En el porche de las Abejas el primer amor
*
En el porche de las Abejas
nuestras iniciales colgadas a los muros
con el color de la paja quemada.
Nuestro amor crece aquí
en el establo de junto.
Y yo te veía salir de la tierna sombra,
medía tus cálidas palabras
buscando tus labios con los dedos.
Sombras de nosotros que estamos en fuga
se alargan, desaparecen
cuando la lámpara del arriero
estremece a las bestias por el forraje.
(1946)
~
La ciudad me mata
*
Dadme incluso de comer el pan de la limosna
negro endurecido, tengo tantas ganas de trabajar.
Estas calles de asfalto duras de pisar
se han comido mis tobillos.
En el viento había una lluvia de preciecitos
de inmuebles, de mercancías de las vitrinas.
La gente que salía esa vez de lo desconocido
refulgía sobre las pancartas
y yo que desmenuzaba con ahínco
la crónica morada de mis pasos perdidos.
Oh cansado el colgar la mirada
a las luces de neón infinitas.
Sentid furia: albergues y panaderías
y patrones que movéis esta rueda
horrenda que chirría en las carnes,
empresas, navegantes, capitanes, escuchad:
He aquí la cabeza del mercenario
atrapado en vuestro látigo.
Me habéis inútilmente negado
el alojar en las villas
junto a los inmundos orinales
y por la noche me azotan los ladrones
las prostitutas me escupen.
¡Jerusalén, Jerusalén!
Los puercos han invadido los olivos
bajo la lejana luna,
la moda se da encuentro
en el templo suntuoso
Bari, Nápoles, Roma, Milán
las flores, los pájaros, la mujer
aquí se compran
y yo camino con la mano en el corazón
porque con fuerza me lo podrían robar.
(Bari, 24 octubre 1947)
~
Mi bella Patria
*
Yo soy un hilo de hierba
un hilo de hierba que tiembla.
Y mi Patria está donde la hierba tiembla.
Un aliento puede trasplantar
mi semilla lejana.
(1949)
~
La tierra me tiene
*
Larga calle aunque desierta
donde me pueden pegar no veo
el punto de llegada.
Olvidarme de los vivos para reencontrarlos
con todo el peso que me llevo
de la vida que me es dada
las flores crecieron, la luz las enciende.
¿Desarraigarme? La tierra me tiene
y la tempestad ya viene
y me encuentra listo.
Atrás
que es tarde
vuelvo a esas calles rotas en los suburbios oscuros.
(Tivoli, 1942)
~
Lucania
*
Me acompaña el silbido de los grillos
y el sonido de las campanas al cuello
de una cabrita inquieta.
El viento me envuelve
con sutilísimas cintas de plata
y allá, en la sombra de las nubes, perdido
yace en añicos un pueblito lucano.
(1940)
Rocco Scotellaro (Tricarico, 1923-Portici, 1953)
Versiones de Nicolás López-Pérez
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Al sopportico delle Api il primo amore
*
Al sopportico delle Api
affisse ai muri le nostre iniziali
col colore della paglia bruciata.
L’amore nostro crebbe qui
nella stalla vicina.
E io vederti sorgere tenera ombra,
misuravo le parole tue calde
cercandoti le labbra con le dita.
Ombre di noi che siamo in fuga
si allungano, scompaiono
quando la lucerna del mulattiere
mette fremito alle bestie per la biada.
(1946)
~
La città mi uccide
*
Datemi pure a mangiare il pane della questua
nero indurito, ho tanta voglia di lavorare.
Si sono mangiati i miei calcagni
queste strade d’asfalto dure a pestare.
Era nel vento una pioggia di piccoli prezzi
sulle immobili merci delle vetrine.
Sfolgorava sui cartelloni gente
che usciva quella volta dall’incognito
e io che minuzzavo alacremente
la cronaca viola dei miei passi perduti.
Oh stanco appendermi lo sguardo
alle luci al neon infinite.
Sentite furie: alberghi e panifici
e padroni che muovete questa ruota
orrenda che ci stride sulle carni,
ditte, navigatori, capitani sentite:
eccovela la testa del mercenario
accalappiata nel vostro frustone.
Mi avete inutile respinto
ad alloggiare nelle ville
accanto agl’immondi vespasiani
e la notte mi bastonano i ladri
le prostitute mi sputano addosso.
Gerusalemme, Gerusalemme!
I porci hanno invaso gli ulivi
otto la luna lontana,
la moda si dà convegno
nel tempio sontuoso
Bari, Napoli, Roma, Milano
i fiori, gli uccelli, la donna
qui si comprano
e io cammino con la mano al cuore
perché a forza potrebbero rubarlo.
(Bari, 24 ottobre 1947)
~
La mia bella Patria
*
Io sono un filo d’erba
un filo d’erba che trema.
E la mia Patria è dove l’erba trema.
Un alito può trapiantare
il mio seme lontano.
(1949)
~
La terra mi tiene
*
Lunga strada seppur deserta
dove puoi menarmi non vedo
punto d’arrivo.
Scordarmi i vivi per ritrovarli
con tutto il peso che mi porto
della vita che m’è nata
i fiori son cresciuti la luce li accende.
Sradicarmi? la terra mi tiene
e la tempesta se viene
mi trova pronto.
Indietro
ch’è tardi
ritorno a quelle strade rotte in trivi oscuri.
(Tivoli, 1942)
~
Lucania
*
M’accompagna lo zirlio dei grilli
e il suono del campano al collo
d’un’inquieta capretta.
Il vento mi fascia
di sottilissimi nastri d’argento
e là, nell’ombra delle nubi sperduto
giace in frantumi un paesetto lucano.
(1940)
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