Balneario de invierno
*
Mar en desuso
abandonado en la playa
entre restos de barcas y pelícanos.
El malecón se pasea, antiguo,
del brazo con el viento
detrás de una lluvia de memoria desgarbada.
Hay un muelle desdentado
tumbado bajo las gaviotas
y este aire endurecido
con un tufo amargado de salitre.
Fantasmas que recurren a las bodegas
a apostar ojeras
genuinas
del más puro sueño de oriente.
Mar: habría que repintarte
y lustrar tu superficie.
(qué dirían de ti
tus futuros inquilinos)
~
El sueño
*
El sueño encendió un pájaro
y hubo que raspar carbón de nuestros dedos
y llorar lejos.
El sueño vaga pensativo acariciándose las alas,
abrasado.
Sólo nosotros sabemos de su ojo glacial y su ceniza alta
e intacta como un beso.
~
Las altas distancias
*
Si yo escribo tu nombre en la arena
y tú escribes mi nombre en la arena
pero en otra playa
es que hemos descuidado las cosas
hemos dejado crecer el mar como hierba mala
y habrá que arrancarlo con cuidado
hasta allanar la arena de esa playa
donde puedas escribir mi nombre y rozar el dedo
que está escribiendo el tuyo despacito.
Rossella Di Paolo (Lima, 1960)
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