sábado, 22 de enero de 2022

armando uribe arce / selección de poesía













NO TE AMO, amo los celos que te tengo,
son lo único tuyo que me queda,
los celos y la rabia que te tengo,
hidrófobo de ti me ahogo en vino.
 
No te amo, amo mis celos, esos celos
son lo único tuyo que me queda.
Cuando desaparezca en esos cielos
de odio te ladraré porque no vienes.

~

YO, DE POETA, fui prosaico
desde joven y hasta de viejo,
me contentaba el entrecejo
fruncido, y el aire de arcaico
que la fealdad adorna al uso
de otro mundo dado, susodicho.

~

Críticas a la vida sexual

*

Ciudades complicadas y secretas
y los terceros pisos en penumbra!
Libros de estampas japonesas,
Grabados en los muros, y abanicos,
Borlas de terciopelo y correas de seda,
Espejo grande oblicuo.
Amarrada a los pulsos, de los pies amarrada.
Sonrisa dolorosa con rouge color violeta.
Y la grupa es un grupo de amores que retozan
Con suaves movimientos de caballo las crines al aire del aliento.
Crimen de la virtud y delicia del vicio,
Anchas manchas violáceas, moretones
Dulcísimos, saliva como jugo
De agua marina, joyas en anillos
plateados, instrumentos de torturas
vehementes, el sol nos deja ciegos
con su relámpago y su rayo que desnuca.

~

La lengua habla de sí; dice: la lengua
es un pez en el agua; el pescador

es el silencio.


No sé mi nombre,
podría ser
hueso o gusano.
 
Vivo en el huerto
bajo el olivo.

~

Describo un día entero;
No me levanto, no ando,
no saludo ni escribo,
soy sordo, ciego, mudo,
sin tacto, sin olfato.
No siento nada ni me siento,
no estoy de pie ni me arrodillo,
Oh manco y cojo y jorobado
y zunco y zurdo y turnio. Sudo,
huelo a excremento; sí, me orino,
lloro del ojo para afuera, lloro del ojo para adentro.

~

Cinco poemas

*

1

La muerte sola es caos.
¿Alguien ha visto un caos?
No tiene piernas, brazos.
Muerte en silla de ruedas.
Muerte, no tiene caso
ni suerte, y ruedas, ruedas.

2

Se dicen los adioses
finales. ¿Por qué lloras?
Es que no hallo las horas
de morir. Y no hay caso.
Marcho paso tras paso
detrás de las señoras
fatales. ¿Por qué lloras?
No me quieren los dioses.

3

Líbrame: flojo y aburrido
me saco chispas de centolla,
bestia redonda me suicido,
en este mundo ¿quién me apoya?
En este mundo, en este nido
no cabes, muerte, en esta olla.

4

Y cómo quisiera estar muerto,
en traje de muerto,
con cofia y este par
de ojos negros abiertos.

5

Es muy probable que no seas
ni aquello ni lo otro
ni esto ni lo uno.
Adiós, adiós. ¿Qué hubo?
Qué me resta.

~

Los ataúdes

*

I

Sic transit gloria mundi, y las miserias
también son transitorias –las frecuentes
desgracias y la muerte de las fuentes
que se secan –el pasto de las eras
se estraga –y en las ferias
de los vivientes danzan calaveras.

Los muertos sufren calambres, pruritos
y otros males. Nadie hay para atenderlos.
Están en el hotel deshabitado
que se llama Ataúd. Es un estado
sin parangón. Los acucian los hielos,
pero son insensibles y ríen con sus rictus.

Ex –hombre con caras de tiza
metidos en cajas que se abren
como los tarros de hojalata,
decid: cómo es ese otro mundo.
Es inmundo.
Propio para la rata.
Se sufren hambres.
No digáis más, que el corazón se triza.

“Aiai, aai”, siempre habremos de morir,
somos tan transitorios como las flores,
como los perros, e iremos a dar
a los montones excrementicios o a los hoyos
de donde no se sale aplastados por un dedo
pulgar. Así se cesa.

“No dudo de Dios, no: dudo de mí.”
“Un mundo que es una carroña fofa”
hizo de mí esta baja estofa,
esta calaña, esta ralea, y -
y lo que es peor, me gobernó el gusano.
No tengo un solo hueso sano.
“Fétidas de miseria” mis heridas
que ya no quiero llamar mías (miasmas)

De qué les sirve la poesía.
Ni siquiera la leen.
Creen que es mariposas
efímeras. Sentados en sus comités
arrellanados en sus fosas
cómodos cuidan sus hidropesías

La poesía se mete en la boca
de los tontos, diciendo: “No tenemos
más destino”. Lo dijo el almirante
con vestidura de muerte o de loca.
Los poetas estamos en veremos
Esperando que se saque los guantes.

II

Los asesinos a la espera
de cuerpos del delito.
Ay, no tenemos más destino,
dicen, lavándose las manos
en sangre tinta negra.
Mientras los muertos retuercen sus manos.

III

Nunca se supo del destino
de los muertos botados bajo el signo
de la desolación al agua sucia
de mares, ríos, lagos, ductos
de alcantarillas inconclusas.
Manando seguirán los vestidos de luto.

~

A peor vida

*

Busco en vano la puerta: no hay umbrales
todo el suelo y lugar donde solía
jugar conmigo mismo a juegos tales
que no me atrevo a recordar hoy día.
Golpeo el suelo con el puño, fuerte
y se abre un hoyo cuyo nombre es muerte.

~

Quiero morir no muero
Soy un nudo de nervios 
y de antojos. De anteojos
y angustias. Nicho angosto.
Me angustia el nicho angosto en que me entierran
sin tierra, El tarro de conserva 
de hojalata con larvas.

~

Odio lo que odio rabio como rabio
el sumo amor sumo esplendor se atrofia
atroz el dico vobis amen amen
amén amén amor amor bazofia 
me hago la cruz en la frente y el labio
y sobre el corazón para que me amen
pero en cajón terminaré con cofia.

~

El ataúd no tiene puertas.
Su tapa superior fue condenada 
con tornillos. El nicho en la pared
no tiene puerta. Lo de adentro es nada.
¡Que no fuera verdad! Es cosa cierta.
Juzgada. No golpee en las paredes.

~

Hasta los cementerios mueren, hasta 
sobre los cementerios se hacen casas
y cuando pasa el tiempo se cultiva 
legumbres o más bien no hay alma viva 
en los alrededores y las masas 
de tierra arena y mierda nos devastan.

~

Suelo ser olvidado, quedo solo en mi casa
vestido como noble personaje.
La silla crea entonces su mujer,
seria como emigrante, y una dulce flaqueza
me topa como pájaro en los hombros.

Sigo en venta, cansado,
para perfecto amor de herida prima;
sigo poniendo sangres en las tiendas,
para comprarme un río de temblor.

~

Las muertes, los escándalos apenas
disimulados, la tortura eléctrica,
los sufrimientos y las penas
del corazón, la noche tétrica
de árboles negros, asimétrica,
caben en versos de manera excéntrica.

~

El secreto de su belleza
nunca lo supo ella tampoco.
En cuanto a mí, me volví loco
sin entenderlo, de tristeza.
Medio siglo después, no sé
de qué se trata, si algo fue.

~

El mar en la playa es saliva
empujada por lenguas olas
que se fatigan de estar vivas,
y se tienden porque se inmolan,
se hacen burbujas, se hacen colas
y en las ranuras yacen lívidas.

***
Armando Uribe Arce (Santiago de Chile, 1933-2020)

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