jueves, 21 de diciembre de 2017

angel cruchaga santa maría / el canto de la ciudad













Soy la ciudad maldita que la lujuria doma.
Destrúyeme, Señor, bajo tu mano fuerte.
Quémame con tu fuego como antaño a Sodoma.
Solo puede lavarme la ola de la muerte.

A mi vienen los hombres cansados y mezquinos
con su resto de luz y su áspera impureza.
Se estrellan en mis muros los náufragos destinos.
¡No hay júbilo que pueda engañar mi tristeza!

Sé de la muerte gris que trepa por los muros
como larga culebra de amargas contorsiones.
Se destilan en mi los momentos obscuros:
Soy un antro infamante que acaricia ilusiones.

En mi juega el destino como en una taberna;
la gloria y el amor florecen en los dados.
Yo soy sobre el abismo como una playa eterna
donde canta la voz agria de los pecados.

En mi danza procaz Salomé se desliza
y exalta su lujuria los sentidos obscuros.
Los corazones son ánforas de ceniza
que destruye la muerte entre sus dedos puros.

Evoco a Babilonia vetusta y armoniosa
que no escuchó a Daniel, dormida en su pecado.
Me reclino en la luz trémula cual la esposa
que sabe que la muerte en sigilo ha llegado.

Señor: tú que pudiste alzar de los escombros
sepulcrales  a Lázaro, envuélveme en tu fuego,
quiero mirar la gracia que fluye de tus hombros
como se eleva el día en el alma de un ciego.

Toda la ambigüedad de la tierra poseo,
claridad y miseria; jazmines y serpientes;
y la llama de seda que brota del deseo
canta en mi con la voz de todos los orientes.

Soy la ciudad maldita donde el juglar levanta
sobre la muerte el cuerpo lacerado y siniestro.
Con mi sollozo haría podrirse la garganta.
¡Soy una cruz enorme y en mí mueres, Maestro!

Encima de las torres donde tiembla tu veste
las almas de los niños juegan y su alegría
es un círculo de oro en el aire celeste.
¡Oh niños en la tarde, redentores del día!

Soy la ciudad maldita que ante Luzbel se humilla.
El infierno acaricia mis alas de vampiro.
Tengo los ojos turbios y la frente amarilla.
¡Qué nos queme, Señor, la llama de un suspiro!

***
Ángel Cruchaga Santa María (Santiago de Chile, 1893-1964) Job. Santiago de Chile: Editorial Grimm & Kern, 1922.

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