sábado, 16 de diciembre de 2023

eduardo pitta / cuatro poemas










Nada muy obvio pero había

*

Nada muy obvio pero había
Algo de refractario
en su nomadismo.
Alguien un día refirió

episodios escabrosos de antiquísima
factura.
Siempre el espesor de un canalla
habrá de mezclar brezos

con el delito oculto de algunas
quimeras. Vivía en paz cuando
el desorden llegó
pero la trama cambió al personaje.

~

Ahora que las palabras se han secado

*

Ahora que las palabras se han secado
y se ha hecho de noche
entre nosotros dos,
ahora que ambos sabemos
de la irreversibilidad
del tiempo perdido,
nos queda este poema de amor y soledad.

Como mucho es el recalcitrar de los días,
persiguiéndonos, impiadosos,
con relojes,
personas,
paredes demasiado grises,
todas las cosas inevitablemente
lógicas.

Que la nuestra ni siquiera fue una historia
diferente.
La originalidad estaba toda en la pólvora
de los obuses, en el circunstanciado
abrochar
de las sonrisas a nuestro alrededor
y en el arcaísmo de la calleja donde hacíamos el amor.

~

Todavía se acordaba de sus tiempos de niño

*

Todavía se acordaba de sus tiempos de niño.
Cuando era todo de perfil. No podía ser
de otro modo: de perfil y en dorita
como en los retratos del Imperio Antiguo. Muchos

acogerían después los ritos del primitivo
estigma. En los parques, en la penumbra del césped,
quedó de esa quemadura una leyenda. Algunos
resisten. Les paraliza el vértigo de un estrecho

afecto. En el límite del conocimiento, temblando
de alegría, encontraron aquello que
había sido olvidado. La cabeza entre las piernas
no siempre se distingue de un susurro

de láminas. la música de tal designio percute
en todas las sílabas del innominado canto. A veces
por un puñado de lágrimas, equívoco mayor.
Está claro que la iniquidad continúa impune.

~

Contigo aprendí a amar

*

Contigo me aprendí la ciudad,
sílaba a sílaba,
piedra, acero y lascas de cristal.

La ciudad de los pájaros prohibidos
en la ocasionalidad
de un ramo por casualidad.

La ciudad de las veraneras
violáceas de miedo,
excrescentes de lirismo.

La ciudad de los panes empedrados
y de los niños que, de
hambre, los apetecen.

La ciudad de las culatas
inevitables
para la diana que les sobra.

La ciudad protestada a plazo
de un día
de nunca más.

La ciudad geometrizada
en la infalibilidad
de sus laberintos.

Fue contigo, sí.

Contigo aprendí a amar
desordenadamente.

***
Eduardo Pitta (Lourenço Marques, 1949-Torres Vedras, 2023)
Versiones de Raquel Madrigal Martínez

/

Nada de muito óbvio mas havia

*

Nada de muito óbvio mas havia
qualquer coisa de refractário
no seu nomadismo.
Alguém um dia referiu

episódios escabrosos de antiquíssima
factura.
Sempre a espessura de um canalha
haverá de misturar urzes

com o delito oculto de algumas
quimeras. Vivia em paz quando
a desordem chegou
mas o plot mudara a personagem.

~

Agora que as Palavras Secaram

*

Agora que as palavras secaram
e se fez noite
entre nós dois,
agora que ambos sabemos
da irreversibilidade
do tempo perdido,
resta-nos este poema de amor e solidão.

No mais é o recalcitrar dos dias,
perseguindo-nos, impiedosos,
com relógios,
pessoas,
paredes demasiado cinzentas,
todas as coisas inevitavelmente
lógicas.

Que a nossa nem sequer foi uma história
diferente.
A originalidade estava toda na pólvora
dos obuses, no circunstanciado
afivelar
dos sorrisos à nossa volta
e no arcaísmo da viela onde fazíamos amor.

~

Ainda se Lembrava dos seus Tempos de Rapaz

*

Ainda se lembrava dos seus tempos de rapaz.
Quando era tudo de perfil. Nem podia ser
de outro modo: de perfil e em diorite
como nos retratos do Império Antigo. Muitos

iriam acolher depois os ritos do primitivo
estigma. Nos parques, na penumbra dos relvados,
ficou dessa queimadura uma legenda. Alguns
resistem. Paralisa-os a vertigem de uma estreita

afeição. No limite do conhecimento, a tremer
de alegria, encontram aquilo que
tinha sido esquecido. A cabeça entre as pernas
nem sempre se distingue de um sussurro

de lâminas. A música de tal desígnio percute
nas sílabas todas do inominado canto. Às vezes
por um punhado de lágrimas, equívoco maior.
É claro que a iniquidade continua impune.

~

Foi Contigo que Aprendi a Amar

*

Foi contigo que aprendi a cidade,
sílaba a sílaba,
pedra, aço e lascas de cristal.

A cidade dos pássaros interditos
na ocasionalidade
de um galho por acaso.

A cidade das buganvílias
violáceas de medo,
excrescentes de lirismo.

A cidade dos pães calcetados
e dos meninos que, de
fome, os apetecem.

A cidade das culatras
inevitáveis
para o alvo que lhes sobra.

A cidade protestada a prazo
de um dia
de nunca mais.

A cidade geometrizada
na infalibilidade
dos seus labirintos.

Foi contigo, foi.

Foi contigo que aprendi a amar
desordenadamente.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario