Y tendrás esta niña atada a tu persona,
y la sostendrás y te sostendrás de ella,
como apretando en el puño el cordel de un globo de helio.
Como si tú fueras el infante.
Ella estará obligada a amarte, incluso a adorarte.
Contemplarás sus resplandores,
como quien mira hacia el Sol,
como si las sombras oscuras al pie de tus ojos
abandonaran su cacería.
Suyo será el brillo,
y tuya será la ascensión.
Y todos quienes lo atestigüen serán convencidos:
Esto es amor.
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