Habito el sol dentro de ti
descubro la tierra aprendo el mar
río arriba río abajo voy remando
por ese Tajo abierto en tu cuerpo.
Y soy mitad campesino mitad marinero
apaciento mis sueños izo las velas
sobre tu cuerpo que en cierto modo
es un país marítimo con árboles en medio.
Tú eres mi vino. Tú eres mi pan.
Guitarra y fruta. Melodía.
La misma melodía de estas noches
enloquecidas por la brisa en el País de Abril.
Empieza la patria donde empiezas. Verde campo
verde mar. Capital de la ternura.
Tú eres la lámpara en medio de esta fiesta
con hogueras y pueblo dentro de los poemas.
Era el extraño paisaje de la pobreza
el olor secular de las cosas que se pudren
era la canción cantada por los borrachos
que vomitan su fardo de vivir.
Y yo te buscaba en los puentes de la tristeza
cantaba adivinándote cantaba
cuando el País de Abril se vestía de ti
y yo preguntaba atónito quién eras.
Cuando llegaste todo estuvo bien.
Se llenaron de trébol los campos de las palabras
se llenaron de gente las manos de cada verso
con siete estrellas siete lunas cantamos.
Y tú dijiste: yérguete y ve.
¿No oyes este viento este suspiro?
Yérguete y canta una canción para tu pueblo.
Con siete barcos siete espadas partimos.
Muchachas se sentaron alrededor del poema.
Y entonces canté de amor por ti canté
en la lengua que a veces es tan triste
nuestra lengua que a veces es así: tan pura.
Mujer por ti canté. Y tú me diste
un puro continente algarves de ternura.
Por ti canté entre mi pueblo y mi poema
y hallé hallándote el País de Abril.
Manuel Alegre (Águeda, 1936)
Versión de Raquel Madrigal Martínez
/
A rapariga do País de Abril
*
Habito o sol dentro de ti
descubro a terra aprendo o mar
rio acima rio abaixo vou remando
por esse Tejo aberto no teu corpo.
E sou metade camponês metade marinheiro
apascento meus sonhos iço as velas
sobre o teu corpo que de certo modo
é um país marítimo com árvores no meio.
Tu és meu vinho. Tu és meu pão.
Guitarra e fruta. Melodia.
A mesma melodia destas noites
enlouquecidas pela brisa no País de Abril.
Começa a pátria onde começas. Verde campo
verde mar. Capital da ternura.
Tu és a lâmpada no meio desta festa
com fogueiras e povo dentro dos poemas.
Era a estranha paisagem da pobreza
o cheiro secular das coisas que apodrecem
era a canção cantada pelos bêbados
que vomitam seu fardo de viver.
E eu procurava-te nas pontes da tristeza
cantava adivinhando-te cantava
quando o País de Abril se vestia de ti
e eu perguntava atónito quem eras.
Quando vieste tudo ficou certo.
Encheram-se de trevo os campos das palavras
encheram-se de gente as mãos de cada verso
com sete estrelas sete luas nós cantámos.
E tu disseste: ergue-te e vai.
Não ouves este vento este soluço?
Ergue-te e canta uma canção para o teu povo.
Com sete barcos sete espadas nós partimos.
Raparigas sentaram-se ao redor do poema.
E então cantei de amor por ti cantei
na língua que por vezes é tão triste
a nossa língua que por vezes é assim: tão pura.
Mulher por ti cantei. E tu me deste
um puro continente algarves de ternura.
Por ti cantei entre meu povo e meu poema
e achei achando-te o País de Abril.
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