jueves, 5 de agosto de 2021

fernanda de castro / meditación













Esta noche fue larga. Larga y varia
de secreto y misterio. Noche densa.
Invisible, tiránica presencia
pobló mi noche solitaria.

¡Ah, el insomnio con largas manos de ópalo
y hondos ojos ciegos!
¡Y el pensamiento suelto como el viento
- montes y valles, océanos, abismos!...
y la cabeza que estalla,
¡la cabeza que estalla!

¡Pensar! ¡Como si el humano entendimiento
para tanto llegase! Meditar
en sofás de ridículas salitas
en el sabio movimiento de los planetas.
Filosofar, oh burla,
mientras mal o bien
se hace la digestión,
sobre la muerte, el devenir,
el misterio del ser y del no ser,
y todo esto en serio, sin sonreír,
como al fin todo estuviese dicho:
el Caos, la Creación, Dios y el Infinito.
Y ni siquiera escondes por decoro,
triste mortal con alas de escarabajo,
oh, desplumado arcángel,
que te crees Dios o por lo menos ángel.

Esta noche fue larga. Larga en mí,
auroral y lunar, sin principio ni fin.
Meditación
inútil sobre las rejas de la prisión.
Meditación sobre la existencia,
(¿Existirá o no?,
¿o será todo simple apariencia,
colectiva ilusión?)

Esta noche fue larga. Larga y bella,
calma y blanca vigilia.
Un hilo de luna entró por la ventana
y un dulce olor a tila.
¿Abstracciones metafísicas, problemas?
El firmamento era un brocado azul bordado en oro,
fabuloso tesoro
de incomparables gemas.
Todo era silencio, quietación.
Comprendí entonces
que lo esencial no era comprender
sino sentir y aceptar
la vida y la muerte, el bien y el mal,
la flor, la luz de luna
y la ignorancia total.
No más filosofías de vanidoso esteta
y no más este orgullo: soy poeta.
Razón
La tiene, tal vez, el loco sin razón,
La tiene el monje en la celda,
el ciego de nacimiento, la piedra, el sapo,
la muñeca de trapo.

Lo demás es todo igual: poetas, corifeos...

Esta noche fue larga. Larga y bella.
Encontré a Dios.

***
Fernanda de Castro (Lisboa, 1900-1994)
Versión de Raquel Madrigal Martínez

/

Meditação

*

Esta noite foi longa. Longa e vária
de segredo e mistério. Noite densa.
Invisível, tirânica presença
povoou a minha noite solitária.

Ah, a insónia com longas mãos de opala
e fundos olhos cegos!
E o pensamento à solta como o vento
- montes e vales, oceanos, pegos!...
e a cabeça que estala,
a cabeça que estala!

Pensar! Como se o humano entendimento
para tanto chegasse! Meditar
em sofás de ridículas saletas
no sábio movimento dos planetas.
Filosofar, oh irrisão,
enquanto mal ou bem
se faz a digestão,
sobre a morte, o devir,
o mistério do ser e do não ser,
e tudo isto a sério, sem sorrir,
como se enfim tudo estivesse dito:
o Caos, a Criação, Deus e o Infinito.
E nem sequer escondes por decoro,
triste mortal com asas de besouro,
ó depenado arcanjo,
que te crês Deus ou pelo menos anjo.

Esta noite foi longa. Longa em mim,
auroral e lunar, sem princípio nem fim.
Meditação
inútil sobre as grades da prisão.
Meditação sobre a existência,
(Existirá ou não?,
ou será tudo simples aparência,
colectiva ilusão?)

Esta noite foi longa. Longa e bela,
calma e branca vigília.
Um fio de luar entrou pela janela
e um doce cheiro a tília.
Abstracções metafísicas, problemas?
O firmamento era um brocado azul bordado a ouro,
fabuloso tesouro
de incomparáveis gemas.
Tudo era silêncio, quietação.
Compreendi então
que o essencial não era compreender
mas sentir e aceitar
a vida e a morte, o bem e o mal,
a flor, o luar
e a ignorância total.
Não mais filosofias de vaidoso esteta
e não mais este orgulho: sou poeta.
Razão
tem-na, talvez, o louco sem razão,
tem-na o monge na cela,
o cego de nascença, a pedra, o sapo,
a boneca de trapo.

O mais é tudo igual: poetas, corifeus...

Esta noite foi longa. Longa e bela.
Encontrei Deus.

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