Recordarte es borrar, empecinadamente
una vez y otra vez, esta sustancia oscura
que de ti me separa.
Cadáveres de días que no viste, te cubren.
Llueven sobre tu rostro gotas lentas, espesas
y de beber, amargas.
Y bebo a grandes sorbos, y dolorosamente
este tiempo que crece entre tú y yo, borrándote.
Una y otra vez, contra olas de plomo
contra de la corriente, partiendo el oleaje
–olas sombrías, noches que no viste, te cubren–
Como un nadar terrible, ahogándose
y ver tu rostro lejos, en una playa ajena
que no puede tocarse.
Circe Maia (Montevideo, 1932)
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