miércoles, 13 de mayo de 2020

julio inverso / selección











"Último poema"

*

Voy a escribir un libro hermoso. Una portentosa historia de amor a la antigua usanza, con letras altas, elegantes como jóvenes espigas, en páginas de piedra que cincelaré con el esfuerzo de mis brazos. Un talismán para tus manos delicadas, que prodiguen color, música y perfumes a tu casa, una casa en el fin del mundo, quizá junto al mar. Para que nadie lo enseñe lo escribiré en el lenguaje de nuestros nervios, aquella extraña lengua que nos susurrábamos al oído. Así volveremos a estar solos tú y yo y el océano. Será un libro místico, un arrullo infinito, un monumento definitivo que celebre, para toda la eternidad, tus ojos emocionantes.

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Las nubes invitadas

*

Buster Keaton cruza el jardín en su bicicleta de madera con ruedas cuadradas y se estrella contra el manzano desparramando a sus hijos. La señorita se asoma y Buster Keaton la mira y se enamora. Pero antes se sacude el polvo; ha venido desde muy lejos cruzando el oeste. La señorita sale por la chimenea, en espírales de su vestido blanco. Buster Keaton sube entonces a su globo aerostático y empieza la persecución. Cuando quiere más altura tira a uno de sus hijos. La señorita quedó enganchada a la nube número 5. Buster Keaton tiende una cuerda desde su globo a la nube y hace equilibrio sobre la cuerda llevando s sus hijos en los brazos. Los hijos se metamorfosean en un ramo de hojas y palomas. Pero la señorita está ahora en la nube número 2. Entonces Buster Keaton recurre a uno de los más viejos trucos del cine mudo y amontona nubes y hace una escalera por la que subir con su gorra de detective. La nube número 2 es un amplio salón con pinturas de Picasso y la señorita se duerme. No debía dormir pues ahora está en el árbol número 8 que encierra inenarrables peligros. Esto lo sabe ella pues el portero y acomodador del árbol se lo ha anunciado. La señorita está muy asustada. De pronto ve llegar al farolero, que enciende los farolitos de las puntas de las ramas. El farolero le dice: “Están por llegar los cuervos”. Ella le pregunta, angustiada, cómo escapar.“Abre la boca, chasquea los dedos, mira  hacia arriba, cierra los ojos, junta las manos, sacude la cabeza y peínate
con este peine azul”, le dice el farolero. Mientras tanto Buster Keaton  se ha agarrado a golpes con las nubes y ha quedado mal por pegarle a  la nube número 9, que está llena de piedras. Junto a esa está la número 6  de cuyo borde inferior cuelgan estalactitas, que no son más que los hijos  de Buster Keaton. De súbito se le ocurre una idea y anuncia con megáfono: “Todas las nubes están invitadas, vengan a la gran fiesta!”. Las nubes corren por el cielo, tornasoladas, deshaciéndose algunas, dando vueltas en la esfera celeste hasta reunirse por fin configurando una amplia bóveda. Buster hace uso de su lupa de detective.

Examina las crines una por una, mira adentro por las ventanas pero no hay caso. Ella no está en ninguna. Buster se reclina muy afligido en este arco y fuma uno de sus hijos. Los demás hijos huyen en el globo aerostático hacia Hollywood. La señorita que es objeto del amor de Buster se encuentra con un productor y consigue un pequeño papel en un film. En total ingresan varios a la meca del cine, Buster Keaton toca el clarín, las nubes cantan.

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El Bitches Brew surrealista

*

Bretón encuentra a Nadja en las atestadas avenidas de París,
la halaga regala y besa
antes de entrevistarse con el psiquiatra
que finalmente decide internarla
por la defectuosa caligrafía de sus eles
Eluard se yergue hermoso
y sensitivo como un pararrayos
y en una noche de verano
transforma para siempre el amor
con el rudimentario armamento de la poesía
Aimé Cesaire, un poeta
de arcos de sangre sexuada & escolopendra
se harta de la pobreza
y decide engordar
sobre la base de convertirse en ministro burgués
en la Martinica
Tzara arroja sus libros de filosofía presocrática
por la ventana de un bar de Zurich
mientras en la vereda
Lenin y Arp
se baten en un mortal debate ajedrecístico
Artaud se despide de Anaïs Nin
después de una suculenta merienda
al mejor estilo de los personajes de Proust
y desde la ventana del taxi
escupe láudano e injurias
dice que las momias serán exterminadas
por un teatral tratamiento de shock
un poeta loco que se niega
a los cambios de vestidura social
que boga por los cambios
considerando las más repugnantes reacciones
de un espíritu enfermo de privación
Soupault arriba a la poesía en una cama de hospital
le dicta una herida
le zumba una frase desde hace tres días
y tres días pasa hasta escribirla
es una bicicleta patas abajo
que podría confundirse con la crucifixión
de un pan y un corazón.
MAROSA
ella prodiga fragancias
como las flores o los pétalos de las nubes
brilla su voz lenta como la melodía escuchada transversalmente
mariposa de tul pálido
salió de compras
y volvió con un maniquí
donde dibuja sus poemas
mensajes para hadas elfos y otras marosas
su alma como su esqueleto de anís
están en trance
fuentes y pirámides de su sueño
agua violeta bautismal
creo retratarla y así como está
sin maquillar en la penumbrosa habitación
con un acceso de tos estacional
pegaré su retrato en mi ropero

* * *

un beso como un tobogán
una joya que se mide por su sombra
un pasajero hambriento
un color para las cavernas de la luna
un imán horizontal entre las espadas
una canción en un idioma que nunca escuchamos
un sueño como la teatralización
de la deyección del dolor exquisito y de la
hemorragia
una emboscada para habituarnos a la ficción
un paisaje de arena desolada en el fin
un reloj viejísimo marcando el circuito
electrónico estelar

* * *

a bordo de tus mariposas
amiga mía, amiga de mis quiero
a veces soy sublime
a veces me estremezco
porque vos sabes soñarme
a bordo de tus noches
a bordo del viento hecho ferrari
así, sin ecuaciones, nos tenemos

* * *

qué bueno por fin
amar saberte amado
qué bueno nacer en esta tierra
aún bajo las maldiciones del cielo.

* * *

ahora estoy completamente desnudo insecto bajo sus párpadostambores
de la lluvia en mi ciénaga de membranas pachulientas
pelo cortito manos desplegadas tocando los trompos y el fuego
equilibrista que me sube desde la pelvis descontrol=amor=locura
combino todos los números, la cola de pegar con los rombos de la
campera de denis lavant con la silueta azul de juliette binoche con
las tiras cómicas que tanto la divierten con pasteles de hechicerías
con barcos transoceánicos y vuelo en el teclado tratando de dibujarle
la cara mientras le arranco el cinturón la máscara y los breteles
mientras arranco los grifos y arranco el agua de los grifos y subo
al escenario para verificar que la muerte me quiere y que ella no y
arranco las estrellas y las reviento contra el suelo y después tiro
alquitrán rodajas de ananá los aros de las niñas y prendo fuego los
cuarteles y rompo los vidrios de los expendios nocturnos buscando
frutillas debajo del insecticida y busco peces en el humo del
incienso y busco guerras y truenos y esqueletos soñadores y la
blanca planicie de sus nalgas el fuego de su espalda la bebida pegada
en su paladar el calor de su vulva quemándose en mis dedos el
calor de mi espada en su columna vertebral la vuelta a casa en la
maraña de nubes árboles autos y supermercados lobotómicos y
anfitriones despellejados y vírgenes mirando a los chicos y siento ya
la quemadura del aire napalm cesio y estroncio mis dientes sem-
brados mi cabeza a punto de caer a sus pies lo puedo decir eternamente

* * *

pienso en ella como pienso las melodías que hacen subir la luna
le pienso las lastimaduras chiquitas
le pienso la boca entreabierta como sosteniendo una almendra
le pienso las caderas batiendo el agua como dos alas
le pienso el perfume rosado de los ojos soñando o mirándome
le pienso la bandera que le quede como un tatuaje respirando abajo
le pienso el jugo del placer ya en mis espacios interiores
le pienso el redoble de la voz entre las rocas y en las fosas marinas
le pienso la malicia cuando me tira la cerveza en las solapas
le pienso las pestañas espigadas como las manecillas del reloj
le pienso la cara espejo de jade y el latido de su miedo
le pienso su boca comiendo en mi boca y la mía en la suya
me pienso amurado con ella y con todas las estrellas dudando por el cielo
me pienso piel con piel arriba y abajo
me pienso en plena amenaza en la pelea que doy
me pienso como un escudo que le tape el sol un escudo que es la luna
me pienso perdido llorando dragándome regalándole este poema a otra
me pienso enamorado entre sus flores calcinadas
me pienso espectro inclinado ante su cadáver
la pienso sola caminando sin nimbo ni mochila
la pienso la siento la toco la amo la transcribo la persigo patas arriba
en el techo la inundo de un solo envión la hundo en mi locura la rescato

de la eternidad la celo la deseo de marfil pulido la recorro y la remonto
la anochezco le mido el corazón la zozobra la sonrisa ancha como el mar
le escribo un poema dos poemas tres poemas
le digo lo que soy y lo que seré
la aturdo en mi abismo de sábanas desmayadas
la libero la tuerzo la hago reír y llorar la emborracho le hago el amor
la espero en los lugares que no visita me quedo la quedo quedo pegado/.

~

de "Diario de un agonizante"

*

I

Si vas a imaginarme alguna vez tendrá que ser por la mañana. Me gusta la mañana, me gusta empezar. Mi corazón se ha vuelto pequeño y tembloroso. Es un escenario donde caen todas las cometas con colas hechas de boletos capicúas. Las cosas se han aflojado de pronto y se han puesto errantes buscando su abismo. Mi corazón viaja por todo mi cuerpo con las velas desplegadas. Es el llanto atravesando los espejos sin cesar, desde el despertar más lejano, que pone lentitud en mis membranas.

Todo esto es para vos.

V

Tu ternura, horizonte estremecido, es adonde quiero llegar.

Estás viva, reposando en un lecho de flores en el fondo del mar. Viva y a salvo. La noche tiene pestañas de cristal. Tenías una de esas diminutas pestañas envuelta en terciopelo, tenía grabados y poemas microscópicos. La noche anda detrás de ti, te busca. Todos estos días escucho una respiración agitada en el teléfono. Te suplico me envíes nuevas palabras porque a mí también me busca la noche. La leyenda de la que huí está por concluir. De ahora en adelante seré una criatura del espacio sin nombre cometa restallando cerca de las nubes cerca del mar (con mi amor antiguo) (con mi antigua euforia y estilo de soñar).

Sé de tu sonrisa de los espacios interiores, recién planchada, el espasmo de tu noche. Y hoy me siento feliz de entrar en tu país, con todo el cansancio que me conoces.

Vos y yo, esta noche, en la misma estrella.

XI

Se llega a un momento en que la luz del rostro basta para todas las tinieblas.

XIII

Los que tocan clarines en las ciudades bombardeadas, los que convencieron a las multitudes con su inspiración, los que conversaron tres días sin parar con las cabezas rapadas y luego saltaron al vacío, los que repitieron las palabras cientos de veces hasta llegar a los centros armónicos del lenguaje y hacer saltar la poesía en pedazos, los que se perforaron el cerebro para introducir gloria, ideas científicas y saludos de cumpleaños, los que liberaron a todos los pájaros de los museos y a todas las esporas de los invernaderos, los que abrazaron a sus madres, hermanas y amantes antes de partir a abrazar el mar, los que descubrieron los caminos auténticos en medio de la confusión, los que entregaron su sangre sonriendo, los hombres-faros que se irguieron majestuosos en los mares y en los tiempos, los primeros en señalar el cielo y en ser deslumbrados por él y en pagar por su pureza en la oscuridad para siempre, todos ellos se elevan esta mañana, bocas agrias al despertar, ojos que echan raíces en el espejo, buscando la vida, que trepa, libélula en nuestra sangre.

XIV
El universo descansa sobre una canción.

La felicidad sobre un secreto.

Cuando la marea nos haya llevado a la última orilla el secreto se debilitará aún en la sangre, por debajo de la pesadumbre y la humillación. Es esa pequeña recompensa el motor que nos habrá llevado tan lejos. El secreto que siempre mira con ojos de niño el cielo inmenso.

XVI

Ella siempre sonríe en mi recuerdo. La sonrisa es su patria. Allí la dejé. Mi sueño y mi recuerdo más antiguo (1982) es su sonrisa. Lo demás son tinieblas y vagas metafísicas. A veces hay un brillo (de los ojos), una mano que viene, refrenada y marítima (hasta podría imaginar que esa mano alcanza mi pelo). Quizás podría reconstruir, con algún esfuerzo, a aquella mujer y tenerla, nueva, y tenerla a mi lado: una mujer hecha de visiones, fervores y anhelos. Pero, al final, ella está quieta en mi recuerdo, cardinal y levemente maligna, inaugurando para mí el amor, cambiándome el curso de la era, mientras sigo a sus pies, hablando del amor, como aquella noche.

Su sonrisa me basta. No necesito saber más para seguirla amando. Pero ahora, en cambio, está saliendo el sol y me sacudo esos penosos atributos, me despojo y me levanto, a sumarme la algarabía y al concierto de las pequeñas cosas.

XX

El lenguaje nos fue dado como vehículo para establecer un puente aéreo fulgurante desde las cavernas de un ser a las de otro ser. Expresión de emociones sagradas, pensamientos sagrados y de toda cosa salida del corazón y destinada a otro corazón. La confesión hecha desde la zona más pura e incontaminada del alma para provocar, siempre, la risa gozosa y el llanto profundo. La palabra será conmovedora o no será.

XXIV

todo lo que hemos visto, todo lo que hemos oído, las pequeñas vidas, todas esas comedias tras las ventanas, los gritos, los edificios navegando lentamente, los perfumes en la incansable y cóncava memoria, la jornada sideral de las estrellas, los sentimientos que nos llenaron el pecho y los ojos, nuestras caras flameando desde el sueño, la ceniza meteórica,
oh cementerios de autos de todo el universo

oh sangre derramada en remembranza

todo cuanto pasó, todo aquello, la flor recóndita y el diamante pródigo, el vino largo tiempo refrescado bajo la tierra, el obstinado pulso del tiempo y de las cosas, todo, todo lo que agregó una perla al árbol del misterio y huyó como las luminosas espaldas de las aguas, todo lo que el misterio engendró, prisma increíble, inicia otra serie de galerías infinitas, regresa al misterio, inconcebible, fatal y soberano.

Tomad, pues, vuestro paraguas y penetrad en lo desconocido.

XXV

EL MAR ESTÁ EN NUESTROS HUESOS

RECORDANDO UNA CANCIÓN TRISTE Y HERMOSA

QUE PONE TEMBLOR EN NUESTRA SANGRE

XXX

el hombre no fue creado para luchar por un agujero ni para padecer las mezquindades de la vida cotidiana, el hombre está listo para entrar al paraíso

vendrá la revolución y la primavera y ambas serán bellas, no pueden no serlo, el hombre con ojos de luz caliente ya no puede esperar

detente oh tú hombre de frente ensombrecida de preocupación, ya están aquí las flores, extiende tu mano y saboréalas

trabaja todos los días sin descanso y luego tírate en la hierba y escucha el canto de los pájaros y abraza tus sueños más queridos y cuídate se seguir la dirección a donde

apuntan y luego levántate y brilla, siempre adelante mago!

***
Julio Inverso (Montevideo, 1963-1999)

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