jueves, 6 de mayo de 2021

américo reyes vera / de "canto en el canto"













Chacalito

*

Yo estaba vuelto hacia el sur
cuando encallecí mis palmas.

Era un niño-choclo
parido en una guerra
en la que todos vencían.

Un chacalito de greda
que soñaba por primera vez.

Asimismo, sentía vergüenza
de morir, de no pecar
contra mi piel y el aire.

Sin medir las consecuencias
me iba al río a beber
el vino robado a mis mayores.

~

Mi mano

*

Mi mano no siempre fue una mano: antes
fue un camino que conducía al pueblo
en el cual sus sacerdotes eran imaginarios
—sólo sus misas eran reales—.

Y estas artimañas no siempre sedujeron:
primero debieron sortear una frontera, conocer
de cerca el orgullo, y dividirlo.

Antes que fuera una sombra, mi sombra
buscaba al peregrino perfecto,
y no siempre la muerte llenó mis vacíos: antes
fueron vacíos de verdad.

En consecuencia, descubrí un grito que no requiere
de ningún silencio para irrumpir.

Y un silencio que no se calma con un grito.

Por eso soy digno de mis derrotas.

~

El primer día después de muchos

*

En el sueño cualquiera
era una multitud: sólo yo era uno, por lo tanto
podía decir la verdad.

Pero no la dije.

“De qué le sirve
la verdad a un soñante” pensé.

De algún modo estaba negociando conmigo mismo.

O quizás eran mis ansias de sobrevivencia y así poder,
en lo sucesivo, despertar una y otra vez.

O quizás era mi miedo a la calma de los otros y,
por ende, mi ilusión pisoteada.

“También los sueños tienen su lógica”
me comentó años después un paisano que vagabundeaba
por las orillas del Guaiquillo.

¡Y fue el primer día
después de muchos!

***
Américo Reyes Vera (Curicó, 1960) Canto en el canto. Curicó: Ediciones Nueve Noventa, 2021.

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