martes, 23 de noviembre de 2021

héctor figueroa / cinco poemas








Perpetuos del instante

*

Percibiendo la mirada sensible,
                    casi fotográfica, por ej:
de un William Carlos Williams
                    el que ajusta su lente para logosificar
                    cualquier objeto nimio en una lograda
                    intensificación de lo poético-,
se admira el sudor de su técnica,
la belleza de sus poemas objetivistas.
                                        Poeta-testigo
            de ojeada proyección lúcida
            como si no costara nada el escribir;
es entonces cuando uno cavila
y piensa en aquellos seres
de lograda percepción y tan sólo eso,
santiaguinos sujetos
hacia la Cordillera de los Andes
                    luego de una lluvia: arcoiris cruzando oblicuo
                    al fondo repentino de un límpido cielo azul,
miradores,
lectores abismados en algún poema,
perceptivos fiascos de una corteza extraña
a la espera, como en la calle

                    un alcohólico tembloroso, con ojos fijos
                    observa cómo se levanta la cortina del bar
                    a primeras horas de la mañana.


¡Mea culpa, mea culpa, mea gravísima culpa!


Todavía no poeta, no soy poeta; no hay poeta, pues de
eso no se sabe. Hasta ahora, pues, sólo sobrevivimos.
                                                        Macedonio Fernández

Reconocer no sé el canto de los pajaritos,
el aleteo en el cielo de una alondra o un zorzal.

Como un balde sin niño (que abandonado con su respectiva pala
yace a orillas de una playa anochecida y lunar)
quisiera concentrarme en un árbol, describirlo.

Se critica la falta de sensualidad del hablante en mis poemas.
Dicen que faltan bosques, plantas y flores
y mejor ni hablar del carísimo tema del amor.

No sé la diferencia que existe entre una cala o un gladiolo,
entre un nomeolvides y un ciprés, entre un boldo o un jazmín, etc, etc.
Las reconozco sólo como nombres, palabras que aparecen en poemas o novelas,
ecos, significantes sin imagen para mi ojo inmaduro. Por sobre todo
abunda la palabra seto en muchas novelas que he leído, ej:
"El señor Bloom avanzó junto a un seto sin ser observado...".
Falto de R.A.E o Moliner-diccionarios que sencillamente no tengo-
y pobre de idiolecto, hasta el día de hoy
siempre imaginé que el seto era una planta
sin saber que en realidad es un cercado hecho de palos o varas entretejidas.

Helecho es que pareciera que no sé describir otra cosa que no sea mi ombligo;
como si el centro del universo partiera de mi barriga cervecera
maréome con el canto etílico del yo-yo.
Lo peor de todo: tampoco sé contar chistes.

                Definitivamente, poco dado a la voluptuosidad
este hablante no describe sublimaciones interiores;
falto de trino, cojo de espíritu, sin fantasía
tampoco mitiga la miseria humana
transportándola momentáneamente hacia otro lugar.

~
 
Gorrión

*

a don Héctor Novoa, jazzman y mágico pedagogo de las matemáticas

Tiempos de conquista
gorrión fue traído a Chile por sacerdote español.
Gorrión cómese huevos de golondrina,
hizo desaparecer jilgueros
        (de bello canto pero más pequeños que él).
Como palomas,
gorrión se alimenta de cualquier cosa, ej:
cuando pasa camión de basura dejando restos en pavimento.

Extiende alas a gorrión:
encontrarás lleno de piojos su pecho-alas.

Gorriones abundísimos en Chile
por cables eléctricos de calle
o en limonero árbol patio de tu casa.
Gorrión canta mal ni siquiera canta
mejor no hablemos de trinar.

Dicen que gorriones no permiten mucho tiempo de cautiverio;
antes prefieren romperse cabeza contra jaula
        -toda sangre salpicada sobre alas
        violentamente heridas pero en vuelo-.


Casa natal

*
 
Mira nuestra juventud, qué alegría más triste y falsa. Jorge González

        Tarde o temprano, majareta o no
pero en retrovisor, hablarás de lo mismo:
de aquella casa grande del musaraña dueño de casa
(adolescente tardío con veintitantos),
donde fuera de consternación
primavera más invierno,
entre la basura de los rincones y el demonio
o solitario entre la multitud
como un ditirambo al presente, iba desplegándose la fiesta,
el carrete bello de la estupidez
con actores torpes y desquiciados, refractarios a un futuro
que los pillaría -solteros o en matrimonio- de la peor manera:
con trabajos mala paga
y ojos fijos a un horizonte con forma de televisor.

        Luego de la diáspora sanguínea
(padre calentón, hermanos responsables e independientes),
lo que importa aquí es el asunto
que lograste echar abajo, derrumbar completamente
la antigua casa de tus padres (que alguna vez fuera
el típico hogar de la familia chilena
que tanto cuesta levantar
para los de tu condición al menos).
Bajo plenaria decadencia del imperio
eternas, anodinas noches exprimiéndose como limón seco,
vieja casa, en que ahora sólo ruidos de fábrica.
Entre las habitaciones y los pasillos de ventanales rotos
vientos disolutos de fantástica inmediatez, una situación de carpe diem
como consciente a la tempestad, punto metal cero que sobrevendría.

        Y tú como único imbécil anfitrión
para ese variopinto zoológico, con todo tipo de aves y animales:
punkis vegetales, aspirantes a escritores,
mujeres despechadas, absurdos thrash;
cesantes, lesbianas y homosexuales,
todos amigos de un algo que jamás se concretó.

        Humo y jazz,
muchachas pálidas y melancólicas
entrando y saliendo
como rayos de luna en tu cuarto;
tristeza y locura, días inválidos,
jarana interminable a dos cuadras del Matadero.

~

"No me resolví nunca a abandonar la casa en el momento oportuno"

*

Actuar, en la inopia, vomitivo actuar, ser un pobre imbécil
y seguir enmascarado, en el trabajo o en el bar junto a los artistas.
pero por sobre todo en la casa de tu católica mami, lugar
donde mediocremente todavía sobrevives
y en que la tetera (lunes a domingo) como en las casas de campo
pasa hirviendo todo el día para ofrecer el té a las visitas.
Neurótico Peter Punk sin su Wendy o Campanita
no hay cosa más terrible para este enano que no vuela
que recibir el insincero bullicio de las visitas (Onetti)
y hacer caso a la pregunta de
"cómo estás, cómo te ha ido" y responder esto a sujetos y sujetas
a quienes no les importa un rábano ni la pregunta ni la respuesta,
pero por respeto a la que te sigue dando el techo tú respondes bien,
de mala gana pero hipócrita y civilmente, no tanto por ellos
sino por afecto a esa habitación que no te pertenece.
Las madres son las madres, las viejas son un siete;
el problema es su gente, a los que debes saludar.

Me han ofrecido arrendar una casa o departamento junto a otros,
mas no puedo, el estipendio no alcanza.
En todo caso, siempre será mejor, más intenso y emocionante
-cual Raskolnikof- asestar un golpe de hacha a tu progenitora
y no a un desconocido -letras negras, seguro titular en el Diario Popular-.
(Nota: Raskolnikof, como se sabe, no mató a su mami sino a su casera)
"Como cuando no tenemos una casa /como cuando no hemos
tenido nunca una casa... " (versos del poeta colombiano Rafael del Castillo. 1962 - ?).

Verde pera, kiwi podrido, sigamos con el lloriqueo:
aunque inválido económicamente, tan diferente no soy a cualquier otro
vulgar común y corriente chileno, de las comunas La Florida o Maipú,
por ej: me conformo con un bungalow,
casa de un piso rodeada de jardín,
pero tampoco le hago el quite -dentro de mis ambiciones- a cualquier cabañita
de esas que dejan botadas a su suerte, en el campo o en las playas de nuestro país.

Ya sea de teja, de zinc, de fibra o pizarreño,
la cuestión es que sueño con el techo propio, esto
aunque no me alcance el puntaje que exige el Serviu
y me sea imposible el ahorro
cuando no tengo señora ni hijos
ni mucho menos la tenacidad
para esto o cualquier cosa.

''En efecto, el vivir en casa de los padres es malo. Pero no sólo el encontrarse bajo el mismo techo, sino la vida misma, el dejarse caer dentro de este círculo de bondad, de amor; sí, no conoces la carta a mí padre, las sacudidas de la mosca en la tira de papel engomado."

                    Franz Kafka. Cartas a Milena
 
***
Héctor Figueroa (Santiago de Chile, 1969-2019)

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