jueves, 13 de enero de 2022

clarice lispector / si yo fuese yo










Cuando no sé dónde guardé un papel importante y la búsqueda se me revela inútil, me pregunto: si yo fuese yo y tuviese un papel importante para guardar, ¿qué lugar escogería? A veces acierto. Aunque muchas veces estoy tan presionada por la frase "si yo fuese yo", que la búsqueda del papel se torna secundaria y comienzo a pensar. Mejor dicho, a sentir.

Y no me siento bien. Pruebe: si usted fuese usted, ¿cómo sería, qué haría? Después de partir, se siente una incomodidad: la mentira en la que nos acomodamos acabó de ser levemente descolocada del lugar donde se acomodó. Sin embargo, he leído biografías de personas que de repente pasaban a ser ellas mismas y cambiaban completamente de vida. Creo que si yo fuese realmente yo, los amigos no me saludarían por la calle, porque hasta mi fisonomía habría cambiado. ¿Cómo? No sé. 

La mitad de las cosas que haría si yo fuese yo, no las puedo contar. Creo, por ejemplo, que por una cierta razón terminaría presa en la cárcel. Y si yo fuese yo, daría todo lo que es mío y confiaría el futuro al futuro.

"Si yo fuese yo" parece representar nuestro mayor peligro de vivir, parece un nuevo acceso a lo desconocido. No obstante, intuyo que, después de los primeros -denominados- delirios de júbilo que serían, por fin tendríamos la experiencia del mundo. Bien sé que experimentaríamos, al fin, en plenitud, el dolor del mundo. Y nuestro dolor, aquel que aprendemos a no sentir. Pero también seríamos, a ratos, tomados por un éxtasis de alegría pura y legítima que apenas puedo adivinar. No, creo que ya estoy de algún modo adivinando porqué me sentí sonriente y también porqué sentí una especie de pudor que se tiene cuando se está frente a lo que es demasiado grande. 

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Clarice Lispector (Chechelnik, 1920-Río de Janeiro, 1977)
Versión de Nicolás López-Pérez

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Se eu fosse eu

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Quando não sei onde guardei um papel importante e a procura se revela inútil, pergunto-me: se eu fosse eu e tivesse um papel importante para guardar, que lugar escolheria? Às vezes dá certo. Mas muitas vezes fico tão pressionada pela frase “se eu fosse eu”, que a procura do papel se torna secundária, e começo a pensar. Diria melhor, sentir. 

E não me sinto bem. Experimente: se você fosse você, como seria e o que faria? Logo de início se sente um constrangimento: a mentira em que nos acomodamos acabou de ser levemente locomovida do lugar onde se acomodara. No entanto já li biografias de pessoas que de repente passavam a ser elas mesmas, e mudavam inteiramente de vida. Acho que se eu fosse realmente eu, os amigos não me cumprimentariam na rua porque até minha fisionomia teria mudado. Como? Não sei.

Metade das coisas que eu faria se eu fosse eu, não posso contar. Acho, por exemplo, que por um certo motivo eu terminaria presa na cadeia. E se eu fosse eu daria tudo o que é meu, e confiaria o futuro ao futuro.

“Se eu fosse eu” parece representar o nosso maior perigo de viver, parece a entrada nova no desconhecido. No entanto tenho a intuição de que, passadas as primeiras chamadas loucuras da festa que seria, teríamos enfim a experiência do mundo. Bem sei, experimentaríamos enfim em pleno a dor do mundo. E a nossa dor, aquela que aprendemos a não sentir. Mas também seríamos por vezes tomados de um êxtase de alegria pura e legítima que mal posso adivinhar. Não, acho que já estou de algum modo adivinhando porque me senti sorrindo e também senti uma espécie de pudor que se tem diante do que é grande demais.

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