sábado, 8 de enero de 2022

manoel ricardo de lima / dos poemas










si él dijo hopper, él dijo

*

volvió a acostarse en medio del

balcón. nadie se aproxima

tan rápido, pudo oír. menos

el murmullo, dijiste tú, repitiendo

que él siempre se acuesta en el medio

del balcón, muchas veces. recuerdo

el desierto: lugar para repetir

el infinito. también él perdió un

amigo por atropellamiento. casi

no respira, se ahoga. ¿qué nos sujeta

a él? ¿qué nos hace confiar en él?

 

necesitamos volver a arreglar los

desiertos, nos enseña él. o

escenifica un desvió de hopper: el perro

acostado al sol. quién sabe a quién

aquí, quién sabe qué. la palabra la

palabra y la falta, esta falta: lejos

~ 

piauí

uno

goethe encuentra a hackert

en roma y le pregunta

algo acerca de la pintura

de paisajes. es el 15

de noviembre, 1786. dice

que hackert tiene buen

gusto, dice que sus pinturas

parecen reales

 

212 años después

tumbé un escarabajo un 15

de noviembre. las 4 ruedas

mirando al cielo, era

verde. moví antes (interrumpí,

imagino) la conmemoración

cívica en la avenida

 

la pierna quebrada a la altura

del muslo, la sangre chorreando

por la cabeza, la cabeza abierta, un

sopor y la impresión

severa: la ruina de herculano

excava el presente

 

antes de ir a nápoles

goethe habla de ganímedes

extendiendo un cáliz de

vino a júpiter y recibe

un beso, esto es un intercambio. esto

parece una erupción del

vesuvio, tal vez pienses. y como

eres extranjero puedes ser

arrastrado por la corriente

de lava, pero tal vez un volcán

guarde algo de regalo

 

 

dos

goethe va a nápoles

vedi napoli e poi muori, dicen

por ahí. alguien le habla de

vico, se ríe. hay algo en vico

entre lo bueno y lo justo. el

polvo y el color gris son

casi una invitación para

quedarse, un placer

 

estoy bien, pero viendo menos

de lo que debería, dice él. una

imagen completa parece

poco, muy poco. surcar

el rostro sin tiempo y sin

vestigio: el volkswagen fue

a la chatarrería demasiado

pronto. el vesuvio explota

otra vez

 

me reventé el rostro y la boca

contra el tronco del árbol. destrocé

el parabrisas, me raspé la mano

derecha contra la nariz, es

indiferente si estaba entero

si alguien podía

aproximarse y decir alguna

cosa como: estás bien

no pareces tener índole

alemana

 

 

tres

goethe visita la ladera del

volcán, y anota: algunas cosas

suceden por hábito y otras

porque confiamos en ellas, como

en los guías — lieber freund, wie

magst du starren auf das leere

tuch gelassen schauen ? —, afuera

las pequeñezas y el mundo

dentro del menor espacio

posible, como un

volkswagen verde

 

la historia está en contra de la

naturaleza, el volkswagen partido al

medio y el árbol intacto: un

paisaje es mínimo y sin efecto

en el vapor de luz, en los contornos

apagados y sin memoria de la

vida, como un accidente inmediatamente

a primera hora de la

mañana mientras se oye

una canción que dice la

primavera que espero

***
Manoel Ricardo de Lima (Paranaíba, 1970)
Versiones de Aníbal Cristobo

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