martes, 18 de enero de 2022

ersi sotiropoulos / siete poemas












Qué me dijo T. S. Eliot

*

Un coche rojo me rapta
calles enloquecidas plazas De Chirico
un resplandor y luego nada
de vez en cuando un beso
máquinas flipper semáforos ciegos tensiómetros
los modernos quijotes ríen
tocan asesinan postales
miran se suicidan picnic lo bello y bueno.
Mengua la mano en el guante
el aliento humano en el saludo.

El caramelo deshaciéndose en la boca
me da gran seguridad
compadezco en cuerpo y alma
Pero esta Gioconda de potentes megáfonos
sube a la sangre memoria de tam-tam
entre los bambúes en las colonias
tan ajena tan falsa
una bolsa de caramelos
Una pueblerina tal vez nunca se sabe
se cambiaron de ropa
una falda estampada y un pañuelo sucio
y por el otro lado tantas sedas incienso y mirra
y el color de su patria rosso veneziano
sobre la arena para el viento que pasará
y en los pueblos en las fábricas en los barrios
la poesía sale a las calles
si la poesía saliera a las calles
Viva Marx, Viva Lenin, etcétera
cien cabrones hambrientos hurgarían
su no cuerpo lleno
mil pies encima de su notable boca.

Sin embargo amiga mía nunca se sabe
cuándo golpeará el asesino
y vivimos la pesadilla del inspector Harris
mascando tostadas llenos de culpa
Platón y jazz sin elección
más tarde en la página 233 termina el tormento
un poco de agua tibia y después sueño violeta
hasta que cierto inspector Johnson
se niega a revelar al culpable
la noche se demora amanece sin cesar
el agua no calienta pierdes la bata
y el lechero llega vestido de jinete.

Al borde del mar varar el cuerpo
al borde del mar convocar a las ninfas
paisaje marino
aguas sin mañana lodo latas de conserva
y tu cerebro un manojo de llaves
línea de agua en las ondas del cerebro
línea del borde venga no temas
cómo podemos repetir las mismas cosas
intentando escribir un poema
cómo podemos no vacilar
intentando escribir un poema
En ayunas se sube más fácilmente a la cabeza
intentando escribir un poema    
La vida se ha vuelto una estafa
intentando escribir un poema     
La juventud ha cambiado hoy radicalmente
intentando escribir un poema     
Se han convertido en apéndice de la burguesía
intentando escribir un poema     
Todo lo ha conseguido con su propio sudor
intentando escribir un poema     
Ya tiene treinta años y no sienta cabeza
intentando escribir un poema     
Una mujer es siempre una mujer     
intentando escribir un poema     
Debes pensar en el futuro
intentando escribir un poema     
El hombre en la cama es una bestia
intentando escribir un poema    
Piénsalo bien antes de casarte
intentando escribir un poema     
La mujer debe cuidar su aspecto
intentando escribir un poema    
La sociedad es perversa
intentando escribir un poema     
Estaban hechos el uno para el otro
intentando escribir un poema     
El pobre es rumboso
intentando escribir un poema     
cuando alguien de Crotona
intentando escribir 
de la Magna Grecia susurra
intentando
Camino hacia la muerte sin más compañía 
que mi música
intentando Atridas y Polytope
y Ulises que no lo he leído
santuario y cien años de soledad
de Colombia sin pasaporte
leyendo libros viviendo conmigo con ellos
una vida ajena mía caída colectiva
desconocidas combinaciones amenazan nuestra felicidad
intentando escribir no un poema
es un lugar amargo lleno de barcas
sillas que esperan a los hombres
dados que esperan a los dioses
sin no hay mal que por bien no venga
ni haz el bien
solo salir ir a golpearme la cabeza
contra una pared
rompiendo cristales fuera de mí
cuerpo y sangre festejando
esta primera muerte de la Geometría. 

~

Al volver a leer a G. Orwell

*

Mojándose la frente por la mañana
Nereida
en 1984
después de tanto trabajo pintoresco
1999 a las 10 de la mañana 20 de mayo
la llegada de una multitud en el blanco
negros como ojeras
párpados hinchados con ruido de cáscaras
y música egipcia     tambores infantiles
cornamusas
bombos
organitos
los llorosos retornos de la voz
el gorgoteo del café en la cocina
el cazo de la leche
el interruptor de la luz
la cucharilla del azúcar.

Un momento insospechado (nel mezzo del camin di nostra vita)

Mirando hacia adelante
tu breve ruta entre la multitud
tantos edificios  generadores eléctricos  tantos talleres
parques cadáveres
lavándose la cara
en 1984

una mañana
verá ante sí

Nereida
tu túnica corta
tu cuerpo cálido como calor.

~

Epifanía

*

esto es un poema
porque
(y otras seis latosas conjunciones)
ahora
(y antes y después)
tu cuerpo 
(no solo tu cuerpo sino tú y las termitas rosa de tus labios y los diez vivaces y entrenados hipocampos en tus manos que desgranan la blancura de la arena y la volcánica superficie de tu pecho y la arribada de solitarias chalupas de vapor al bajo vientre y tu cuerpo entero varado en la playa o erguido deslizándose en las olas iluminado e inasequible) 
está
un mediodía en Corfú
está
de improvisto en una playa
(no solo en Corfú sino aquí y allá)
Está
tan lejos de las luminosas calas de Corfú
tan lejos de los dorados ombligos de las aguas
lejos del mar
extraño a las olas
en el momento en que yo ejecuto la misma agotadora vetusta
acción repetida desde siglos 
sobre el papel sobre tu cuerpo.

~

Otra cosa

*

Busca otra cosa
no una caricia 
o una mano
Necesita otra cosa
no un río como
el que sueña la almohada
Otra cosa
un Peneo un Meandro
con el lecho sembrado de cadáveres
Corre corre corre
mi sangre

~

Por una mujer anónima

*

Debo levantarme 
debo terminar este poema
mi ojo como una bala diligente dará en la plaza.

Debo apretar el paso
hacia las carnicerías para podar 
para afilar el pasto del lecho conyugal.

Debo apresurarme
para tomar a mi hijo en mis brazos como un pepino tímido
para echar la cabeza hacia atrás 
para enviar sonrisas              
para saludar 
con tijeras al cesto de costura 
donde, junto a los alfileres, 
los padres ponen trampas 
Y debo sonreír, sonreír
con el cuerpo lleno de pliegues y el vestido pesado.

~

Mach No.

*

El transiberiano siempre me trastornaba 
Con cerebro verde escala la colina
blanco sobre blanco un desastre negro
Al despertar busca a sus amigos
penetra  en ti Vladivostok 
En los salones de café con voz amarilla
En los senos de Eleni nacen 
flores de otros mundos 
pétalos desconocidos
En la playa un espíritu brillante y despreocupado 
se desnuda y canta 
donde la flema de las olas 
cubre la voz de la Sirena 
En lugares que acogen al tacto y al olfato 
el paseo nocturno
sacudiendo el polvo de la avenida Prufrock 
me acordé de ti amigo mío 
Me acuesto ahora con insectos 
sin jardines para besar
o colinas para los insectos
Cinco estadios dijo la Sibila 
te darán en la cara 
            si aprendes a contar
hombre, este tipo en un idiota 
No es para tanto, querida, no te preocupes 
lenta lenta se viene la estepa.

Me arrepiento ahora 
Las manchas negras del Mediterráneo 
la estatua envejecida que me encuentro 
en la calle
mientras en la mañana, tic tac, 
me despiertan los huesos 
No quiero tanta amistad. 

Este deseo musical de poliéster 
hace cinco años la misma mirada 
me detuvo en la calle 
lastimada por el sol sin párpados 
extremadamente triste
preguntaba acerca de algo 
no escuchaba 
coceaba

y se cubrió de polvo.

~

Atardecer en Patras

*

No se lo digáis a ella. No.
Una tarde de Babel
y un estilo liberty en las tazas enterradas
el lloriqueo de la poesía.
Venía. ¡Más bajo! Se va a despertar el niño.
Asquerosas cinco a siete como todas las demás.
Una bandada de abejarucos le chupeteaba
el cráneo con sed bebiendo con hambre.
Para. No voy a poder.
Delgadas cáscaras de melón rodeaban la ciudad
un chitón de dodecasílabos
vomitando visiones
voz del que clama en el desierto
de la visión el pico terrenal
en aguas prohibidas
silencia su sed: por los siglos de los siglos.
¿Y si no quiero ver? Amén.
De todo lo visible y lo invisible padre
aposéntate
de bucles dorados trono de mierda.

Ahora es hora.
Porque Stephen Dedalus
no volverá a agacharse junto a ti
inclinando un cuello amilanado
sobre tus manchas celestiales
sembrando una mirada de olas
embalsamada en los cinco confines de la tierra.
El Silencio es oro.
Podría amarlo
si no fuera vuestro. Tal vez. Demasiado tarde.

Ahora es hora.
Porque la barca verde ha abandonado la ciudad
sin duelo ya sin Perséfone
ni un solo muerto afónica ciudad de vocales
barca consonante traspasa el horizonte
el confín del horizonte
una blanca vela negra esquizofrenia no escrita
más allá de las nubes y sus borborigmos
sobre ellas en ellas al final al final
ondeando palabras.

Difusa sabiduría no sabes de dónde
liviano nadador que se hunde y se hunde en los mocos del mar
se mete y sale se mete saca
a la playa sus dudas de piel de concha.
A perpetuidad
Las asociaciones locales me devoran
filantrópicas damas divinas rapaces
acompañando hasta la puerta mi yelmo
y mi coraza todo pústulas sangrientas
Con tu escudo o sobre él
Tender is the night.
En las superficiales aguas de su mente
encuéntralo encuentra el anillo
elefantes marinos al escuchar encarnado
descarnados gritos lo doblan en dos
felahs enfermos y carroñas
en dibujos infantiles.

Tender is the night.
Por la noche pienso
que el día ha ido bien en la bóveda granosa
he vuelto a llenar el buche
hecho ya sustancia divina indivisible uno
obras canteras ordenadores
mengano perengano el granizo de la vida.
Cuando las fulanas de los astros
nos malvenden un licor moneda de plata
romanticismo
ella coronada querríamos un me encanta.
Cuando Robin el Che Bebe del mismo vaso
Stephen Dedalus y la abuela de Caperucita Roja
meten mano trasnochan sueñan
Sacrosantos insomnes
soltando trece joder y mil
vírgenes santas
20000 leguas profundidad sin fin

bocas de níquel cantan al fondo Jericó
y el último poeta
velloso risa tragando botones
expirando en el transiberiano
una idea verdaderamente graciosa
apagando fuegos se reavivan
Ella se inclina bébete su pluscuamperfecto cáliz
bebe del mismo vaso. Quizá.

Coscienza arrastrando una enagua
de apuestas
te pierdes en los vapores de un cuarteto.

***
Ersi Sotiropoulos (Patras, 1953)
Versiones de Claire Pye, salvo el último poema, que fue traducido por Vicente Fernández González

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