Otra vez, a contraluz, te observas toda
Como si buscaras el origen en tu sexo
Tus dedos frisan las hebras de tu gladiolo
La habitación atrapa el tinte del infinito
El sol ido baña tu piel de centellas rojizas
Tu perfil grácil en la ventana rasga el sol
De una lucera del cielo cae helada de luz
Desnuda te legas dominada al atardecer
El vino aguarda en nuestro lecho curtido
Vienes a mí, me ciegas, eres el sol relajado
Recorro aquel trigal dorado y te devoro.
Te retrato árida celando el firmamento
De espaldas y desnuda como un planeta
Girando, bufando, vuelta a tu cimiento
Ahora jadeando briosa del rudo silencio
Luego gruñendo de espasmos, luctuosa.
Oscuro el dormitorio, sin el sol y sin mar
La sombra de tu cuerpo relampaguea y
dos escamados iluminan sus memorias.
Igual obscenos, sin ese sol y su recelo
Afín a los amantes aunque quebrantados
Bebo la última sustancia de tu cascajo
Lacro el biombo y te describo conmigo.
Eloy Jáuregui (Surquillo, 1953-Lima, 2024)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario