No soy tan diferente de los intérpretes
detrás de sus ventanas de vidrios
en las interminables conferencias de lo internacional
traduciendo lo que el campesino de Talca
recuenta sobre las torturas
repitiendo en inglés que lo pusieron sobre el catre
poniendo en el francés más fino y delicado
que la electricidad produce efectos durables y transmisibles
encontrando el equivalente exacto para violación por perros
pau d'arara insultaba a mis verdugos
encontrando un lenguaje escueto y conveniente
para aquello que se siente —perdonen la rima y el ritmo—
cuando la muralla está detrás de las espaldas
y el capitán comienza a decir la palabra fuego,
tratando de sacar el melodrama de las frases
tratando de comunicar la esencia y la emoción
sin entregarse a la corriente oscura y pegajosa
de lo que pronuncian en realidad
torturaban a mi hijo en la otra pieza
al compañero nos lo trajeron derrumbado
a la compañera le metieron ratas es la pura verdad.
No tan diferente de ellos
con sus voces sus diccionarios sus anotaciones su cultura su retorno a casa
en Ginebra en Nueva York en la Haya,
un intermediario, ni siquiera un puente,
traducción simultánea para recibir un buen sueldo
porque somos especialistas
y lo único verdaderamente increíble es que a pesar de nosotros
a pesar de mi río de interpretaciones y giros lingüísticos
algo se comunica
una porción del aullido
un matorral de sangre
unas lágrimas imposibles
la humanidad algo ha escuchado
y se emociona.
Ariel Dorfman (Buenos Aires, 1942)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario