Las montañas
*
Las montañas azules como el aire
ceñidas de altísima distancia
miran con nostalgia sus hombros vulnerados.
Bajan sus ecos lentos. Ya no claman
se están quietas soñando las montañas
en sus alas, en sus alas.
~
La huida
*
Ya está bueno, mar.
Te he visto recoger tus olas y mirarlas con largura.
Ya está bueno.
Y alzar tus olas sin volverte y por el aire
definitivo como el ángel
y mansamente
tenderse las orillas en la guarda.
~
Daguerrotipo
*
La tarde es una pieza que no bailo
Un mar enfebrecido al que no accedo
De pie inmóvil en orillas
Abiertas de par en par como ventanas
Sólo me asomo.
~
Ah de los mares empujados hasta el crepúsculo
y despeñados allí para cantar.
Ah de los que oyen.
~
Carta
*
He sabido de alzar barajas
hasta dar en el aire con un castillo de espadas
dispuesto sobre los hombros extraviados del rey
y de la soleada corona que unta sus sienes evasivas
he sabido. Como del preciso desvelo que lo corteja
mesando los mapas que el rey, doy fe,
dejó crecer por los muros espesamente.
~
Espera
*
He puesto los dedos sobre vidrio
Ventanas o botellas que no ceden
contra agua.
Saliva de nube ojo fluvial
He asomado la garganta al vidrio
y no naufrago
Ha de ser que el mar está de lado
La suerte echada el pico en tierra
Eso, pues.
Rossella Di Paolo (Lima, 1960) Prueba de galera. Lima: Paracaídas, 2017 [1985].
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