A Isabel Casas
CÓMO volver a escribir sobre lo mismo
si todas las palabras que articulo
desde el alvéolo azul de los quebrantos
están viejas, podridas, polvorientas,
se anudan a su propio pañuelo enmohecido
y se ocultan, oscuras e imposibles,
llagadas por el tiempo de la herida,
desde entonces tan torpes, imperfectas.
Porque busco otra cosa y no la encuentro,
un verbo luminoso para quemar la tarde,
que de pronto sea todo insensato amarillo,
que venga nuestra gente en la luz incendiada,
en la espita feliz de todas las burbujas
subiendo como locas, divertidas,
a respirar septiembre que es un nombre insensible
y no sabe que guarda el hueco de la pérdida,
que venga nuestra gente y que se quede
a merendar un sol como un relámpago
duradero, eso sí,
que sea duradero.
Sobre todo que sea duradero.
María Ángeles Pérez López (Valladolid, 1967)
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