mediateca de poesía personal-universal del ayer y del mañana desde MMXVII/
sábado, 26 de mayo de 2018
erica jong / dos poemas
Los mandamientos
*
No querrás de veras ser poet(is)a. Primero,
si eres mujer, tienes que ser tres veces mejor
que cualquiera de los hombres. Segundo, tienes
que acostarte con todo el mundo. Y tercero,
tienes que haberte muerto.
Poeta masculino, en conversación.
Si una mujer quiere ser poeta,
debe dormir cerca de la luna a cara abierta;
debe caminar a través de sí misma estudiando el paisaje;
no debe escribir sus poemas con sangre menstrual.
Si una mujer quiere ser poeta,
debe correr hacia atrás en torno al volcán;
debe palpar el movimiento a lo largo de sus grietas;
no debe conseguir un doctorado en sismografía.
Si una mujer quiere ser poeta,
no debe acostarse con manuscritos incircuncisos;
no debe escribir odas a sus abortos;
no debe hacer caldos de vieja carne de unicornio.
Si una mujer quiere ser poeta,
debe leer libros de cocina francesa y legumbres chinas;
debe chupar poetas franceses para refrescar su aliento;
no debe masturbarse en talleres de poesía.
Si una mujer quiere ser poeta,
debe pelar los vellos de sus pupilas;
debe escuchar la respiración de hombres durmientes;
debe escuchar los espacios entre esa respiración.
Si una mujer quiere ser poeta,
no debe escribir sus poemas con pene artificial;
debe rezar para que sus hijos sean mujeres;
debe perdonar a su padre su esperma más valiente.
~~~
Envidia del pene
*
Envidio a los hombres que pueden anhelar
con infinita vaciedad
el cuerpo de una mujer,
que esperan que su anhelo
haga un niño,
que su oquedad misma
fertilice lo oscuro.
Las mujeres no se hacen ilusiones sobre esto,
ya que son a la vez
casas y túneles,
copas y las que escancian el vino,
ya que conocen el vacío como estado temporal
entre dos plenitudes,
y no ven en ello ningún romance.
Si yo fuera hombre,
condenado a esa infinita vaciedad,
y no teniendo alternativa,
encontraría, como los otros, sin duda,
una mujer
para bautizarla Vientre de Luna,
Madona, Diosa del Cabello de Oro
y hacerla tienda de mi deseo,
paracaídas de seda de mi lujuria,
icono ojiazul de mi sagrada comezón sexual,
madre de mi hambre.
Pero ya que soy mujer,
debo no sólo inspirar el poema
sino también escribirlo a máquina,
no sólo concebir al niño
sino también darlo a luz,
no sólo dar a luz al niño
sino también bañarlo,
no sólo bañar al niño
sino también alimentarlo,
no sólo alimentar al niño
sino también llevarlo
a todas partes, a todas partes...
mientras que los hombres escriben poemas
sobre los misterios de la maternidad.
Envidio a los hombres que pueden anhelar
con infinita vaciedad.
***
Erica Jong (Nueva York, 1942)
Versiones de Beth Miller
/
The Commandments
*
“You don’t really want to be a poet. First of all, if you’re a woman, you have to be three times as good as any of the men. Secondly, you have to fuck everyone. And thirdly, you have to be dead.” - a male poet, in conversation
If a woman wants to be a poet,
she should sleep near the moon with her face open;
she should walk through herself studying the landscape;
she should not write her poems in menstrual blood.
If a woman wants to be a poet,
she should run backwards circling the volcano;
she should feel for the movement along her faults;
she should not get a Ph.D. in seismography.
If a woman wants to be a poet,
she should not sleep with uncircumcised manuscripts;
she should not write odes to her abortions;
she should not make stew of old unicorn meat.
If a woman wants to be a poet,
she should read French cookbooks and Chinese vegetables;
she should suck on French poets to freshen her breath;
she should not masturbate in writing seminars.
If a woman wants to be a poet,
she should peel back the hair from her eyeballs;
she should listen to the breathing of sleeping men;
she should listen to the spaces between that breathing.
If a woman wants to be a poet,
she should not write her poems with a dildo;
she should pray that her daughters are woman;
she should forgive her father for his bravest sperm.
~~~
Penis Envy
*
I envy men who can yearn
with infinite emptiness
toward the body of a woman,
hoping that the yearning
will make a child,
that the emptiness itself
will fertilize the darkness.
Women have no illusions about this,
being at once
houses, tunnels,
cups & cupbearers,
knowing emptiness as a temporary state
between two fullnesses,
& seeing no romance in it.
If I were a man
doomed to that infinite emptiness,
& having no choice in the matter,
I would, like the rest, no doubt,
find a woman
& christen her moonbelly,
madonna, gold-haired goddess
& make her the tent of my longing,
the silk parachute of my lust,
the blue-eyed icon of my sacred sexual itch,
the mother of my hunger.
But since I am a woman,
I must not only inspire the poem
but also type it,
not only conceive the child
but also bear it,
not only bear the child
but also bathe it,
not only bathe the child
but also feed it,
not only feed the child
but also carry it
everywhere, evertwhere...
while men write poems
on the mysteries of motherhood.
I envy men who can yearn
with infinite emptiness
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