Algo,
acaso inesperada, una vergüenza
o el golpe de una puerta lejana,
algo,
algo que no importa
porque puede llegar a ser olvido,
reúne tu cuerpo disperso
y recubre de solemne minucia
unos tristes huesos finales,
la fábula de tus vísceras, tu voz, tus gestos,
ese vago alarde que es vivir,
como si tal cosa,
a través de largos mañanas
que siempre llegan.
Algo
destierra mi pesada negación
y vuelvo,
olvido las trágicas fotografías de este mundo,
la muerte y la destrucción en colores,
me salvo del rojo, amarillo y azul
jugando al odio, a la mentira,
me salvo de las palabras carcomidas,
yo empleada pública, ama de casa, escritora,
yo población, yo nosotros y
nada,
en medio del polvo que habita la luz de una
[ventana entreabierta,
en medio de mi mediocridad,
pienso desesperadamente en algo de importancia,
enumero flor, cielo, viento.
Me resigno
y reanudo nuestro falso prestigio.
***
Betina Edelberg (Buenos Aires, 1921-2010)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario