América
*
América
piensa
pero no existe,
(¿o es al revés?)
pero sufre,
pero sangra,
pero hambre,
pero muerde,
pero… queda.
Piedra de esqueleto es,
burbuja —rana— selva es,
por debajo está
respirando agua — luna
por debajo va,
hasta canta (croa dicen).
hasta cuando la matan sigue ahí,
bajo el músculo, el tic,
¡y qué boca tan grande!
(para comerte peor)
y qué brazos tan magros
y hasta uñitas
(cantando debajo del agua,
desvelando la noche
de luna clara, claro)
croa, crea canción,
no marcha
nada
poco
pero
nada
pero
¡nada!
Extraños andamos
vomitados por su vientre,
nos detectan, nos detestan,
extrañados y todo, por eso mismo nos detentan
nos atentan sabiendo que no tenemos respaldo ni defensa
posible de padres ni padrastros,
indefensionados estamos por pederastros,
vomitados, vomitados e ingurgitamos el vómito.
Ahí la cordillera en más allá
y el mar
(que descansa ¿en paz?)
y aquí nosotros desviviendo
con el si que podría si pudiera,
que sería si fuera,
como adefesios nos ven
como indefensos nos vemos, como erosión nos vamos,
a la cresta
de la ola del último mar.
~~~
El origen del destierro
*
Es cuando se pasa y no se es visto
y cuando se queda y se es molesto
y cuando lo que se hace no se ve
y cuando lo que no se hace se hace notar
entonces se siente que se está demás
y si no se está se dice que se echa de menos.
Y se busca la aguja en el pajar
y cuando se planta un árbol molesta su sombra
y los animalitos sólo hacen perjuicio
y no hay dónde clavar un alfiler
en el inmenso desierto
y se abren todas las entradas
y la gente se calla y se amurra empaca estaca
recuenta sus piojos
y los echa a peliar y les afila las estacas
y se goza y se goza en morderse y rascarse
en rascarse las hambres en arrancarse el alma
rascarse y enconarse en la noche y la noche
abre su vulva negra para sorber el día
una vez y otra vez hasta que muere el día
y el mundo es una vulva sólo una sola vulva
para sorber el día y para no saber nada más.
Y se empezó a morir así no más de a poco
tan de a poco de a poco como excremen de siglos
que se raspa a los otros como asumiendo ancestros
y así empezó a morir nada menos de a poco
daba saltos al aire y tumbales al suelo
los dio por muchos años en que todos murieron
ya no quedaba nadie para apagar la vela
del último velamen del aire funerario
que se dio siete vueltas para echarse a un rincón
sin sentir ya las pulgas ni pelos de la cola
que se angostan muriendo tan de a poco de a poco
que se acaban no más
Así le entró la ruina como entra la ruina
cuando la ruina y por su propio peso
ya no la para nadie ni por Diosito santo
no por Santa María no por caballería
ni por gendarmería cuando entra la ruina
y por su propio peso todo lo va arruinando
y lo arruina no más
y se arruina no más
porque de no ser eso lo que hubiera pasado
cómo pasó esta ruina viniendo guarda abajo
tan poquito de a poco que nadie le creía
nadie y todos menos él
nadie y todos menos él
que no creía que la ruina fuera ¡fuera!
—le decía— ¡fuera! ¡fuera!
que la ruina fuera él que se creía fuera
ruina afuera ¡ruin afuera! Se decía
nadie y todos menos él.
***
Fidel Sepúlveda (Cobquecura, 1936-Santiago de Chile, 2006) A lo humano y a lo divino. Santiago de Chile: Documentas, 1991.
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