lunes, 7 de mayo de 2018

valentina sarmiento / que el torniquete roto sea tu lucero











hay un rostro viendo
al jefe de hogar rompehuelgas
y a la dueña de casa frígida
que se compran ropa americana
prestan atención a la tv internacional
faltan cuatro días para las elecciones en usa
débil por esa sobredosis de papilla, viro
en la calle todo me dice que
nadie hizo el paro nacional
las farmacias siguen abiertas
los buses de la zona E me ponen verde
demonios robados en mi banano de feria artesanal
llevo siete días con la regla
si hoy día se me corta, a ti también
te mando cortado por el Acceso Sur
que nos vean las cámaras de la unidad del tránsito
como si acabase de temblar, siete veces
los damnificados los calzoncillos
pero fue un portazo, el epicentro, los treinta minutos
que demoraste en llamar de vuelta
por estos reductos van las máquinas chipeadoras
trituran los esqueletos que nos camuflaron
no hay plátano oriental, no hay estornudo
helicópteros buscan montañistas de cartón
que nadie te cuentee con sindicatos concertacionistas
ni recursos de amparo para los sin matrícula
la organización está en prender una bengala
el humo rojo te apuñala cualquier sombra
en la espalda, al aire, a los 34 grados celsius
corre una gota por el mentón
se quiere desintegrar pero llega otra
y se arma un chorro
al pecho nos impregna todo noviembre
respiro profundo, fórmula 1 del sobreviviente urbano
nunca hay música arriba de la 226
por la ventana se hunde Departamental
un muchacho le revienta una espinilla a su amiga
pienso en las diferentes rutas hacia una casa
donde nunca me recibirían estando sobrios
cabaret de San Diego con Placer
sale un tubo de ventilación
los clientes dentro se limpian
con la cortina roja y chueca
martelé liso a falta de confort
peluquerías, comida al paso, municipio en ruinas
detenciones por sospecha en microsegundos
que apenas captura el panorama
de las ventanas en las zonas E, F, G
en este recorrido están los vivos
OFICIO UFO AGOTOK 1984 UTOPIA
palmeras dividen a los que van de los que vienen
lo suficiente como para perdernos de vista
la guagua hambrienta en el regazo materno, y yo
encantada por una comezón que nace en la nuca
termina en las uñas del último que me agarré
de aquí nadie va a sacarles con baldes el barro
cuando se desborde el Mapocho
esta provincia no es un resfrío de verano
a qué hora pasa la basura, dónde dejo las bolsas
recolectando mallas verdes, digo
para ocultar esto que todavía
no se me termina de construir
que tengo cara de robo hormiga, me dicen
el sol no baja ni con agua perra
en la parroquia hablan de los últimos días
hay desvíos desde Serena con Yungay
hasta Coronel con San Gregorio
una polilla vuela de estampía en los asientos
la señal, tengo que estar de bruces esta noche
pero seguimos paralelos contando sílabas
la sabiduría de una bachata bien pegada
porque yo soy una nena y sí te puedo mirar
qué me importa a mí esa cosa que dices que te da
toco el timbre, me bajo
es la calle, una sola, ella
decido buscar una mirada tan hiriente
que te haga frenar la bicicleta en la caletera
antes de llegar al paso nivel
porque medio kilo no pesa tu corazón
llámalo como quieras
todo es tan cascabel, todo es tan doméstico
la taquicardia no te la quita nadie
mejor camino, son quince cuadras
como si apurar el paso evapora
algo de nuestro olor, tan definitivo

***
Valentina Sarmiento (Puente Alto, 1997)

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