domingo, 17 de junio de 2018

josé emilio pacheco / tres poemas










Piedra

*

Lo que dice la piedra
sólo la noche puede descifrarlo

Nos mira con su cuerpo todo de ojos
Con su inmovilidad nos desafía
Sabe implacablemente ser permanencia

Ella es el mundo que otros desgarramos

~~~

Tarde o temprano

                           Homenaje a Nezahualcoyotl*

I

No tenemos raíces en la tierra.
No estaremos en ella para siempre:
       sólo un instante breve.

También se quiebra el jade
       y rompe el oro
y hasta el plumaje de quetzal se desgarra.

No tendremos la vida para siempre:
       sólo un instante breve.

II

En el libro del mundo Dios escribe
con flores a los hombres
       y con cantos
les da luz y tinieblas.

Después los va borrando:
       guerreros, príncipes,
con tinta negra los revierte a la sombra

       No somos reyes:
somos figuras en un libro de estampas.

III

Dios no fincó su hogar en parte alguna.
Solo, en el fondo de su cielo hueco,
está Dios inventando la palabra.

¿Alguien lo vio en la tierra?

       Aquí se hastía,
no es amigo de nadie.

Todos llegamos al lugar del misterio.

IV

De cuatro en cuatro nos iremos muriendo
       aquí sobre la tierra.

Somos como pinturas que se borran,
       flores secas, plumajes apagados.

Ahora entiendo este misterio, este enigma:
el poder y la gloria no son nada:
con el jade y el oro bajaremos
       al lugar de los muertos.

De lo que ven mis ojos desde el trono
no quedará ni el polvo en esta tierra.

* A partir de las traducciones de Angel María Garibay 
   y Miguel León  Portilla.

 ~~~

Indeseable

*

No me deja pasar el guardia.
He traspasado el límite de edad.
Provengo de un país que ya no existe.
Mis papeles no están en orden.
Me falta un sello.
Necesito otra firma.
No hablo el idioma.
No tengo cuenta en el banco.
Reprobé el examen de admisión.
Cancelaron mi puesto en la gran fábrica.
Me desemplearon hoy y para siempre.
Carezco por completo de influencias.
Llevo aquí en este mundo largo tiempo.
Y nuestros amos dicen que ya es hora
de callarme y hundirme en la basura.

***
José Emilio Pacheco (Ciudad de México, 1939-2014)

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