jueves, 22 de octubre de 2020

hafez de shirazi / cuatro poemas













Mi desmedida ambición

*

Decirte cómo está el corazón es mi deseo.
Recibir noticias del corazón es mi deseo.

Mira mi desmedida ambición: descubierta la historia,
ocultarla a mis rivales es mi deseo.
 
En la noche de Gadr, tan noble y tan amada,
dormir contigo hasta el alba es mi deseo.
 
¡Oh, qué perla tan fina!,
en la noche oscura, pulirla es mi deseo.
 
Eh, viento de Saba, esta noche ayúdame,
que al alba llenarme de asombro es mi deseo.
 
Borrar con las pestañas el polvo del camino,
por mi honor, es mi deseo.
 
A pesar de tanta estulticia, como Hafez
entonar versos de ebriedad, es mi deseo.
 
~
 
El mar de la aniquilación 


¿Qué sale del taller de la existencia toda? Poca cosa.
Acerca el vino, que los bienes del mundo son poca cosa.
 
Unos cinco días tendrás de plazo en esta etapa.
Con gozo tranquilízate, que el tiempo es poca cosa.
 
Alma y corazón por el honor existen de hablar con el Amado.
El propósito es éste, o alma y corazón son poca cosa.
 
No aspires a la sombra del árbol Tuba ni del Loto,
ágil ciprés, presta atención, verás que es poca cosa.
 
La fortuna es aquella que sin exceso de dolor se alcanza.
Con esfuerzo y trabajo, el jardín del Edén es poca cosa.
 
A la orilla del mar de la aniquilación estamos, oh copera,
apura ya, que del labio a la boca es poca cosa.
 
Sé cauto, asceta, no te fíes del juego del orgullo:
la senda del cenobio a la taberna de los magos es poca cosa.
 
Quemado, dolido y débil, mi sufrimiento, al parecer,
no requiere palabras ni explicaciones tantas, que es poca cosa.
 
El nombre de Hafez es cifra de la buena fama,
mas, para el rend, la cifra entre ganancia y pérdida es poca cosa.
 
~
 
¿Qué se hizo?
 
*

No hallo en nadie apoyo alguno, ¿qué fue de los amigos?
¿Cuándo acabó la amistad?, de los amigos, ¿qué se hizo?
 
Se enturbió el agua de vida, ¿dónde está Jezr de pie bendito?
La rosa se ha desangrado, del viento de primavera, ¿qué se hizo?
 
Más de mil rosas florecieron y no se ha oído un solo trino.
¿Qué fue de los ruiseñores?, de los pájaros, ¿qué se hizo?

Venus no toca su instrumento, ¿es que el laúd en fuego ha ardido?
Nadie desea embriagarse. De aquellos ebrios, ¿qué se hizo?
 
De la mina de los caballeros, hace mucho ni un granate ha salido.
¿Adonde fue la irradiación del sol?, del intento del viento y de la lluvia, ¿qué se hizo?
 
Del derecho de amistad no habla nadie, ¿qué se hizo del amigo?
¿Qué fue de los que respetan el derecho?, ¿qué fue de los amigos?
 
Tierra de enamorados ésta fue, y fue ciudad de los amigos.
¿Cuándo acabó el amor?, de los reyes de amor, ¿qué se hizo?
 
La bola de la virtud y el éxito han lanzado al centro mismo.
Al campo nadie sale, de los jinetes, ¿qué se hizo?
 
Calla, Hafez, nadie conoce los misterios divinos.
¿A quién preguntas?, del giro de los tiempos, ¿qué se hizo?
 
~
 
El fuego de tu rostro


Desde ahora me agarraré a las faldas de aquel alto ciprés
que de raíz me arrancó con su grácil estatura.
 
No es necesario vino ni juglar, abre tu velo,
que el fuego de tu rostro me hace bailar como la ruda.
 
No hay rostro que espejo de la suerte pueda ser en la alcoba nupcial,
excepto el rostro frotado con pezuña de caballo bayo.
 
Dije: peno por ti y claramente enunciaré este secreto.
¿Qué hacer?, ¿cuánto?, ¿hasta cuándo? Mi paciencia ha llegado a su término.
 
No mates a mi ciervo de almizcle, oh cazador,
avergüénzate de aquel ojo negro y no lo ates con lazos.
 
Terrenal soy: desde este umbral elevarme no puedo.
¿Cómo besar el labio de aquel alto palacio?
 
Otra cosa que tu bucle el corazón enamorado no desea.
¡Ay de este corazón que ni de cien escritos consejos acepta!
 
Deja tu corazón, Hafez, en aquel negro bucle almizclado:
es preferible que el que está loco permanezca atado.

*** 
Hafez de Shirazi (Shiraz, 1325-1389)
Versiones de Clara Janés y Ahmad Taherí.

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