el tercer verano en la vieja casa inclinada
en sus oscuros rincones vaga el pavor de ciempiés
cuarenta pies – rectifica una voz desde por encima de la cama-
ya sea de la Virgen María o de una araña
que posada sobre sus telarañas frunce el ceño al mirar
insolente con todos sus cuatro pares ojos
¿Qué puedes saber? – preguntas y te enfadas tan impotente
el tercer verano sin estar donde deberías estar
y no así y a veces ni siquiera con ellos
el tercer verano el hielo esparce agujas por tu piel
en la peor ola de calor en la mejor tarde melosa
y corres hacia la pantalla hacia la radio hacia el monitor
como si estuvieran proyectando heridas abiertas
de la vida de otras personas y las manos que no han alcanzado
la última brizna de hierba en esta gran agua
y ahora te vuelves más frágil
te estás ahogando
ahogándote
en la coja penumbra de la vieja casa
(ella también sufre, – de repente sus patas se quiebran
no importa sean cien o cuarenta)
y a ti te harán falta cuarenta días para rezar
y pedir un hilo de la tela de araña
para tender un salvavidas precario
entre paredes y libros
que ya no sostienen
ni tu voz
ni este mundo
únicamente la oscuridad
únicamente el pavor
ya el tercer verano
Kateryna Mikhalitsyna (Mlyniv, 1982)
Versión de Ada Trzeciakowska desde la traducción del ucraniano al polaco de Aneta Kamińska
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