sábado, 14 de octubre de 2023

jorge etcheverry arcaya / cuatro poemas











Del diario del Joven Insatisfecho

*

Cuántas veces me había pasado que me quedaba ensimismado ante la curva de un dorso o de una mano, la recepción de una mirada incitante u oblicua, la sombra apenas insinuada de un pubis femenino en la penumbra, y de repente me daba cuenta de que me estaba fijando en detalles, experimentando cosas que había leído por ahí, que a lo mejor ya no podía percibir ni sentir directamente la realidad. A lo mejor estaba repitiendo los pasajes que más me habían impresionado en esos libros entre los cuales había pasado largas horas de mi adolescencia tórrida e insatisfecha, aprendiendo lecciones sobre la sicología del animal femenino y el funcionamiento de esos seres eróticos que son los humanos, para quienes no existe un período de celo, sino que han roto su vínculo con la naturaleza y pueden entregarse al placer sexual durante todo el año.

~

Conversas

*

“Mira, parece que no hubieran pasado cincuenta años
o casi aunque los días se suceden como
cuentas de un collar interminable quizás incluso
más brillantes o será que no nos quedan muchos más que ver o
que otra vez arden las ciudades se encienden los campos
con variados fuegos o acaso nunca dejaron de hacerlo pero parece que
estábamos distraídos”
—sí tienes razón así es parece que
no sirvieron mucho nuestros combates
barricadas y consignas y otras
cosas que todavía mejor no mencionar uno nunca
sabe las compañeras llegan se van como palomas los amigos tienen
la costumbre de desaparecer como bandadas de gorriones
tras nubes inciertas, pero en fin las cosas siguen brotan
como flores se enredan adoptan nuevos dibujos
filigranas en que parece que ya no caben las mochilas las rebeliones puras
de entonces son otras parece las que muestran nuevos rostros inciertos—
“Pero mira allá arriba cómo giran los cielos de los días
se enhebra el mundo como en un
capullo plateado que anuncia

~

Macropódromo

*

Cuatro jinetes galopan por todos los continentes
Despliegan las herramientas de su oficio
Alzan sus figuras tridimensionales desde libros sagrados
mitos y consejas
Cada  golpe lento de sus pezuñas le da tiempo al tiempo
Se agazapan miríadas  de soles rojos 
en los pliegues y adornos de sus capas carcomidas 
que hace ondear un viento vacío

~

Poética

*

Dotado aún de buena memoria
Captador rápido e instantáneo de detalles y atmósferas
Cualidades que llevan al hastío en un hábitat de elementos limitados
Esas dotes o virtudes se le convertían en un cepo
La alteración constante y radical de su lugar de vida
Estaba fuera de su alcance
Una vez iniciado un cambio o terminado
Al cabo de unos días
La pátina implacable lo archivaba en el registro de lo manido
Condiciones físicas naturales
Como las de todo ser vivo
Le impedían entregarse a drogas
El cigarrillo o el alcohol
A veces los sueños le producían algo de reparo
Los gatos ferales aullaban en las terrazas
Los pájaros giraban por un momento sobre extensiones ignotas
Los sueños terminaban en breves tonos musicales
Que por no poder escribir música
Perduraban en sus oídos por unos breves instantes
La repetición anidaba también en las hojas de los libros
En los textos e imágenes de las pantallas
La indignación ante las atrocidades e injusticias
El asombro ante la belleza
Terminaban también por hacerse comunes
Hasta que terminó por vislumbrar detrás de muchos acaeceres
Y siempre de manera indirecta
Un orden o desorden que se le escapaba
Y frente al cual no cabía la expresión llana
Por medio de palabras
Ese fue el nacimiento de una poética

***
Jorge Etcheverry Arcaya (Santiago de Chile, 1945)
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