Aferrados
a una agenda inconclusa
como si huyéramos
hacia la parte incompleta
de este rompecabezas
nuestros lugares en el vacío
pertenecen al paisaje
En ese gesto lento
que se apoza en la retina
cambia el rumbo
de nuestras apetencias
Y en el sentido contrario
de esta carretera
suceden las cosas
Parece que nada
estuvo en su sitio
y tuvimos que arrendar
algunas historias
Guarecidos en la sospecha
como visión
somos paso al frente
Nuestros registros están disponibles
en fotocopias a baja resolución
~
Ha dejado de nevar en Puerto Natales
mi padre camina lento
en la espesura del silencio
las campanas en la noche
se dispersan en estas horas
En la misma avenida que hemos recorrido
se enlaza Karl-Marx-Allee
con Santa Julia y con los amigos
Esta puerta decaída y triste es la misma que tú construiste
Todo iba a salir bien
las agujas del reloj
se detienen en un punto distante
es una sola geografía
padre
Y es una sola persona
la que cae y despuebla su cuerpo
es la fiereza del minuto que resta
Y ya no caerán las heladas matinales
y los surcos quedarán envueltos
como memoria surtida
porque ahora no se puede hacer nada
sino vaciar el surtidor de las aguas
para sentir tu piel desperdigada
~
Creemos haber soñado esas fronteras
o haberlas compartido
Ignoramos
dónde acaban
ignoramos que nuestras presencias
no escogen caminos
Muchas veces
al otro lado de la vereda
nos entrelazamos en ese devenir
sin dejar huellas de nada
Podía ser cualquier tarde
difusas señas
al ritmo de un borrador
inundando el agujero
***
Sergio Ojeda Barías (Puerto Natales, 1965) Berlin. Santiago de Chile: Mago Editores, 2024.
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