Nadie habla ya
en la propiedad privada
de los medios de producción.
*
No obstante, su presencia
hace sentirse aún
cabra ciega esquiva
como piel que se viste
desmembrada en cortinas de espejos,
aunque no menos vívida.
*
Un día en una reunión
alguien pensó incluso en hablar
pensándolo apropiado
para la discusión, pero después decidió
que mejor no.
*
Remarcado en un libro didáctico
alguien tal vez
haya puesto atención al juego
entre los medios y las manos;
pero abajo de la frase
sucede que se perdía
el sentido de algo vivo, fuera del libro,
y lo que las negritas subrayaban
—y por eso huía—
era un ruido del pasado
próximo al carbón
después de usarlo.
*
Bajo el radar de cadáveres
ella no obstante navega
en cierto sentido hermosa, muy imprecisa,
vieja presa política olvidada en su celda.
*
La paz acelerada que la invadió
es el mismo sentimiento
en todas partes
en la planicie como en la hidrovía
por donde cargan minerales,
en los sindicatos de vigías;
es la paz de una daga usada
para cortar aquello que la cegara.
*
Pero ya no se habla, ni
entre la gente joven de las facultades,
del fantasma-propiedad
que la soledad experimenta
en la nave de la iglesia barroca
de una partícula de polvo
dejada ahí por alguien que visitara
una fábrica cerrada
donde antiguamente
se fabricaba la luz fría
que ilumina el infinito corredor del hospital.
*
La categoría salario
no puede competir
en poder argumentativo
con la categoría propiedad privada
de los medios de producción.
El salario es el hombre
en su dimensión de intestino
en tanto que la propiedad es el destino
de todo lo que mastica
como también de su saliva.
Una piel que se viste por encima
de las circunstancias conocidas
y sale en la radiografía.
El salario, al contrario,
retrata una arritmia
desde dentro del aparato:
espía, nada más, un coito maldito
de alguien que lo espera
con alguien que lo sacia.
*
La avispa que defiende el cráneo hueco en el altar barroco
se multiplica por instinto
programada para vengarse.
La mercancía se reproduce a propósito,
está atenta al movimiento que la embaraza.
La propiedad privada
de los medios de producción
es un altar subcutáneo
en que el objeto celebra
un odioso rito: arranca de su naturaleza
un viejo corazón de objeto
gastado de existir
desde la piedra rebanada
y lo expone a un público callado.
Al verlo fuera del cuerpo
vomita sobre él un nuevo dorso
y ese nuevo dorso gana una vida
mayor que la suya, y más libre,
en cuanto la antigua avispa lo sodomiza.
Aquí afuera eso acontece
siempre que alguien optimiza
las estrategias que reducen
costos de transacción.
Una avispa que visita
la oficina a esas horas
sodomizó el mismo día
el cadáver de un objeto
cuyo corazón expuesto
habita ahora
un nuevo cuerpo.
Si alguien sonríe en esa hora precisa
sabe que, en el fondo, aunque revuelta,
se celebra en el mundo subcutáneo
una fiesta muerta.
***
Ricardo Rizzo (Juiz de Fora, 1981)
Versión de Luis Aguilar
/
Estudo para uma crítica da economia política
*
Ninguém mais fala
propriedade privada
dos meios de produção.
*
Embora sua presença
faça sentir-se ainda
cabra-cega esquiva
como pele que se veste
esboroada em cortinas de espelhos,
embora não menos vivida.
*
Um dia em uma reunião
alguém pensou até em falar
achando que cabia
na discussão, mas depois achou
melhor não.
*
Em negrito no livro didático
alguém talvez
tenha reparado no jogo
entre os meios e as mãos;
mais abaixo na frase
acontecia que se perdia
o sentido de algo vivo, fora do livro,
e o que o negrito sublinhava
e por isso fugira
era um ruído do passado
próximo ao carvão
depois de usado.
*
Sob o radar de carcaças
ela contudo navega
em certo sentido bela, vaguíssima,
velha presa política esquecida em sua cela.
*
A paz acelerada que a invadiu
é o mesmo sentimento
em toda parte
na várzea como na hidrovia
por onde carregam minério,
nos sindicatos de vigias;
é a paz de uma faca usada
para cortar o que a cegara.
*
Mas já não se fala, nem
entre a gente jovem da faculdade,
no fantasma-propriedade
que experimenta a solidão
na nave da igreja barroca
de uma partícula de poeira
deixada ali por alguém que visitara
uma fábrica fechada
onde antigamente
se fabricava a luz fria
que ilumina o infinito corredor do hospital.
*
A categoria salário
não pode competir
em poder de explicação
com a categoria propriedade privada
dos meios de produção.
O salário é o homem
em sua dimensão de intestino
enquanto a propriedade é o destino
de tudo mais que a mastiga
como aliás sua saliva.
Uma pele que se veste por cima
das circunstâncias conhecidas
e sai na radiografia.
O salário, ao contrário,
fotografa a arritmia
do lado de dentro do aparato:
espia, apenas, o coito maldito
de alguém que o espera
com alguém que o sacia.
*
A vespa que defende a caveira oca no altar barroco
multiplica-se por instinto
programada para vingar.
A mercadoria reproduz-se com propósito,
está atenta ao movimento que a engravida.
A propriedade privada
dos meios de produção
é o altar subcutâneo
em que o objeto celebra
um rito odiado: arranca de sua natureza
um velho coração de objeto
gasto de existir
desde a pedra lascada
e o expõe a uma plateia calada.
Ao vê-lo fora do corpo
vomita sobre ele um novo dorso
e esse novo dorso ganha uma vida
maior que a sua, e mais livre,
enquanto a vespa antiga o sodomiza.
Aqui fora isso acontece
sempre que alguém otimiza
as estratégias que externalizam
custos de transação.
A vespa que visita
nessas horas o escritório
sodomizou no mesmo dia
a carcaça de um objeto
cujo coração exposto
habita agora
um novo corpo.
Se alguém sorri nessa exata hora
sabe que no fundo, embora torta,
celebra-se no mundo subcutâneo
uma festa morta.
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