domingo, 29 de enero de 2023

marco cinque / cinco segundos













Moriré dentro de cinco segundos.
No me han dicho cómo.
Solo se han reído. Dientes sucios. Con caries.

Moriré dentro de cuatro segundos.
Has matado a un hombre me han dicho.
Lo hemos encontrado enterrado en la arena.
Arena. Mar. Hace mil años que no veo el mar.
Me pregunto si ha cambiado. Si todavía tiene ese
absurdo sabor a sal.

Moriré dentro de tres segundos.
No he matado a ninguno.
¿Me crees?
Escapé. Hace mil años.
Me ataron.
Violada.
Las negras, me han dicho,
tienen el pelo crespo y la vagina gigante.
No he revisado.

Moriré dentro de dos segundos.
Me han procesado.
Encarcelado.
Torturado.
Luego extrañamente abandonada.
El día de la sentencia he cagado.
Hasta estar mal. Hasta sufrir.
He cagado ladrillos pesados.
Negra loca me ha dicho el abogado.
El loco era él, no ha querido entender.
He cagado esperanza.
¿Es posible que no hayas sabido ver?

Moriré dentro de un segundo.
He soñado con Dios ayer por la noche.
Tenía la panza grande y las tetas de mi madre.
Me ha regalado un vestido verde y un cd.
Me he puesto primero el vestido.
Después Dios me ha besado.
Y la música me ha llenado.
Reggae.
El ritmo justo para morir.
He bailado. He cantado.
Por horas.
Dios golpeaba las manos.
Y yo cantaba con mi vida en la cabeza.
Come on and tell the children the truth.
Yo decía.
Come on cantaba yo.

Después los segundos a mi disposición terminaron.
He dejado de cantar.
He dejado de bailar.
Me saqué el vestido.
Desnuda.
Saqué el CD.
Callada.
He dejado, así, de soñar también.
Luego poco a poco he dejado de esperar.
En resumen, he dejado de respirar.

Come on and tell the children the truth.
Yo decía.

***
Marco Cinque (Roma, 1957)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

Cinque secondi

*

Morirò tra cinque secondi.
Non mi hanno detto come.
Hanno solo riso. Denti sporchi. Cariati.

Morirò tra quattro secondi.
Hai ucciso un uomo mi hanno detto.
Lo abbiamo trovato sepolto nella sabbia.
Sabbia. Mare. Sono mille anni che non vedo il mare.
Mi chiedo se è cambiato. Se ha sempre quel sapore
assurdo di sale.

Morirò tra tre secondi.
Non ho ucciso nessuno.
Mi credi?
Scappavo. Mille anni fa.
Mi hanno legata.
Stuprata.
Le negre, mi hanno detto,
hanno i capelli crespi e la figa gigante.
Non ho controllato.

Morirò tra due secondi.
Mi hanno processata.
Imprigionata.
Seviziata.
Poi stranamente abbandonata.
Il giorno della sentenza ho cagato.
Fino a star male. Fino a soffrire.
Pesanti mattoni ho cagato.
Pazza negra mi ha detto l’avvocato.
Il pazzo era lui, non ha voluto capire.
Ho cagato speranze.
Possibile che tu non abbia saputo vedere?

Morirò tra un secondo.
Ho sognato Dio ieri notte.
Aveva la pancia grande e le tette di mia madre.
Mi ha regalato un vestito verde e un cd.
Ho messo prima il vestito.
Poi Dio mi ha baciata.
E la musica mi ha riempito.
Reggae.
Ritmo giusto per morire.
Ho ballato. Ho cantato.
Per ore.
Dio batteva le mani.
E io cantavo con la mia vita in testa.
Come on and tell the children the truth.
Dicevo
Come on cantavo.

Poi i secondi a mia disposizione sono finiti.
Ho smesso di cantare.
Ho smesso di ballare.
Mi sono tolta il vestito.
Nuda.
Ho tolto il CD.
Muta.
Ho smesso quindi anche di sognare.
Poi pian piano ho smesso di sperare.
Infine ho smesso di respirare.

Come on and tell the children the truth.
Dicevo.

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