jueves, 21 de septiembre de 2023

sotirios pastakas / disponibilidad nocturna













Sueños de un orden abandonado me acompañan
cada noche. La novela a medio terminar
de la vida conyugal, mil conversaciones interminables
sobre el mismo tema, el placer y sus dolorosas
consecuencias: muy dispuesto y lleno de conciencia,
he de cerrar ya las cuentas abiertas,
volver a recuperar sangre, aunque sólo muestre
las 03:43 el reloj digital: el presente, digo, es
el engaño de un pasado bien dispuesto.
Y, sin embargo, cuando me levanto a cortar en dos
con la espada la trama temible, me pongo
al revés las pantuflas, y las últimas gotas
que caen siempre fuera del lavabo.

 

 

* * *

 

Últimamente estoy contento, dicen. Dicen
de mí que esto que aquello que lo demás.
Escucho en mi interior voces que este año quizás
estallan risas. Aclamaciones. Hice
mucho y olvidé más. Algunas mujeres
me gritan Detente, pero no me vuelvo
a mirarlas. Engañosos recuerdos
me construyen el humor. Despertaré

con un buen presentimiento el día en que muera.

 

* * *

 

No me equivoqué demasiado. Debía insistir
un poco más, mostrar un mayor
cuidado, laboriosidad. Retocar
mi natural talento para la ilegalidad,
los golpes por debajo de la cintura. Aprovechar
mi rostro risueño
para destruirlos a todos y no para tomar
después esta comunión de la absolución.

No, no pequé demasiado, lo acepto.

 

* * *

 

Un hombre es el número completo
que resulta de los errores que cometió
menos el coeficiente de sus correcciones.
La acepción perfecta de un extravío sucesivo.
Quizás un intento de imitación de los libros.
Del cine seguramente. Ejemplos
de padre con igual cantidad de alcohol en sangre.
Un lunar oscuro de falta de claridad. Algo ilusorio

el hombre en el cerebro de una mujer. De un amigo.

***
Sotirios Pastakas (Larissa, 1954)
Versión de José Antonio Moreno Jurado
Fotografía de Salvatore Marrazzo

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