Poema realista para encantados
*
El poema sale de su rincón encantado, el poema elitista, incomprensible,
sale a los ojos de la multitud y queda mirando el iris de la masa,
el reflejo de la masa,
con un tono de profesor,
con un acento que escapa
a los hombres comunes y corrientes,
con sus números exactos de poema amoroso,
de poema escolar, de poema épico,
tiene la sombra de una égloga, de un soneto,
y sale a volar entre la muchedumbre y en el individuo,
con sus mensajes de poema político,
con sus piernas de poema erótico,
un poema chílenísimo, un poema mexicano,
un poema que tiene nariz de oda,
olor a cazuela de ave doméstica,
con sus adjetivos que son los huesos,
y las palabras que corren como la sangre
de un cordero degollado en el matadero
clandestino de un pueblo chilote,
en el sistema nervioso, en el sistema político,
un poema para todos,
un poema para nadie,
como su merced lo ordene.
~
Agosto en Buenos Aires
*
Es agosto con enormes edificios
en el oeste de Buenos Aires, y la neblina nos recuerda Londres,
que también es Chile,
con mujeres que se desvisten
en callejones y adolescentes
que deambulan por el oeste
de este tiempo sudamericano.
Pero el tema es la ausencia, pensamos,
con la televisión encendida a las 3 A.M.,
con un cocodrilo en el cuello
de una modelo,
mientras observo algunos símbolos
que hoy yacen en nuestras clínicas
personales, el subte que muestra a Marx,
la libertad sin Orwell ni Charles Chaplin.
Porque pensar en el oeste bonaerense es la infancia esta noche de agosto,
con el país madre
en el departamento del piso 12
en San Juan y Boedo,
con una joven prostituta
que acompaña la pizza,
el vino resero, la libertad sin estatua ni perdón, claro.
Aristóteles España (Castro, 1955-Valparaíso, 2011)
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