(mi mente es una nube soñando este árbol+ un verso)
Y nazco: mis emociones son un puñado de luces arañando mis ojos. Esto empieza en un día que se abre entre las calles y nadie recuerda. Ahora que tengo claro que mi mente es un árbol de nube puedo dibujar tus largos y extraños cabellos. En una noche donde las cervezas se hacen plantas carnívoras y los nombres desaparecen. Escribo desde los arenales y puentes, entre las buganvilias y máquinas, en la desesperación de yacer vivo. ¿Te buscaré detrás de lo falsamente hermoso de todo? Esto empieza una noche donde mi voz misma era todo el universo y yo lo dibujaba entre mis dedos. No soy un hombre, soy un sueño tranquilamente tatuado por las carreteras; atrapado, dentro del campo de su mente, enfrascado en un inútil discurso salvaje. Una máquina de estío soñando el caos. Mi sueño fue arrojarme a sujetar la luz del mundo entre mis dedos. Ahora bajo las escaleras. Esta ciudad sabrá de mi paso mientras yo la diga en mi fluir.
(mi mente es una nube soñando este árbol+ una luz)
Y nazco: escribo la desobediencia. Y ahora la música que me brota soy yo fluyendo en la realidad. Soy un salvaje: no tengo arte. Tengo rabia en el cuerpo -venas como mariposas- belleza de la desnudez, ¿dónde se agolpa la escritura, el Word, los ojos, la lucidez, el sistema de calles, el asfalto, las arterias y la loca canción del cuerpo? Mis signos son estas esquinas donde yo vago y vivo y gimo y mi arte es una ciencia desesperada que invento segundo a segundo. Creo en el poder del arrobamiento. Estoy sentado en un parque y toco una guitarra; muevo una nota y vibra y pienso, ¿cuál es el sonido de la realidad inventando el teorema que sueño ansiosamente aquí? Toco tiernamente otra cuerda y vibra una tonada vastísima y pregunto, ¿cuál es la música de mi corazón?; toco tiernamente otra cuerda y se escarapela el sonido y mi psicótica ternura y pregunto, ¿dónde acaba la contemplación y empieza el sueño?
(mi mente es un lugar soñando este árbol+ una estrella)
Y nazco: ¿qué tan lejos estamos uno de otro? ¿Tus sueños serán también parte de la confusión de la época o simplemente caos y desesperación? Mi cuarto es muy frío y las gotas que caen rebotan entre mis libros y los ojos sucios de mi gato. Amaría darle un girasol a tus sueños. No sabemos nada más sobre nosotros. Nuestra ciencia es habitar el silencio. No hay modo de conocer nada. La historia de nuestra piel es un verso marchito que clavo entre rabiosas avenidas y teclados y calles donde todo se dibuja o aja o desespera. Nuestra frenética adolescencia casi termina pero nuestra mente sigue totalmente fresca. Soy una máquina cargada de melodías y constelaciones.
(...)
(5) (música norteña)
Estallo en todos los cuerpos. No tengo futuro
Ni otro ritmo que mi furia interior.
Temor que auscultar el lenguaje de la luz
No te puedo contar el caos que es
mi furioso sonido. Por eso,
estoy ahora aquí, en tu ciudad,
escribiendo poemas que se
alejan como niños tristes
porque ya es tiempo de ser frontales
y si tomé un bus hace unos días
fue para besarte,
¿acaso crees que juego cuando expreso
mi intensidad?
(6)-(Plantas nocturnas beben girasoles en una calle de Trujillo)
¿Acaso crees que me
conmueve la ruta de las palabras
su endeble música, la fortuita forma de conducirse por la piel de mundo, entre
la realidad fermentada
como una materia excesivamente viva (y/o) toda energía precisa una
poética, todo lenguaje
inquieto dibuja unos ojos? Ahí van mis naves, oh días, de palabras escritas,
tatuadas en la intensidad de mi frescura y soy, siempre seré
eterno verano, fuerza e inteligencia desbordando la oscura noche. Y vine a
buscar sencillamente porque te amo,
porque soy también la respuesta de mi época.
Porque crezco también y canto libre del encono y la envidia.
Porque te busqué serenamente
detrás de la lluvia, y en los parques donde me senté
miré a venezolanos vendiendo empanaditas de chorizo
pero yo deseaba tomar tu mano,
de calle en calle, abrazar tu cuerpo y abrir una ventana.
Y ahora entro al Metro de
Jirón Pizarro y sé que no estarás
conmigo mañana.
Y sé que mi resplandor son girasoles traviesos que delatan mi forma ansiosa de
ser.
La marginalidad es un verso escrito entre tus piernas.
Estoy largamente alborotado.
Y me quedé perdido en la Gran Ciudad excesivas horas.
La ciencia que busco es tu cuerpo y mi cuerpo interpretando el universo.
Pero el amor es algo tan suavísimo que embriaga
Algo que yo no puedo evitar.
Y que me mata y descuartiza
mi ser
yo te lloro como dentro de mi jaula
con sus nubes y las estaciones marchitas que caen sobre mi rostro.
Que son también las formas de la risa o la lluvia de tu cuerpo caminando
ardiendo ahora que yazco bajo la estatua de Cahuide buscando otro fuego.
(7) FRENTE A LA PLAZUELA EL RECREO
Y esta es la última carta que mis ojos, y mi maldito yo,
escriben en las calles de Trujillo
El amor yace perdido como todo lo intensamente soñado
Y no seré quién te persiga en el aire salado de Huanchaco
delirando
Mientras el agua negra estalla.
Entre tus piernas y ojos el océano perseguido cuando yo era la luz
Entrando por tus ojos. Muymuys se ahogan a la vera del mar.
Hay sed de ser y espumas. Calles y navíos y flores lánguidas.
Y esta es la tragicómica idea de la desilusión
Cuando eres un flaco perdido en otra ciudad buscando la suavidad
Que brota de un cuerpo / Y vi mi caos en estas calles – avenida Eguren
con Jirón Pizarro–donde yo apenas fui un latido, el más alto sonido
Del verano, canción de intensidad que narré con arterias
Y huesos, calles y semáforos y perros aullando en mis ojos
Una ráfaga digamos de amor catalizando las olas impetuosas.
Y soñé
nuestros cuerpos y temblorosamente escribí mi aullido. Ansiosamente
Yo soñando el resplandor, alzando tatuando cierto fuego. Mi
Risa era el pasto crujiendo bajo tu deseo de libertad. Y no estaremos
Amándonos con sabor a saladas contradicción mientras los cangrejos
Y las carpas dibujan el verano. Oh, agua negra, me despido de mi amor
De girasol, de la ternura tatuada en la claridad, en lo titilante
de otros ojos. Y, sí, lo acepto: este es el último poema que te escribo.
sí, lo acepto: estuve loco, no debí llegar intempestivo como el canto
Que ansiosamente persiguen los idiotas o niños como un
Beligerante resplandor.
Y seré siempre quién te acecho algunos días, entre la mediocridad
De una vida automatizada por el Consumo y el canto áureo del
Verso que tatúe sobre un taxi cuando me ahogaba de ti, y
asfixiarme era la carretera donde besaba tu nombre de pétalos negros, y me
perdía
En ti, y aúlla en ti, mi sangre, mi jodido desasosiego y esta
Forma de vivir eternamente ardiendo: cuando
Ansiosamente eras un ramalazo de vida en la ciudad vacía. Llegué a tu ciudad
Y todo cayó sobre mi y el espectáculo de la mente es un solo
Columpio donde atrapo la mariposa de mi mente. Y todo me jode.
No hay mar en este amor. Ni dolor Ni calles perdidas Ni árboles
Que son la simetría por la que bullo florezco como millones de pájaros
Asustados por el incendio. Y metí mi cuerpo en un bus y hui de casa.
No sé ya dónde ir. Sé que no seremos nada mañana.
Nada, apenas y flores y cintilante maraña de vida. Ya no soy quién era y nunca
seré quién fui.
Aquí queda mi yo atado a las chompas y flores y ceviches.
Mi yo irresponsable buscando amor en las esquinas. Y nada es
Una balada de amor cuando las flores languidecen y todo muere. Y
nada es roncar sobre el tráfico eternamente perdido gimiendo
Calles como cuerpos fúlgidos que necesariamente amo, adoro, deseo
Para no Morir. Nada detuvo mi amor y fui: horizonte de luces blancas, la
soledad
De los buses, rones amargos y este sentimiento trágico de brotar
Con intensidad kilómetros lejos de casa.
Heme aburrido, desgarrado,
Tontamente trágico, bebiendo cervezas y pensando en ti. Y esta
Es la enorme tristeza amarilla girasol que cargo, en mi lucidez
En la mierda de la vida, en la trágica historia
de Guayasamín y
La chompa marrón negra que uso. Y un amigo tocando
Un piano desquiciado a la 1 de la madrugada cuando M. Gracia
Debe volver a casa y yo pensé en ti, y todo es
Tan trágico, amor, ¿Sabías que te amé todo el verano
Entre el virus de la mediocridad y las sílabas grisáceas
de todas las avenidas de Lima?
Hoy todo muere porque yo dejaré mi amor entre dos chiquillos
Atados a máquinas, a vídeos de internet, a simples ansiedades.
Hoy todo muere, lo anoto, lo siento en mi ser, lo recobro
Dentro de la flor que nace simultánea a lo que muere.
Estas son las cataratas del mundo. Nada es necesariamente trágico.
Amamos y dejamos de amar. El amor nos posee y embriaga.
Ahora soy un rey mendigo que navega estas calles
Ahora soy un rey solar que tirita de fuego en la Orbe
Ahora anochece y acomodo mi largo pelaje mi dorada plenitud
Y me voy. Estoy en éxtasis buscando tus dientes buscando tu luz en el cuerpo
de cualquier muchacha.
En la oscuridad, te beso a ti; en la oscuridad, te beso a ti. Oh aves,
que saben ustedes de viajar de ciudad en ciudad buscando unos labios idóneos
Y verse inmerso en la Misma Configuración Gramatical del Dolor.
Calles donde florecí atrapando poemas, burbujas, la incertidumbre de lo que
muere.
Calles con sus ticos, profesores, profesionales, conservadores, errantes, canallas.
Calles con sus hermosas y delgadas muchachas, flores, mariposas anaranjadas,
manzanas verde amarillas jugosas.
Los taxis de la ciudad se estrellan. En la Plazuela acaban de levantar
unos stands donde venden baratijas y licores y otra vez licores que sirven
Lentamente en vasitos de plástico. Bajando por Pizarro,
Pasando por el Tumi, comprendí mi Dolor de Estrella. Mi dolor de cerbatana
Bullendo contra el tráfico.
Y este es mi último poema de amor:
1. Calles como soledad y girasoles podridos.
2. Días y sudor, motocicletas y pescado fresco.
3. ¡Flores que abrí para ti! Se acabó y punto.
4. Mi yo poético sumergido en sal y en un tema de M.
Petrucciani.
5. La soledad de la cima causa depresión, flores,
gladiolos azules.
6. No hay a dónde ir.
7. La poética de nuestros cuerpos es un lugar
tan extraño como hallarnos en el signo.
Iré lejos, a mi sucia ciudad, a desnudarme con otras muchachas. A
Indefectiblemente, sentir que toda bruma mental me descubre nuevamente
Solo jodido cagado – entre el tráfico horrido y los ambulantes de siempre
Es cierto, ¿qué más da el coloquio de los astros? Solo, jodido, cagado
En este Planeta destruido por Virus, por tristeza y depresión. Me voy
todo roto, roto el sentido, roto la congoja, el ser mismo roto y expuesta
a la estrangulación que soy ahora: loco, cayendo, ojos tristes
Que son todas estas avenidas que también soñé como fugitivo paisaje
Un algoritmo de perdón, de amor- Y desolación estalla sobre mi cerveza
Trujillo ahora que abro la segunda ronda – y el humo enamorado
de las pollerías grita desesperación en cada esquina-
Ah traición, cuerpo, sentido del cuerpo que te retrotrae al resplandor
Que repaso contra la intensidad que siento cuando me reviento y estallo
Contra la vida y los girasoles se pudren en las avenidas y la poesía
Nunca fue un templo cuidadosamente bruñido: es y será vida, convulsión
Que siento alargando mi sombra estival en las avenidas. Y nada,
Me acostumbraré a no besar tu boca. Este es el juego del amor,
La partida del amor, el doloroso jodido baile de amor,
el dolor y la desgracia y la desmesura del amor.
Estos son mis ojos. La cagada del amor y adiós a mis 800 soles y el deseo de
arder en tus ojos. Adiós largas avenidas donde floté huyendo de mediocres
abejitas. Adiós café largamente amado y cuerpo de niño Dios que fui.
Y regreso a mi ciudad perdida y sin dinero. Y adiós a la sombra
De los abedules donde jamás seremos 2 astros desnudos y desquiciados
Besando lentamente la saliva transparente del verano. Y jamás seremos 2
cuerpos
que se buscaron para ser 1. Y vuelvo a mi barrio, a ver a Alex,
y nuestra errática convulsión. Espero que en Lima,
mis viejas amantes me mimen
mimen mi tristeza.
En mi ciudad me esperan cucarachas y rones,
Calles, cemento y desesperación, muchísima desesperación
A casa.
(8) PASEANDO POR LA PLAZA DE ARMAS DE TRUJILLO
Deseo dejar de respirar,
hablar, pararme en dos pies
caminar canturreando canciones en inglés
habitar parques y mercados serenarme y desesperarme.
¿A qué obedece tu poética?
En todas las ciudades se repiten los signos, la usura, el poder
equivalente
a frutas, la ciudad y sus vahídos, lato en
el óxido de los bancos, en la cerveza de los tragamonedas, en las abejas
de las avenidas.
Subir a motos sin casco y / o deseos de llegar a unos muslos bruñidos.
Tontos pensamientos de un depresivo que no sabe a dónde ir.
Deseo sentarme a ver el final de la temporada
de no sé qué áptero programa.
Las nubes ya no son poemas perfectamente escritos tras
andar perdiendo la adolescencia.
Estos son mis ojos atados a la carretera de la
Vida y sigilosamente aplastados a bolsas
negras, amarillas, donde se agolpa el tiempo.
Pretexto para no tener
un trabajo, para ser Henry Miller
de los pocos años que quedan
Hambre es un verso muy honesto para un mundo destripado en su lujuria.
Y los niños sin padres lloran en las casas, y las madres solitarias lloran
por sus hijos fenecidos y tuberculoso, lloran
de adjetivo, de salud, de abandono, de tarros de leche cuarteados.
Nos quedan pocos años. Estamos atrapados a la realidad.
Antes de que el efecto invernadero destroce el Planeta.
dibujo mi corazón
Y estoy tan solo: deseo dejar de
Escribir, pensar, ser un río inmenso, ser un paralelepípedo de sentidos.
Nubes que ahora son el tedio de perseguir un sueño lejos de
casa,
entre parques diáfanos con venezolanas vendiendo
empanadas
voy/vengo(aún tibias, envueltas en papel brillante)
voy/ y palpo mi mente/ que es la vida
del verso que persigo
Ferias con objetos escolares y calles y tristeza
Y no estoy aquí, mamá,
No tengo a dónde ir,
heme frente a la realidad
donde tatué mi verso
Y otorgué lucidez a esta verosimilitud que terminó siendo mi vida
Arrojado Loco Atado hermosamente a los caminos.
Hablo de la vida
Lejos de casa Lloro.
Y este paisaje que se abre
luminosamente azul entre las vidrieras
es el corazón de mi verso.
Me largué de mi barrio para ser el ímpetu que sacude
estas calles.
No veré más
Las sopas de Puente Nuevo ni el trémulo
Andar de los aburridos y cansados trabajadores.
¡Dónde mierda ir si soy sensible y estallo contra el mundo!
Soy un monstruo, un terrible resplandor destrozado todo lo falso,
Una lanza atravesando todo lo ciego, en el quid de su propia forma.
Lluvia de monotonía, cuadernos abiertos, páginas de ¡Para qué vivir en este
mundo si solo seremos mortaja arrojada en la Rueca de la Angustia!
¡Mi ser golpea la realidad como una inmensa espada!
En realidad, no miro nada. Me aburro. Falsamente,
intento una vida, un cierto resplandor, intento
Coquetear a una muchacha que trabaja en un chifa.
Sustancia de ser uno, irresponsabilidad de un canto
Que se abre entre Blas Valera y lo que Rasú me dice de W. Curonisy.
Y oh, Watanabe, oh Vallejo, oh Antenor Orrego,
este flaco llegó a su barrio
Con el ímpetu de verano
Con su desesperación
Cargando hartos libros y medias con hueco
Y calzoncillos amarillos
Buscando resplandor, amor, paz
Y las playas de Huanchaco
Deseo no llorar y solo ser un astro
¡Heme dentro de mi verso siempre vivo!
¡Estoy abriendo lo real con mi ímpetu!
Vosotros son puros como los días altos, como la plenitud
tatuada en una noche de lluvia.
Y yo grito, me expando, quiero saberlo todo
Mientras el Tedio la Depresión el Dolor el Paisaje
Universal de la Mente
Se retuercen sobre mi cerebro
Imprimen la tempestad donde caigo
En trance
Objeto del estoicismo de mi mente
De la necesidad de afecto
De comprensión y afecto
Y nada son estos vertiginosos movimientos calibrados
Bajando Micros Convulsionando entre la PAZ
Que busco Y el Dolor Interno que Siento
Víctima de astros
Repleto de cucarachas, calles, náusea y
R. Paz teoriza sobre Deleuze mirando las estrellas
Yo estoy acá y nazco
Entre calles donde cruzaba R. Gallard o con su pata
T. Ruiz -en bluyín pálido- cigarrito en mano
Abriendo un ejemplar
de Camión de Ruta
Ayer pensé en mi país comiendo un marciano de fruta
Y desee morir/ pero hoy crezco y grito
Locamente la Luz que Soy
Y yo estoy acá y vivo y me contradigo y tengo el frenesí de todo
Y observo, saco rones de la tienda,
Abro un tomo sobre la biografía de Chocano
mientras bebo una Trujillo en Lata
Y observo su vida como un cuadro de un Pirata pintado
entre verdes acuarelas y luces sobre sus ojos.
Este continente ardiendo sobre chamuscadas figuras
Que yo convierto en mi convulsión
Mientras pasan los
Busco mi resplandor, persigo mi cima.
No ajustado al vasallaje de una ideología.
Solo uno, acabado, infinitesimal.
Miro a una mujer. Pensar en sus gordas nalgas no salva mi
deshacimiento de lo real.
El Coronavirus infecta el mundo
Y este es un chifa perfecto para
oscurecernos pensando,
silbando nuestra tiernísima ansiedad
En la simetría que apertura Trilce.
E. Saldaña
acaba de tachar un verso sobre
La brizna y B. Medina
En su freejazz style
Cita el número 7 y versos
De Taykanamo
Donde susurran las hojas
Enamorado voy entre los días que arden.
Me apremia la realidad, mis camisa sudada y fea.
¡Vieron ustedes acaso a esa muchacha de hermosas nalgas!
Pessoa y Miguel Ildefonso y Cartarescu acaban de invitarme a
Dar un par de vueltas por la realidad.
Yo solo pienso en una mujer madura.
Una delicia y nada más haré que
Volver a buscarla y escribir en su cuerpo desnudo mi desesperación.
Lateo, escribo mi mirada
sobre la realidad,
Y aquí dan vuelta los peces anaranjados. Aborrezco
Todas las realidades,
no tengo a dónde ir, escribo
Con mis ojos fornicados por la angustia
Con mi cuerpo atrapado en su temblor en su instante
Con el absoluto destruido en los bolsillos
Con zapatos mugrosos con la exploración
Con la desilusión de la realidad sobre mi época.
Oh, por qué soy tan niño, por qué deseo todo irrefrenablemente
al galope, al tacto, a la música filosofal de mis venas.
Arterias de calles, árboles delgados y luminosos, grifos
Por donde yo voy solitario.
Arriba la Luna y ningún Li Po para bebernos un buen trago.
Vallejo recorrió esta misma zona
Que yo, con el corazón bifurcado recorro, y observo
A M. Grazia.
Con el fulgor de las cosas /
¿Qué es la Poesía Peruana?
Hinostroza, un pentagrama de astros;
Verástegui, la estrella de la muerte;
Eguren, un titilante diente de león;
Vallejo, un ariete de fuego;
Chocano, sinfónica de guerra
Y he citado
a Rilke para explicar porque soy tan flaco y lloro
Mientras fulge la luz azulada y ocre de los bares,
¡Ahí quisiera yo encontrar a mi amor perdido! /¿Qué es la Poesía Peruana?
Oquendo de Amat, loco
Romualdo, muerto
Oliva, atropellado
M. Emilia Cornejo, suicida
¿Qué es la Poesía Peruana?
Una casa quemada
¿Cuáles sus elementos?
Vallejo es fuego
Verástegui es agua
¿Dónde estás girasolcito cuando yo te lloro cuando yo arrecho
te beso dulcemente en otros cuerpos?
Hinostroza es viento
Blanca Varela es tierra
Y perdí tu corazón pero hallé al hermoso RasuÑiti cantando los
dioses dentro del ser, la desmesura dentro del cuerpo,
Y perdí tu corazón pero hallé rabia y luz súbita & éxtasis
En todas las calles donde soy el nuevo cielo
¡acaso sabes que te amo en este instante devorado por todo!
He dejado a mis novias en Lima
Y ahora canto me libero de todo
Y me hago y rehago en el infierno de mi lenguaje
Mis ojos saltan y se abren y expanden
Este es el viaje y no hay retorno
Anochecerá sobre esta ciudad y seguiré
Solo como un imbécil
-entre ropa colgando de las ventanas, lánguidas
hojas en las esquinas, y soledad y desesperación
motociclistas dando vueltas en las avenidas-
entre caballitos de totora y la desolación
De mi ser,
flaco y revuelto -sucio y asqueroso
repitiendo en flema mi carga existencial los chusos del ahora
Instante que se abre como esquirla en mi ser o no ser
en mi forma de vivir. Por aquí pasearon Lihn y
(Gamoneda,
Festivales de Literatura donde leer y/o expresar
la subjetividad de signo.
Yo, el Rey Vagabundo,
Vago y fluyo en mí, y en mi vagar.
Y deseo beber con Gamoneda lejos de las reglas
que imponen estas falsas carpas de Circo.
Yo miro las calles vacías eternamente extraviado.
Este es el viaje y todo asfixia
Sintiendo a cada instante, imprimiendo la desmesura
Como acto
Que abre mi forma de ser, cantar, el universo
Que como florcita
Bruscamente guardé para ti.
Lo sabes, ando absolutamente deprimido clavando versos
Absolutamente limpio
días
como mariposas fosforescentes
Pensando en gente piola
Como Eminescu
Que ululan por las calles con sus ticos y Mcdonalds y casas
Donde ancianos subrayan versos de Pessoa.
Y L. E. García acaba de observar
la confusión de la lengua.
Lo que dices en silencio, tu pose de poeta, la intelectualidad de tu mente
Es una caja vacía, una mariposa atada al sueño.
Contrasentido del mundo.
Estallo contra máquinas de afeitar.
Me veo roto en las avenidas.
¡Oigo el latido de Shelley con L. Hernández
en mí bulbo raquídeo!
En Lima, ningún amor me espera.
¡A dónde ir! ¡Dónde el delicioso sexo
que me devuelva la vida!
Tratando de entender mi desesperación
Sobre cuartos casas árboles montañas cables
E internet y todo será tan crudo y es verdad
Abriré esta ventana
Será noche
Oh pensar en la poesía peruana en el futuro de la poesía peruana
es una higuerilla grácil
Digamos el tacto de un futuro necesario
Ansiedad es un bello tema de conversación
Nada de lo real conduce a otro cuerpo
Y el cuerpo que yo buscaba era tu resplandor:
Y dejé atrás casas calles extraviadas costumbres
Mientras anochece por estas nubes
fornicadas por azul, verde, celeste, ocre, rosado tono unísono
Donde yo comprendo soledad como versos
Necesariamente destrozado
enrarecidos en papeles rayados, cuadriculados, octosilábicos
Estar lejos de casa es sacar dinero del Banco BCP
De mi mente por la Plaza de Armas
Y silbando, y diciendo, y caliente y absolutamente
Envuelto en cierta fiebre
animal en cierta mirada
temerosamente tranquila. Mar negro, revuelto
Que va y vuelve.
Abriendo cervezas que son frescura
Y que no me salvan.
Mis ojos perdidos buscando
A la mujer perfecta
son ahora nada.
Mis años persiguiendo
el poema absoluto que fue tu cuerpo y mi cuerpo: nada.
Solo son estiércol. Debí largarme
Lejos y no volver jamás a casa.
No tengo loca mujer que angustie mi cerebro, necesito
Un abrazo, un vaso de vino.
Estoy atado a mi arte
Como un loco atado a sus ilusiones.
Perdido, infinitesimal.
Heme aquí anotando mi desesperación.
Sujeto y fijo, a esta música.
Cariño, ahora vivo en las calles, en los desiertos
Escrito, anoto, canto, silbo, danzo, hago y rehago el método,
estrujo mi ropa mojada.
Cariño, no puedo ser feliz en este Sistema,
con trabajo fijo, inscrito a rutinas, reglas, al juego de la masa, a la
responsabilidad.
Cariño, en los desiertos, yo zurcí esta flor
amarilla, pensando en ti.
Los buses dan vueltas alrededor de las calles. La voz
de los tragamonedas
arroja la verdad del modelo económico. Y escribo un verso
de Neruda en el baño del barcito
“en la fertilidad crecía el tiempo”
Debí sigilosamente preocuparme por escapar.
Me espera el hogar, la familia, las culpa,
la orina, la noche, la velocidad de amor,
la mierda, el terror, la angustia.
La necesidad de fumar y fumar mariguana.
Yo no compito contra nadie.
Soy un astro. Inventé mi corazón
En el Caos.
La soledad entre los pájaros.
Pero mi resplandor no cesa:
Y por eso canto.
Y por eso someto a mi época a mi locura.
Y por eso mis ojos son tristes.
Y por eso te busco:
Contra toda la época, arriba, como un inmenso
Primate, canto, me loqueo
Grito a todos los vientos
Nada retuvo mi arte, arriba
En el edificio mayor de la lengua
Canto.
Este verso andando por Jr. Pizarro. Atrás, el tráfico.
Llevad mi cochino amor a otro extremo.
Deseo estallar.
Deseo leer todos los libros y versar todas las nubes
¡Ilimitados sueños de un anacoreta!
¡Deseo dejar de existir! ¡Para qué mi verso
en la realidad tambaleante de tallarines embalsamados
en el hórrido sonido de los autos/ en el jaspeado
chiquero del ecosistema/ en la
enfermedad/ en los virus/
de crema a la huancaína!
¿Dónde ir con mi maldito
corazón de demonio luminoso? Estoy perdido
Cagado hace horas, calandria de los días, ilumina a mi
Pequeña niña. Yo soy el canto más perdido.
Yo soy el camino más sigilosamente abandonado
Yo soy la luz, el fuego, la belleza, la rabia de mi tiempo.
Cuando todo escampa y hace mal tiempo.
Café caliente por las mañanas, mi mirada es otra,
no la que se confunde al decirse
sigilosamente a sí misma. Embalsamado
Entre miles de millones hablo, entre miles
de millones de casas, de estrellas, de árboles
de ciencia, gnosticismo, entre miles de miles hablo. No el reflejo
Vacío de uno mismo. Huir de tu casa, nunca salvarte.
Huir siempre, descuidar la realidad de lo social.
Los gatos se arrechan en la oscuridad.
Los pintores
Clavan esencias. Mis ojos son musgo fresco.
Latido rojo de los semáforos de Trujillo.
(9)ESTA CIUDAD Y CUALQUIER OTRA SE PARECEN.
(mi tedio es una canción punzocortante)
Cierro una antología de los poetas nadaístas y mató con su dureza a un zancudo que chupaba mi sangre. Extraño tener 11 años y la mente embalsamada de soledad. Me aburro arañando mi epitafio por estos rincones. Me harta el juego del mundo. El rictus de lo clásico Comprar. Amar. Morir. Penetrar a una muchacha. Caminar. Observar tu sombra. Las murallas de la verdad. Todo es tan falso y tan hermoso. Muero y nazco. Persigo la luz de la vida, la luz de todos los fuegos. Lo artificial es un poema que nadie macera. Mi virtud fue alejarme de casa mientras el verano crujía en los vidrios de las combis. Heme en el camino. Este es el viaje. La mente buscando frutos. Y los frutos son poemas que buscamos. Es tiempo de caminar y perderse para siempre. Los frutos abriendo nuevas flores blancas glaucas y mi mente explosiona. Heidegger y otros amigos ululando por los sentidos del lenguaje. Pero yo hubiera tomado tu mano, negro girasol. Yo hubiera bebido contigo por las plazas Bajo el mediocre sol del verano. Y heme aquí Dibujando mi cuerpo sudado. Tras una larga Siesta empezaremos a nadar solos. Es largo El camino hacia la muerte: disuelve toda Urgencia. Y esta es a velocidad que yo desato Por todo los cuerpos que arden conmigo. Me iré. Me largaré de todos, estúpidamente solo. Lo digo y lo repito y punto. ¿Cuál mi norte en este planeta? ¿Cuál mi norte en este universo repleto de caos y enajenación? ¿Cuál mi norte y mi gramática?
(ausencia de luz en el mar: poemas carcomidos en una pared ajada)
Te amo porque voy a morir /porque solo se puede amar desde la vida /porque mi lenguaje es amor desde la muerte /Porque soy muerte y vida te amo/súbitamente y sin oficio. Irresponsable/ y melancólicamente, nervioso /como el animal de luz que soy:/ amo tu soledad, tus ojos de niña / y las ovejitas que dan/ vueltas alrededor de tu risa. /Más que tu hermoso cuerpo, amo la vida /que hay en ti, la música que eres, y yo oigo/ y escucho, y respiro y ardo en su totalidad. Te amo porque voy a morir / y estos son mis versos con el virus alrededor de la realidad/ y todo se aja/ y escribir es tatuar tu pulso/ brillar en su lujuriosa luz/ soy polvo todo el universo dejará de ser yo/un instante y nada más que otro/ después vacío miedo vértigo/ y nada más /queda. Seremos/ dos fechas y algunas flores aburridas que/ dejan por compromiso los parientes. /Por eso, /toma mi mano, mi amor, y bésame. /Porque la muerte nos busca /Y repite /nuestros/nombres/ que son uno solo/ /Pero cuando tú y yo somos uno desaparece /Si quiera un instante/ Mientras atropelladamente nos hacemos eternos,/solo por eso, yo necesito tu amor, dame tu amor
(mi nena es un poema creciendo como higuerilla en la voz de Charly García)
¿Quién necesita ahora la poesía? Lo que/se necesita es un gel para evitar el contagio. El virus dijo: la naturaleza humana es frágil como brizna. /Miles mueren y miles /morirán. /Busco el teorema exacto de las rosas. Y yo dejé mi amor en la ciudad y arrojé / Mi soledad por la carretera. Y mi soledad eran horas en internet/entendiendo la realidad, sumiendo/mi voz caótica /Coloqué una mascarilla en mis labios/ y moriré si no vuelvo a besarte. ¿Dónde estás cuando tu luz es la claridad /De miles de buganvilias aproximando/ arquitecturas vastísimas/ que son duraznos gigantes que arden/ respiran/caminan/nadan/escribiendo el luminoso cuaderno de poesía peruana.
***
Julio Barco (Lima, 1991) Des(c)ierto. Buenos Aires: Metaliteratura, 2020.
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