cuelga de las telarañas amanecer
en el vientre nocturno
hace columpio de huracanes
flexiona el cerebro espinazo de la oruga
loco de virilidad
tira su alma a los sentidos del aire
bebe sudores del tiempo
tensa sus músculos en violín anatómico
tritura deleite sorbe júbilo pilotea esperan
zas
los pulmones le nacen de la axila
escalinata del vendaval
sus ojos coribantes enloquecen de áscuas
se ha bebido vértigos
duérmete horea del ciclón airecillo maña
nero
nadie vio el zabullido del pescado sin pes
cador
emerge nuevo de irescuras acuáticas
su gesto el gesto del océano sordo
y su voz se aleja jarcias de navíos exangües
acomete a la distancia que huye carrera de galgo
salta y se arrastra por las chinganas del sol
pero le han arrostrado los espíritus con zarpas
los espera y estrangula en sus brazos
sus molledos se hinchan se ennoblecen se
ilustran
su propio demonio le atenaza la organización
y pasan los dos corriente de aire
grita el huracán el ciclón vocifera
oh burbuja de sol
vierten las músicas epifanías de volcanes
las pupilas cristalizaron visiones divinas
perforado roto abrechado violencia
canciones del ¡tan! ¡tan! animal del parche
celeste
del suelo sonoro músculo ágil atrae
tierra troncha alas boca sangrienta tierra
tragadora
y cae en volatín
cae
cae
cae
su angelidad resplandeciendo de interior materno
los pajarillos se agarran a sus acrobacias
le cantan santo santo santo al oído
dos sistemas de respiración
extrae de cada grano simiente
en lontananzas verdes transparenta el fuego
se incendia en pira carmesa
siempre lineal el molledo i la circunvolución
asciende taladro de filudo lamento
ancho frontal sobre la plenitud
roturada angustia sabiduría latentes
¡fluj! ¡fluj! la sangre labora la sangre labora
el aire ¡ric! ¡ric! el pensamiento ¡rum! ¡rum!
incursión de electricidades infusas
serpentín anguila del acuario
destilan soles taciturnos neurastenias caducas
costra terráquea encanecida en la limosna
la barca concha perla amanece
relucientes cristales locos
paz hedionda tersura anémica
calor sin temperatura
¿han muerto? ¡no! ya no viven
viven mueren nada nada ¡todo! ¡nada!
columpios del amanecer aguas de amar-
gos insomnios
diluida esperanza de las médulas
y así se va arrastrando el boa
campanas de fiesta
el horizonte desnudo de esperanzas
bien bien hombre matinal
desentornilla tu vértebra
la maquinaria ha muerto
Gamaliel Churata (Puno, 1897-Lima, 1969) editorial titikaka / BOLETIN / PUNO noviembre 1926.
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