miércoles, 18 de agosto de 2021

yulia drúnina / tres poemas













Enterramos nuestro amor,
pusimos una cruz sobre la tumba.
"¡Gracias a Dios!" – dijimos los dos...
Y el amor salió del ataúd,
asintiendo con la cabeza, reprochó:
- ¿Qué me hicieron? ¡Estoy vivo!

~

No desciendo de la infancia sino de la guerra.
Y quizá por eso aprecio más que tú
la alegría del silencio
y cada día que vivo.

No desciendo de la infancia sino de la guerra.
Una vez, siguiendo la senda guerrillera,
comprendí para siempre que debemos
ser buenos hasta con el más tímido pasto.

No desciendo de la infancia sino de la guerra.
Puede que por eso soy insegura,
los corazones de los soldados se quemaron,
y tus manos están ásperas.

No desciendo de la infancia sino de la guerra.
Perdóname, pero no es mi culpa...

~

Una vez más el insomnio me ajusticia.
A través de los años y la oscuridad,
la caballería de fuego pasa
por mi destino y mi corazón.

Golpea mi pecho con sus herraduras
y sólo su sonido permanece.
Pensé que mi alma estaba muerta
pero ella arde, desgraciada.

***
Yulia Drúnina (Moscú, 1924-1991)
Versiones de Natalia Litvinova

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