Qué clara eres,
Qué frescura quedó entre tus dedos...
Eres una fuente
Con piedras blancas en el fondo,
Eres una fuente que de noche canta
y silenciosamente
vienen peces de plata a la superficie de agua.
Muerta qué clara eres,
y florecida...
Eres la brisa
Que en un gesto de adiós pasa en las hojas,
Eres la brisa que lleva los perfumes y los derrama,
¡Eres los pasos leves de la brisa
Cuando en las calles ya nadie pasa!
Eres una rama de tilo donde el silencio florece,
Eres un lago donde las imágenes se inquietan,
Eres la secreta nostalgia de una fiesta
Que en los jardines murmura.
Cantando
Deslizando las manos por los muros
Pasas recogiendo
La sangre bermeja y madura de las moras.
Vas y vienes
Solitaria y transparente
y la memoria de las cosas te acompaña.
Muerta qué clara eres,
¡Y perdida!
Eres la medianoche de la noche,
Eres la terraza que da al viento,
Eres una pena solitaria y franca,
Las sombras vuelven a bailar,
El perfume de las algas sacia el aire
y las ramas se recuestan sobre las ventanas:
Suaves cabellos de pena tiene la brisa.
Sola pasas al fondo de las avenidas.
No muestras tu rostro,
Pasas de espaldas con un vestido blanco.
¡Eres leve y dulce como un sueño!
El soplo de la noche se llena de angustia
y de mí surgen palabras solitarias:
Eres el perfume de infancia que hay en las rocas,
Eres el vestido de infancia que hay en los campos,
Eres la pena de infancia que hay en la noche.
Súbitamente
Alcanzo pierdo la forma de tu rostro:
¡Qué fresca eres!
Pasas y de tus dedos corren fuentes.
¡Qué leve eres,
Más leve que una danza!
Apenas llegaste, apenas volviste, apenas te vi
Ya en el fondo de los caminos te extinguiste:
Arena lisa y blanca que ningún paso pisa
Pena franca
Angustia fuente fresca y brisa.
***
Sophia de Mello Breyner Andresen (Porto, 1919-Lisboa, 2004)
Versión de Diana Bellessi
/
Morta
*
Morta,
como és clara,
que frescura ficou entre os teus dedos...
És uma fonte,
com pedras brancas no fundo,
és uma fonte que de noite canta
e silenciosamente
vêm peixes de prata à tona de água.
Morta como és clara,
e florida...
És a brisa
que num gesto de adeus passa nas folhas,
és a brisa que leva os perfumes e os entorna,
és os passos leves da brisa
quando nas ruas não passa mais ninguém!
És um ramo de tília onde o silêncio floresce,
és um lago onde as imagens se inquietam,
és a secreta nostalgia duma festa
que nos jardins murmura.
Cantando
com as mãos deslizando pelos muros
passas colhendo
o sangue vermelho e maduro das amoras
vais e vens
solitária e transparente
e a memória das coisas te acompanha.
Morta como és clara,
e perdida!
És a meia-noite da noite,
és a varanda voltada para o vento,
és uma pena solitária e lisa,
as sombras recomeçam a dançar,
o perfume das algas enche o ar
e as ramagens encostam-se às janelas:
suaves cabelos de pena tem a brisa.
Sozinha passas no fim das avenidas.
Não mostras o teu rosto,
passas de costas com um vestido branco.
Como tu és leve e doce como um sono!
O sopro da noite enche-se de angústia
e de mim sobem palavras solitárias:
és o perfume de infância que há nos campos,
és a pena de infância que há na noite.
Subitamente
agarro perco a forma do teu rosto:
Como tu és fresca!
Passas e dos teus dedos correm fontes.
Como tu és leve,
mais leve que uma dança!
Mal chegaste, mal voltaste, mal te vi
já no fundo dos caminhos te extinguiste:
areia lisa e branca que nenhum passo pisa
pena lisa
angústia fonte fresca e brisa.
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