miércoles, 16 de mayo de 2018

carlos cociña / de "la casa devastada"









Cesta

04
No es un marco inocente el lugar de lo íntimo y de lo inhóspito, que vela o esconde un desarraigo. La imagen de cómo construir según la tradición no es algo reaccionario, la sencillez no es inocencia. El futuro que da sentido a las acciones de hoy es utilitarismo y tiempo final.

Visitar a otro es hacerse usuario de esa casa y patio. Ello individualiza el sistema que opera con pocas variables, las liga entre sí, y permite acceder a percepciones diversas de quien aloja allí, y se comienza a habitar.

Anexo 04
Para que el espacio adyacente a cada unidad de emergencia se pueda techar a la manera de sinapsis de zona seca, la distancia entre ellas debe ser equivalente a su propio ancho.
Espacio de extensión autoconstruido con cierro de acceso donde se puede colocar los enseres, los niños y donde cocinar. Ello genera un lugar para las relaciones de parentesco, amistad o solidaridad, como redes de apoyo, cuando la seguridad y cuidado de los utensilios es uno de los grandes miedos en las zanjas de aguas y de lluvias. Ello permite competir por un espacio de ambigua delimitación y dudosa apropiación, que alienta la discontinua fragilidad de las bases.

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12
La casa de Pissis ha quedado perdida en el bosque. Viajes y senderos desaparecen sin itinerario. La erosión ocupó corredores y vasijas. Una unión imperfecta. Musgos y otras plantas, en las alas de los pájaros, son bosques voladores sobre ciudades que también serán abandonadas.

Anexo 12
El amigo de mi padre se perdió en el bosque, a intervalos, lejos de la cuenca del lago del oeste, por el camino verde. Confundió puertas con ventanas, pedregales y el jardín del sur, cuando creció la ciudad en senderos colapsados de invierno. En el primer deshielo, volvió la fuerza del agua en el cruce de ríos, puentes, caminos, y en silencio, la sensación de abandono emerge en sueños, en búsqueda de preguntas.

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Aterrizar en palabras

01
Las imágenes son compulsivas, viscerales, repulsivas. Su expresión excluye la contemplación. No se usa el lenguaje para pensar, no se piensa en ningún idioma, más bien, cadenas de ideogramas volando que son solo una imagen totalizante y nebulosa, sin traducción.
No es impericia en el uso del lenguaje lo que transforma a alguien que escucha a otro en indiferente. Solo es que no soporta su propio dolor, aunque se hace responsable de sus propios actos para alcanzar una mínima autonomía ante el ataque de la uniformidad.

Anexo 01
Con las manos, con la piel en la tierra, lejos de la imaginación, en otra imaginación, las palabras se volatilizan, se evaporan y cuesta que vuelen del aire a las cosas, que se condensen y hagan la cartografía de cómo se está en los límites, en percibir la ilusión de las fronteras del cuerpo. Los códigos son mapas, no el territorio, dan vectores múltiples de dónde se está en otros lugares e instantes a la vez.

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02
Lo inexplicable hace hablar a la imagen. El silencio se sitúa en la convulsión de estar atravesado por las percepciones que tienen casi toda la historia que te permita hacer ésta, que lleva a la próxima que estuvo ahí.

Anexo 02
Aquellas marcas de olvido son impredecibles hasta en su ocurrencia. Las largas ausencias pueden ser una enfermedad sin límites, hasta la pérdida. La cantidad de olvidos que borra la memoria dejan la casa en una calle sin sentido, transparente, magra, una planicie extendida por arenales.

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Casa

01
La ciudad desplaza las cosas a otra esfera. En las casas construidas con canto muerto no hay acto inconcluso y el pasado se vuelve demasiado pequeño, un gran espacio iluminado por una lámpara de noche.
Despojado de identidad permite ver y dar ventaja a la vacuidad. Compartir es una proposición condenada al fracaso.
Una sospecha se vuelve transparente y da espesor al peso de los muertos que cambian la historia. Esta olvida sus nombres.

De otra manera 01.1
Entre las ruinas de un edificio nunca construido es posible descubrir los detalles casi invisibles de su destrucción. Dirigiéndose hacia las cosas, hacia nada, hacia el interior, hacia la mente o espíritu, se puede producir el intento de una síntesis sobre la que es posible refundar: ubicar a las personas en su otro lugar.

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Carlos Cociña (Concepción, 1950) La casa devastada. Santiago de Chile: Alquimia, 2017.

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