lunes, 31 de octubre de 2022

solmaz sharif / ahora qué










Y entonces me senté en una mesa alta
en un hotel de Ohio
comiendo comida para llevar:
pan de queso

con mantequilla de ajo, sólo que no era
mantequilla sino, parcialmente,
soya hidrogenada,
aceite de frijol

y aceite regular de soya
y venía en un pequeño contenedor parecido
a una crema que tampoco es
lácteo.

Estados Unidos en 2019
significa un poema que tendrá que
tener lácteos que, en realidad,
no es

un lácteo. En Instagram: un hombre
ha comprado una foto que mide
diez pies por cuatro, del puente
que está a un costado

de donde vive, puente que puede ver afuera
desde su ventana, ventana que sirve como
un marco de diez pies
por cuatro.

No puedo sacudir mi
mente materialista. Dentro de la perfecta
y pequeña barra de mantequilla
de ajo,

sustitutos de obreros, de hoces,
campos de soya. Éramos curtidores
alguna vez empujados hasta el borde de
la ciudad,

por el hedor, las burbujas del recipiente
de carne y piel desprendiéndose,
antes cuando la ciudad tiró,
cubo

de cuero por cubo de cuero, su propia
agua de los pozos. Entonces trabajamos
en las cafeterías
de las

oficinas petroleras de
British. Entonces, la revolución—

Sencillo.

***
Solmaz Sharif (Estambul, 1983)
Versión de Adalberto García López

/

Now What

*

And so I sat at a tall table
in an Ohio hotel,
eating delivery:
cheese bread

with garlic butter, only it was
not butter, but partially
hydrogenated soy
bean oil

and regular soybean oil and it
came in a little tub like
creamer that’s also not
dairy.

America in 2019
means a poem will have to
contain dairy that is,
in fact,

not dairy. On Instagram: a man
has bought a ten foot by four
foot photo of a bridge
he lives

beside, bridge he can see just outside
his window, window which serves
as a ten foot by four
foot frame.

My materialist mind, I can’t
shake it. Within a perfect
little tub of garlic
butter,

a relief of workers, of sickles,
fields of soy. We were tanners
pushed to the edge of the
city

once, by the stench, the bubble of vats
of flesh and loosening skin,
back when the city pulled,
leather

bucket by leather bucket, its own
water from wells. Then we worked
the cafeterias
at the

petroleum offices of the
British. Then, revolution—

Simple.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario