones and the fish in the tide.
       And the mystery
           Sang alive
Still in the water and singingbirds.

   And there could I marvel my birthday
Away but the weather turned around. And the true
   Joy of the long dead child sang burning
           In the sun.
       It was my thirtieth
Year to heaven stood there then in the summer noon
Though the town below lay leaved with October blood.
       O may my heart's truth
           Still be sung
On this high hill in a year's turning.

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