avalancha de hojas
y su lamento seco y rojo
el río se inclina
hacia su sed
el tiempo va más aprisa que yo
la noche se desgaja
toco su desnudez de agua
y ella grita dentro del grito
y tú y tú
ella flota en el vientre de la tierra
boca abajo como los suicidas
tócame adentro de ti
con esa contención que se desborda
tócame
en esta oscuridad del pensamiento
en lo incomprensible de mí
en esa otra incomprensible yo
ah si pudieras tatuarme
si te quedaras ahí
si tan sólo te quedaras
como una perra ciega
amamantando
quédate
dame las palabras
he de arrancarte
he de pisarte
tú frágil
tú que tiemblas
reconcíliame conmigo
para que la tierra me sea leve
no sé cómo seguir
estoy seca
hablo para ti hablo desde ti
y el dolor resbalando como una gota de agua
y dije tu nombre
y el lugar era de aire
y la palabra
la presa
en la desolación de la fe
y la palabra cierva
en la amplitud del silencio
se desploma
dócil en su infinita contradicción
en su misericordia
y el corazón se cierra
y el corazón se abre
deslumbrándose
soy la última
en estar con ella
en asistirla
en morirla
suéltala —me dicen
pero si pudiera le daría mi pulso
si pudiera cubriría de flores su espanto
si pudiera le pediría a la mismísima tierra
que la absuelva
y la perdone
perdóname tú a mí
perdonada
beso tu miedo
beso lo solo de tu miedo
tu huérfano miedo
tu para siempre miedo
tu miedo dentro de mí
y la devoción como una hoja de obsidiana
corta
y quizás
y esto que soy
y cambia
y está en el centro
la intensidad de lo que es
así entra ella en la Mikveh
así se sumerje
así la ofrenda
así
en el corazón del agua
amanece
la ventana
se llena de luz
y el día
irrevocable
en la humanísima
mañana
se abre
y yo despierto
y las palabras
doblándose
dóciles
temblándose
dóciles
desampárandose
y en ese desamparo
en lo dócil
la mirada
y ahí besa
en ese desamparo besa
en eso desamparado besa
y abierta
invadida por la mirada
ella gime
y me quedo en eso roto y huérfano
con la lealtad de un perro
y mi mamá se hizo vieja y en un domingo
se puso un zapato azul y un zapato negro
y ella sin darse cuenta y con sus perlas
y su broche de jade y el absurdo de esos zapatos
y la desolada desoladísima desolación de esos zapatos
tuve respuestas más recónditas que las preguntas
lo que de veras soy escapa a mi entendimiento
no sé quién en mí decide por mí
y salto al abismo de las alturas
y me enredo en mis propias alas
y cada día es único imprevisible imperfecto
sólo el vacío es perfecto
y la vida está llena de imperfecciones
y no sé cómo vivirla
***
Gloria Gervitz (Ciudad de México, 1943-2022) Migraciones. Ciudad de México: Mangos de Hacha, 2018.
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