miércoles, 23 de agosto de 2023

alberto hidalgo / dos poemas











Función de tu presencia lejana

*

Sólo el recuerdo nos separa con su empecinamiento de montaña
Sólo el recuerdo nos desune con su hacer ver que estás distante.
Mujer por todos lados, de la cabeza a los pies, principio a fin, mujer sin treguas,
en este lado de mi vida y al otro lado de mis años
todavía te alcanzo, todavía
Entre los dos hay un incendio de llamas cárdenas perladas,
pues por servirte cambia color el mismo fuego.
Entre los dos hay llamaradas horizontales,
pues en tu honor cambia la geometría de las cosas
Entre los dos está tu cuerpo
Tus dos propósitos bien realizados de dar mirada a lo profundo
como si fueran expresión de la fatiga de los siglos,
por los rincones de mis noches me persiguen
e iluminan el remanso de mi sueño con su luz negra,
y sé por eso que lo negro no es tan negro como el color triste de tus ojos.
Paso en  medio de avenidas de campanas,
con armónica sucesión de escuchados terciopelos,
o tus silencios a mis lados forman filas
y yo me tiendo entre ellas como un camino largo que inevitablemente lleva a ti.
Te acumulé en mis oídos y aún me siento millonario de tu voz.
Te bebí me bebiste no bebimos
con la saciada sed que encendiera el ardor de nuestras tardes
Entonces todos fueron alivios en tu boca,
desde la que partían a reventarse en mi alma, hecha ya espacio,
tus cohetes luminosos en profusión de grados y colores.
Y hoy me queman, me queman esos besos.
¡Cicatrices de besos me dejaste!
Pero el recuerdo nos separa porque  es echar de menos
En la memoria sólo vive lo sucedido, no lo actual,
y no hay dolor más grande que saberlo sucedido.
La posesión otra vez es una forma de anular la memoria,
la ausencia lo contrario que el olvido requiere.
Y si al recuerdo sólo lo cura la presencia,
¡Ven de nuevo a mis brazos para olvidarte un poco!ù

~

Semáforo

*

Mejor es que los ojos como lámparas trémulas se apaguen
Que los sonidos sean transparentados a donde nunca se los
                                                                                        /oiga
Que no acepten el vuelo de los vocablos
Que no haya casos cuando yo poeme
 
Pido la cesantía de las buenas costumbres del lenguaje
La defunción de la gramática
El aniquilamiento del sentido doméstico en el canto
Exijo ausencias cuando yo poemo
 
Propugno el culto de la errata
El celeste relámpago de la equivocación
El juego mágico de malentendidos entre versistas y leyentes
Para que juntos poememos en perseveración de este prodigio
 
El poemar repuebla al tiempo
Acrecienta el espacio de perspectivas y alrededores
Y en tanto que se espacia poemando
Se tiempa para siempre quien poema

***
Alberto Hidalgo (Arequipa, 1897-Buenos Aires, 1967)

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